jueves, octubre 22, 2015

PIEZAS EN FUGA de ANNE MICHAELS


















PIEZAS EN FUGA de ANNE MICHAELS
fugitive pieces 1996
Edt. Alfaguara 308 Pág.
Trd. Eva Cruz García



Encuentra el modo de hacer necesaria la belleza; encuentra el modo de hacer bella la necesidad.


           Siempre escribo reseñas acompañado de música, que puede variar en edad y mesura, pero esta reseña me ha llevado, no he tenido otro camino, a la Misa de Réquiem en re menor de Mozart. Toda la tragedia, todo el dolor y misterio que acompaña a cada una de las notas de la partitura, solo es comparable a la belleza, a la estremecedora delicadeza de sus coros, al sonido trágico y conmovedor de las voces que cantan el Kyrie Eleison; a la imborrable sonoridad del Offertorium. Lo que debiera ser un canto fúnebre, se convierte en un turbador signo del esplendor entre cualquiera de las artes. De igual modo “Piezas en fuga” es la constatación de una tragedia, donde el olvido es imposible, donde el dolor y el recuerdo son como voces, ecos, que se elevan como un Réquiem insistente, agudo, lacerante, pero querido, porque todo lo que se olvida parece morir, todo lo que no se extraña acaba en el rincón oscuro de la mente, ése donde la mente no perdona pero sí encarcela todo el pesar por las personas y, también, por los hechos -las caricias, el sonido de un piano, de una risa estridente, de un olor penetrante, de un rastro de pisadas amadas en el barro- que se quedaron atrás injusta y salvajemente. Pero, como en el Réquiem de Mozart, la belleza de la composición de Anne Michaels se suspende sobre el libro, como una brisa suave que domina una atardecer ardiente -infernal-. Las palabras elegidas, las imágenes, la profunda poesía de sus textos y sus ideas, los recorridos de sus personajes, todo, son como partes de un composición coral , que al unísono recrea un movimiento infausto pero con voces precisas y hermosas. Así aparece esa extraña contradicción que entraña todo el arte, y, ciertamente, la literatura que es el enfrentamiento de lo bello y lo triste, lo hermosa fealdad de un texto donde lo que cuenta se enfrenta a cómo se cuenta, ese brutal choque entre lo que no quisieras ver en un papel -que repudias lo que cuenta- pero admiras la forma en el que al autor se ha enfrentado a él y lo ha contado. Infierno de hermosas fogatas.



Cuando un hombre muere, sus secretos se juntan como cristales, como la escarcha sobre una ventana. Su último aliento oscurece el vidrio.



            En esta novela, escrita en primera persona, el protagonista es Jacob, un niño judío polaco, que presencia el asesinato de su familia por los nazis. Huye sin destino ni esperanzas de su escondite y es salvado por un profesor griego - Athos- que lo lleva a su tierra. Allí, escondido durante los años que duró la invasión nazi de Grecia, va aprendiendo a vivir pero no a olvidar a sus padres, a su hermana -Bella-, al horror, va sucumbiendo al terror a la vida que le acompañara gran parte de su vida, pero, también, va aprendiendo a conocer y querer a Athos -su forma de ver la vida y el mundo, sus gustos, sus manías-. Los dos emigraran a Canadá, donde Athos sera profesor de geología y escritor de libros que denuncien la barbarie nazi. Allí Jacob conocerá otro mundo, otra vida, pero nunca se separará del fantasma presente y querido de su hermana y de la presencia atronadora de sus padres, pero tampoco de los terrores que le sobresaltan el sueño, le atosigan el alma, le hacen voltear el corazón. Pero, también, allí conocerá a sus más queridos amigos y a su esposa, que cambiará su forma de ver el mundo y el pasado.



Escucho los sonidos de la preparación del desayuno, sonidos que duelen. Escucho a Yosha, cada nota aprendiéndose el aire. Labios de gravedad me empujan hacia la tierra. Lluvia helada se adhiere a la nieve recién caída, plata y blanco. En el sofá de Maurice, los juncos se enredan a lo largo de la orilla del río, la lluvia de primavera cae con fuerza en la artesas de hojalata, la habitación está sumergida en el clima. Cada sonido es tacto. La lluvia sobre los hombros desnudos de Michaela, Tanto verde, que vamos a pensar que tenemos algún problema en los ojos, Ninguna señal se da por sentada. Otra vez, otra vez por primera vez.



              A Anna Michaels, no le importa tanto construir una novela estrictamente escrita con los cánones de composición al uso, no creo que fuera esa su intención, ella necesita contar una historia sobre unos hechos terribles, para los cuales no escatima imágenes crudas y demenciales -como lo fueron- de las salvajes atrocidades de los nazis, y las cuenta como poeta que es, así como escritora que busca en lo más profundo de la mente y del comportamiento del ser humano; de ese modo habla de todas los pasos que da el ser humano: el crecimiento, el amor filial, el amor de la amistad, el amor sexual y sensual, la madurez, el ocaso. Y cada paso que dan los protagonistas,-sus errores, sus triunfos, sus manías, sus rencores, sus miedos – es acompañado por una preciso corte, una elevada punción, que muestra sus entrañas, sus más recónditos anhelos, sus más profundos odios, sus mas queridas cosas, sus pequeños apegos. Es una novela sobre los latidos de Jacob, sobre su desordenada e insegura vida. Su historia no tiene, no necesita, un lugar, ni siquiera unas anteojeras que le enseñe el camino, se mueve con el impulso que le da la memoria, y, por ello, sobre el recuerdo y el olvido (imposible, posible, deseado, odiado, amoroso, cruel). La memoria no tiene estanques, no tiene puentes ni diques, planea sobre las personas desmedida y afanosa, como el vuelo de un albatros, como la belleza de un atardecer en la isla Griega donde vive Jacob con su mujer (la mujer que lo salva). Éste es un libro descontrolado como una larga poesía, sin cuartetas ni tercetos; es una narración para leer con el alma oprimida y los ojos lastimados por la luz oscura, pero con la alabanza de una creación bella, apasionada, firme en los conceptos, y admirable en los verbos, en las recreaciones, en los dibujos de vidas, en los paisajes, en los caudales de sentimientos, en los adjetivos, en los sustantivos, en todo, o en casi todo;  es un libro sobre Jacob, un niño desmantelado por la vida, al que le salva el amor -de alguien, el oculto en el mundo-, el que le ayuda a ayudarse a él mismo, el que preña sus sueños de vida por vivir más que vivida.




           Es una novela de lágrimas, de rabia, de odio, de sensaciones bastardas, pero también es una historia de redención, de búsqueda de salvación, de recuerdos, de poesía contada para ser apreciada como una bebida anhelada tomada a pequeños sorbos.

Impresionante


viernes, octubre 16, 2015

LA CRIPTA DE INVIERNO de ANNE MICHAELS















LA CRIPTA DE INVIERNO de ANNE MICHAELS
the winter vault 2009
Edt. Alfaguara 320 Pág.
Trdc. Eva Cruz




No sé si sabré escribir sobre este libro y exponer todo lo que cuenta, el cómo lo cuenta y para qué lo cuenta. No sé si me perderé en todos los mares, ríos, caminos, cuerpos, pieles, piedras, flores, muertes, vidas, sonidos, mensajes, tentaciones, silencios, gritos, lágrimas, colores, sensaciones táctiles y visuales, penas, cantos, sufrimientos, explicaciones, abandonos, búsquedas, amores, olvidos, recuerdos... Sobre todo recuerdos, esos que explican y dan sentido a la vida, lo quieras o no. No sé si sabré encontrar el camino por el que pueda mostrar apenas una ventanita, pequeña y solitaria, por el que pueda entreverse aunque sea sólo el matiz del color de las historias que cuenta o el último rastro del olor que queda tras el paso ágil de una persona; no sé si sabré siquiera eso,  tan extensa de sentimientos como profunda de explicaciones es esta novela, que no sé si lo conseguiré.


Recuerdo escribir con aquel bolígrafo en aquel cuaderno: “la tía Grace murió en el otro lado del océano”, y también pensar en lo raro que era que hubiera vivido toda su vida, y también muerto, en un lugar que yo nunca había visto, la clase de revelación dolorosa de maravilla y pena, excitación y desorientación, y el proceso lentísimo de comprender que la propia ignorancia sigue creciendo precisamente al mismo ritmo que la propia experiencia”


No sé si he podido siquiera advertir si esta novela está escrita en prosa poética o, a veces,  es poesía pura y simple. Sus textos buscan la belleza, a veces por el sentido de las palabras, a veces por el placer desnudo de la belleza de las imágenes, -la detallada descripción de un acto, de un pensamiento de una escena, de un olor o de una simple flor-, a veces por el sentido profundo -oculto o brillante- de lo que realmente expresan. La belleza se encuentra sostenida entre versos sin rima, y frases sin verso. Es una novela de palabras, de expresiones, de remembranzas, de penas esculpidas, pero no es una novela de olvidos. Nada esta expuesto a la amnesia, nada a la ingratitud, nada a la oscura esquina rota de la indiferencia. Y tan contundentes son sus historias, tan expresivas sus convicciones, tan vehementes sus recuerdos, que ni siquiera la densa suavidad de las palabras puede suavizarla, ni ocultarla al lector menos atento. Está ahí, caliente y viva, para hacer masticar al lector las piedras férreas de los ríos, las nieves frías de los páramos o las secuencias crudas que quisieran hacernos hacer cerrar los ojos y no verlas.



