sábado, enero 14, 2006

CIGARRILLOS de Harry Mathews


CIGARRILLOS de Harry Mathews
(Cigarettes )(1988)
Editorial: Circe
Año:1990
Páginas: 382
Traductor: Miguel Martínez-Lage


Argumento :

Recuento, visión, cirugía, de la vida de un grupo de personas de clase alta de la costa este de EEUU. Quince historias ( por parejas) que cuentan catorce relaciones personales: a veces de amantes , otras veces de padres a hijos, otras veces amistosas. La vida ,el amor, la enfermedad, la muerte , el arte, la traición... Todas se interrelacionan, todas muestran un paisaje común.
La figura de un mujer : Elizabeth , crea un nexo de unión, a veces puntual, entre todos los relatos. Los caballos y los cuadros , son los otros dos temas que dan cierta idea de unión temática, de cuerpo , a todos los relatos, unida a una atmósfera que pinta la alta sociedad de Nueva York de los años 60.



Opinión Personal


Puede pasar que ver cierto escritor, ciertamente desconocido por aquí como Harry Mathews, unido al nombre de uno de los más grandes magos de la literatura (el encantador de historias) como es George Perec , haga que lo leas por proximidad, por pertenecer al OULIPO, y puede pasar que no sea lo que esperas, y que sólo sea esa cercanía a esos otros escritores lo que le ha dado la fama. Pues no, no es el caso.
Harry Mathews escribe una novela que en principio, en los primeros pasos, no adivinas su parecido , su pertenencia al movimiento “oulipiano”: no parece haber juegos, ni búsquedas literarias, ni trampas para lectores pasivos (sin ganas). Poco a poco te va surgiendo un majestuoso libro, un libro con ramas (lectoras). Porque, por un lado, aparece un laberíntico tratado de relaciones humanas, donde surgen todos los estados de ánimo forzados algunas veces hasta su límite; donde la muerte, el sufrimiento, el amor, la soledad, el odio, la hipocresía...aparecen por las frases del libro para contar un tejido de vida . Pero por otro lado Mathews, engaña al lector mostrando la figura de Elizabeth para coser esa historia con su figura, sea en persona o la de su cuadro, que mantiene unida historias que parecen no estarlo; pero la figura de Elizabeth no es la unión real de las historias, sino que lo es un intrincado juego donde los personajes van saltando del segundo o incluso al plano de figuras de “atrezzo literario” al de protagonistas de la siguiente historia, Como en un juego de cartas, como un solitario donde descubres cartas , los rostros, que aquí desvelan sitios, momentos o personajes ; o como un crucigrama oculto donde las letras que faltan, son las que componen la totalidad de la historia, la complementan, la hacen real; porque las historias o personajes que en un relato son personajes secundarios (incluso meramente ornamentales) son los que cuando aparecen en la historia siguiente en primer plano completan la historia anterior, y los de la siguiente la de la anterior y así sucesivamente...Por lo tanto Mathews consigue un relato en el que no puedes dejar nada de lado, ni un solo personajes, ni una sola historia, pero también consigue una fantasía, una maravilla de la literatura: una especie de serpiente literaria que muerde su cola , se enrosca consiguiendo relacionar historias con historias con historias(la anterior completa a la siguiente y la siguiente a la primera...), como los laberintos de los jardines ingleses, circulares, sin fin ...

Mathews escribe un libro supuestamente de caracteres , de formas de vida, de hombres y mujeres, y de ahí compone una maravillosa obra de orfebrería literaria. No sé si a mucha gente le gustará, no lo sé, no me importa, para mí es una excelente obra de arte, para lectores que quieran leer, que busque entre líneas, que busque entre los personajes, más allá que la simple lectura lineal, mucho más allá...

15 cigarrillos que se consumen rápido, se van con el viento, desaparecen convertidos en humo y cenizas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...