sábado, enero 12, 2019

CÓMO SER PERFECTO, RON PADGETT



























CÓMO SER PERFECTO, RON PADGETT
KRILLER71 ED 2018  193 Pág
Versión de Aníbal Cristobo y Patricio Grinberg

Los poetas siempre tienen la razón;  la tienen porque dicen la verdad sobre fantasmas que se descuelgan del techo, o sobre sombras que quedan rezagadas, o sobre pasados imposiblemente improbables; pero también  dicen la verdad sobre todo  lo cotidiano, tienen razón  sobre los pasos mentirosos del poeta por su vida, sobre los amagos de realidad que dibujan -lo hacen- en sus poemas; incluso tienen razón en los escritos recibidos en el umbral de la belleza por la belleza; en todos, en todos sí, el poeta tiene la razón. Yo le creo, yo me creo todo lo que dice el poeta: sus viajes, sus sueños, sus recuerdos -aun falsos-, sus pequeña anécdotas, sus amores olvidados, sus amores que no han sido, sus partidas perdidas, sus victorias, todo lo creo. Porque eso es leer poesía: acaparar los instantes que te cuentan, y hacerlos tuyos, hacerlos pasear por el pasillo de tu casa, como habitantes nuevos de tu casa, como amables vientos que ya se aposentan en tus habitaciones, como recuerdos admitidos en tu cabeza, y  llegarán –seguro- algún momento que no sabrás si han sido tus sueños o lo fueron de aquel otro . El poeta se difumina –se reabsorbe- en su texto, en sus palabras, para ser parte de ti. Si no lo consigue, eso no te gusta, a mí no me gusta.
Padgett siempre tiene la razón.
 Sentado en su patio, en su cama, en el salón de su casa, nos habla de él, su mundo se reduce a su casa, su territorio, su espacio, su intimidad, cuatro pasos al frente y el universo detrás. y observa el mundo desde su silla, su mirador, desde la copa del árbol, desde el nido de pájaros más alto del mundo encerrado en su patio. La medida del mundo está en las maderas de su casa. Hay momentos que su universo está, por ejemplo, en una caja de cerillas.


Mi Habitación

Durante muchos años quise tener una habitación en una casa construida por mí, y cuando me llegó la oportunidad me puse manos a la obra y lo hice. Construí la habitación como la quería: irregular, limpia, de madera; Era mejor que mi sueño, era una forma de paraíso. Entré y me quedé admirándola. Luego salí: Puse cosas en la habitación y luego salí. La miraba desde la sala, cada tanto, para ver su yo había llegado ya a la habitación.
………


Padgett siempre tiene razón.
Acomodado yo, ya, en su casa, observo como los poemas parecen contados a mi oído y descubro, por fin, que están hechos para ser recortados de las páginas del libro y ser pegados en las paredes de la casa, en el frigorífico junto a los dibujos de los niños invisibles, pegados en los puertas, en los cristales de mi ventana, pegados a las telarañas de mis techos, como si fueran parte del entramado íntimo de la casa sí, pero también como evocación de  la conversación que tuviste hace tiempo  con alguien que te contó que la vida se resume en las pequeñas cosas, como si un prestigiador  hiciera aparecer hechos, sueños y verdades minúsculos y hermosos de los bolsillos, de los ojales de los abrigos de lana, de los paquetes de cigarrillos… No, él , Padgett, no hará aparecer trasatlánticos, ni edificios grandes y vacíos de la nada, ni siquiera el mayor amor de tu vida aparecerá, solo sabe qué es mentira y ver el lado evidentemente oculto de las cosas. Ser perfecto es solo una excusa para ver que no lo somos.

