MEMORIA DE ELEFANTE de ANTÓNIO LOBO ANTUNES
memória de elefante 1979
Ed Mondadori 152 Pág
Trad. Mario Merlino
Me rindo, bajo el puente
levadizo, dreno el foso, destruyo la barbacana, y dejo que pase, que
pasee como por su casa, que lo es, António Lobo Antunes.
No me resulta fácil
imaginar cómo se puede abastecer de belleza a todas y cada una de
las 152 páginas que componen el libro sin saltarse una línea, y
rellenarlas de lúcidas imágenes que sortean entre ellas el número
que gana el momento de salir, sorteando los obstáculos con forma de
semáforos de las calles vacías de ideas. Imágenes donde la hierba
crece por doquier y de la que, al pisarla, se levantan cientos,
miles, de palabras. Salen como los mosquitos que nacen de las aguas
empantanadas; aguas cargadas de alimento, dueñas del placer de la
quietud, de la corriente estática. Igual situación a la que que
necesitan los verbos para nacer del pensamiento, ese que parece salir
de donde nada ocurre, del lecho calmo de su río, pero que, en
realidad, es el mayor generador de huracanes en el mundo. Como si
Deep Purple pusiera en la plaza de mi pueblo altavoces a toda
potencia mientras canta “Child in time” . Los agudos harán
saltar los cristales de las ventanas, y los graves, levantar las
faldas de las ancianas que miran con asombro como de unas palabras
-cantadas- nace el mundo: furia y terror, belleza y luz. Luz que
muestra caminos, pero también que enfoca el lugar donde debes mirar
para observar ese puntito, pequeño y escondido, donde se encuentra
lo hermoso. Lugar donde verás que se encuentra “Memoria de
elefante”.
Cruzando Lisboa a lo largo
de un día, un médico, un psiquiatra, cuenta sus cuitas, pasea sus
desesperanzas, sus sueños, sus problemas, por lo ancho de las
avenidas y por lo estrecho de sus posesiones; que empiezan en una
casa donde remoja sus calcetines de hombre que ha dejado a su mujer,
y limpia la conciencia de sus hijas sin padre; y que acaban en los
hospitales que ahora defiende, y los que defendió en la guerra de
Angola. Allá por los años donde todo parecía más difícil pero, a
la vez, más factible. Todo podía ser, todo era inicio y
posibilidad, hasta el amor y la vida entre sus miedos obsecuentes y
sus obsesiones rebeldes. Entretanto en los entreactos de las
nostalgias de pasados y amores perdidos, se descubre una ciudad que,
aunque aparenta ser un mapa de lugares - bares, escuelas,
hospitales, prostíbulos...-;en realidad es la carrera de muchos
personajes -borrachos, locos, perdedores, prostitutas, indigentes,
colegas, sabios, abuelos, soldados, amantes-, que se retuercen cerca
del psiquiatra y que parecen convivir en el texto buscando la manera
de entrar en la foto de grupo en las que les espera un cámara con el
flash de magnesio a punto de prender.
No habla el libro a través
de complicadas tramas, no escribe sobre historias profundas, habla
sobre las personas, sobre lo que hablan y piensan, acerca de lo que
les ha pasado o les pasa. Lo que hace que el libro crezca y parezca
gigante son las palabras: verbos, sustantivos, adjetivos, adverbios;
todos llenos de poesía, de esos rasgos distintivos donde lo hermoso
está en lo pensado, en lo descrito, más que en las situaciones
ridículas, misteriosas, tensas, románticas o en las corrientes.
Son las construcciones de frases, que conforman textos y que conciben
imágenes, las que crean ese mundo de ideas tiernas, profundas,
oscuras, terribles, sensibles, ilusorias, sabias. Oraciones
sustantivas y predicadas a lo largo de un sinfín de conversaciones y
pensamientos, que provocan que aparezcan senderos de donde no parece
que existía nada: por ellos encontramos el camino al escondite donde
está el poeta tímido. ¿Quién es el poeta tímido? Es el escritor
que pisa con bota de bailarina el barro de los prosistas, pero que es
un juglar, un cantante de fados, un labrador de campos de metáforas,
un percutor de escopetas de imágenes; de esas que llenan el aire con
un olor de acero y de pólvora de la que se usa para rellenar
carcasas de fuegos artificiales; esas que ilumina el mundo durante
segundos y dejan huellas en la imaginación de un niño recordado
siempre, hasta en el lecho de su anciana muerte, el primer día que
oyó los estampidos, que notó la caricia de la fina escoria y cogió
de la mano a aquella muchacha que tenía los ojos dulces como
pasteles de fresas color fuego y alegres como estallidos de
caramelos. Mientras las comadres, ya viejas, miran con un ojo el
cielo y con el otro a las jóvenes que lucen el siguemepollo mientras
revolotean por la plaza entre la luz y la oscuridad de las explosiones.
