sábado, julio 29, 2023

CAMINO DE SIRGA de JESÚS MONCADA

 


Sé que es extraño, pero desde hace un tiempo me pasa que mientras avanzo en la lectura de un libro

siento que va muriendo a cada página que paso, que el territorio virgen, como cuando pisas la nieve en un campo que no ha pasado nadie, se ha acabado para siempre, que probablemente nunca volveré a leer ese libro -¡hay tantos por leer!- y, sobre todo, que jamás sentiré esa sensación de haber disfrutado de esas páginas -sus imágenes, sus palabras, sus ideas- por primera y única vez. Todo ese proceso de encontrar el libro, estudiarlo, desearlo, comprarlo y vaciarlo termina...Una sensación de perdida -un lujo vital menos que disfrutar- que sólo se sobrepone, como en el caso de ésta novela, por el inmenso e inesperado placer de leer sus hojas. Una delicatessen en un mundo de sopa... Y al igual que eso manjares finos y efímeros, sí, serán de poca duración y largo recuerdo. Así, llego a la idea consoladora que los libros que siento que se mueren, -sólo aquellos que se grabaron en el cerebro con taladradora-, son los que pervivirán tanto como lo haga yo. Y acaso, espero que como en aquel libro de Ray Bradbury, aunque se quemen en miles de incendios provocados o no, serán parte del imaginario mental y oral de muchas generaciones. No soy egoísta.



"El camino de sirga" es la historia de un pueblo, Mequinenza, situado en las orillas del cruce del Ebro y el Segre: de sus minas, sus laúdes -barcas-, sus bares, sus habitantes -ricos y pobres- sus luchas, sus problemas, sus envidias, sus locuras, sus muertos, sus callejones, sus casas, su polvo, sus animales, sus borracheras, sus venganzas, sus traiciones, sus engaños, sus alegrías, sus tristezas... A lo largo del siglo XX, hasta su desaparición desastrosa iniciada " aquel día de 1971". Y el viaje por el libro es una paseo por la memoria de sus habitantes, de cada uno de ellos, cronistas de épocas y situaciones en las que cada uno de ellos tuvo una intervención e interpretación diferente. Cada versión es una parte del libro, que aparece y desaparece con él, como un recuerdo atrapado de entre el viento lleno de polvo de carbón. Las historias van y vuelven del pasado a 1971, se revuelven y ensanchan, sospechan y afirman, previenen y ocultan, acercan y alejan los recuerdos, que son con los que está construido el libro, esas evocaciones tuteladas por la nostalgia, ésa que permite recordar tiempos malos como buenos, y tiempos buenos como míticos. El paso del tiempo permite, por esas razones extrañas de la mente, echar de menos sólo lo que te hizo feliz, pero llegado un tiempo, y quizá una edad, todo te hizo feliz.


La simple descripción de los acontecimientos que cuenta el libro -Trabajo en las minas y pobreza, riquezas efímeras en la primera y segunda guerra mundial, aparición de la lucha obrera, la guerra civil, la postguerra, la caída del consumo del carbón, desaparición del pueblo- son simples bastones para apoyar una lógica histórica pero que de nada sirven para, siquiera, sugerir lo que es el libro. Incluso citar que aparecen, vida tras vida, una estirpe de ricos poderosos y mineros y barqueros pobres de solemnidad, y que aparecen sus aconteceres diarios, sus amores, la vida cotidiana de un pueblo que respira el aire de cada tiempo: de la moralidad cristiana a la libertad absoluta, desde la lucha obrera hasta la represión franquista, desde los bares desenfrenados a la moralidad feudal de los ampulosos ricos locales, desde la lucha con el Ebro hasta la lucha en las guerras... Todo, incluso eso, tampoco sirve para dibujar apenas un bosquejo de lo que es la novela. Imaginaros que os meten en las mentes de cada uno de los pobladores de la villa -los ricos del Casino, los pobres del Café del Muelle, los tripulantes de los laúdes, las cabareteras, los mineros, las mujeres, de las sirvientas, el boticario, el cura, Doña Carlota la dueña de medio pueblo, de pintores, de antiguos soldados,- e imaginad un barril enorme en las que flotan sus recuerdos - desde burlas obscenas a olvidos premeditados, desde chismes de viejas a locas con mensajes apocalípticos, de amores susurrados a gritos de alcoba, desde silencios políticos a arengas sociales, desde hipócritas a pícaros consumados-hasta que se crea un vino de gusto recio y paladar intenso. Un vino servido en copas finas de cristal sucias de carbón y brea de barco, que a veces tiene u


n sabor feliz y otras veces amargo.