Te llamo
por teléfono &
charlamos, pero
la forma en que
al teléfono
le falta la tele
es la forma en que
me siento, deseando
que el resto de ti
estuviese conmigo


Padgett siempre tiene la razón.
Todo es verdad lo que cuenta, todo pasó, ha pasado y, sobre todo pasará, como un metrónomo creado para ser del futuro,- metrónomos para lectores de poesía-, que da la pauta para ver el mundo y da el ritmo vital para caminar por el borde de las cosas -por donde se caen - , o es el aventurado y afortunado oráculo que te deja ver-inventar-  cómo mirar un cuadro, o conocer la luz justa para ver un ocaso, o la explicación del placer de ver luz en la mirada de un desconocido, o soles en las bombillas estropeadas de las lámparas,  o ver un paisaje a través de la niebla espesa (está allí, solo hay que soplar y soplar) Un poeta es el que inventa los miradores en los tejados y adivina lo que realmente sucederá, sucedió y, sobre todo, lo que debería suceder...

Una bufanda que desaparece
Pequeñas zonas de frío
mapeadas contra tu
cara cuando estás afuera
caminando en una gran zona fría

A través de la cual se deslizan
rectángulos de calor –los coches-
cuando eras niño
a menudo estabas dentro en un coche
y  el exterior iba pasando

ahora tú estás pasando por
por el exterior
un coche pasa
vapor blanco por tu nariz
sobre tu hombro
una bufanda desaparece


Padgett siempre tiene la razón
Lo imagino tumbado en el suelo de su patio, creando su mundo, midiéndolo desde la parcela que ocupa su cabeza,-con el límite de sus baldosas-. Pienso en el cielo como un palio descomunal que consagra su mundo. Las cosas de las que habla están en la medida que puede abarcar, que pueden mirarse, medirse y aferrarse;  son pequeñas, son postales, son cajas de cerillas, son saleros, pimenteros, son árboles –los más grandes-, son paquetes de tabaco, vasos de zumo, son libros, zapatos rojos, son ollas, cajas de  cartón, mantequillas, mosquitos, martillos, hojas, abrelatas,  son pañales…Son las cosas que ves en tu casa cada día, pero pasadas por tamiz y  filtradas -desvastadas y sacada su alma o su veta para ser bellas y así encontrar lo hermoso en el corazón del corazón de las cosas-. Bellas sí; la realidad maravillosa o cierta  de lo común, la esencia última de lo que nos rodea, las sombras reveladas y rebeladas de la cueva de Platón que bailan en un baile de carnavales, o en un teatro de sombras chinescas que muestran , por fín, sus caras, su verdadera cara de viento, luz y realidad. Sí, son las mismas cosas que miras cada día con insolencia o con indiferencia o con aburrimiento, y que ahora se convierten en belleza –belleza pura por ser una  imagen o una frase y la  belleza impura de la verdad-. Y que se retuercen, dichas ideas, en una espiral para que tu mente atrape lo espléndido o simplemente lo escondido solo por la combinación embrujada  de palabras, como un baile de estrellas y letras  que se aposenta en tu casa, o sobre el doble techo rajado y  manchado de humo. De repente, desde el libro, todo eso se derrumba y nace otro mundo enorme atrapado en una nube pequeña terrenal o en lo que abarca una mirada o una caricia o un recuerdo o...

Brillo 

Cuando me despierto antes que tú y tú
estás vuelta hacia mí, tu cara
en la almohada y el cabello revuelto,
me arriesgo a quedarme mirándote,
Con el asombro del amor y el miedo
a que abras los ojos y que
la luz me mate del susto.
Pero quizás cuando la luz del sol se vaya
veras como mi pecho y mi cabeza
implosionan por ti, sus voces atrapadas
como que aún no nacieron temen
no ver nunca la luz del día.
La grieta en la pared ahora brilla tenuemente
con su azul lluvioso y gris, Me ato los cordones
y bajo a calentar el café.