Un jardín tiene que tener un sendero” solía decir mi madre, y tenía razón. Un sendero que se ha ido labrando su camino en la tierra, hundiendo cantos, con hierba que comienza a crecer en las hierbas -dijo Jean- un sendero que el uso constante ha ido grabando en la tierra. Igual que con el correr de los siglos, los escalones de la piedra se ahuecan en el centro. Imagina si unas simples botas son capaces de gastar la piedra, igual que algunas historias se curvan en el centro tras siglos de ser contadas. La tierra sabe por donde hemos caminado...




Son dos historias separadas y unidas a la vez. Una es la historia de un matrimonio, Jean y Avery, La otra es la historia de unos enamorados, la propia Jean y Lucjan. La primera situada en Egipto en los años sesenta del siglo pasado, durante al construcción de la presa de Asuán. Allí  Avery es un ingeniero que trabaja en el traslado del templo de Abu Simbel y jean lo acompaña. En el segundo la propia Jean se refugia, se agarra, se sostiene, vive entre los sentimientos e ideas de Lucjan, un artista exiliado polaco en Canadá. Pero no es una historia sobre el amor, o, al menos, no sólo es eso. Esta novela es una historia sobre el pasado, sobre los recuerdos, sobre la muerte, sobre la reconstrucción, sobre el imposible olvido, sobre el implacable poder del mal y el odio sobre las personas inocentes.

Pero no, no es solo eso. La novela habla de muchas cosas,: habla de como el pueblo Nubio tuvo que dejar sus tierras, casas, muertos, vida, tras la construcción de la presa de Asuan, y dejo allí sus recuerdos, su forma de ver el mundo, sus olores, sus pasos en el sueño, sus paredes manchadas, sus balcones al ocaso...todo perdido por el afán de unos por dominar la naturaleza, sin tener en cuenta a las personas, y el poder creador y protector del recuerdo, de las pisadas repetidas por los mismos caminos, de las tumbas no olvidadas, de los años sumados que constituyen décadas y siglos en los que las personas aprenden a conocer el mundo -su mundo- y la naturaleza. Habla , también, el libro del pasado de Jean , Avery y Lucjan, y de todas las personas que le rodean, de la soledad y el desarraigo que les convoca, que los une, de la pena por las cosas que hicieron o no, de las cosas que olvidaron, de las personas que perdieron, de los deseos que no cumplieron. Y del horror... del horror de la guerra en el gueto de Varsovia o de Alemania, de las muertes, de todas aquellas muertes sin sentido,pero también del intento inútil de olvidar, y de tratar de reconstruir el mundo sobre los huesos de los muertos, sobre la sangre de aquellos cuerpos: mentiras poderosas sobre verdades que no se debieran ocultar. Habla sobre la falta de inocencia del mundo, sobre tragedias que se asumen, pero no se olvidan, como partidas de ajedrez entre la mente y el espíritu,, entre las lágrimas y el rencor solitario. Y habla de la perdida; de la perdida de los padres, de los seres queridos, pero también de la perdida de la confianza, del amor, de la propia estima. Nada puede compararse a la desaparición, a la súbita, tremenda, y irreemplazable perdida de algo que quieres, la rabia escupida desde la mente y la entrañas... ese sabor acre de la rabia... Y habla del dolor, oculto o público, que reposa sobre todo como un manto de nieve en la pradera, como una nube de polvo en la carretera, todo el dolor del mundo que se agolpa a veces en las sienes de una persona, o sobre el hombros de la multitud agolpada en los andenes de la última estación o sobre las paredes de los muros de ejecución o sobre los margenes de los cementerio. Habla de darle sentido al mundo, aunque sea a una pequeña partícula del mundo, ésa que sostiene tu mente, da equilibrio a tus actos y a tus ausencias, ésa que mantiene el cuerpo en la posición adecuada al movimiento de la esfera terrestre. Habla, también, de las palabras, da las voces, de los cuentos en la oscuridad, en las conversaciones que añaden valor a tu mente, de la comprensión por la palabra y el pensamiento, único camino útil. Habla.....


-Cuando la tierra está demasiado helada como para cavar tumbas -dijo Lucjan-, los muertos esperan en criptas de invierno. Estos edificios siempre tienen una cierta dignidad, ya sean de ladrillo o de piedra con caros apliques de bronce, o un humilde cobertizo de madera, porque se construyen con respeto por quienes yacen entre sus muros.





No sé, por fin, si sabré decir qué es esta novela: ¿novela filosófica? ¿novela sobre la vida?¿el amor? ¿el recuerdo? ¿la pena?... No lo sé, acaso todas, quizá ninguna. Solo podré decir lo que dije para describirla a una amiga: buena como una larga conversación entre amigos, como una historia contada por un viejo profesor, bella como un poema, difícil como todo lo que merece ser encontrado.


wineruda

jueves, octubre 01, 2015

OPINIONES DE UN PAYASO de HEINRICH BÖLL




















OPINIONES DE UN PAYASO de HEINRICH BÖLL
ansichtem eines clowns 1963
Edt. Seix Barrall 248 Pág.
Traductor : Lucas Casas





Las volutas de humo nacen para desaparecer, las llamas para ser apagadas, las vidas para acabarse, los ojos para cerrarse, los momentos para pasar, pero la historia -y las historias- nacen para ser contadas, no pertenecen a nadie, sólo, y exactamente por ese instante, para el que las escribe. Así “Las opiniones de un payaso” son una historia personal, la de ese payaso, pero inscrita, inseparable, al momento en la que cuenta, esa franja temporal única. Y de las palabras del payaso se describe una sociedad alemana tas la Segunda Guerra Mundial que quiere olvidar y otra que quiere poder. Böll hace arqueología entre las ruinas del pasado pero también en los grades edificaciones del presente. Y me pregunto ¿ es un libro pasado de moda, de esos que caducaron hace tiempo? Para nada...Los libros cuentan y son parte del momento histórico en las que viven, incluso son testigos, notarios y, los mejores, acusadores, de su historia. Aquellos, como éste, que consiguen coser entre una historia personal, las piezas de tela que cuentan la vida real, son los que soportaran el paso del tiempo, serán acunados como ejemplo y muestra de un mundo que existió y que aquí aparece sólido como las iglesias románicas.




Contado en primera persona, por Hans, el payaso de familia poderosa a la que abandona – y de la que es expulsado- para seguir su vida en los escenarios, y entonces comete el mayor pecado entre los de su gremio, dar lástima. Abandonado por Marie, se agarra al alcohol como Crusoe a su isla, pero sin Viernes que lo ayude. Desde el fondo de la botella solo ve el lugar en el que se ha estrellado en la caída. Nada sostiene ni su carrera, ni su vida, ni su futuro. Rechazado por el público, sin dinero, sin Marie, perdido su autodominio, abandonada cualquier forma de orgullo personal... Se aferra a sueños sin salida. Ésta es la historia de un hombre que recuerda, que ama y que odia, que se auto justifica y acusa, que repele y atrae, que angustia y da pena. Es una historia que cuenta un momento de la vida de un hombre, pero también describe un instante concreto de la historia de Alemania -durante y tras la 2ª Guerra Mundial-. Ambas situaciones se cruzan, se mezclan, se queman y vuelven a nacer juntas.


La rabia y la obsesión desbordan cada letra que compone el payaso. Y cada palabra son puñetazos
obsesivos y acusadores primero contra una clase de personas que llegaron al poder la derrota alemana; aquellos antiguos nazis embozados en los ropajes de líderes democráticos; pero también golpea a toda la clase católica que surge tras la guerra y a los que acusa de hipocresía y de estar ávidos de autoridad -a éstos odia más profundamente debido a que piensa que son los causantes del abandono de Marie-. Y por último es a sus ricos y poderosos padres a los que desprecia y achaca por haber tenido una infancia despreciable, ademas de ser los causantes, por su estupidez, de la muerte de su hermana. También existe un lugar, amplio, para recordar todos los momentos que pasó con Marie, las pobrezas, las risas, las tristezas, los viajes, los pequeños y grandes empeños de los dos, las lágrimas, los hoteles, los abortos, los amigos, y los enemigos... Esos enemigos, católicos como ella, que enfrentados al ateísmo de él, fueron minando, según él, la relación hasta devastarla.


