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jueves, noviembre 28, 2019

GILEAD de MARILYNNE ROBINSON





GILEAD de MARILYNNE ROBINSON
Galaxia Gutenberg  267 Pág.
Traducción de. Montserrat Gurguí y Hernan Sabaté




Supongo que alguien que escribe o que vive o que ejemplariza o que evangeliza o que enseña desde la moral o que exige un comportamiento personal acorde, incluso sometido, a unas pautas por él dadas o, como mínimo, por él enseñadas, pretendería que su propia actitud, o de sus similares, o su modo de vida o de pensar sea acorde a dichas pautas.  Ello supone ser faro para unas personas que aceptan que así sea, y que esperan que lo que hagas esté de acuerdo a los preceptos y a las enseñanzas dadas y aceptadas. La asunción de dicha responsabilidad supone que toda la vida debe ser vigilada para cumplir con tus propias ideas, y que sea para el que enseña como para el enseñado una forma de vida, no una imposición. Sin embargo puede ocurrir que el paso de la vida haga que tu pensamiento, incluso tu obra, se separe de ello. La vida puede exigirte -empujarte- que vayas por un camino que no quieres o puedes seguir para cumplir tus preceptos o que exijas de la vida más de lo que puedes dar o no sabes encontrar el límite de lo adecuado.

Límite… encontrar el límite… de las enseñanzas  religiosas, o del vivir bajo las normas de una vida intensamente religiosa, es una, la mayor, de las búsquedas de este libro, porque, a fin de cuentas, eso es un libro: una eterna búsqueda de explicaciones a tramas internas o a pensamientos externos a él. Pero me adelanto…

John Ames es un reverendo  que lleva a sus espaldas el cuidado religioso -y a veces personal- diario de los feligreses de  una pequeña iglesia de un pequeño pueblo, Gilead. Él es el tercero de la familia, con su padre y su abuelo, que dirige la iglesia de ese lugar pobre y perdido en Estados Unidos, que fue creado antes de la Guerra Civil norteamericana  por una  Iglesia abolicionista para ayudar y dar refugio a los esclavos huidos del  Sur.

El reverendo, ya anciano y con una enfermedad terminal, escribe unas cartas al futuro, para su pequeño hijo intentando explicarle, enseñarle, aconsejarle, darle, lo que no podrá cuando el niño sea mayor y necesite consejo o explicaciones de un padre que ya no estará.  Hablará  de su vida y la de sus antepasados para responder las preguntas que quizá se haga sobre su pasado; o, quizá, intente buscar entre esas líneas la solución a las cosas que lo afligirán o lo perturbarán. La empresa supone hablar de la vida, supone explicar la niñez del Reverendo, hablar de su abuelo, reverendo cómo él en la misma iglesia, y que luchó, y no solo con la palabra, contra la esclavitud. Su pistola de la guerra civil, sus ropas, aún resuenan y brillan, escondidas, en la mente de John Ames, con ese pudor que transpiran las personas que admiran a alguien, pero retienen un espíritu de reproche o duda hacia él; y resuenan aquellas imágenes por su extrañeza, por su sorpresa de niño y de adulto ahora, y lo hacen tanto como el recuerdo del viaje con su padre, aclarador y oscurecedor a la vez, en búsqueda de la tumba del abuelo, en un campo vacío en un pueblo casi abandonado… Imagen, casi  ejemplo, de las ideas que se pierden, de aquel tipo de hacer religión, de enseñar lo cristiano a su manera o o  mael abolicionismo ya olvidado.
El suceder del tiempo, cuando ya su padre es el regente de la Iglesia, supone el excesivo furor por la vida religiosa, será un cumplidor exacto de las pautas que deben ser dadas y exigidas. Tomado ya su puesto, el pueblo es un lugar en el que John  Ames descubrió que su  mundo  era pequeño y grande a la vez:  lo ancho de aquellas pequeñas calles, lo vacío  de aquellos campos desnudos, lo inacabable de su ministerio. La vida pareciera  retorcer el tiempo y  que este se recortara así que pasaba con rapidez como si  John Ames  pasara el tiempo entre canciones religiosas, sermones y soledad, hasta que nació, casi al final de ese tiempo, un amor extraño, casi desnudo de vida, con una mujer aparecida casi de la nada, casi sin un pasado que reconocer,  con la que se casó, y nació  él, su hijo; al que no podrá educar más allá de sus 9 ó 10 años. La vida es extraña, da vida cuando no la tienes –amor e hijos cuando ya anciano- para quitártela  cuando más  la necesitas. Es extraño el surgir de la palabra cuando quieres explicar lo que supone dejar tu herencia más allá del escaso dinero… mucho más… dejar la herencia de una enseñanza moral o ética: es extraño el intento que hace que desde el pasado  querer dejar tu impronta en el futuro incierto, aunque fuese pequeña, y querer hacerlo en la actitud de tu hijo, en los pasos, aunque sea uno, que dé en la vida.

