jueves, diciembre 31, 2020

PEQUEÑOS TRATADOS de PASCAL QUIGNARD

 















PEQUEÑOS TRATADOS de PASCAL QUIGNARD

 

 

Uno se sabe, así que piensa y cree que no puede ser capaz de desnudar o describir, -ni en muchas ni  en pocas palabras- algo que es inefable para él; sabe, también, que todo lo que explica, cuenta, inventa, crea, sacude, exprime o apareja Quignard en este escrito es tan abrumador que te cae como lluvia torrencial y te deja perplejo entre ideas, palabras, saberes y descuentos que no puedes sino cerrar el paraguas y absorber la lluvia, que te empape o que te resbale dejando que te  marque, aunque sea, un ligero rastro de gota o de lágrima o de tinta que  te marque para siempre, como un tatuaje grave y delicado.

Pequeños Tratados que cuestan, a veces, que revelan y ocultan en su potencia de saberes que te dejan pequeño y estrellado entre sus páginas sobre el lenguaje, el habla, la etimología de las palabras; sobre el saber de los libros, del papel, de las imprentas; sobre el saber de los escritores, los filósofos, los escribas o los esclavos; sobre el saber en las verdades, en los olvidos, en la muerte y en los oficios. Pequeños Tratados que hablan del mundo del saber, del conocimiento, que resbalan del pasado al futuro, que nacen heridos de belleza y conocimientos y se mueren entre ese destino que siempre nos llega: la muerte de lo escrito o lo sabido o lq nuestra misma. Pero siempre queda ese abstracto sitio donde sobrevive el saber: los libros. Ahí es donde sobrevive ese recuerdo que se quedó en la raíz o en la impronta del  pasado el presente –lengua, lenguaje, trazos de  músicas, recuerdos, palabras perdidas o  lienzos-. Quedan las figuras sobre los paisajes, quedan las letras sobre el fuego, sobre lo destruido, quedan los nombres y los textos sobre la creación, el nacimiento, el análisis y la muerte.

Quignard apabulla por su conocimiento, pero sobre todo por esa combinación casi mefistofélica o, simplemente, alquímica de poesía, prosa, filosofía, historia, saber, verdad y ficción; apabulla por ese desnudar de palabras y nombres para descubrir su esqueleto inverso, su vida al margen de sus escritos; para encontrarnos con ese travelling literario que te lleva desde la punta de la pluma del escritor medieval o del poeta romano o el escriba egipcio, o de la mano del pintor de Lascaux,y que va ascendiendo por su madera, pluma o carne para llegar a la mente y de ahí a su mundo, a las ideas o creaciones o respuestas a la vida que los rodeaban. El travelling  acaba con un fundido a negro entre letras y textos que vienen del pasado y se diluyen en lo oscuro, en el presente que se acaba.

Uno imagina a Quignard oyendo a Jordi Savall mientras dirige e interpreta, por ejemplo, “El llibre vermell de Montserrat”, golpeando, a veces, como lo hace Jordi su viola di gamba, al modo col legno, Quignard golpearía suave las teclas de su máquina de escribir o de su ordenador para crear textos  e ideas, o haciendo frotar sus cuerdas y papel para sacar el sonido de las palabras, para decidir el modo de decir las cosas, de contarlas y de emparejarlas. Dicen que el sonido del cello es el más parecido a la voz humana; supongo que el modo más atrevido y bello de sacar sonoridad  conjunta a la música y las letras. Así el viejo cellista que fue Quignard hace de los libros justo lo contrario; hace del libro un cello que atrapa los sonidos como un recorrido inverso: el libro es el cello que recoge todos esos sonidos, palabras, recuerdos,  ideas y música que vienen de fuera, que vienen de las cosas que se mueven, respiran o nadan en el mundo, recogidos entre papeles, tintas, inventos, ficciones y verdades por Pascal, en ese intento por demostrar que el mundo giraba mucho antes de que naciera el primer día del primer humano que aún queda vivo; que la vida no responde a facilidades y textos sobrescritos, que no hay papeles con cera ni ventanas abiertas para ver el mundo. A veces los lectores agachan la cabeza y se acurrucan, cerrados como un nuevo círculo fetal para comprender su mundo –o el mundo- asomados a unas páginas en las que se escapa el texto y las ideas y las atrapas como cuando  un pájaro  alza el vuelo y apenas puedes coger un puñado de plumas de las cuales la mayoría se las lleva cualquier ráfaga de viento indiscreto que sopla desde las calles ruidosas de coches y de pisadas de  ciudad. Nadie quiere sentarse para penar o nadie quiere silbar tonadas medievales en estos años de certezas impuestas; pero del mismo modo que las voces de los cantos sacros Medievales parecen escritas en el latín muerto que solo nace y renace en libros, en voces rescatadas; la cultura, los libros, las ideas, la voz, la lectura, el lenguaje, todo nace y muere con cada persona; sí de ese mismo modo, yo releo los poemas de Sylvia Plath y con ellos renace la poetisa de mente febril o nace el ciego escritor cuando leo la Odisea o Perec está sentado a mi izquierda en el último bar que cerré entre humo y vasos rotos, Georges me mira y apunta. Todo vive entre textos, voces, escrituras y recuerdos.