Si te caes con todo, si tu caída es tan grande que llegas al infierno, si todas las manos que debían sujetarte son tan solidas como el humo del cigarro que ya no fumas, si has gastado todas tus fuerzas, si tus pies son un masa informe de los pisotones que has recibido, si las uñas con las que agarrarte a la pared te las has comido hasta la raíz. Créeme, deja quemarte alegre y modestamente entre las conmovedoras llamas del infierno. Y arrastra contigo a cuantos puedas...


wineruda

jueves, septiembre 24, 2015

AUTO DE FE de ELIAS CANETTI






















AUTO DE FE de ELIAS CANETTI
die blendung 1935
Edt. Muchnik 420 Pág
Trd. Juan José del Solar



Hace algunos años no hubiera podido terminar esta novela, es de ésas que necesita cierta experiencia lectora, ese poso que sólo deja el leer literatura. No toda ella, pero sí esa que supone esfuerzo de comprensión y separación, y que asienta los cimientos para que el cómo se dice y el qué se dice sean casi igual de importantes. Supongo que es como un espeologo que se acostumbra a pasar por pasadizos que para el profano son opresivos, pero que para él son lo máximo de la belleza, tanto por ellos mismos como por ser caminos que conducen a las cuevas mas grandes y hermosas, las que él busca. Es la conjunción de ambos sentimientos los que hace que la espeología tenga una rara similitud con cierta parte de la literatura: ¿Dónde poner los pies y los ojos para continuar sin caernos? ¿Cómo elegir las cuevas que visitar y que estén al alcance de mi experiencia? ¿ Como elegir el camino correcto para desentrañar los secretos de la cueva? Basta una simple mirada para saber si una cueva es bonita, o extraña o difícil, pero lo importante es atreverte a sumergirte en su hondura y descubrir por ti sólo lo que allí se esconde y que sólo tus ojos desentraña. “Auto de fe” es una cueva profunda, larga, intrincada, resbaladiza a veces, pero espléndida.



Desandar el camino que he recorrido leyendo “Auto de fe” es un ejercicio de equilibrismo. Primero tomaré, por probar, el camino corto: un erudito, Peter Kein, vive obsesionado por sus libros, es una especie de quijote moderno, trastornado, mas que por los personajes de las novelas, por su biblioteca. Un pedante, misógino y misántropo, que vive de absorber letras y páginas, y devolverlas al papel. A su paso, aparece una Dulcinea de rastrillo -su esposa Teresa- a la que odia y no soporta, es su adversaria -zafia, inculta y avara-, su antónimo, que le golpea y termina echándolo de casa. Entonces, en una posada de mala muerte, conoce a Fischerle, su Sancho Panza, un enano jorobado -adicto al ajedrez- al que adopta como criado, pero que termina siendo un codicioso que se aprovecha de él y del poco dinero que le queda. En sus aventuras aparecerán gigantes disfrazados como el asesino portero de su casa, o ciegos mujeriegos, o putas gordas, o limpia alcantarillas deshonestos, prestamistas convertidos en “librofagos”. Incluso, al final, aparecerá un bachiller -el hermano de Peter- que intentará dejar las cosas como estaban.



Pero no se puede recorrer una novela tan apabullante con ese simple recorrido. “Auto de fe” es, primero, el recorrido por la mente de sus personajes. En los que lo real y lo imaginado -soñado- se confunde hasta el punto de que eso que han imaginado se convierte en cierto para ellos -ilusos-; desde la imagen de muerte y destrucción -de sus amados libros- de la mente de Kein, hasta la necesidad de dinero de Teresa y sus locuras de ser millonaria y amada por un tendero ajeno a todo, o por la imagen de ser campeón del mundo de ajedrez de Fischerle, momento en el cual América se rendirá a sus pies y será adorado y amado por el mundo -hasta la desaparecerá la joroba-. “Auto de fe” también es un recorrido por lo más bajo de los instintos humanos: la muerte, el odio, la violencia, la misoginia, el pavor, el deshonor, la avaricia, todos sumergidos en un mundo oscuro y desolador, que de tan patético, resulta casi un ejercicio de humor negro, negrisimo, en algunas partes, pero no por condescendencia, sino por lo malicioso y sagaz que es la prosa de Canetti y por la poca condescendencia que se advierte para con sus personajes: siniestros o dignos de lástima, pero nunca indiferentes. “Auto de fe” es una crítica a los eruditos que viven ajenos al mundo, en sus “bibliotecas de marfil” lejanos al mundo y la sociedad, rellenos de pedantería y letras, se disuelven en un mundo ajeno a ellos, y no saben desenvolverse más allá de los lomos de sus libros. Estúpidos inteligentes que conciben el mundo a la medida de las frases que leen , pero no ven la pura realidad. Y es, a la vez, un recorrido por un submundo cerrado y oscuro, de un lumpen que malvive entre la sociedad vienesa, en lugares sórdidos y paralelos donde la violencia, la avaricia, el robo y la necedad, es el único componente del muestrario. La novela muestra un conjunto de personas que, a pesar de todo, se mueven bajo una lógica interna, todo lo que ocurre, hasta lo imaginado, tiene una razón de ser, todo se mueve así por que cada uno de ellos es la rueda dentada que mueve al otro, hasta el infinito. Como una alucinación filmada en plano único. Una sátira sangrante.


Y supongo que habrá un mundo de simbologìa que añadir tanto a los personajes, como a las situaciones, como a los temas del libro, pero, se me ocurre, que cada lector adivinará o advertirá una situación o un lugar común en cada página del texto, desde comparaciones con la llegada del nazismo, hasta críticas políticas o incluso literarias. A mí me ha parecido un intento por dibujar un mundo sobre personas extremas, desde eruditos hasta incultos, desde locos hasta el más cuerdo, desde ladrones al más honesto... Todos son parte de un mundo en el que se desdibuja la frontera entre lo real y lo imaginado, y la verdad parece no ser más que un punto de vista. Y los personajes son esclavos de sus instintos, necesidades y educación, nadie escapa de ellos.. Sólo en sueños.



Supongo que una parte habrá que atribuirse al traductor -Juan José del Solar- pero el lenguaje y el estilo de Canetti en la novela es un ejemplo para cualquiera que quiera descubrir a un gran escritor. Frases cortas y contundentes son lo único que necesita para poblar un mundo lleno de ilusos soñadores, asesinos exacerbados, pueriles eruditos y golfos de baja estofa; no se revuelca en la marea de las descripciones exageradas o soliloquios desquiciados o disquisiciones morales o , incluso, digresiones distantes; no, no necesita eso; con puntería de atleta concentra en la frase, en su contenido exacto y necesario, lo que quiere decir, y expresa lo que necesita para mostrarnos el mundo, su mundo. Lo cierto que es un autentico placer leer a Canetti, su prosa de filigrana sencilla, de adjetivos en retroceso y de verbos afilados es una auténtica delicia estética y técnica.






martes, septiembre 15, 2015

LA CÁMARA OSCURA de GEORGES PEREC




















LA CÁMARA OSCURA de GEORGES PEREC
la boutique obscure 1973
Edt. Impedimenta 124 sueños
Trdc. Mercedes Cebrián




El mito y la realidad. Lo subjetivo y lo objetivo. Lo real o lo imaginado. La vigilia o el sueño. Lo abstracto o lo figurativo. Todo arte, todas las artes, tiene una duplicidad en su concepto y en su expresión, en su concepción y en su parto, en su partitura y su canto, pueden seguir caminos diferentes pero ser manifestación de belleza en el fondo y en la forma. Habrá gente para los que un mantra será una simple -molesta- repetición de un sonido, para otros será un método para llegar a lugares lejanos, superar cuerpos, mentes, paisajes, nubes y horizontes; y encontrar la perfección en lugares que nunca visitó y que no sospechó que existieran. Así la realidad es tan imposible de palpar, de enmarcar en paisajes comunes -en esos en lo que lo objetivo es parte única de lo real, nada parece salir de los raíles del tiempo y del espacio- que de vez en cuando surgen los sueños como magnificación de la vida -de lo vivido y el porvenir- en los que todo se confunde: realidad y fantasía, lo subjetivo y lo objetivo, aquello abstracto y aquello real. Perec escribe 124 sueños en este “dietario de sueños”, y en él se suceden de manera sostenida -como una nota musical- hechos y posibilidades, fantasías y supuestas realidades, se cruzan entes fantasmagóricos -como nieblas de un lugar lejano que avanzan por el horizonte-y personas de sangre y huesos -como amigos que ganó y perdió en la vida-; aparecen perversiones y virtudes perdidas, temores y alegrías, vivencias pasadas y deseadas, nimiedades y elogios, pasiones bajas y pasividades pasajeras.




Perec, a su manera -ésa que solamente la poseía él- dicta una serie de sueños alineados por fechas
que suceden entre Mayo de 1968 y Agosto de 1972, donde refleja fielmente todo lo que soñó esos días, sólo acepta el pudor de algunas iniciales para ocultar nombres a los que asociar, y deja algunas lagunas en los sueños que no recuerda con exactitud. Puede que a algunos lectores, especialmente a los que o no les gusta Perec o no lo han leído nunca, les parece una sucesión de datos o episodios inconexos y sin sentido; puede, incluso, que no les parezca que merezcan ser leídos, todo digno de comprenderse, pero a los que nos gusta este escritor nos gusta este tipo de textos. Letras valientes en los que se atreve a reflejar su pasiones, miedos, ideas, necesidades más intimas en un striptease moral y literario que no puede ser menos que agradecido. Una lección de imaginación en el concepto de la literatura que se plasma en una páginas leídas en ese punto medio que está entre el que se inmiscuye y el que sólo observa la vida de los demás. Ese ejercicio de fisgar lo intimo y lo personal para, en este caso, apreciar la literatura en ese extremo -que ya poco abunda- del ejercicio creativo como fin, donde lo subjetivo se aleja de lo impersonal y lo incoloro para pintar un mundo-no, un mundo no-: EL MUNDO de Perec. Ése que como ese mantra recitado en voz alta, casi a gritos, en el que el sonido de las multitud de letras sumadas que crean la literatura, ése  es el fin, es el juego y la imaginación, es la verdad y la mentira. que se repiten una y otra vez hasta llenar todos los huecos en el espacio y en el tiempo. Es el arte no sólo como fin sino como camino hacia nuevos lugares, diferentes y extraños -sí- pero también alejados de la casa común.