La medida de las cosas, -hasta los aviones son minúsculos insectos al alcance de una mano enorme -, mirada desde la tierra, mirada desde donde marcan huellas los pies, vistos como lo hacían los viejos poetas medievales chinos, que versaban sobre la forma y la posición -el punto de vista- en la que estaban mirando la luna o una montaña, o cómo levantaba los pasos la niebla al pasar por los pantanos, -miradas a ras de tierra, a ras de vida, versos para vivir.- Padgett , como aquellos poetas, sentado en el salón de su casa  no muestra quizá la luna, pero sí despeja la niebla para ver mejor lo que nos rodea: un paraíso o un espejo.

Niebla en la cabaña del jardinero
Ella se acurruca más cerca
Él abre un ojo.

Nadie puede ser perfecto, pero sí tener la razón Padgett.

Cerezas rojas en el vestido de algodón
Sobre su cuerpo
Mientras abre las cortinas.





viernes, noviembre 16, 2018

MADRID CALLEJERO de JOSÉ GUTIÉRREZ-SOLANA
























MADRID CALLEJERO de JOSÉ GUTIÉRREZ-SOLANA
(1923)
Ed Trieste Pág. 204

Si alguien quiere descubrir un cuadro de Gutiérrez-Solana sin trazos, sin esos colores tierra y oscuros, sin esas caras de terrible verdad, de dureza y muerte, de conformada tristeza; si quieres descubrir con palabras, no, mejor diría, si quiere descubrir cómo Solana pinta sin pincel, sin caballete, sin tela, que lea este libro, y aquí descubir ese mundo tenebroso, crudo, ese lado distinto de la vida que veía él, descubrir el costumbrismo  que en él era un estado, un acompañante de excusa y de motivo, que a él le obligaba su interés, y  querencia de vivir en un lugar lejos del centro de vida normal para los demás, lejos de esa circulación normal y diaria de los literatos y pintores que circulaban aquel Madrid, aquella España, aquellos tiempos. Esa gente –esos personajes- que él pinta y describe, aparecen en lugares de alcohol, lugares de vino rancio, de toros muertos y vivos, de carnavales pobres, de gente que no tiene nada, de tristezas e imposibles, de soldados canallescos o valientes, de toreros sin suelo, de prostitutas. Eran esa gente del arrabal y mano sucia, del mendrugo, de la bota de vino en el hombro, de baile del domingo endomingada, de sabores recios de campo y vida pobre; era gente que no vivía solo sobrevivía en una ciudad que crecía, que nacía y moría: moría de vieja en las casas que iban demoliendo para hacer nuevas calles, nuevos territorios para ricos para otra vida que no era la de los que allí, entonces, vivían. Y de esa muerte nacían nuevos territorios nuevas calles que llegan hasta hoy llenas de riqueza y  poder, lejos de aquellos paisajes costumbristas, hechizantes y espantosos que allí entonces estaban.,

 Muerte y vida como en toda la obra de Gutiérrez –Solana. 

Pasea, en este libro,  Gutiérrez-Solana, por Madrid, y parece que nos va mostrando su paisaje, su lugar de apetencia, y dichos lugares acompañan su ideología, su círculo vital, el recorrido de sus cuadros, de su estado vital, la impronta de su imaginación y su querencia-apetencia-, dichos lugares son la iconografía que descubre sus cuadros, o sus cuadros son la iconografía de esos lugares, de esas gentes, su resumen, su sello en la vida, su demostración que existen, que existieron. Aparece, así.  lo tenebroso, lo terrible, lo macabro de los cementerios viejos, de cuyas tumbas viejas y reventadas. Gutiérrez-Solana descubre una parafernalia de difuntos y ataúdes rotos, y un discurrir de osamentas y huesos podridos que descorazona, pero, a la vez, refleja un estado y un diario de una vida en ruinas, Es el estado de un personaje que ve derrumbar un pasado; él llora por las cosas que van cambiando, por las casas que no volverán, las costumbres, los territorios propios e impropios que no verán nueva luz, en esa época de los años 20 del siglo pasado, todo se derrumba, calles, casas, cementerios, voces y paisajes. Su descripción de la muerte, de lo macabro asusta y espanta, pero no deja de ser el discurso de una querencia que acaba en sus cuadros, que muestran más allá que sus trazos, como aquí de sus letras.