No, no es un libro fácil, pero no tiene razón de serlo, además no debería ser de otro modo, son palabras para recorrerlas, pequeños textos que representan- como manos, impresas, como gacelas cazadas o mamuts dormidos de las cuevas paleolíticas- la representación de lo que en  su  mundo debe ser creído o tomado por sagrado; y debe ser escuchado –o leído- sentado, cerradas la ventanas, la luz encendida y dejando que las hojas-el libro-, ellas solas, sepan que deben ceder el paso a las siguientes.

domingo, diciembre 20, 2020

LA LLAMA DE UNA VELA de GASTON BACHELARD,

 

La imaginación, la creación, el generador de ideas y posiciones , nacen del pensamiento de una sola persona, -sola, individual, en silencio-, quizá de una persona que mira una vela que arde en su mesa, sentada delante de sus papeles en blanco, con su pluma, su estilográfica, su bolígrafo, su máquina de escribir, sentado sin luz, su  nacimiento sin nada, sin nada que salga de su pantalla, es la persona que pudiera  mirar fijamente a la llama de la vela para crear -o leer que también es crear-, esa ensoñación creadora, -recuerdos o sueños o imaginación- ese viaje al fondo del fuego, al fin del humo, al origen del calor; -a la soledad, al ensimismamiento- esa persona que  mira, fija sus ojos en la llama ascendente para que de la nada surjan textos, palabras, imágenes, fantasmas, ecos, muertes y vidas - De la luz salen el destello y la ceguera, ( el cero y el infinito) y sale la sombra y la nada, el sitio de la nada de donde crecerá la imaginación-; sí, de la nada y de lo ciego sale la imaginación; de ahí nacerán cosas en el vacío,  lo oscuro del fondo donde el absoluto vacío  crece hasta que sale de la mente, el mundo de tu mente, de la vela que titila, de la mariposa que vuela hacia su muerte fulgurante de luz, el Ícaro de alas de cera que se funden para crear mitos, verdades y mentiras, y chorrear frases.

Bachelard habla de la Vela, -el fuego , la luz- como síntoma, símbolo y significado; juega con las imágenes y textos, juega con la Idea,  -del mismo modo que se puede cimbrear una llama u ofuscarse y apagar-, juega con la imagen de la vela, como fuente de luz y de sombras; la vela como alumbrador de creación y lectura, la llama como recuerdo, la luz del fuego como parte de la literatura-Boecio, Goethe, Novalis, Octavio Paz…- juega con la poesía y con los textos de aquellos y nuestros; textos que se desprenden de la imagen de luz, de la llama que asciende; esa parte de la literatura  como descifradora del mundo. La llama, que debe destruir para crearse, que se alimenta, como el árbol, en las raíces de tierra, chispa y alimento, para ascender al mundo, para nacer-generarse, regenerarse a cada instante-, para morirse.- Es la llama, es el fuego, los cuales son el oriente y el occidente a la vez.

Crear para destruir, destruir para crear.