Pero no debo dejar la impresión que es un libro de esos de rostro serio y profundidad social y política. No, para nada, es un libro en la que la escritura de Jesús Moncada no sólo muestra humor sino que también muestra compasión y ternura con los pobladores de la villa,, solamente a los habitantes de rostro más serio y abotargado los increpa con ironía y cierta rudeza, excepto cuando describe los años negros después de la guerra civil, con sus muertes, su moralidad, su represión... entonces aparece el cruel sarcasmo, el puñetazo literario, la pluma menos sutil y más directa. Moncada se posiciona junto a la gente humilde en un espacio que se sitúa entre el cariño y la añoranza, buenas personas que quiso y no volverán. Aquellos que eran suavemente crueles y ferozmente tiernos... A la gente poderosa la retrata en un lugar tan lejano a sus ideas como cercano a su vida, con trazos ciertamente poco generosos con ellos, nada mas lejos de aquí que lo que está más cerca. Y no es que parezcan personajes grotescos, pero sí de tragicomedia.


Un mosaico de fondo negro carbón que se hunde en las aguas verdes d

el Ebro.





sábado, mayo 06, 2023

VIOLETA AGRESTE de CHIYO



VIOLETA AGRESTE de CHIYO


TRAD: Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Editorial Satori

 

 

“Campana vespertina

A sus sones se esparce

Y se asienta el calor”

 


 RUMOR


No pienso en nada cuando pienso en un Haiku, no lo defino, no puedo, como si solo fuera un rumor que te llega en un  paseo solitario por la montaña; puede parecerme el siseo de  un bosque cerrado, o un paseo entre hojas ocres que crepitan con la pisada  o puede ser el sonido agrio de un sucio rincón de la ciudad en la que tú alcanzas a ver la belleza, sea por tu forma de entenderlo sea por los recuerdos. Lo poético  que conlleva leer unas frases que se convierten en algo apreciable, algo hermoso,  se sostiene en  los patrones en los que ellos te hablan del  momento en los que la creadora de los haikus ha visto lo que cuenta, pero también aparecerá, aunque no quiera,  su època, su mochila de tradición, su sitio; todo ello hace que cada poema sea  el que es y el que no es  porque, en realidad, ella ha atrapado la poesía, lo contado, con un movimiento que alcanza solo el largo de su brazo , lo profundo de sus ojos, pero, a la vez, alcanza todo el universo entero, como un patrón panteísta que enseña, persigue y crea los instantes; un dios en las cosas que se paran una décima de segundo para que el poeta los atrape. Los patrones que se crean en el haiku también aparecen en la tradición, en ese peso de la historia, del tiempo, pero sobre todo del alma de los que los han leído u oído, y han creado una especie de memoria grupal aprendida y aprehendida con el paso de los años y en las voces y los papeles y en el éter de los poemas y en ese  momento cuando se  escudriña el alma de las cosas que se van extendiendo hasta la boca de la caverna y esta es la puerta al cuerpo de los lectores y creadores.

 

"En el monte, en llano

no hay cosa que se mueva.

Alba de nieve.”

 

¿Y EL LECTOR AJENO?


Un tipo como yo, lejano en tiempo, espacio, mente, educación, carga, zapatos, lejos de todo, como un panteón de emperadores romanos en la selva de Hokaido, como un poeta del romanticismo varado en un participio de guerra. ¿Qué me queda para poder intentar abrir la puerta y entrar en el recibidor, oscuro, del haiku? Pisar de puntillas, crear lo bello en la mente, no ver lo obvio, o verlo, pero saber qué zapatos te has puesto ese día, los de correr o los de pasear por pasillo de hierba verde, como el viejo barbudo que vio que el universo es menos que una brizna de hierba, pasar por ese camino es un buen camino, saber que hay que ver el lado, la parte de atrás de las cosas. Es como desentrañar esas partículas fantasmas que están en la frontera de lo real y lo irreal, entre la verdad y lo intentado. El poema , el haikú, que escribe sobre algo que existió un instante, atrapado en un fogonazo poético, que destruyó el instante, lo calmó en hojas y tintas, pero que a la vez que lo destruye lo hace eterno. La vida atrapada en una gota de resina, una gota de resina atrapada en una libélula.