De las calles que aún conservan su estado viejo y decadente, de aquellos lugares, tabernas, tugurios, casas de putas, de rastros de cosas viejas y robadas, de horas y sitios y estados de cuando finaliza la noche, él descubre el momento en el que todo discurre y todo se para. : él encuentra momento-líneas, dibujos, palabras, trazos- para las prostitutas, para los viejos derrotados, para ciegos arruinados, para marineros borrachos-navajas, puños y canciones de nostalgia-, para titiriteros, para disfrazados sin miedo, para feriantes de carreta rota, para soldados sin destino, para toreros muertos, para viejas desdentadas, para alcohólicos sin futuro (muerte y vida). Descubre esos  lugares porque él  se siente cómodo en ellos , y , por ello, pasea y en el paseo describe, casi al paso, como una descripción contada al oído, la sensación de caer en las profundidades,  de caer rendido en aquel olor a vino viejo, a suciedad, de caer rendido a la sensación de vivir entre el color ácido de aquellas calles, a sentir el viejo sopor de las mañanas sin ir a dormir, sentir el olor  a ropa vieja, a soledad, a vómitos y borracheras, al sonido de las peleas y los perros aullando, sentir a las gallinas que salen de los patios sin baranda. Sin embargo, él las ve desde un lado , y desde arriba, él las conoce, él se reduce a un estado para incrustarse en ellos, sabe de lo que van las cosas, ha estado allí  y ha besado, bebido, arremangado sus chaquetas para pelear o no mancharse, pero, así y todo, en el libro  siempre está un paso al lado, acaso por pudor de escritor , acaso, más seguro,  por distancia de pintor, de dibujante al lado del protagonista.

En la parafernalia que acompaña sus cuadros siempre aparece el carnaval, en ellos, y en las fiestas de San Antón, del Dos de Mayo o en las Verbenas, Gutiérrez-Solana escribe sobre ambientes, sí, pero también sobre personajes, sobre hombres concretos, que acaso vivieron, existieron, acaso no, no lo sabremos, o quizás solo fueran el personaje escrito de un cuadro, el reflejo   soñado, o pensado, de un hombre o una mujer que se cruzó en su camino, y en el queen el libro  él recrea su historia, hasta su vida y su muerte, o los viajes o caídas , como si le siguiera toda la noche-toda la vida-, y es la misma que en sus cuadros pinta, esas caras triste, terrible o cansadas –o estoicas-,  que parecen contar la vida pasada y futura de sus personajes, de sus figuras; en este libro los describe y en su cuadros los pinta. En esas fiestas y celebraciones, aparecen una sucesión de situaciones casi teatrales casi domésticas-como si la viera en el momentos que las escribe, como una foto -como un cuadro-. pero Gutiérrez-Solana no solo describe estos momentos sino quevemos  el color que parece  dejar ver el libro, el tono que surge de las descripciones de sus páginas, de sus personas, de sus máscaras, de sus vestidos, de sus ambiente sórdidos, tenebrosos, desagradables pero también de sus momentos  de baile, de broma, de carnavales, de toros en Las Ventas, de baile en las campas, de verbenas y carretas de fiesta; todos son de un color ocre(tierra) o negro(apagado) o blanco (sucio), como los que predominan en su cuadros. Y hasta lo brillante apenas ilumina lo que unos ojos en un cristal oscuro, lo que el pico de un cuervo en una noche sin luna, el pico que desgarra y ataca, solo parece descubrirlo el graznido oculto y que entraña miedo que parece salir de las entrañas.
El discurrir del libro, con las opiniones drásticas, a vece escandalosas, sin pudor , directas, sin cortapisas, con frases radicales, hasta desagradables sobre algunas personas, temas o ideas, todas  describen a un personaje directo que desprendía todo lo que pensaba , que narraba y opinaba sobre  todo lo que veía , a su modo, que mostraba ese mundo lejano, que es difícil de distinguir desde el segundo donde vivimos A pesar del pesimismo oscuro, macabro casi enfermizo de sus visiones de futuro, a pesar del pensar oscuro. hasta con el  casi regodeo con la muerte y lo feo, aún  más allá de eso, el libro es un diccionario sobre el pintor, y es una pintura, costumbrista y nostálgica, histórica y cruel, distinta y verdadera, sobre Madrid; sí, pero también sobre una época, sobre un estado de aquella sociedad, sobre un momento de la vida de aquella gente, del estrato social más bajo que se movía por aquellos tiempos y aquellas tierras. Sobre un mundo en cambio, que ni entonces volvió a ser.