Es una novela para leer con calma, comiendo sus palabras y masticándolas 30 veces, calentándolas en la boca e ingeriéndolas con placer.


Es un diario que si al leerlo lo acompañas con el ritmo, el tono y el sonido de cualquier concierto de viola de Jordi Savall tendrás la sensación, el tempo, el color de lo sueños de Perec y de su lectura. Al menos eso me sucedió a mí.




Wineruda










martes, septiembre 08, 2015

GATO ENAMORADO de TIM O´BRIEN

















GATO ENAMORADO de TIM O´BRIEN
tomcat in love 1998
Ed: Anagrama 401 Pág.
Trad. Daniel Najmías


Cojeo de muchos pies si hablo de literatura. Soy un ciempiés literario. Tengo tantos escritores que me gustan que me desbordan mis listas, y no hay manera de convencer a mis amigos de quién es mi autor favorito, puesto que un día es uno y al otro día el siguiente, y así hasta el infinito. Les doy oportunidades que no doy en otros mundos artísticos. Son la cojera entre piedras y ríscos, entre frases y resúmenes, son esos a los que descubro belleza donde otros no han visto, son esos que tienen belleza artística allá donde no parezca, son la muleta en el que se refugian los tullidos literarios que no han encontrado un buen libro que leer. Siempre ayudan. Y uno de esos es Tim
O´Brien, un escritor, fetiche para mí, apenas reconocido en el mundo hispano (no hay más que hacer una prueba en el google), es de esos que los americanos llamarían “underrated”, yo lo llamaría menospreciados, olvidados, perdidos, desafortunados. Pero yo he leído todos sus libros traducidos al castellano,: “Persiguiendo a Cacciato”, “En el lago de los bosques” “Las cosas que llevaban los hombres que lucharon” y no puedo evitar sentir orgullo de haberlo leído, un lujo literario al alcance de cualquiera, son la moneda de plata escondida entre las miles de níquel. Quisiera saber la razón por la que no se conoce como otros, que desde mi punto de vista no llegan ni por asomo a su nivel; es posible su insistencia en hablar de la guerra de Vietnam, sí es posible, pero también es verdad que lo usa para explicar comportamientos generales, para hablar de locuras provocadas, para hablar de horror. Es posible su falta de promoción, o de belleza personal (sí reconocedlo , existe...). O que escribe muy poco... A saber... Pero da igual, el que quiera que lo lea, yo ya lo he leído, y es una fantástica experiencia.



“Gato enamorado” es la historia escrita en primera persona por Tom, un profesor de lingüística al que su mujer le ha dejado por un tipo rico. Lo ha abandonado ayudado por su hermano, del que Tom sospecha tiene una relación casi incestuosa. Es un relato contado a una supuesta mujer a la que cita y alude de vez en cuando, comparando penas compartidas por el abandono de sus parejas. Pero poco a poco va apareciendo la verdad... En el relato surge un mundo de mujeres jóvenes a los que Tom adora y persigue, pero aún así la única obsesión del profesor será la venganza pero, a la vez, la búsqueda del reencuentro. No funciona... seguirán apareciendo mujeres, incluso una bella holandesa que se enamora de ´él. Todo se enreda por la aparición de antiguos colegas de la guerra de Vietnam, buscando venganza por una antiguas “diferencias” en aquella época.



“Gato enamorado” es una novela irónica, incluso sarcástica, poblada de situaciones que de tan patéticas que son, son hilarantes. Es la historia de un hombre loco, un personaje cómico por sus extremos, un individuo psicótico y tan obsesivo que resulta hasta molesto. Empeñado en que las palabras ocultan significados que influyen en su vida y comportamiento, absorbido por la necesidad de relacionarse con chicas jóvenes (alumnas o no) en las que necesita contacto y que en su mayoría lo desprecian y engañan, es un perrito faldero en búsqueda de una caricia y que suelta pelo por todos los lados. Pero ante todo es un maníaco del recuerdo de su mujer , Lorna Sue, sobrepasa todos los límites hasta dar pena hasta la risa, como todo parece que va a resultar imposible, lo que le supera es las ganas de venganza, ciega y furiosas, pero tonta e infantil, como los intentos del “coyote” con el “correcaminos”.



Tom, como narrador que es, miente o hace que miente a la mujer a la que se dirige.; oculta cosas y enseña a medias; da lógica a lo que no la tiene; enseña sólo un pedazo de la foto; la bombardea como un marido despechado con sus ideas fijas, sus penas y sus “verdades” con los que martiriza a toda persona que se le acerca. Es un tipo que, de "pesado" que resulta, aparece como penosamente simpático.


 En un libro lleno de personajes que desprecian a Tom te resulta fácil tenerle cierto cariño -con las cejas alzadas eso sí-; es un manipulador alocado, despreciable simpático, amable psicópata, amante olvidado, engañador burlado, obseso lineal, estúpido inteligente, vengador apacible... ¿Raro? No, un imaginativo personaje literario. Pero si Tim O´Brien es bueno en algo, es en los finales, los domina con inteligencia en cada uno de los libros que he leído de él. Éste no es una excepción, encuentra la solución más adecuada a lo que cuenta.



Wineruda


miércoles, septiembre 02, 2015

EL NO VA MÁS de STANLEY ELKIN


















EL NO VA MÁS de STANLEY ELKIN
the living end 1977
Edtral. Ampúries Paidós 127 Pág.
Trdct. Roser Berdagué



Algunos dicen que Gagarin dijo que “aquí arriba no veo a ningún Dios”. Elkin no dice que haya o no haya. Los tiempos cambian y los países también -a fin de cuentas no era comunista-.y él satiriza la religión, la cristiana. todo lo que se mueve por allí: Dios, Cristo, la Virgen, José, la biblia, el infierno, el cielo... No necesita -creo que tampoco le importa- decir si hay o no hay, sólo aporrea con precisión y mofa todas las ideas creadas y aprendidas durante siglos. Les da la vuelta, las moldea para mostrar su lado oscuro, su otra posibilidad, sus acasos, lo que nadie presupone, lo que podría ser -el...¿pero qué es esto-. Es una impía versión gamberra de un evangelio apócrifo. Es un Dante sacrílego, un iluminador de teatros donde se celebran homilías, un fantaseador de pesadillas de las que no se despierta, un humorista que hace monólogos sobre creencias imposibles, un alborotador del gallinero monoteísta -el zorro que aprendió en la universidad laica-. En la edad media lo hubieran quemado, en la actualidad lo llamarían esa estupidez de políticamente incorrecto. Así que es un superviviente de la hoguera pasada, salvajemente satírico, un interprete de música heavy en una iglesia, que nunca será escritor de cabecera de Coelho.



Su novela, en un principio lineal -una simple historia de un buen hombre que ve caer asesinado a un trabajador suyo en un atraco, y posteriormente es él mismo acribillado- va cambiando a una historia en los que van saltando de un personaje a otro -el socio del asesino del hombre, un enterrador, un niño muerto por obra y gracia de Dios – y en los que el tiempo no es lineal, salta y vuelve para explicar los sucesos y las experiencias de los personajes en su paseo por la muerte, la tumba, el cielo, el infierno. En ese escenario los personajes eventuales son los humanos que disfrutan en un cielo que parece un parque de atracciones
 -¿ Será de Disney?- o los sufridores de un infierno en los que los castigos no son sólo los relacionados con los fuegos, las torturas y los pinchazos de los tridentes de los demonios, sino que es también un lugar muy similar a una ciudad moderna donde la prisa -la imposibilidad de pararse-, la falta de intimidad, el ruido, la atmósfera agobiante, la suciedad son parte de la vida diaria, mensual... eterna. Los personajes fijos son todos los relacionados con la tradición cristiana: Padre, Hijo, María, José, San Pedro, los ángeles, los demonios... pero humanizados...


¿Humanizados? Protagonistas pasados por el psicoanalista, analizados por un brusco siquiatra sin lecturas sacras. Un Jesucristo tullido que no cree en sí mismo, aburrido de su papel, y que añora su tiempo en la tierra; un José que no cree que su “hijastro” sea el Mesías; una Virgen María traumatizada por su virginidad y por su forma de ser madre que huye de cualquier contacto; un Dios
egoísta y cruel, monarca absoluto de sus dominios y sus criaturas a los que usa a su antojo rellenando el cielo o el infierno por simple hastío, sin el don de la misericordia, severo y cruel a partes iguales.