El poeta crea criaturas de los animado y lo inanimado, la luz es quien las descubre y las oculta, es, por ello, quien las inventa y las destruye, es el poeta quien acompañado,- como de antiguo, en la luz de las velas, en la luz de donde nace todo, es el aceite de la lámpara o el petróleo o la cera- es el patrón de las cosas que desaparecen, el que guía las velas del barco para insuflar el aliento que las empuje hacia adelante y que apaga las lámparas.

El lector y el creador lee y descubre en soledad, bajo la luz, bajo el fuego, bajo lo que será su luz y su fuego,- mi luz y mi fuego-, será ese momento, y solo ese, el que dirigirá su entendimiento o su creación, será, por lo tanto, lo que creen esas figuras de la llama o de las lámparas las que crearan ese mundo –su o  mi mundo-.. Y en esa esfera de luz y de sombra serán parte, también, del recuerdo, de lo que deja la vida de lo que deja la muerte.

 

 

 

Las ideas van y vienen, los pensamientos, los deseos, las cosas de ese recuerdo que crees importantes ya no lo son y el mundo rueda y se cae, el poder de creer en las cosas creo que es el único poder humano, el que los hace pedazos de mundo diferentes a pesar de todo, lejos de esas tentaciones de creerte diferente entre los que siempre serán tus iguales, el poder creer en algo, en diferenciarlo, te hace nunca diferente, nunca otro ladrillo diferente en el  muro,  nunca, pero sí dueño de tu destino o de tu manera de pensar, de poder precipitarte en el fondo de un abismo, o todo lo contrario, ser parte del grupo; a pesar de todo, -la decisión, el poder de tu decisión, si eres consciente  de ello, si tu manera de ver cómo una llama de vela titila diferente, que un pedazo de vela pequeña, sucia, que gotea su propia muerte, que define y crea su propia vida-, es algo que te hace pensar que hay algo que lo define y que te define, entonces, en ese breve espacio del mundo y del tiempo en el que reflexionas y amas un llama, una vela, un reflejo, una luz apagada, un pasado, una sombra que todo lo ilumina, solo entonces, sabes que tu decisión mala o buena, será solo tuya.

Será tuya del mismo modo que si juegas al juego de decir palabras, simples palabras al azar: cielo, sobrero, tierra, marsupial, estornudo, rupia, mecer…una palabra, una simple palabras te llevará a otro mundo, al mundo del recuerdo, al sabor a chocolate con pan quemado, o al olor de las maderas en el fuego, o al sabor de la sangre de tu labio partido. Una palabra, un recuerdo, una decisión son capaces de crear pasados, recrearlos, renacerlos y hacerlos  de hoy; hacerlos vivos, sacarlos de entre la muerte; del mismo modo una imagen reflexionada, un imagen inventada por otros, un fogonazo de la nada, de esa misma manera te hará ver el futuro de otra forma, reconocerlo, o creer reconocerlo, saber que de entre esas reflexiones inventas tu nuevo mundo, o lo acabas, qué más da. Supongo, creerán , que da igual creer en eso  que en el último creador de autoayuda, que dará igual. Pero no. Unos, los autoayuda, te manda  a cielo alcanzable, a un lugar seráfico y complementario; el otro,  te mandará, al cielo o al infierno, y dará igual, el cielo y el infierno, al final, son el mismo sitio, y esa siempre será la gran diferencia entre los dos.

Oigo, ahora, el directo en Pompeya de Pink Floyd, y no dejo de pensar en los sonidos que se elevan que crean ambiente, arriba, y  abajo todo ese fuego –lava-destructor que destruyó un mundo y creó otro. El continuo generar vida y muerte de la vida, de la literatura, del pensamiento que al final es el paso del tiempo.

El fuego.

La llama.

La nada.

Todo.

 

 

sábado, agosto 08, 2020

PUERTO OSCURO de MARK STRAND




PUERTO OSCURO de MARK STRAND
Editorial KRILLER71
Traducción. Adalber Salas Hernández


“Esta es la vida”, dijo, mientras alcanzaba la primera
De las muchas orillas del mar que buscaba, y se abrochó
El abrigo, y  alzó el cuello y comenzó a respirar.