Límite…retomo a los límites… Retomo la necesidad de encontrar ese límite de lo adecuado, aunque supongo que la palabra adecuado no expresa bien lo que quiero decir, supongo que sería mejor decir:  el límite de lo moral o religiosamente correcto. John Ames busca, gira mucha de su vida, sobre lo que se puede o no se puede hacer desde tu puesto de representante religioso de una Iglesia o, simplemente, de una comunidad religiosa pequeña. Así, su abuelo es el ejemplo del uso de la violencia en la defensa de sus ideas y de la vida de otros hombres, era un hombre desmesurado y vigoroso que luchó y -no lo dice, pero lo intuye- mató e hirió, por su causa religiosa. ¿No está en contra de sus propias reglas, de sus preceptos?. Que compensó el padre de John llevando el servicio a su propia feligresía al extremo  . Él, John Ames, con un pueblo diluido ya y empequeñecido, ya olvidado el propio origen  abolicionista del pueblo -La iglesia de la comunidad negra quiso ser quemada....y se fueron del pueblo- ¿Ya no era un pueblo de protección para los negros, para los débiles, y perseguidos? -. En donde otras Iglesias ya llevaban la palabra de Dios de otra forma; él  encuentra sus límites  en lo personal de su comportamiento y  de su pensamiento (el orgullo, los celos, la envidia, el rencor…) , y se encuentra en encrucijadas, en las que su mente de hombre , de Reverendo precavido, supera las reglas religiosas, de nuevo,  para encontrar acomodo en  los lugares de donde  lo oído, lo supuesto, prevalece sobre lo demás-la realidad-, donde el no perdón, o la no  compasión supera a las enseñanzas dadas, donde la vida te pone a prueba y debes dejar el resquicio por donde escapar.



  1. ES curioso que sobre la relación de luchas de ideas, de pensamientos religiosos o morales, sobre la descripción de la vida en el pueblo, o en familia, sobre el pasado oscuro o brillante, es curioso que sobre ese suceder de cosas, sobre John Ames y el  pasado y el futuro que no tiene, prevalezca, un sentido de belleza que retiene el propio John en sus cartas a su hijo: desde un ocaso luminoso sobre la tumba desolada de su abuelo, hasta una despedida desde un maizal que refleja agua o luz o el pasear solitario de un hombre, o el sueño en la mecedora, o la caricia escondida en la mano de la mujer de John, o la simple soledad en una iglesia semiderruida en la que entra un rayo de sol distraído o…todas esas pequeñas cosas hacen que una historia de vida, de lucha, de muerte, de futuro sea, también, de belleza. Supongo que una parte de la vida está en buscar la belleza de las pequeñas cosas, o alguien, religioso, diría que todo es belleza si  miras lo creado por su Dios.

martes, octubre 22, 2019

ZARZARROSA de ROBERT COOVER






















ZARZARROSA de ROBERT COOVER
ANAGRAMA 100 pág.
Trad. J.A.  Masoliver Ródenas



Una marca de salida, un rodeo, una forma de retomar la literatura, recreando los alrededores, los probables o improbables lugares, donde pudo o no pudo pasar una historia paralela a la narración oficial, a la ficción que nos atrapó, que nos han contado, que hemos leído ¿Qué pudo pasar si hubiéramos mirado desde el otro lado del libro? ¿Qué rodeó el mundo del mundo donde pasaron todas esas cosas que nos cuentan los libros?¿Nacieron, murieron, volvieron a mirar, se separaron personajes, historias o lugares que conocimos allí? O… ¿Qué hubiera pasado si lo que nos cuentan no hubiera sucedido así? O… ¿ Qué hubiera pasado o, mejor, que ha pasado si lo que han contado no hubiera sido del todo parecido a lo que leímos? ¿Qué verdad o qué  mentira están detrás de las ficciones, mejor dicho, de mis ficciones?