¿Donde encajan los “humanos” protagonistas de la novela en toda esta historia de dioses, santos, madres de dioses? Pues ellos son las cobayas de sus necesidades, antojos, leyes estrictas. Son los que soportan la contradicción donde el bueno va al infierno y el malo vuelve a la vida, y el que pasaba por allí va al cielo, y el niño que toca buena música va a endulzar los aburrimientos celestiales. Un desorden ordenado por un guardia de tráfico alterado y con pistola fácil.




wineruda




miércoles, agosto 26, 2015

TODO COMO ANTES de KJELL ASKILDSEN














TODO COMO ANTES de KJELL ASKILDSEN

thomas f´s siste nedtegnelser til almenheten (1983) En plutselig frigjørende tanke (1987) Et stort øde landskap (1991) Hundene i Tessaloniki (1996)
Edtrl. Debolsillo 153 Pág.
Trd. Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo


No quisiera criticar las decisiones de una editorial, seguro que es lo correcto, tampoco debería decir nada puesto que habrá lectores al que les guste que exista un prologo en el que se explica las influencias en el autor así como sus temas, los guiños que hace, sus ideas favoritas, una interpretación de sus textos... Pero a mí me resulta odioso, me recuerdan mucho, pero es que muchísimo, a las clases de literatura en secundaria en las que una digna profesora nos explicaba, analizaba, sajaba, se inmiscuía en cada uno de los versos de cada estrofa de, pongamos, García Lorca. Que en este verso estaba deprimido, que en éste hablaba de su viaje a Madrid, que en ésta estaba enamorado, que en aquel adjetivo quería enseñar el amanecer en Granada, que en este verso copiaba a Rubén Darío... ¡Por Dios! Me corría el sudor por las sienes en sólo pensar leer un libro de Lorca; tener que comprarme una biografía estricta, así como las de sus amigos más cercanos, un enciclopedia de los fenómenos atmosféricos en España en aquella época o de un diccionario de las metáforas del autor y, si había suerte, encontrar un ejemplar con notas explicativas al margen que había que leer cada vez que acabas una estrofa. Al final, por suerte, creces y tienes ideas propias -no muchas- y comprendes que los libros están escritos para hacerlos tuyos: admirar la construcción, los temas, los colores, las imágenes, la técnica, la prosa o los versos...todo. Pero la interpretación es mía, unicamente mía. Y, la verdad, por quién ha sido influenciado me importa muy poco, es irrelevante.



¿Cómo he interpretado este libro? Parto de que son tres libros de cuentos en un sólo libro: “Últimas notas de Thomas F. para la humanidad”, “ Un vasto y desierto paisaje” y “ Los perros de Tesalónica”. Cada uno de ellos parece tener un tema diferente, único en el caso del primer libro, un aire que asoma por cada una de ellas que parece rolar de una dirección o de otra. Pero hay una cuerpo tanto técnico como semántico común. Hay una cadencia en sus frases, una simbología y una obsesión por ciertos momentos de la vida que abastecen los textos de la mayoría de los cuentos.
Sus frases cortas y directas, que parecen martillear al lector, como golpes de una campana que anuncian que algo está pasando, que quizá al siguiente golpe del badajo se rompa la campana, o al próximo, o al próximo...La prosa de Askildsen me crea tensión, hay un desasosiego hasta en el más lúdico de su textos, hasta en el más amable, no pareces controlar lo que pasa, no sabes lo que va a suceder, como un león tumbado que puede levantarse y atacarte o echarse a dormitar. Deja los momentos, los pensamientos, las acciones en el aire, pululando entre la corriente, sostenidas como una pluma, que puede caer o no, pero que, si caen, caerán a plomo dañándote en la caída. No te cuenta ni cuándo, ni cómo, ni desde donde será la caída pero es posible que la haya, o la ha habido, o la habrá. Ha habido veces que he apartado la mirada del texto, para descansar de la atmósfera que crea, muchas veces opresiva, otras que da pena por sus personajes, otra por el simple pesimismo de sus textos. Pesimismo que se refleja en algunas de sus obsesiones; en esos temas recurrentes a lo largo de sus cuentos: la vejez tomada como final de la vida de seres siempre solitarios y casi siempre misántropos, personas ancianas ariscas no sabes si porque son así o por que la vida los ha hecho de ese modo. A los que las enfermedades y los años los acercan a la muerte, otro de sus temas recurrentes, en los que casi siempre hay olvido, incluso necesidad de ellos; en los que la familia no deja de ser un lugar sin consuelo. Ahí encontramos otro de los temas: la familia. Casi siempre lejana, olvidada, molesta, en las que no hay amor, ni siquiera cariño. Incluso aparece el odio o el deseo desnaturalizado. El sexo parece en alguno de sus textos, pero más como un elemento solitario, en el que son los deseos los que triunfan, más que los hechos, casi siempre lejanos y distantes. Incluso en el matrimonio, otro de sus temas, aparece el deseo sexual como lejano e inactivo, donde las parejas se enfrentan a un tedio y una vida en común ya casi abandonada y casi siniestra, donde nada va a ser igual. Otro tema es la obsesión todos los personajes funcionan entre movimientos dictados por la obstinación de seguir sus reglas y sus pensamientos, alejándose de tener un lugar común entre la gente, queriendo siempre alejarse, distanciarse del mundo y de las personas, sea por enfermedad, sea por propia decisión. Y la soledad... La soledad desolada, la soledad en pareja, en grupo, en la calle, en todo el mundo grande y complejo, soledad arrastrada o no perseguida de la que no se puede escapar.


Casi todos los cuentos son narrados en primera persona, eso permite a Askildsen dibujar a sus personajes desde un interior recóndito, donde se asoman sus obsesiones, sus manías, sus pensamientos, sus actos reflejos o condicionados. Nada parece casual y refleja un mundo propio casi siempre balanceándose entre la inquietud, la manía -a veces enfermiza-, y la sensación de que hay algo que nos está ocultando y que influye en cada una de la acciones que describe, en sus palabras y en sus gestos. Sólo sabemos su versión, su punto de vista y nada deja entrever el del contrario. Todo es claramente oscuro.


La verdad es que me ha impresionado el libro. Cuando un libro te afecta tanto en su lectura como para tener que dejar de leerlo para reflexionar, pero a la vez te inocula la necesidad de seguir haciéndolo, de saber el final, de conocer los pormenores de la historia, su resolución y sus paréntesis, es que es un buen libro, incluso muy bueno.



Wineruda

sábado, agosto 22, 2015

FOE de J.M. COETZEE


















FOE de J.M. COETZEE
foe 1986
Edt.. Debolsillo 157 Pág.
Trd. Alejandro García Reyes





Según el diccionario de la R.A.E. Alegoría es “Ficción en virtud de la cual algo representa o significa otra cosa diferente.”. Este libro es evidentemente una sucesión de alegorías, pero ¿sabemos el fin último de los pensamientos del autor? Puede que haya una entrevista que confiese sus intenciones, pero ante la falta de conocimientos de ello, el lector, yo mismo, debe aplicar el sentido común para identificar, comprender y asimilar el pensamiento oculto del escritor o simplemente adaptar la lectura a la experiencia propia y hacerla suya (del lector) por lo tanto todo lo que identifique según su experiencia cultural, social e incluso política pasa a formar parte de la verdad última del significado de la obra. Así puede uno puede estar confundido o no pero menos. Andamos tarde pensando en qué querrá decir el autor, pero ganamos nuestra propia carrera en la definición del libro, nuestro libro.


La novela es una revisión de la novela “ Robinsón Crusoe” de Daniel Defoe (Foe en la novela, como su nombre real). Una mujer, Susan Barton, cuenta en primera persona como es abandonada en alta mar y las corrientes la llevan a una isla habitada por dos hombres,: un hombre maduro: Cruso (así lo nombra Coetzee en la libro) y un hombre negro al que probablemente le han cortado la lengua y no puede hablar: Viernes. Tras una larga temporada en la isla bajo duras condiciones, son rescatados por un barco y llevados a Inglaterra, en el trayecto muere Cruso. Ahí comienza otra parte diferenciada del libro, la vida de Viernes Y Susan Barton en Inglaterra. Allí a través de unas cartas contará Susan como intenta que Foe escriba la historia de la vida de los tres en la isla. Será una vida dura en la que Foe perseguido por la justicia huirá de su casa y la mujer y Viernes sobrevivirán en penosas condiciones y escasos recursos. La última parte será el encuentro con Foe y sus conversaciones con él. Hasta aquí todo normal, limpio y planchado, colgado y puesto en el armario.



Miraré por el otro lado del texto, en el palimpsesto en blanco, y pongamos que Coetzee plantea una primera parte en la que descubre el libro de Defoe con variaciones, la historia oculta en la que aparece una mujer y la isla no es paradisíaca y Viernes no es un caníbal es un naufrago superviviente de un barco negrero. La historia no era como la contaron, aparece otra versión donde se ha ocultado a la mujer y la dura vida en la vida se descubre antes que la falsa tentación paradisíaca de Defoe. Pongamos, también, que cuando son “rescatados” de la isla y llegan a Inglaterra tras la muerte de Cruso, es la historia del intento de Susan por entender a Viernes -sus soledad, su silencio, su estado de esclavo sin serlo, de pez en tierra- y sobre todo el intento de que Foe escriba la realidad de la isla, la aburrida, terca y lineal historia de aquellos años.. La literatura como acto de creación única o no. Pongamos que la última en la que se reúnen Viernes, Foe y Susan es la revelación última de cómo es la literatura y acerca de la objetividad sincera y poco “vendible” que se enfrenta a las historias paralelas que quiere Foe para adecentarla. Lo real y lo irreal, lo inventado impaciente y la verdad sosegada.