Mientras buscas el origen de los versos, el latido inicial de la vida de los poemas, como servidor de copas en viejos bares que enseñan lo que fueron, y enseñan y muestran, en cada mancha, en cada rastro, incluso en cada vaso roto, lo que serán. Mientras lo haces, como un viejo ermitaño que ha salido de su cueva para ver el mundo, leo los versos de Strand, y veo que caen como granizos que rompen como en el suelo, saltando mil pedazos de sus escarchas. No sabes si Strand está dibujando el pasado o solo mostrando el futuro. Leo, releo, vuelvo a leer sus poemas, intuyo su mirada, pero pienso que da igual. Estos  poemas son  inmensas moles de piedra que solo son vencidas por el lector, el escalador, cuando raja la montaña, para no caer de sus piedras, con tornillos de hierro, cuando desnuda sus esquinas, para aferrarse,  con las uñas sucias de polvo y agua, así son descubiertos sus poemas cuando pisas sus cimas y cuando destruyes sus nidos de antiguas aves que anidaron allí.
Sus poemas son mis poemas, sus ideas son las mías, mis ideas son suyas, son poemas para nacer y para morir. Son sus poemas que han nacido para mí, sus ideas y las mías  chocan, y del enfrentamiento nacen nuevos poemas, descubres nuevos puentes, o descubres viejas ideas que nacieron mucho antes de nacer nadie, descubres que la poesía de Strand nace para él, pero lo hace para renacer en cada lectura; nacen , mueren… sus poemas son oscuros, pero claros, claros como sus lunas que simbolizan la luz que ilumina en la oscuridad, la luz en la noche… alumbrando… como sus poemas


Quedamos detenidos bajo la luna vacía y no escuchamos
Tañer cuerdas de arpa, ni habla pesarosa alguna
Que nos acerque a lo inalcanzable


Sí… los poemas son como lunas, como rayos de luna que alumbran la oscuridad, no son soles no hay  fulgurante claridad, solo ascuas que siembran el papel de heridas y fuego fatuo y sombras, grandes sombras en las esquinas de los versos que dejan ver resquicios de la verdad, o lo que debió ser verdad….
Son sus poemas como  adagios de recuerdos, de pasados o de futuros que llegaran para acabar;  todo se acaba; los poemas son finales, los principios quedaron lejos, los lugares comunes, que creó el  espíritu del poeta, quedan en la mente, en esos  poemas que reviven las ascuas...esas ascuas….como lo han sido antes, son recuerdos que vuelven. Son adagios con sonido metálico, como con un metódico sonar de fraguas que golpean, como un remolino de martillos que rompen el presente, porque será pasado o será futuro, pero el presente no parece existir, se acabó en ese estruendo de voces pasadas y futuras.

Acabo de decir adiós a un amigo
y me quedo mirando los campos de maíz.
Están quemando los rastrojos y el humo

forma  una gaza sobre el rostro vacío del sol.
A un lado hay una fila de álamos.
Y, más allá,  alguien conduce un tractor.

¿Vive en aquella casita blanca?
Alguien reproduce un casete de pájaros cantando.
Alguien se durmió en una furgoneta de nabos.

Pienso en las posibilidades de la temporada.
¡Oh, pequeñas densidades  de blanco sobre blanco!
¡Oh, copo de nieve perdido en los vestíbulos de abril!

Más allá de la tristeza-restaurantes vacíos
Las calles vacías, mínimas lámparas brillando
sobre el pueblo- solo veo extensiones

de hielo y nieve, sobre los pinos rectos, la luna frígida.

Un profesor se sienta en su mesa y comienza a dictar su saber; el profesor, el buen profesor el que no ha olvidado que sabe para enseñar, es el que muestra caminos, veredas abiertas, puertas derrumbadas o contraseñas de pasos; el poeta, Strand, no habla de caminos cortados, habla de todo lo que cabe en su mente, en ese instante, en esa mirada, en ese paso de la idea por su vida, instantes de horas o lugares que solo estará un minuto…Puertas de inicio, muelles donde partirá el futuro y donde ha fondeado, para siempre, el pasado.