La Bella Durmiente espera, el príncipe acude, el amor se rinde a la leyenda, sigue sus pasos, sigue, apocado sus términos de uso en las cláusulas del contrato oficial, de lo que nos han contado, el camino de siempre. EL príncipe no puede pasar, duda, sobre la realidad de aquel castillo desolado a la que debe acudir a besar a una mujer dormida hace 100 años, el mundo se supera, las trabas se superan, pero ¿Y el propio cuento? ¿Se supera? ¿Se supera el camino que le marcaron? ¿Y si su futuro es el futuro de todos los príncipes héroes, destinado a vivir otra historia que no es suya, a ser feliz siempre? ¿Y si es el mismo príncipe de todas las historias, abanderado de la vida regía, del héroe sin destino, o con destino tan fijado que no tiene destino, tiene EL destino?

¿Y si ella no sabe qué hace, y si ella duda, y si la que creó el cuento, el narrador, la bruja , el hada, que la hundió  en ese sueño insomne es el creador de los cuentos?  Con el derecho a alterarlos a placer, por gusto o disgusto de la princesa dormida o el príncipe alterado ¿Acaso son Dioses de pluma disfrazado de brujas, de  husos, de agujas, disfrazados de literatos muertos tras las ventanas los que mueven su mundo, hasta dormida, los que deciden el bien y el mal, los que no te dejarán saber si te besarán o seguirás mil años más dormida  o si estás ya tan vieja o viejo que no querrás volver a ese mundo moderno o… ? ¿Pero si el hada autor se aburre y cambia el cuento? ¿Y ocurre, se le ocurre, que ella, la princesa, sea maldecida todos los días?, ¿Y si ella siente que el príncipe viene pero se va, o si aparecen primero  unos ladrones de baja estofa y la atacan y la despiertan con un beso obsceno y un amor no buscado y un sexo obligado?¿Y si entonces nacen niños bastardos del príncipe? ¿Y si al hada-bruja-escritor se le ocurre que cambiar la historia es el lado más correcto, el único, para ver el cuento de otra manera? ¿Y si en realidad el castigo, la condena de la bruja, la venganza, no era dormirla sino cambiar la historia, amenazarla con mil finales diferentes, horrendos o solo diferentes a las perdices mil veces comidas o los besos de príncipes y principitos y princesas hasta el final de los tiempos?.
La realidad  es cambiante, todos conocen el cuento de la BELLA DURMIENTE y todo castigo, todo amor, pasa en algún lado, en alguna generación, en alguna jornada de noche han sido contado a niños y niñas de mil sitios de mil edades, pero  la realidad crecida, los años, van variando como varía la vida, como la literatura va creando nuevas formas de ver el mundo, y el mundo tiene mil formas de ver la literatura, y las leyendas y los mitos, todas las cosas van girando en el mundo y nosotros, como en una canción sicodélica,  giramos en el espacio viendo el mundo, el cuento, la vida, las opciones, los lados de  forma que nadie vio y probablemente ni nosotros volveremos a ver.

Alguien dijo, algún cantante en el jaleo de los días de feria, que nunca se puede  saber lo que va a ocurrir mañana, salvo que tras el fin de semana llega el lunes otra vez.

lunes, agosto 05, 2019

EL TIEMPO DE NUESTRAS CANCIONES de RICHARD POWERS







EL TIEMPO DE NUESTRAS CANCIONES de RICHARD POWERS
The time of our singing 2003
Mondadori . 772 Pag.
Traductor: Jordi Fibla




Reedito y corrijo un libro que me llegó como pocos



Hacía tiempo que buscaba este libro, lo único que me hacia dudar es que en ningún blog, en ninguna web, había un mísero comentario sobre él, eso que ya tiene 12 años. Ahora lo único que lamento de haber empezado esta novela, es que no puedo volver a empezarla y descubrirla por primera vez, de nuevo. El placer de la lectura se  hace dimension entre sus páginas, encuentras un punto comparativo, una medida con la que cotejar, encuentras un refugio de tus dudas, he descubierto un mapa por donde caminar sin perderme entre ese laberinto de libros de los que sospechas. Aquí, en esta novela, no recelas, fluyes por sus letras como por un tobogán de niño, veloz, hacia alguna parte divertida, instructora. A pesar de sus cerca de 800 páginas tuve que poner freno a la lectura, apaciguar mis ganas de seguir, - pudiera ser que fuera también. saber, digerir, escuchar- , para saborear sus textos, oir su música, llorar sus penas, entender sus conceptos y gritar sus ganas. Pero la leí en silencio, sin musitar nada, para entender el sonido, la música que se agolpa en la esquinas de sus páginas, que desborda el pápel en un estruendo de afinación y concierto; y sentirque sus pasajes, como una partitura de un motete a capella  escrito para muchas voces y un sólo oído, eran solo para mí.