Pero no es eso, la novela no es sólo eso. Podría descubrir, hilvanar, reconocer, levantar, incluso inventar muchas ideas, revelaciones, metáforas ocultas o patentes que muestra u ocultan sus textos. Podría hablar de intertextualidad o de metaficción pero serían palabras huecas, apenas definiciones “técnicas” de una cosa más simple analizar: la literatura pura y simplemente. Así aparece desde el enfrentamiento entre realidad objetiva o subjetiva, hasta el aporte apócrifo de las historias paralelas en todos los libros, esos que acompañan a la historia principal y que se adornan con historias asomadas de todas partes, memorias o antiguas lecturas; aparecen los personajes como esclavos del autor, afectados por sus impulsos y sus necesidades; descubres las distintas sensibilidades en la creación de un texto; e incluso aparece la idea de la mujer como “musa”: Susan como fecundadora de la inventiva creativa. Pero descubro también la crítica de un tipo de sociedad y cultura. Palabras que soportan en su significado el peso del arte, la política, el racismo, el colonialismo o el machismo, la insoportable realidad de mucho mundo y muchos siglos de historia. Viernes, mudo y persona a la que se debe dirigir y enseñar, como muestra de una vida en el que el colonialismo dejó a los habitantes de sus colonias, como personas que deben ser llevadas y educadas al modo “correcto” pero en las que la voz de los oprimidos no se oye, nadie sabe si puede hablar o no, pero tampoco les importa. Podría hablar incluso del desprecio del la literatura por le imagen de la mujer, personaje muchas veces sujeto pasivo de la historia, anexo folclórico, para los grandes protectores de la vida para los autores: los hombres. Podría...


¿ Son todas esas probabilidades realidad o ideas mías sacadas de la nada? No lo sé, pero sí sé que es una novela  fecunda, tierra para labrar la mente y descubrir o inventar mensajes en botellas cerradas que vienen del mar, o para discurrir caminos ocultos por la hierba alta entre los caminos de una isla abandonada o de un país perdido.


wineruda






martes, agosto 18, 2015

BAJO EL TECHO QUE SE DESMORONA de GORAN PETROVIC














BAJO EL TECHO QUE SE DESMORONA de GORAN PETROVIC
1ª ED. 2010
Edtr. Sexto Piso 172 Pág
Trdct. Dubravska Suznjevic




El techo se desmorona sobre todo lo que fue Yugoslavia allá por la época de la muerte de Tito, el poderoso, el férreo poseedor del poder absoluto. El mariscal. El Lider. Todo se desploma sobre los hijos atónitos deseosos de libertad o huérfanos del Padre de la patria, el que dirigía sus días, horas, segundos. Y los poderes cambiaron de manos, los cines de dueños, los comunistas se hicieron de derechas, los antiguos hermanos eran enemigos, los único en común de todos aquellos pueblos era la muerte, el aguacero de muerte que empapaba todo, igual que cae una lluvia fina de escayola cuando el techo se va desmoronando y lo cubre todo sin miramientos y sin posibilidad de escape.


Goran Petrovic utiliza el microcosmos de un cine para, por un lado, contar la vida de Yugoslavia en el último siglo y, por otro lado, utilizar los caracteres y condición de los espectadores de la sala para contar como era esa sociedad, los mundos ínfimos de la vida intima de cada uno de ellos o el universo de la vida en la ciudad y, por lo tanto, en ese antiguo país. A veces utiliza la ironía, incluso el desdén o, directamente, la chanza, para descubrir a personajes aduladores con el poder, comunistas de mano fácil, borrachos de pleno acuerdo, muchachos rebeldes, profesores sabelotodos, camorristas, chicas de amor fácil, botarates de tomo y lomo, gitanos ilusos, acomodadores venidos a menos... Todo un firmamento de personajes únicos, de los que cuenta su origen, su vida y su futuro, todo, incluso este último ligado con nudo prieto al de sus país y todos sus aconteceres. En cambio utiliza el cine, el edificio del cine, para contar lo que no tiene futuro, cuenta su esplendoroso pasado, su presente derruido y su futuro sin horizonte, así como, ligado a él, la historia de sus propietarios, la decadencia tanto de todos ellos, hasta cuando fue propiedad del estado socialista. Con el cine cuenta la historia de Yugoslavia, con los personajes, lo que les esperaba a sus habitantes.


No sé si pretendido o no pero Goran Petrovic comienza el libro de una manera descriptiva, casi sucinta, hablando de personas, momentos y cosas de manera cercana a la pulcritud, al menos para mí manera de entender su forma de escribir, para luego dejar libre su pluma, y narrar después de la noticia de la muerte de Tito, de una forma libre, original, dejando que deje volar la imaginación, poética en algunos momentos, sea con instantes dulces o casi simbólicos, sea en los momentos más crueles en donde la mordacidad y la sorda tristeza supura por sus letras, o sea con los momentos de alegoría que describen el porvenir de los personajes de forma entre surrealista o hiperrealistas . Puesto que sí, al final “Bajo el techo que se desmorona” es una novela alegórica, sobre un país, una sociedad, unos habitantes, un momento de la historia en los que todo cambiaba parecía que todo se hundía, y se hundió, en los que todo parecía querer huir, saltar las puertas, los muros, las fronteras, para encontrar una forma de escapar, a veces del país a veces de la forma de vida. Donde nada, lo sabían, iba a resultar lo mismo cuando cayó el comunismo.

Goran Petrovic es, para mí, uno de los grandes genios ocultos de la literatura europea actual, su forma de escribir, de contar las cosas, es diferente a la de la mayoría de los escritores actuales, no se parece a ninguno contemporáneo que yo conozca. Sus juegos con las imágenes bellas, su coqueteo con la poesía, el atractivo de sus imágenes sean alegres o no, el contenido de sus libros, son armas suficientes para recomendar leer cualquier libro que les caiga en las manos de este señor serbio.

Wineruda




viernes, agosto 14, 2015

LAS PEQUEÑAS VIRTUDES de NATALIA GINZBURG



















LAS PEQUEÑAS VIRTUDES de NATALIA GINZBURG
le piccole virtú 1962
Edtral. Acantilado 164 Pág
Trdt. Cecilia Filipetto



No puedo dejar de pensar en mamás patas o gallinas seguidas de sus polluelos a los que intentan enseñar el camino a seguir, la cáscara a la que picar o el lugar donde refugiarse, cuando leo los ensayos de Natalia Ginzburg, que también son relatos y, también, recuerdos autobiográficos. En ellos pone toda su pasión, su experiencia, su sangre y hasta sus entrañas para mostrar lo que para ella es el camino, la cáscara o el refugio por donde entender la familia, el crecimiento, las relaciones, los amigos, la educación , la vida a fin de cuentas. Y, sí, alguien podría decir que eso no es nada, que son unas palabras más sobre esos temas, que son solamente consejos para leer, tendones sin músculo. Acaso sea cierto, pero cualquier expresión del talento que no tenga una finalidad o como diría algún cantante cubano “ que cosa fuera la maza sin cantera” herramienta sin oficio, no es digna de tener en cuenta. Así las protectoras alas de Natalia se despliegan para mostrar un camino, su camino, a un mundo lleno de simple vida de niños, de atribulados padres, de amigo desarraigados, de las comunes relaciones de pareja, de caminos a la educación, incluso sobre cómo vivir en Inglaterra y sobrevivir a ello. Y unicamente si caminas con ella hasta el final del libro podrás entender los miedos -quizá terrores- los intentos fallidos y acertados, las horas gastadas, los pasados no olvidados, las esperanzas gastadas y los destinos cumplidos, las vidas agotadas, las experiencias enriquecedoras y los amores y odios profundos que sustentan todas su páginas, las canteras donde las mazas de las palabras golpean una y otra vez.



Cada ensayo está escrito en primera persona, aparentemente retazos de su pasado que persiguen construir, o quizá mejor reconstruir un pasado, pero no por el mero hecho de contarlo sino que tienen una finalidad última, una enseñanza que descubrir. Así aparece su estancia obligada en los Abruzzos donde la apagada y triste realidad deja paso a un recuerdo de felicidad por que tenía “fe en un porvenir fácil y alegre”; o aparece la felicidad está en unos zapatos rotos; o aparecen sus recuerdos de su amigo Cesare Pavese; o emerge la desastrosa vida de una italiana viviendo en la oscura, triste y diferente Inglaterra, o se manifiesta la desperdigada vida de una esposa inquieta e insegura con un marido perfecto y arrogante, pero donde la felicidad estaba en estar juntos; O surge el recuerdo del horror de la guerra, del temor a un timbrazo en la noche, a la policía, a la inseguridad de vivir pendientes de un mundo que no controlas; o aparece un canto al oficio de escribir, a la necesidad de rellenar páginas, imaginar cosas, crear figuras o dibujar caras e inventar conversaciones para ser uno mismo, más allá de cualquier intento artístico, mucho más allá; se presenta, también un crítica a la imposición del silencio como pecado “fruto amargo de nuestra época malsana”; nos cuenta un relato sobre el crecimiento, de cómo crecemos y vivimos nuestra vida pendientes de los demás, hasta que surge una individualidad que no lo es, de cómo queremos ser diferentes a nuestros padres y no lo conseguimos; por último nos cuenta sobre cómo educar a los hijos, de cómo nos conformamos en enseñar las pequeñas virtudes donde deberíamos enseñar las grandes virtudes, esas que enseñan el camino recto, lejos de remiendos impone el buscar un fuerte hilvanado.