...
Es cierto que, como alguien ya ha dicho, en
un mundo sin cielo todo es despedida.
Sin importar que agites la mano o no


Strand habla, o me habla, o descubre o sabe,  que la vida es un instante en la que las personas pasan y dejan su grito o su halo o su despertar. En sus versos resuena la tristeza,  ecos de momentos,  sonidos viejos, imágenes, olores, saludos, bromas viejas,  echa de menos lugares que han partido, deja pasar los caminos que sabe no va a alcanzar, deja llegar algún presente que le queda en la mente, pero el futuro se dibuja oscuro…

...
La niebla se dispersa. Las montañas mañaneras
se alinean más allá del pueblo sosegado. El venado de patas ligeras baja al cementerio

Y las urracas llaman. Todo está bien


La vida es un discurrir de cosas que han venido desde el pasado, y se disipan en el futuro, acaso no hay nada detrás de este adagio de timbres metálicos, en este discurrir de ideas entre formas de opacas que surgen del cerebro del poeta y se desnudan en el paso de las hojas o quizá, sea,  en el discurrir del pasado del lector,
Strand mueve su vida alrededor de un mundo cerrado donde se acechan animales y hojas, o amores, o vidas vividas o por no vivir, se dispersan ideas que sabrá dios de dónde nacen, y van sembrando el discurrir del libro por los recuerdos, siempre recuerdos que  cesaran  cuando acabe el tiempo: hay padres, madres, hay olvidos, hay paisajes, hay vueltas, y revueltas, hay …


…pero en aquellos días qué sabía yo de los placeres de la pérdida,
Del borde del abismo que se acerca con su siseo
Y sus tormentas, un gran animal acuoso quebrándose contra las rocas;

Esparciendo estrellas de sal, nubes de espuma ruidosa

Nunca sabrás qué has descubierto de él en sus poemas, no sabes si el camino que has recorrido, donde los has encontrado es el centro de su universo o es el tuyo, pero sabrás que has despejado caminos y despeñado piedras y obstáculos, sabrás que la  Porción de Belleza que camina entre sus hojas te alcanza  como explosión de brusca apariencia, casi cortante como un átomo de sabiduría perdido en la vida actual. Sabrás que desde los lugares más recónditos del libro, salen recuerdos, los poemas son recuerdos y anhelos, son los pasos de un poeta por la tierra en un instante en un sitio. Solo sabrás que has perdido un camino y has descubierto otro..


El mundo golpea los libros de poemas como un yunque, los versos están candentes y la vida golpea  con ese martillo que repite el sonido repiqueante, nada sería igual sin la luz del fuego, de los poemas y de las palabras…El futuro llegará, renqueante..


...
Estos son malos tiempos. Idiotas han robado la luz de la luna.
Proyectan su pompa sombría donde se les antoja.
….

Supongo que se cierra el cielo, y la luz alumbra, la luz de la luna en la oscuridad, solo para mostrar caminos que hubieran debido ser poemas. Y los lugares de partida no enseñan el camino solo enseñan el lugar a donde hemos llegado y del que vamos a partir, a ese lugar que desconocemos, a ese tiempo oscuro, a ese destino tan claro inefable como infalible.

domingo, junio 14, 2020

UNA LISTA, LOS 150 MEJORES LIBROS MODERNOS QUE HE LEÍDO




Hubo un tiempo, hace mucho, mucho,  que me importaban las listas de libros y aprendí bastante de ellas, en muchos idiomas, e hice la mía. Ahora la he completado, seguro que con olvidos, pero si a alguien le interesa y le vale para algo...El orden no importa...