viernes, noviembre 09, 2018

‘PATAFÍSICA (Junto a ESPECULACIONES DE ALFRED JARRY) DE ALFRED JARRY Y OTROS











‘PATAFÍSICA
 (Junto a ESPECULACIONES DE ALFRED JARRY)
DE ALFRED JARRY y otros
Ed PEPITAS DE CALABAZA
189 Páginas
  yo creyera que el estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones fuese verdad, que la ‘Patafísica es algo útil, algo que el mundo comprende, merece, incluso admira; si yo creyera que en la vida se debe perder el tiempo en leer esas y otras frases que el mundo del patafisico irredento ha creado  y  ha inventado para este mundo, si eso pensara, creyera o admirara, abandonaría todo intento de comprender el mundo, dejaría sin lucha, sin pelea, con dejadez de marino  mercante, dejaría, pues, que las filas de patafisicos que son y serán en el mundo conquistaran la vida, conquistaran la historia, conquistaran el futuro, con esos  inventos absurdos que nadie comprende, con ideas retorcidas y raras, sí raras, que agreden el sentido común. Incluso vienen con ideas malsanas para las buenas mentes que en el mundo han sido y serán. Piensen que en esta vida llena de placeres serios, que un patafísico, algún patafísico absurdo, diga que es un placer reventar el bombo con golpes de pasteles de blanca nata para dejar un sonido limpio a los tambores,; 0..o… o… o … que otro  piense que en este mundo de grandes  mercaderes,  un vendedor de pájaros debe poner su puesto en un balcón o, mire, alguno cree que es mejor idea vender pájaros montado en globo; y, calle calle, otro piensa que  cambiar ruedas de coche por bloques de pegajoso caramelo para que se agarren mejor las ruedas a la carretera. O que los aviones vuelan mejor cuando se construyen en fábricas con forma de huevo. O, dicen, que lo trenes  son mejor de color blanco para que no se vean a los que se despiden decir adiós con el pañuelo, blanco y ahorrar la pena al que se queda… ¿Qué sería entonces  de la despedida final de la hermosa película Casablanca? ¿Qué.. que dicen que no se fue en tren que se fue en avión? perdonen…borre esto..

Si la ‘Patafísica fuera eso que los menesterosos de la imaginación han citado, en palabras de su DIOS, Jarry, Alfred, que la regla debe ser, y es,  la excepción de la excepción, pensaría que el mundo se ha doblado por la mitad, como un boxeador  que ha recibido un golpe muy bajo, bajísimo, como cuando mi primo Carmelo lució bigote frondoso, y me dijo el muy, muy...patafísico, que era  para no tener un trigote o, peor, un cuadrigote que abarcara-y tapara, dice- toda la cara, decía su mujer, en el bar, que era  de comprender, que el bigote, con su dos lados, aunque sea frondoso, es un buen adminiculo para la cara al contrario de los otros . Piensen señores, que si las excepciones  de las excepciones comprendieran a  los generales de caballería, pudiera un ‘patafísico ser general en jefe y querer –ordenar-  que  fueran a la guerra  montados en fornidos caballos de madera, sí,  en aquellos balancines de nuestra eterna infancia, con la intención final  –cobarde y derrotista seguro- de que se quedaran luchando en una incruenta batalla en sus habitaciones de juegos, así todos  no pensarían -alegres y rejuvenecidos según ellos, acaso con sombreros de papel y armas de madera, en sus caballo también  de madera. Que seguro estarían-, dicen , sí,  que así  no pensarían en arrebatar trincheras o  en la producción en masa de tanques, porque , dicen otra vez , que ¿Qué gracia tiene un balancín con forma de tanque? Ninguna.