“El tiempo de nuestras canciones“ es la historia del matrimonio entre David Strom y Delia Daley. Entre un científico judío huido de Alemania, y una joven cantante negra, en el Nueva York de los años 30 del siglo pasado; tiempo y lugar en los que en muchos estados norteamericanos estaba prohibido ese matrimonio “mixto” bajo pena similar a la de homicidio. Y es la historia de sus hijos - Jonah, Joseph , Ruth- Y es el testimonio sobre sus familias, de su crecimiento, de su cambio, de sus verdades. Pero también es la crónica de un familia y una sociedad sumida y sojuzgada por el racismo, donde nada les es permitido a los negros, nada se les perdona, ningún derecho les es otorgado. La novela discurre entre aquellos acontecimientos históricos reales - lucha por las libertades civiles, panteras negras, asesinatos … -y su reacción y relación sobre los protagonistas del libro.

Pero lo que amalgama el libro, lo que le hace sobresalir, es la música. Sus descripciones, sus detalles, su conocimiento, todo resalta sus líneas, agita tu intelecto. Por sus folios pasan desde Byrd, Bach, Schumann, Schubert, Beethoven, Rodrigo, Dvořák, Mozart, Haydn, Verdi, Dowland, Mahler... hasta el jazz de Coltrane, Nina simone o Miles Davis. Y el gusto es tan exquisito que conmueve los sentidos, pareces oír latir sus gargantas, acompañar sus teclados, insuflar aire a sus pulmones para que surjan sonidos fortes o pianissimos, crescendos o diminuendos. Y es la música la que une el matrimonio, la que alegra sus días y noches, la que perdona sus problemas. Su belleza los salva o los puede condenar,  y la que crea refugio, es su casa y es un vida, sobre ella educan el futuro de sus hijos, y sus hijos construyen el futuro, sea el que quisieron o no, y es el cauce que creará sus vidas o las cambiará.Y  será la que separe a parte de su familia -música que creían de blancos , pero sentidas, amadas, creadas casi  para esos corazones de esos niños negros -mulatos-.

Son esos compases afinados y bellos los que parecen ser unos extraños para este mundo desafinado.

Y sobre todos los pasajes de la narración , por sorprendente que parezca, sobrevuela la teoría de la relatividad. Más que ella, es el tiempo, es la necesidad de saber cómo puede ser superado, como puede cambiar, acelerar o detenerse o , quizás, volver al pasado o ir al futuro, allá donde están tus corazones, allá donde no haya problemas, allá donde esté la vida, allá donde no haya colores.

“El tiempo de nuestras canciones“ esta escrita y descrita de tal modo que va y vuelve, no hay sitio para el tiempo o el espacio. Los hechos -los capítulos- se suceden, pasan del pasado al futuro, de un lugar a otro, de un momento histórico a una realidad ficticia, de un narrador a otro. Nada se detiene, todo cambia, como el tiempo que para cada uno es diferente, para cada personaje también lo es. El sonido de las horas, los días, los meses, a veces va acompañado a veces desparejado; hay momentos de comunión perfecta, hay momentos de divergencia absoluta, pero cada uno busca encontrar su camino, bajo las razones que les han sido dadas, heredadas o aprendidas. Y así cada uno busca su identificación, su realidad, desde su estado de ser pareja de negra y blanco buscando un lugar entre los suyos, ¿pero quién son los suyos? O desde el hecho de sus hijos mulatos que no son ni blancos ni negros, posicionados en medio de una lucha tanto racial como de clases, mirados de forma vacilante u odiosa por unos o por otros. La búsqueda de esa identidad les llevará a cada uno por diferentes caminos y allí se cruzarán los espacios y los tiempos...