  1. CRÓNICAS DE MOTEL DE SAM SHEPARD
  2. CARRETERA HAMBRIENTA DE BEN OKRI
  3. NADIE NOS MIRA DE JOSÉ LUIS PEIXOTO
  4. DICCIONARIO JÁZARO DE MILORAD PAVIC
  5. CIEN AÑOS DE SOLEDAD DE G. GARCIA MARQUEZ
  6. ATLAS DESCRITO POR  EL CIELO DE GORAN PETROVIC
  7. MUERTE DE UN APICULTOR DE LARS GUSTAFSSON
  8. LAS VUELTAS DEL RELOJ NEGRO DE  STEVE ERICKSON
  9. QUIMERA DE JOHN BARTH
  10. EL OTOÑO DEL PATRIARCA DE G. GARCIA MARQUEZ
  11. LOS RECONOCIMIENTOS DE WILLIAM GADDIS
  12. EL LIBRO NEGRO DE ORHAM PAMUK
  13. LA VIDA, INSTRUCCIONES DE USO DE GEORGES PEREC
  14. LECCIÓN DE ALEMÁN DE SIGFRIED LENZ
  15. POEMAS COMPLETOS DE PABLO NERUDA
  16. TALLO DE HIERRO DE WILLIAM KENNEDY
  17. CATEDRAL DE RAYMOND CARVER
  18. EL NADADOR Y OTROS CUENTOS  DE JOHN CHEEVER
  19. LAS COSAS QUE LLEVABAN LOS HOMBRE QUE LUCHARON DE TIM O'BRIEN
  20. CUENTOS COMPLETOS DE GRACE PALEY
  21. EL BEBEDOR DE VINO DE PALMA DE AMOS TUTUOLA
  22. SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO... DE ITALO CALVINO
  23. EL RELOJ DE ARENA DE DANILO KIS
  24. DEL INFIERNO DE GIORGIO MANGANELLI
  25. EN NADAR DOS PAJAROS  DE FLANN O'BRIEN
  26. ARIEL DE SYLVIA PLATH
  27. AL FARO DE VIRGINA WOOLF
  28. TEXACO DE PATRICK CHAMOISEAU
  29. LA MUJER DE LA ARENA DE ABE KOBO
  30. LA NOCHE EN CUESTIÓN DE TOBIAS WOLFF
  31. ONCE MANERAS DE SENTIRSE SÓLO DE RICHARD YATES
  32. EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS DE DINO BUZZATI
  33. LA MARCHA  RADETZKY DE JOSEPH ROTH
  34. YO SÉ POR QUÉ CANTA EL PAJARO ENJAULADO DE MAYA ANGELOU
  35. EL HURGÓN MÁGICO DE ROBERT COOVER
  36. EN EL CAMINO DE JACK KEROUAC
  37. ESA POLILLA QUE DELANTE DE MI REVOLOTEA DE OLVIDO GARCÍA VALDES
  38. POEMAS A LA HORA DE COMER DE FRANK O'HARA
  39. LAS TIENDAS DE COLOR CANELA  DE BRUNO SCHULZ
  40. SANATORIO BAJO LA CLEPSIDRA DE BRUNO SCHULZ
  41. SUTRA DEL RIO DE GITA MEHTA
  42. UN MUNDO PARA JULIUS DE ALFREDO BRYCE ECHENIQUE
  43. CRÓNICA DE LOS POBRES AMANTES DE VASCO PRATOLINI
  44. POETA EN NUEVA YORK DE F. GARCIA LORCA
  45. POESIA DE KARMELO IRIBARREN
  46. PORNOGRAFÍA DE WITOLD GROMBOWICZ
  47. EL RUIDO Y LA FÚRIA DE WILLIAM FAULKNER
  48. POESÍA DE ROGER WOLFE
  49. POESIA DE PIERRRE REVERDY
  50. BODAS EN CASA DE BOHUMIL HRABAL
  51. LA CAMPANA DE CRISTAL DE SYLVIA PLATH
  52. LA MUERTE DE VIRGILIO DE HERMANN BROCH
  53. LA MODIFICACIÓN  DE MICHEL BUTOR
  54. LOS ANILLOS DE SATURNO DE W.G. SEBALD
  55. AUSTERLITZ   DE W.G. SEBALD
  56. POESIA COMPLETA DE ANTONIO MACHADO
  57. PAISAJE PINTADO CON TÉ DE MILORAD PAVIC
  58. EN EL LAGO DE LOS BOSQUES DE TIM O´BRIEN
  59. LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE DE CARSON MCcULLERS
  60. LA MANO DE LA BUENA FORTUNA DE GORAN PETROVIC
  61. PEDRO PÁRAMO DE JUAN RULFO
  62. INDUSTRIAS Y ANDANZAS DE ALFANHUÍ DE R. SANCHEZ FERLOSIO
  63. ESPACIO DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
  64. EL PUENTE DE HART CRANE
  65. POEMAS DE ÁNGEL GONZÁLEZ
  66. POEMAS DE CHICAGO DE CARL SANDBURG
  67. EL HOMBRE INVISIBLE DE RALPH ELLISON
  68. LA BELLEZA DEL MARIDO DE ANNE CARSON |
  69. LA CALERA DE THOMAS BERNHARD
  70. EL JARAMA DE R. SÁNCHEZ FERLOSIO
  71. SOBRE LOS ACANTILADOS DE MÁRMOL DE ERNST JUNGER
  72. EL GATOPARDO DE TOMASI DI LAMPEDUSA
  73. POEMAS Y ANTIPOEMAS DE NICANOR PARRA
  74. CHICO NEGRO DE RICHARD WRIGHT
  75. OBRAS COMPLETAS DE STANISLAW LEM
  76. PERORATA DEL APESTADO DE GESUALDO BUFALINO