Por suerte, alguien me dijo que para no ser patafísico hay que tomarse la vida en serio, y así lo hago, y dejo mi silla del autobús a los curas, y dejo a los niños saltar sobre mi panza cuando duermo en la playa, y miro con rechazo al patafísco –estoy, parece, rodeado de ellos- que me dice que sería diferente dejar dormir al cura saltando en la playa y dejar que al autobús pase sobre mi panza gargantuesca llena de niños.

Si fuera cierto que la ‘Patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias creo que ya hubieran encontrado una solución al mundo, a todos estos problemas que nos acucian y nos muestra cada día esos telediarios y periódicos limpios de polvo y paja de lo bueno y lo malo, .Y no me vale que me hablen ustedes, los del fondo, sobre aquel patafísico que para acabar con la contaminación propuso poner en la punta de las chimeneas de la fábricas grandes globos en los que encerrar la contaminación, y luego tener un señor que los ate y cierre antes de explotar y sirvan de distracción a los niños cuando ya estén llenos y no sirvan; o, ya no me creo por mucho que me digan ustedes que es verdad, que aquel patafísico propuso conseguir la paz en el mundo con el sencillo método de poner a las abuelas de los soldados en el campo de batalla  con una zapatilla en la mano y un jabón de limpiar bocas en la otra, ni que su fallo es que no dijo nada sobre las abuelas de los generales, sí sí, supongo que porque son demasiado viejas. Ni que haya otro, ¡Y que salió en el periódico!, que propuso acabar con los robos en el mundo con el gracioso método de poner un soldado en cada puerta, de este modo mataría dos pájaros de un tiro decía, de modo que acabarían con las guerras porque estarían muy ocupados y ayudaría a que la gente hablara más entre ella, por lo mucho que se aburriría el señor o señora apoyado en el quicio de su entrada, y, por otro lado, mejoraría la natalidad. O eso decía.

En fin, que Jarry, Alfred, hizo, ha hecho, mucho daño cuando habló, y hablan aquellos del fondo sus seguidores, de las soluciones del mundo a través de la ‘Patafísica, esa  que nació desde la barriga de Ubú, o la que acompañó en las divagaciones del doctor Faustroll, del cual, de sus manos impías y divagadoras, nació este mundo absurdo en expansión y en contracción, como parto de reina regente. Propongo, pues, que nadie lea este libro que muestra sus intenciones y dichos e ideas a la caterva de diestros y astrosos seguidores de aquellos impíos absurdos , y que muestra la historia pasada y el futuro de esa ciencia difusa   e indiferente que sobrevive en el mundo para que gente como yo  sepa lo que no hay que hacer, y conozca a los malos  e irreverentes que quieres cambiar este mundo que todos queremos y amamos, por un mundo absurdo hasta lo imaginativo  e imaginativo hasta lo absurdo. Que nadie cambie nada es lo importante. Y ni Ubu, Ni Faustroll, Ni jarry, Alfred, ni Vian, ni Prevert, ni Calvino, Ni Perec, ni el sursuncorda- que decía mi abuela- evitarán que este mudo mundo sea llevado por las reglas puras y pías que lo han hecho como es y amamos.
Amén.



Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...