 

 

“Tras ver la luna llena.

tras mi regreso,

Nada que comentar”

 

CHIYO


Acostumbrado a Basho y sus profundidades, sus lecciones de suave armonía con el mundo, sus acertijos, para mí, y la repentina revelación, ayudada, del significado de sus versos, la verdad tendida de espaldas sobre un abismo. O Issa el doliente, el amante de los animales, el juguetón a veces amargo  a veces rotundo , otras franco como una pedrada; o Buson el que busca la armonía de imágenes, la belleza de sonido, fondo y canto; a Shiki y, como Buson, su búsqueda de la belleza; o lo cotidiano, lo terrenal, de los haikus de Soseki  Y... ¿Entonces? ¿Y a Chiyo? ¿Dónde la coloco? ¿En qué espacio reúno sus versos, en qué lugar acampan sus ideas? De repente me doy cuenta, sin más,  que es mi poeta favorita, ahora en este instante lo es, encaja en mi humor y mi vista y mi vida de estos tiempos,  en este paso concreto  por la poesía; la comprendo, Chiyo-ni, la monja Chiyo, es la pura belleza. Si busco sus patrones de ideas siempre responde a la belleza, a la búsqueda reverencial de lo bello.

 

“Si una esquinita

suelto del mosquitero

¡qué vista de la luna! “

 

“Frescor de luna

corriendo de hoja en hoja

Sin reposarse”

 

 

SUS HAIKUS


Si los miras ves que sus poemas aparentan una dimensión, la que expresa el haiku, ese instante atrapado en papel, ya eso es bello:

lo blanco sobre lo blanco sobre lo blanco sobre el silencio.

 

“A no ser por su voces,

Ni existirían las garzas:

Alba de nieve”

 

Pero detrás aparece un campo de visión, una dimensión, que solo se atrapa cuando apartas lo exacto y miras lo reverencial. El campo de visión puede que sea siempre lo cercano, sus temas siempre,  o casi, tocan la naturaleza,- la luna, el agua, los árboles, los pájaros...- de le expresión de sus ideas salen siempre la naturaleza, los animales, el mundo real;   o también salen las  admitidas como palabras kingo, estacionales; pero lo que busca, lo que buscas está ahí y , sobre todo, más allá;  allí donde los versos afilan su punta y se clavan en tierras, carne, cielos, orillas y aguas, donde el universo está de pie y las luces de la hoguera de la caverna derrumban paredes.  Es fácil ver, una vez que te adentras en su mundo, lees a Chiyo, una y dos y tres y cuatro veces, cuál es la composición de sus átomos poéticos- lo minimo esencial-, ves de que están hechos las variantes que reintegran la vida desde el caos del universo y las imágenes, la solución a sus variables, pero ¿cuál es el destino final de sus ideas, de sus palabras de sus haikus?¿ cuál es la horma que han creado sus versos, qué destino llevan, al fin último de  sus ojos , de sus miradas?¿De qué habla, de quién habla mi querida Chiyo?

 

 

 

“Lluvia vernal:

Todo bajo su ámbito

Se vuelve hermoso”

 

 

LA MIRADA DE CHIYO


Podría mirar sus poemas, clasificarlos, tasarlos, pesarlos, identificarlos y guardarlos, podría volver a decir que sus haikus hablan de la naturaleza, del respeto por el mundo, habla de pérdidas y de amor,  habla a los y de los que le rodean; podría, también,  hablar de buscar la belleza, de cuidarla con amor, con cuidado, para que no se quiebre;  podría hablar de que Chiyo levanta la sábana, el cobertor del mundo,  aparta la masa de nubes y te enseña algo que ella ve y tú no has visto: palabras eficaces para salvar pendientes o abismos donde no has querido mirar. Sí , todo eso es posible, lo creo, lo he visto, pero realmente lo que veo, lo que me cae como una lluvia en el monte, imposible de escampar, imposible que no me moje, lo que realmente me sacude cuando leo a Chiyo, Chiyo mi preferida, es la aparición de la delicadeza. No ha habido ningún momento en mis lecturas de poesía en las que la delicadeza explote de tal manera, reviente las calmas, los relojes, y manche el mundo de tal manera;  la delicadeza como lugar, como el organizador del caos que surge de estos poemas de cinco, siete y cinco silabas.