  77. EN EL CORAZÓN DEL CORAZÓN DEL PAÍS DE WILLIAM GASS
  78. CUNA DE GATO DE KURT VONNEGUT
  79. TRAMPA 22 DE JOSEPH HELLER
  80. ESPADAS COMO LÁBIOS DE VICENTE ALEIXANDRE
  81. TODO SE DESMORONA DE CHINUA ACHEBE
  82. LA MUJER ZURDA DE PETER HANDKE
  83. HELADA DE T. BERNHARD
  84. POESIA COMPLETA DE V. MAYAKOVSKI
  85. CUENTOS COMPLETOS DE FLANNERY O'CONNOR
  86. LAS DIEZ MIL COSAS DE MARIA DERMOUT
  87. EL GALLO ROJO VUELA HACIA EL CIELO DE  MIODRAG BULATOVIC
  88. PREGÚNTALE AL POLVO DE JOHN FANTE             
  89. UNA MUERTE EN LA FAMILIA DE JAMES AGEE
  90. LOS DETECTIVES SALVAJES DE ROBERTO BOLAÑO
  91. 2666 DE ROBERTO BOLAÑO
  92. CONFABULARIO DE JUAN JOSÉ ARREOLA
  93. ZEN Y EL ARTE DEL MANTENIMIENTO DE LA MOTOCICLETA de ROBERT M. PIRSIG
  94. EL MIRÓN DE ALAIN ROBBE GRILLET
  95. EL TÚNEL DE ERNESTO SÁBATO
  96. EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO DE  CARSON MCcULLERS
  97. CUENTOS DE KJELL ASKILDSEN
  98. ALFABETO DE INGER CHRISTENSEN
  99. ESO DE INGER CHRISTENSEN
  100. AULLIDO DE ALLEN GINSBERG
  101. LA CARRETERA DE CORMAC MCCARTHY
  102. NOCHES EN EL CIRCO DE ANGELA CARTER
  103. POESÍA ESCOGIDA DE WILLIAMS CARLOS WILLIAMS
  104. POESÍA REUNIDA DE WALLACE STEVENS
  105. POEMAS DE THEODORE ROETHKE
  106. POESÍA DE CESAR VALLEJO
  107. TRILOGÍA DE AUSCHWITZ DE PRIMO LEVI
  108. HIJOS DE LA MEDIANOCHE DE SALMAN RUSHDIE      
  109. VIDAS MINÚSCULAS DE PIERRE MICHON
  110. SALIR A ROBAR CABALLOS DE PER PETTERSON
  111. ZAZIE EN EL METRO DE RAYMOND QUENEAU
  112. LA PLAZA DEL DIAMANTE MERÇE RODOREDA
  113. CENTURIA DE GIORGIO MANGANELLI
  114. EL MAR DE LAS SIRTES DE JULIEN GRACQ
  115. LAS LUNAS DE JÚPITER DE ALICE MUNRO
  116. EL TIEMPO DE NUESTRAS CANCIONES DE RICHARD POWERS
  117. TRES MUJERES FUERTES de MARIE NDIAYE
  118. EL CAMINO A LA CAPILLITA de LOUIS PAUL BOON
  119. EL DIARIO DE HAMLET GARCIA de PAULINO MASIP
  120. EL REGRESO de ALISTAIR MACLEOD
  121. EL GENERAL DEL EJERCITO MUERTO DE ISMAIL KADARE
  122. UN PINTOR DE HOY DE JOHN BERGER
  123. CAMINO DE SIRGA de JESÚS MONCADA
  124. EL CAFÉ DE LA RANA DE JESÚS MONCADA
  125. LA CRIPTA DE INVIERNO de ANNE MICHAELS
  126. PIEZAS EN FUGA de ANNE MICHAELS
  127. MINER’S POUND Y EL PESO DE LAS NARANJAS DE ANNE MICHAELS
  128. LOCOS,  UNA COMEDIA DE GESTOS de FELIPE ALFAU
  129. LA COSTA DE LOS MURMULLOS DE LIDIA JORGE
  130. MEMORIA DE ELEFANTE de ANTÓNIO LOBO ANTUNES
  131. MANUAL DE INQUISIDORES DE A. LOBO ANTUNES
  132. SOBRE LOS RIOS QUE SE VAN DE ANTÓNIO LOBO ANTUNES
  133. TERCER LIBRO DE CRÓNICAS DE ANTÓNIO LOBO ANTUNES
  134. LA MUERTE DE CARLOS GARDEL DE ANTÓNIO LOBO ANTUNES
  135. EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS de ANTÓNIO LOBO ANTUNES
  136. EN LA ORILLA DE RAFAEL CHIRBES
  137. CÓMO SER PERFECTO, RON PADGETT
  138. NOSTALGIA DE MIRCEA CARTARESCU
  139. BARRIO DE GONÇALO M. TAVARES
  140. LAS BODAS DE PENTECOSTÉS DE PHILIP LARKIN
  141. VILLA AMALIA de PASCAL QUIGNARD
  142. FOTOCOPIAS de JOHN BERGER
  143. EL ESPÍRITU ÁSPERO de GONZALO HIDALGO BAYAL
  144. YO IBA A SER HOMERO, PAULO LEMINSKI
  145. UN CONEY ISLAND DE LA MENTE de LAWRENCE FERLINGHETTI
  146. RIMBAUD EL HIJO DE PIERRE MICHON
  147. GILEAD de MARILYNNE ROBINSON
  148. APRENDER A REZAR EN LA ERA DE LA TÉCNICA DE GONÇALO M. TAVARES
  149. LAS SOLIDARIDADES MISTERIOSAS de PASCAL QUIGNARD
  150. LA ISLA DE LA TORTUGA DE GARY SNYDER
  151. (150+1) EL HÚSAR EN EL TEJADO DE JEAN GIONÓ