El sonido de “Child in
time” rebota en las paredes de mi pueblo; todavía retumba la voz
de Ian Gillan: la lluvia de cristales sigue cayendo, los niños
levantan los brazos en las cunas, los perros sonríen a las viejas
que bajan sus faldas; todo parece haber cambiado entre mis
conciudadanos, incluso los mas reticentes saben que tras la palabras,
estén en inglés, en portugués, en prosa poética o en gritos
agudos; está la belleza pura y dura, sagrada y bastarda, porque no
es hija de nadie, aunque lo es de todos.
Wineruda
Ya te comenté que me gustó mucho esta breve, pero intensa novela. Tiene fragmentos que son puro verso, imágenes y metáforas bellísimas, es su manera de narrar en ese soliloquio sin fin de la novela. Algunos ejemplos:
ResponderEliminar(…) como ciertos poemas de Erza Pound nos muestran de pronto los desvanes de nosotros mismos en el prodigio de una revelación: la certidumbre de haber encontrado a un compañero de viaje en un asiento a primera vista vacío y la alegría de una ceremonia compartida inesperada (p. 53).
Me mato, madre, sin que nadie o casi nadie lo note, me columpio colgado de la cuerda de una sonrisa, lloro por dentro humedades de gruta, sudor de granito, secreta neblina en la que me escondo (p. 59).
Una obra extraordinaria pese a la angustia que destila en esa desesperada búsqueda de algo que le ayude a existir. Me parece que su experiencia en la guerra de Angola lo marco para siempre.
Me recomendaron encarecidamente Exhortación a los cocodrilos, pero aún no la he leído.
Me ha encantado tu reseña que comparto.
Un abrazo!!
Hola Laura,
Eliminargracias por recomendarmelo, lo cierto es que tenia varios para comprar, y me decidí por este por tu recomendación. Aunque lo cierto es que terminado de leer este, que me ha alucinado, y vi una oferta de libros de Lobo Antunes y he comprado 7 , :):)
Cuando me puse a escribir la reseña pensé poner extractos del libro, pero no sabía ni por donde empezar , ni acabar , ni qué discriminar, así que no me decidí , pero los que has puesto son muy hermosos. Como todo el libro.
gracias por todo
un abrazo grande
Hola Wineruda.
ResponderEliminarCon el entusiasmo de tus letras, y el festín de matices que condimentas con tanta originalidad, has hecho que Lobo Antunes sea una de mis prioridades literarias. Sumado a lo que expone Laura... ni te cuento, jeje.
Un escritor, formado en psiquiatría, que además transita con sus letras en lo recóndito de nosotros, sin renunciar a su espítiru poético, tiene que hacer libros tan desconcertantes como bellos, tú lo has reflejado magistralmente, leerte es una explosión de sensaciones.
Cuídate amigo y un abrazo!!
Hola Paco,
EliminarPues atizaré el fuego del deseo por leer a Lobo Antunes con dos cosas
1) “En los comedores de barra corrida se establecía una especie de solidaridad de Última Cena que ayudaba al psiquiatra a mantenerse en pie por dentro, como si el codo de la izquierda y el codo de la derecha funcionasen como cabestrillos que mantenían unidos a los huesos astillados de su desesperación y les impedían desparramarse en los suelos como piezas de mikado. Se instaló entre un jovencito serio precozmente vestido de bibliotecario triste y una pareja en crisis encrespada por el silencioso odio conyugal, fumando con rabia y los ojos fijos en el horizonte de divorcio espinoso...”(Pag 123)
.
2) http://elpais.com/diario/2006/07/22/babelia/1153523835_850215.html. Ufff
Un abrazo, espero que te gusten
Me matas, Wineruda. Tengo un montón de urgencias literarias y tú tienes la habilidad de incrementarlas y abastecerlas. Aunque Antunes hace tiempo que quiero leerlo me lo has vuelto a "refrescar" y concretamente este libro que no parece dejar resquicio para el descanso.
ResponderEliminarY, para rematar, con Child in time. Lo dicho: me matas.
Un abrazo
Hola Ana
EliminarTentar, es un gran verbo:
verbo transitivo
1. 1.
Palpar o tocar una cosa para reconocerla, especialmente con las manos cuando no puede verse.
2. 2.
Inducir a una persona a hacer o tomar algo muy atrayente, pero que puede resultar inconveniente.
¡Ay! Ya dice el diccionario, que puede resultar inconveniente, pero no por nada malo, por obsesivo más bien. ¡Me he comprado ya 9 libros!!! de Lobo Antunes. Lo reconozco hasta en la oscuridad.
Tentación, maldita tentación.
Un abrazo
Hola, Wineruda. Fueron los intercambios con Utopía los que me derivaron hacia aquí. Tengo un par de libros de Lobo Antúnes, éste entre ellos, y aún no he encarado ninguno.
ResponderEliminarSegún tus magníficas líneas, parece ser más que promisorio y, en virtud de tu confesión de poseer ya 9 de sus libros, pues... no me das mucho margen para seguir dejándolo pasar.
Agradecido por tu reseña.
Un abrazo.
Hola Marcelo.
EliminarEncantado de leerte aqui, ya te había leído con utopía. Sí, poseo 9 libro de Lobo Antunes, y en trámites de otros dos, un placer leerlos. Espero que, si los lees, te gusten tanto como a mí, me parece un escritor de otra esfera.
un saludo