 

“Noche de luna;

Desde una piedra asoma

Y canta un grillo”

 

 

LA DELICADEZA

 

Hace muchos años puse de cierto libro que aquel  era la mejor explicación para definir la palabra “ternura”, poco después una persona de los que ruedan por internet me espetó que la definición de ternura era muy evidente y nada difícil, supongo que se referiría al diccionario.

Aquí me diría la mismo, porque la delicadeza es la realidad ultima de este libro, de sus palabras, es el fin de sus versos, de sus silabas, hasta de sus letras. No es la explicación de los decimonónicos, serios y exactos creadores de diccionarios, de los que componen las palabras y las clasifican; no, esta delicadeza hace más, respira, la ves, la tocas, esta delicadeza no se explica con diccionario ni google, esta delicadeza la ves, la masticas, te salpica la cara y los ojos.

El  mundo creado para ser paciente y atrapar, traducir y calmar tu mente dejando un  línea de sensibilidad en un papel, impreso para ser eterno, la realidad más consecuente la que se crea para que perdure, la libélula que huye al infinito protegida por la eternidad. La delicadeza como eterna, el amor por lo bello, por lo querido, por lo no olvidado, por lo que miraste una sola vez y no se te olvidó, el interno viento que cruzó tu mente y lo atrapaste en un pensamiento y se desbordó por músculos, tendones, manos, yemas, pluma, tinta y papel.  En la  mente la explosión de eternidad vale para que el mundo ese instante y todos los instantes en los que las leemos sean eternos, siempre eternos.

 

 

 

“Di, mariposa:

¿en qué vas tú soñando

cuando aleteas?

 

 

“Revuelan grullas,

Cimeras como nubes.

Primer albor.”

 

 

“Hojas de arce

tiñen el monte a medias:

amor a medias.”

 

 

 

 

EL ESPACIO DE LA PURA BELLEZA

Llueve, me llueven Haikus de Chiyo, suena, mientras leo,  el Réquiem de Gabriel Faure, suena el introit y el Kyrie; se me ocurre por un momento que leer el canto a la naturaleza, a la vida, al respeto por lo que atrapas en un momento y por tanto vivo o que quisieras que así lo fuera no encaja con este canto al recuerdo, por esta pena por la muerte, un Réquiem para ser atrapado y dolido, pero creo que encaja, la vida y la muerte son dos pasos paralelos, cuando das uno das el otro, tienen el mismo camino. La vida de los Haikus de Chiyo y las notas de Fauré encajan en el espacio de la pura belleza, elevan ambos mundos a un espacio por encima de las palabras, de la música, de lo eterno, de lo vivo y de lo muerto; la vida exenta de muerte, la muerte cargada de la vida  de todos las  que la vivieron. Elevado valor de las palabras que recogen notas para volar.

 

“Lluvia de invierno:

por algún sitio, el alba

Rompe entre los bambúes”



“brillante luna:

la mantengo a mi vista

por un largo paseo”

 

viernes, mayo 05, 2023

CARGAR MERCURIO CON UNA HORQUETA de RICHARD BRAUTIGAN

 




                CARGAR MERCURIO CON UNA HORQUETA de RICHARD BRAUTIGAN

Trad: Sebastián Díaz Barriga. Ed Kriller71

 

 

CALOR

Hoy hace calor, me temo que mi lectura será menos agradable, sin embargo  ayer llovía y había niebla y  me gustó mucho. La lectura depende del estado de tu mente, un poema mucho más. La lectura se hace subjetiva al extremo, nada sirve igual de un lado de tu mente, de tu humor, y del otro. La descripción real, la expresión literal  del autor cambia por la emocional del lector. Ambos crean patrones de lectura que, unidos, recomponen el rompecabezas dual, crean el  cuerpo de esa especie de caos. La creación simultanea de ambas miradas son las que crean belleza o despiertan la audacia o la reflexión, pero también, pudieran,  la tristeza o el rechazo. El mundo es dual, pero en el caso de la lectura en general, y de la poesía en particular, es, sobretodo, un efecto momentáneo, es exactamente momentáneo, como oír una canción, como el sonido repentino del cuco en el bosque, como el romper de una ola, como la mirada escurridiza de un tímido o de una mirada de deseo que pasará insatisfecha para siempre, que te influye en ese instante, pero la siguiente ola, el siguiente cucú, la siguiente mirada,  serán otras, las verás y notarás de otro modo; ni mejor ni peor, otro.

