The time of our singing 2003
Mondadori . 772 Pag.
Traductor: Jordi Fibla
Hacía tiempo que buscaba este libro,
lo único que me hacia dudar es que en ningún blog, en ninguna web,
había un mísero comentario sobre él, eso que ya tiene 12 años.
Ahora lo único que lamento de haber empezado esta novela, es que no
puedo volver a empezarla y descubrirla por primera vez, de nuevo. El
placer de la lectura se dimensiona entre sus páginas, encuentras un
punto comparativo, una medida a la que cotejar , un refugio de tus
dudas, un mapa por donde caminar sin perderte entre un laberinto de
libros de los que sospechas. Aquí, en esta novela, no recelas,
fluyes por sus letras como por un río que va, veloz, hacia el
mar. A pesar de sus cerca de 800 páginas tuve que poner freno a la
lectura, apaciguar mis ganas de seguir, - pudiera ser que fuera también, saber, digerir, escuchar- ,
para saborear sus textos, oir su música, llorar sus penas, entender
sus conceptos y gritar sus ganas. Pero la leí en silencio, sin
musitar nada, para entender el sonido de sus pasajes, como una
partitura de un motete a capella escrito
para muchas voces y un sólo oído, el mio.
“El tiempo de nuestras canciones“ es la historia del matrimonio
entre David Strom y Delia Daley. Entre un científico judío huido
de Alemania, y una joven cantante negra, en el Nueva York de los
años 30 del siglo pasado; tiempo y lugar en los que en muchos
estados norteamericanos estaba prohibido ese matrimonio “mixto”
bajo pena similar a la de homicidio. Y es la historia de sus hijos -
Jonah, Joseph , Ruth- Y es el testimonio sobre sus familias, de su
crecimiento, de su cambio, de sus verdades. Pero también es la
crónica de un familia y una sociedad sumida y sojuzgada por el
racismo, donde nada les es permitido a los negros, nada se les
perdona, ningún derecho les es otorgado. La novela discurre entre
aquellos acontecimientos históricos reales - lucha por las
libertades civiles, panteras negras, asesinatos … -y su reacción y
relación sobre los protagonistas del libro.
Pero
lo que amalgama el libro, lo que le hace sobresalir, es la música.
Sus descripciones, sus detalles, su conocimiento, todo resalta sus
líneas, agita tu intelecto. Por sus folios pasan desde Byrd, Bach,
Schumann, Schubert, Beethoven, Rodrigo, Dvořák, Mozart, Haydn,
Verdi, Dowland, Mahler... hasta el jazz de Coltrane, Nina simone o
Miles Davis. Y el gusto es tan exquisito que conmueve los sentidos,
pareces oír latir sus gargantas, acompañar sus teclados, insuflar
aire a sus pulmones para que surjan sonidos
fortes o
pianissimos, crescendos o
diminuendos.
Y
es la música la que une el matrimonio, la que alegra sus días y
noches, la que perdona sus problemas,. Pero será la que separe a
parte de su familia -música que creían de blancos sentidas, amadas, creadad casi para corazones de esos niños negros,
compases que parecen ser un desafino para ese mundo en cambio-.
Y sobre todos los pasajes de la narración , por sorprendente que
parezca, sobrevuela la teoría de la relatividad. Más que ella : el
tiempo. La necesidad de saber cómo puede ser superado, como puede
cambiar: acelerar o detenerse, volver al pasado o ir al futuro, allá
donde están tus corazones, allá donde no haya problemas, allá
donde esté la vida, allá donde no haya colores.
“El tiempo de nuestras canciones“ esta escrita y descrita de
tal modo que va y vuelve, no hay sitio para el tiempo o el espacio.
Los hechos -los capítulos- se suceden, pasan del pasado al futuro,
de un lugar a otro, de un momento histórico a una realidad
ficticia, de un narrador a otro. Nada se detiene, todo cambia, como
el tiempo que para cada uno es diferente, para cada personaje también
lo es. El sonido de las horas, los días, los meses, a veces va acompañado a veces desparejado; hay
momentos de comunión perfecta, hay momentos de divergencia absoluta,
pero cada uno busca encontrar su camino, bajo las razones que les han
sido dadas, heredadas o aprendidas. Y así cada uno busca su
identificación, su realidad, desde su estado de ser pareja de negra
y blanco buscando un lugar entre los suyos, ¿pero quién son los
suyos? O desde el hecho de sus hijos mulatos que no son ni blancos ni
negros, posicionados en medio de una lucha tanto racial como de
clases, mirados de forma vacilante u odiosa por unos o por otros. La
búsqueda de esa identidad les llevará a cada uno por diferentes
caminos y allí se cruzarán los espacios y los tiempos...
Supongo que definir una novela es difícil, una vez leí que cierta
novela era una obra de arte, aquella no lo sé, ésta lo es: por como
escribe Powers, por lo que cuenta, por cómo lo cuenta y ciertas
razones más que sólo las sabrás si la lees.