Aunque todos tiene su poso y sus virtudes, me quedo con tres de los ensayos que he citado: uno titulado “Mi oficio” que habla del trabajo del escritor, para ser exactos de sus sensaciones como escritora, pero las explicaciones, sus sentimientos, sus ideas son un manual para leer alguien que quiera, siquiera, asomarse a ese lado del arte. El otro se titula “Las relaciones humanas” y es una hermosísima parábola sobre el camino de la vida, desde niño a adolescente, de joven a maduro, de hijo a padre. Un análisis sobre sentimientos, esperanzas truncadas, ideas, posturas, errores y triunfos, cambios y búsquedas. Por último me quedo con “Elogio y lamento de Inglaterra” con una sutil y maliciosa descripción de su vida en ese país.

wineruda




jueves, agosto 06, 2015

¡MOKUSEI! y EL BUDA TRAS LA EMPALIZADA de CEES NOOTEBOOM














¡MOKUSEI! y EL BUDA TRAS LA EMPALIZADA de CEES NOOTEBOOM
¡mokusei! - de boedáha achter de schutting 1982/1986
Edtar. Siruela 113 Pág
Tradct. Julio Grande








Hay muchas guías de viajes, algunas para gente sin dinero, otras para ricos, la mayoría para la gente común. Dentro de ellas las hay que derrochan fotos, otras aconsejan hospedaje y visitas turísticas, otras enseñan los rincones más desconocidos. Las hay de mil formas, precios o atractivo. Pero muy pocas enseñan el alma del país. Ese lugar profundo que identifica las caras, los olores, los sentimientos, los pasos silenciosos por las noches en las calles desnudas, las miradas perdidas entre el gentío, las máscaras colgadas en las pestañas, el sabor ácido de la monotonía cuando tú disfrutas de la variedad, el sucio hartazgo de sentirte libre del todo por una vez. ¡Mokusei! y “El buda tras la empalizada”, no son guías de viajes, no esperes buscar caminos físicos, ni adelantos emocionantes ni siquiera consejos para inexpertos. No. Estos dos cuentos van más allá. Son la impresión de una pisada en el barro, ésa que deja una huella de zapatos pesados en la tierra mojada, que el tiempo seca y los hace eternos, como esas zancadas de dinosaurio en las piedras. Son marcas profundas en la mente del los protagonistas: uno en Japón y el otro en Tailandia. Son guías de retorno -acaso imposible-, a lo que fueron, a sus patrias menores, a sus grandes paraísos cotidianos. Lo que no enseñan las guías de viajes ni las de retornos, es a olvidar. A olvidar amores y olores, lluvias y desiertos, desencantos y alegrías, imágenes y cantos, besos y lloros, situaciones y sueños.




¡Mokusei! Es la historia de un fotógrafo de guías de viajes que conoce en una sesión de fotos a una joven japonesa de la que se enamorará. Aparentemente todo muy clásico, muy obvio. Pero no... Nooteboom no es de esos. El cuento es una reflexión ambivalente: sobre el imposible olvido, sobre el amor, sobre la tristeza... Es también una reflexión sobre Japón, acerca de la inesperada semejanza del país, de la búsqueda inútil de esencias imposibles que esperabas pero no existen, acerca de que todo el mundo es igual: esa diferencia que buscas no la encuentras. Sólo son otras calles en otro país pero son los mismos edificios y el mismo cemento y las mismas miserias. Pero en la lógica de la ambivalencia del protagonista, donde el amor por Mokusei se contrapone al desamor por Japón, se descubre que ella es Japón, que todo lo que la rodea: sus costumbres, su presencia, su olor, su pasión... todo es Japón. Un país no son sus edificios, no son, siquiera, sus paisajes o monumentos, un país son sus personas. Inmutables...




“ La tristeza se iría desgastando, como todo, pero nunca escaparía
a la sensación de que era él mismo quien se desgastaba con ella.




En “ El Buda tras la empalizada” un amigo pide al viajero -así denomina al protagonista- que cierre los ojos, que deje de querer ver Tailandia con ellos y los mire con los ojos de la mente. Pide que le cuente lo que ha sentido, lo que ha perdido y ganado, lo que ha descubierto y perdido en los días que ha pasado allí. Y desde ese instante, un torrente de emociones y sensaciones discurre por el cuento, desde bailarines adolescentes y putas tristes, calles llenas de gente con rostro inmutables, Budas de todos los colores y en todas las posturas, hoteles desconocidos y bares sucios, de tuktuks velocísimos, tardes tristes, templos olvidados, ancianas que dan masajes celestiales, tropas de rostros idénticos, calles como mares, y ríos como calles, amores prohibidos y risas urticantes, aguas fecales y bebidas que enferman, pero...


“No puedes tomar nota de un océano.”


Para “el viajero” aquel mundo está tan lejos de él que dándose la vuelta, sabiendo hacerlo, apenas está a unos pasos de distancia por el otro lado. Todo es cuestión de perspectiva... y de amor por lo diferente. Lo que necesitas conocer para identificarse con un país es usar todos los sentidos, no solo la vista, y así digerirlo para que, con una masticación lenta, poder hacer una digestión suave, atenta, en la que como los bovinos, regurgites lo aprendido y lo saborees de nuevo, con todo lo malo y lo bueno, y lo aceptes y lo agregues a tu sangre, a tu saliva, incluso a tu orina.


Wineruda



miércoles, agosto 05, 2015

LOS PÁJAROS TRAEN EL SOL de ALISTAIR MACLEOD
















LOS PÁJAROS TRAEN EL SOL de ALISTAIR MACLEOD
as birds bring forth the sun and other stories 1986
RBA Edtr. 222 Pág.
Tradct. Miguel Martínez-Lage






¿Pueden hacer dos libros de relatos y un libro de memorias una carrera literaria? Una vez me dijo alguien, maledicente, que eran un sucedáneo de los 'one hit wonder' de muchos artistas musicales. A veces ninguna respuesta es definitiva, como nada en la vida y más en un tipo que sólo puede hacer suposiciones como yo. Pero me pareció una comparación tan estúpida que ni di esa respuesta. Rato después me puse a pensar en aquello y me dije que aunque si así fuera, que la inspiración llegó y se fue o que el autor regurgitó todo lo que tenía que decir o a lo mejor expulsó todos sus demonios, y, al fin,  no buscó nada más que proyectar en la hoja blanca ¿importa algo? A diferencia de los músicos que se arrastran versionando aquella canción hasta la extenuación, haciendo copia tras copia más o menos basada en su éxito, pero con otro título. Los escritores desvelan la belleza, la dejan reposar por el mundo y no dicen nada más ¡debéis saber que esto paso en mi imaginación! de ella se destierra para siempre... A diferencia de otros escritores que aprietan su fama hasta lo infinito con libros infames pero con su firma; ellos, los otros, no quisieron hacerlo... Lo hermoso, lo auténtico, acaso sólo es el paso efímero de un cometa que atraviesa el cielo en minutos, pero que queda en las retinas de los que lo vieron para siempre. Pero esto sólo es una suposición... y ya dije no sé decir cosas definitivas.


Alistair Macleod es el que sólo escribió ese libro de memorias y los dos de relatos. Uno de ellos es el titulado : “Los pájaros traen el sol” y, puedo decir, que es uno de aquellos cometas que se estampan contra la tierra, o mejor contra otro planeta -no seamos agoreros-, y que abren un enorme cráter y una polvareda de espanto que quedara durante eones suspendida en la precaria atmósfera del lugar. Comparación, digamos que, osada... pero no la desechéis. Las palabras de las páginas del libro, las imágenes, los temas, las pulsiones del texto, los rabiosos silencios parecen flotar en el ambiente tras una colisión. Una pugna que aparece en la mente y en el cuerpo tras una perdida. Siempre hay una perdida: de personas amadas, de lugares, de pasados, de ocasiones, de hijos, de padres...


Sobre los hielos del invierno y los fríos veranos de Nueva Escocia en Canadá, en la isla de Cabo Bretón, siempre suceden cosas... Animales, hombres, mujeres, mares, prados, montañas, muertes, brujas, visionarios, barcos, hijos... son los protagonistas de las historias que dormitan, despiertan o fluyen en aquellos lugares. Sitios entre mágicos y reales, espacios presentes pero también herencia de su pasado europeo -escocés-, emplazamientos de los que se vive para siempre o se escapa para volver, puntos donde parecen resumirse la historia de los mundos donde vivimos. Ésa en la que todos existimos con un lado de la mente eternamente perdido en el pasado -sobre todo alcanzada cierta edad,  los jóvenes siempre parecen inmunes a la muerte y la nostalgia-. Y las gentes de Cabo Bretón se aferran a su pasado -a las férreas costumbres, a la lengua gaélica, a la tierra, al mar- para seguir subsistiendo en aquel mundo inhóspito donde el trabajo no es parte de la vida es la vida únicamente. Y así aparecen leyendas tan ciertas como que el mar se hiela en invierno, y surgen brujas que no lo son, y perros del averno y ancianos con principios inquebrantables o, sin ponerse tan trascendente, un joven al que un toro fastidió un experimento escolar.