 

 

NOS CONOCEMOS. LO INTENTAMOS. NO SUCEDE NADA, PERO

 

 

Nos conocemos, lo intentamos, no sucede nada, pero

después de eso sentimos vergüenza

siempre que nos vemos. Miramos hacia otra parte.

 

VALOR

Un poema, uno cualquiera, este de aquí arriba por ejemplo, que me habla  sobre el pasado, el amor, la incomodidad de lo que fue y no fue, sobre la realidad que no inventa relatos, un estado donde la gente habita, el beso que  no fue, el demasiado alcohol que llevó a donde, en cualquier otro momento, no iban a llegar; donde el verso y la mirada sustituyen a la palabra dicha. Sí, este poema vale como expresión de realidades cercanas, como tal habrá alguien que lo desprecie como lugar que ya visitó; porque asomados a la barandilla del abismo creemos que la realidad nuestra es la universal, como un pequeño universo asomado a tus ojos o tu boca o a tus piernas. El verso es todo lo que ama el poeta en ese momento de la creación, o lo que odia o lo que admira, por tanto es un universo en sí mismo, recrear sus paseos por las afueras de su mente es el todo, es el completo paseo sin escafandra y con el cordón umbilical de la tinta y el papel, es lo que hace diferente a un expresión local, coloquial, universal, acaso comúnmente pensada, de un poema: el resquicio de la  puerta que crea un mundo, aparatoso o pequeñito.

 

 

POR MIEDO A ESTAR SOLO

Por miedo a estar solo

haces tantas cosas

que jamás harías

 

MUSICA

 

Un poema traducido, cualquiera, pierde el traqueteo de sus vocales, el sonido simple de sus palabras, el ritmo -a veces claqué, a veces tango o vals o metal- de sus versos; rescatar el sonido del sentido de las palabras que obtenemos es imposible, como es imposible pasar un río ancho saltando de piedra en piedra, -chapoteo a chapoteo-, o como es  dibujar con la mano el zigzagueo de un relámpago en el instante que sucede. Sin embargo los poemas, traducidos, bombardean, a  mí me bombardean, de ideas, de capacidad de soñar, en este caso recorriendo un camino paralelo al original: son los textos, sus imágenes, esas ideas, los que llevan a buscar a Bach o a Pink Floyd o a Enigma o a Children of Bodom o a… -siempre en idiomas que no conozco para que no sumen- . Cuando me encuentra su latido, el sonido exacto de sus letras, entonces, nace otro poema, una ilusión de ritmo y partes a caballo, trotando por las piedras o por la hierba, un universo en un balancín de niños que se equilibra o en un tobogán que se desliza al fin del mundo o al fin del libro. Este libro necesitó, lo hizo, acumuló puentes y almadías para llegar a Lou Reed, rock and roll animal en bucle, porque debía ser así, el tono de la voz de Lou era el tono del libro, el deje exigente y sorprendido de su voz era su tono, el destino parecía ligado entre ellos: estuve allí y miro lo mismo, canto lo que me cuentas. Lou Brautigan, Richard Reed, rock y versos, Mercurio animal, versos como un fa sostenido,  afilado riff que escribe poemas, un campamento para versos de Richard y una hoguera que solo come oxígeno y respiro al acabar el verso.

 

WALTER

Todas las noches, antes de dormir

Walter tose, como nunca ha dormido

en un cuarto con nadie más, piensa

que todo el mundo tose

                               Antes de dormir. Ese es su mundo

 

PUNTOS DE FUGA

Si miro un cuadro, y si así lo ha querido el pintor, me induce, me apunta a  mirar a algo, disparos al final de la nada,  anteojos para ver la profundidad del espejo con la cara de Velázquez o a la estrella más lejana de Van Gogh. En este libro sus puntos de fuga me llevan lejos , muy lejos a un lugar separado por desiertos  y murallas construidas por el paso del tiempo y las caras y los amigos y de horas y horas de mirar y ver; es un lugar solitario, donde parece asentarse una figura que mira alrededor y descubre, como cuando al pisar una rama cruje en la oscuridad, su mundo despejado de gente. El lugar de un anacoreta urbano en medio de un poblado paso de cebra, que vive solo, solo con su pasado y su pensamiento, con un cuchillo, un pequeño bisturí, en la mano que abre ventanitas  y corsés y puertas del tiempo a su(s) pasado(s) y lo seca colgado de un alambre en la puerta, como alfombras que pisó o zapatos o pañuelos o rotuladores que ya no pintan, una fila de recuerdos que rodean la casa y el paso de cebra en el que todos pasan y nadie  ve.