Supongo que definir una novela es difícil, una vez leí que cierta novela era una obra de arte, aquella no lo sé, ésta lo es: por como escribe Powers, por lo que cuenta, por cómo lo cuenta y ciertas razones más que sólo las sabrás si la lees.



miércoles, julio 17, 2019

BUDA EN EL ÁTICO de JULIE OTSUKA























BUDA EN EL ÁTICO de JULIE OTSUKA

DUOMO EDICIONES  150 PAGS
Traductor: Carme Font Paz

Allí estamos…otras han tenido que irse, huir, mejorar, querer mejorar, irse para cumplir promesas, saltar al vacío, dejar una vida detrás…allí estarán. Aquí estamos…otros vienen a unirse a nosotros, traen el miedo y la emoción en sus bolsas de viaje, traen la feroz nostalgia por lo que dejan y la esperanza de que aquí, donde nosotros estamos, todo será mejor, porque muchos vienen para poder volver mejor, otros vienen a dejar todo detrás; hay luz en todas partes, pero la luz ilumina de frente, parece que la espalda va quedándose a oscuras y que ya nadie podrá ni querrá poder abrir esa puerta. Lo más terrible de todo es que va a parecer que los pasos que ya hemos dado en la vida: los pasos de trabajo, de amaneceres con la  luna aún en alto, los pasos de sudor que cae todo el día como una  lluvia fina, la espalda que duele cuando aún no has cumplido los 10 años; va a parecer que hasta los más queridos primeros besos, las primeras danzas, hasta los besos de tu madre, hasta los adioses de tus amigos, todo, todos esos pasos, va a parecer que parecían preparados llevarte a este camino de ida a otra parte, pasos que te llevan lejos de allí para siempre. La esperanza es el arma que gastará ese cansancio, la esperanza es la que hará recordare besos, caricias y amores. Siempre vivimos así entre huidas y esperanzas, Hasta que llegamos al destino…

Aquí, en el libro, aparecen, gritan, todas las voces de un barco que lleva a miles de jóvenes japonesas a principios del siglo XX a Estados Unidos a casarse con sus prometidos a los que conocen por carta y fotos; todas esas voces nos hablan sobre cómo ha sido ese mundo pasado  que las ha llevado allí; todas se agarran  el barco queriendo huir o queriendo mirar por la borda, o quieren no arrepentirse, o quieren conocer el futuro antes de que llegue; quieren ser ya lo que han soñado que van a ser. Todas nos hablan, todas son un coro de voces tristes y alegres y arrepentidas y soñadoras y escépticas, todas esas casi niñas, casi mujeres, saben –quieren saber- que viajan al mundo de oro donde estará su galán rico y apasionado que las amará y que las hará felices y no les hará trabajar de mañana hasta la noche, peleando con la tierra y con la pobreza. Todas se apasionan por el futuro hasta que este caerá sobre ellas, y allí las flores está marchitas y el sexo no es amor, y la pobreza ya no está tan lejos, y el racismo sale de las puertas de las casas de los americanos que no comprenden y que las aterran.
El mundo del futuro, de aquel futuro, de repente las ha golpeado cuando debería haberlas acariciado, haberlas levantado por el aire como si no pisaran la tierra, nunca más iban a pisar la tierra, pero el futuro está lleno de nuevo de pelea, y de peleas, de violaciones, de incomprensión, pobreza, de hijos, muchos hijos, y con  la lucha por la vida de nuevo; la vida que de nuevo es lucha para sobrevivir, no para vivir, no, no para vivir. La vida será lucha por un camastro de hierba y por una pobre  palabra agradecida y nada más: solo eso… la huida, el barco, el vértigo de la nada para volver a pisar otras tierras con los mismos zapatos.

Y la vida dará más vueltas , y los japoneses en Estados Unidos irán perdiendo hijos que van siendo otros, y van sabiendo lo que es tener que buscar la vida entrando por la puerta de atrás, por donde solo entran ellos y los negros, son los últimos de los últimos, nadie sabrá de ellos sino saltan sobre los pies, pero ellas y ellos, pero sobre todos ellas no aparentaran que existen, sumidas en su educación de siglos no levantan  la voz, ni la cabeza ni los ojos, no alzan la voz sumisas al mundo y a los hombres que la sojuzgan, que las vencen porque no se pueden defender, y la vida será trabajo, solo trabajo:  en la tierra, como en Japón, o en las casas, o en máquinas o en el tren… en la vida… Solo eso: toda la vida trabajando y todo el universo dándoles las espalda.

Un centro del universo que gira y gira y gira centrifugándolo todo, pero al que no pueden agarrarse siquiera a las esquinas,  a esas a las que  las manos callosas y heridas no podrán aferrarse siquiera a las heridas  de sus  marcos, ni siquiera a las espinas de rosas, esas –ellas- saldrán despedidas hasta perderse en el universo, lejos de casa.

Pareciera que el invierno no se iba nunca.


Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...