En todas esas historias aparecen, siempre, un surtido textos y narraciones que acompañan paralelas o tangenciales a la narración principal, gracias a las cuales recomponemos un paisaje que parecemos conocer como si fuera el que vemos cuando abrimos la ventana de la casa donde vivimos. Personas peculiares, pero tan humanas, y por ello tan normales, como aquel anciano que pasea su caniche por el parque, o la mujer que lleva las bolsas de la compra, o el niño que patea un balón. Pero sin la aparente vulgaridad de lo cotidiano.

Y aunque el otro libro de cuentos de Macleod,  "El regreso",  me parece mejor libro - más redondo, más completo-, éste  tiene uno de los mejores cuentos que haya leído nunca: "Visión"






Wineruda










lunes, julio 27, 2015

ESPEJO ROTO de MERCÈ RODOREDA





















ESPEJO ROTO de MERCÈ RODOREDA
mirall trencat 1974
Edtr. Debate 267 Pág.
Trad. Pere Gimferrer








Si fuera creyente iría a misa todos los domingos y fiestas de guardar, tendría fe en cosas impalpables, sostenidas todas en las palabras escritas en un libro. Todos los libros necesitan esa profesión de fe, de querer admitir que son cosas ciertas, para llegarte más allá del alma, a la imaginación. A esa parte del cerebro que necesita que se le apasione para crear y por ello creer. Así necesitas de textos e imágenes que alimenten el feroz apetito de la mente. Y un credo de verdades y mentiras cobran pulso y vida, y se convierten en un maná no sé si del espíritu pero sí de ese complacido y furioso lado que necesita saborear y saciarse de historias, vidas, fantasías, ideales, ideas... en definitiva, de palabras. Por ello, pregono, soy creyente de los libros de Mercè Rodoreda, de los verbos, adjetivos y sustantivos que se ordenan en sus frases, de las verdades mentidas y las mentiras ciertas que sustentan sus textos, de las historias sórdidas o bellas que abotonan sus capítulos, de esa especie de Génesis y Apocalipsis que contienen sus novelas: creaciones y muertes, muerte y vida, esplendor y muerte. Todos los escalones de la escalera vital bajados y subidos una y mil veces.






Y el “Espejo roto” es una novela donde la palabra y las imágenes que con ellas se crean son reflejo de un mundo fragmentado. El espejo se rompió y hasta el más diminuto fragmento dibujaba imágenes de todos los habitantes que vivieron en aquel palacio, pero también de las abejas que zumbaban entre los arbustos, y de todas las sirvientas que poblaron la casa, y de los pavos reales que gritaban su angustia, y de los árboles que brotaban salvajes, y de las ratas escondidas en los rincones y, más allá, de los fantasmas que poblaron el palacio. Y cada porción de cristal cuenta su historia, su manera de ver la vida: desde Teresa, la protagonista, que asusta con su belleza y su decadencia, o sus maridos, hijos, nietos, amantes, que muestran una vida dulce y trágica, amada y odiada, apasionada y traidora, digna de envidia y lástima. Porque desde la vida humilde de Teresa como hija de pescadora, su belleza le lleva a un primer matrimonio donde el interés y el amor están confundidos, y a un segundo donde ya no lo están, pero las traiciones, los engaños, los secretos, las palabras no dichas y los silencios complacidos son parte de sus vida, y de la de su hija, y la de el yerno y la de sus nietos. Todos recomponen la imagen en el espejo donde la ascensión y decadencia de la estirpe, de los cuerpos, de la mente, de la belleza, de la propia casa, que elegante y satisfecha se erguía entre muros, rosas color carne, laureles, árboles, y botes de hojalata rotos, pero la vida va pasando y puede que ya apenas quede la solemne suciedad de la hojalata rota.




El libro avanza desde un discurrir sencillo, donde los sucesos pasan y así se reflejan, hasta llegar a un momento de belleza suprema donde las palabras y las imágenes a veces oníricas, otras de fantasía exacerbada, donde los fantasmas del pasado, los recuerdos y la muerte están tan presentes que se lamentan entre los muros, como espectros de un mundo que nunca quiso estar allí pero está, que no puede abandonar los muros de aquella casa y las mentes de sus pobladores. Pero no sería una belleza completa si las palabras no crearan una oración llena de poesía y ensueño, sustentando sólo con una pluma todo un universo narrativo planteado como creación, ascenso y decadencia de un estirpe y un modo de vivir tan cercano y lejano como lo son las de aquel libro donde los pequeños detalles son parte tan esencial como los grandes hechos.




¿Qué queda de la belleza juvenil? ¿qué quedan de los amores que iban a ser eternos? ¿qué queda de las riquezas que nos iban a salvar la vida? ¿qué queda de nada?






Wineruda




miércoles, julio 22, 2015

EL REGRESO de ALISTAIR MACLEOD




















EL REGRESO de ALISTAIR MACLEOD
the lost salt gift of blood 1976
Edtarl. RBA 182 Pág
Tradct.Miguel Martínez-Lage



¿Cuándo un cuento es bueno? Supongo que hay tantas respuestas como lectores existen, y la sensibilidad amasada entre las diferentes harinas literarias y aguas genéticas corresponde a una sola persona y a sus universos fantásticos. Pero todos hemos nacido unánimemente con Perrault o Andersen o los hermanos Grimm y luego separamos los caminos para adentrarnos algunos en caminos clásicos, otros postmodernos o quizá los olvidamos, simplemente, para siempre, o -espera- acaso nos gustan todos.

Daré mi opinión sobre cuál es el cuento bueno, al menos el que me gusta a mí:
Yo lo concibo como el concierto de una banda de Jazz; uno de esas grandes Big Band de los principios de los años cuarenta del siglo XX, donde Benny Goodman, Count Basie o Duke Ellington dirigían grupos rítmicos donde el swing o el boogie era ritmo e improvisación. Y la melodía surgía de los instrumentos de viento, los bajos y la batería imprimían ritmo, la flauta la suavidad que apenas se oye pero existe y es imprescindible y el clarinete la estridencia irrepetible de lo bello. Y... Billie Holiday daba sentido a la música, dándole palabra, sensibilidad, gesto y sentido. Así el cuento es la conjunción de todos esos factores, efectivamente, iguales que el jazz. Sobre el ritmo de las historias donde la vida en calma o salvaje, reprime o incita a sus actores, nacidos o eternos, y es improvisación y melodía a la vez; los paisajes y las historias paralelas son como el sonido de la flauta. Y el cantante, el escritor, rellena de personalidad, de dulzura o acidez, de tristeza o alegría, de pasado o de futuro, de abrazos o de golpes, las páginas de esos libros. Pues eso es “El regreso” de Alistair Macleod. Un concierto sintonizado en una radio de válvulas de aquellas que recogían en directo inolvidables sonidos. Lleno de la complicada simplicidad del que se apropian las grandes obras; donde los colores, los olores, las miradas, los sentidos, las pequeñas cosas o las grandes tragedias se empastan de tal manera que esos diferentes elementos son uno sólo. La elasticidad de las palabras abarca todos los extremos del cuento, cada pequeño elemento es parte del conjunto, y todo el conjunto es ese pequeño elemento, desde un perro que mira triste o una ladera helada, o una caricia con la mano sucia de carbón o, lo que es mas difícil, una palabra no dicha.



En el estrecho paisaje de Cabo Bretón, una isla de Nueva Escocia en Canadá, donde el carbón y la pesca es la única forma de supervivencia, y sólo eso, supervivencia, viven hombres y mujeres duros, de mirada fuerte y limpia, atada a sus costumbres y a su forma de vida, por dura que sea. El libro son las historias de alguno de sus habitantes: hombres viejos que no dan su brazo a torcer, que avanzan porque tras un paso saben que debe venir otro, orgullosos de su pasado y torcidos bajo los techos sucios de las minas de carbón o alzados en la popa de un mar bravío; mujeres fuertes que sostiene el mundo sin ningún punto de apoyo, que aman, paren, luchan y mueren defendiendo a su prole, limpias de mente y abrasadas del frío de las soledades de las viudas del mar o de la mina. Pero también son historias de jóvenes que quieren huir de la negrura del carbón y de la blancura de la espuma del mar, buscando un futuro mejor, llevándose las esperanzas y las lágrimas gastadas de sus padres, es la crónica de gente que va y no quiere irse, y de gente que vuelve y quiere irse. Y , también, son el testimonio de aquellas islas de sus paisajes y sus rocas toscas y graves, de su nieve sucia por el carbón, de niños que juegan en las playas, de barcos que no se hunden, de las níveas gaviotas chillonas, de las vacas de ojos grandes y de los coches de asmática respiración. Todos envueltos en la bruma no sólo atmosférica, de historias que van acabando, que van cambiando, donde aunque algunos se resisten, el tiempo no se para y avanza lento e intransigente.

Son las crónicas de un mundo que ya no será, pero fue, y como las grandes melodías, parece oírse aun en las ráfagas de viento que vienen de mañana cuando los coches no obstaculizan su paso con sus bocinas estridentes o su música de consumo.



wineruda

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...