 

NADIE CONOCE

EL VALOR DE LA EXPERIENCIA

Nadie conoce el valor de la experiencia

pero es  mejor que quedarse de brazos cruzados

                           me digo una y otra vez.

 

 

RICHARD

Conozco a Richard Brautigan a través de sus novelas, no sé si he leído cuatro o cinco, pero bastantes. Un niño superdotado que cuenta historias de malvados inocentes y de héroes que reinan en un universo que parece cartón o de feria o de universo muy muy pequeñito. Los personajes de los libros que leí son casi siempre solitarios a la fuerza o por convencimiento; donde la ironía, la locura surrealista que no de ido, lo inesperado, lo vagamente irreal y lo fuertemente creativo reinan en sus Novelas. ¿En sus poemas? Las ideas, los patrones que se deslizan de poema en poema, de página en página, no son metáforas, no son imágenes, no son recursos del poeta fundado en el palabra exacta, en el verbo afligido o creativo, no, no son, son poemas en lo que lo une, lo que cuenta, está unido a la idea, a la sensación, al fin común de sus versos a  la razón última de sus versos. ¿Cuál? 

 

LA SOMBRA DE

SIETE AÑOS DE MALA SUERTE

 

Una cara formada con restos de otras caras

necesita de un espejo hecho de pedazos

                           de otros espejos.

 EL FiN

El principio y fin de los versos de Richard está en capturar pequeños espacios de vida, de su vida, y colgarlos de la pared a la manera de notas que le recuerdan pasado, pero también destino. Son posts its de realidades a veces aparentemente ajenas, otras con el yo escrito en fósforo. Habla de soledades y de recuerdos que no te dejan porque te marcaron, hiriendo o cauterizando; hablan de gente que pasó y se quedó, habla de aprietos y calmas, de sensaciones que todavía chorrean, hablan de paraisos en quiebra hace mucho tiempo puestos en venta.


!AH! Y LEONARD COHEN

Se me ha ocurrido, de repente,  pensar que Leonard Cohen sería un buen acompañamiento a los poemas de Richard Brautigan.

Lo he hecho, he leído sus poemas con la canción “I'm Your Man” en bucle, y me ha sorprendido el tono triste que rezuman alguna de los poemas de Richard, como esos amigos que siempre ríen y soportan el peso de la conversación, de los silencios, de la calle, de la madrugada, hasta que un día descubres en la franca risa de su boca el tizne triste de una mirada oculta. Yo soy tu hombre, y soy tu verso, y soy el poeta que nace y vive, y se irá, que hasta te juzga en poemas y en las caricias, soy el poeta que nadie descubre y que mira. Soy…

 

CHARCOS DE LODO, ENTRE AMIGOS

A INICIOS DE PRIMAVERA

Así me

                               Siento

                                                               5 de octubre

 

ESAS

Esas pequeñitas cosas que convierten una frase, una idea, una conversación en otra cosa: a veces en belleza, a veces en algo mortal, a veces en algo que no sabías que sentías, esa sensación de lo que es real es falso, y lo que es falso es real, el que convierte el amor en pasión y la pasión en odio, todas esas 10.000 cosas son trozos de espacio que debes pisar y visitar, que debes asomarte a la ventana y oír la conversación de la pareja de amantes o a los que discuten por el tráfico o del poeta versado en soledades y miradas afiladas, en versos huidizos que atrapas, como atrapas a Márquez cuando su coronel ya no puede leer y deja  ese olor  de absoluta soledad que no puedes sacarte de la ropa, o como Wenders agarra a Shepard de las solapas y le exprime el mundo de los moteles y los suburbios y las soledades de París (Texas) a golpe de miradas y de líneas que escapan hasta el fin de los mundos, hasta el fin de ese mundo. El verso empapa, las naranjas son amargas y Brautigan usa zapatillas de andar por casa, porque no hace ruido, pero le veo caminar pasillo arriba pasillo abajo, autopista adelante allá donde el punto de fuga me lleva a perderme.


Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...