sábado, mayo 02, 2020

COMPROMISO




COMPROMISO
Cada vez me hago más vago, o es que cada vez soy menos constante, o me faltan retos, la verdad es que ni idea, pero bueno, me he puesto un reto, que, he pensado, si lo hago público me hace cumplirlo, reto o idea o no hacer el tonto, alguna de las cosas o razones será válida así que pongo una lista de libros a leer ( o terminar de leer en algunos casos) y reseñar este año, que no será definitiva porque aparecen nuevos y nuevos libros, pero los que están serán…

El libro de las preguntas de E. Jabes
Pequeños tratados de Pascal Quignard
Magnus de Silvye Germaine
Puerto oscuro de Mark Strand
Cuentos del lejano oeste de Luciano G. Egido
Esa polilla que delante de mí revolotea de Olvido  García Valdés
La biblia de neón de John Kenendy Toole
Amada Marta de Miquel Martí i pol
Por la ruta serrana del Arcipreste de Rubèn Caba
Aires de Philippe Jaccottet
Augusto fulminante de Alain  Nadaud
Poemas de Czeslaw Milosz
Cuarenta poemas de JACQUES ROBAUD
CRÓNICAS DE ULTRASUEÑO ED J.V. Foix
Zama de  A. di Benedetto
todo lo que tengo de Irene Gracia, Juán Eduardo Zúñiga   y Menchu Gutiérrez
historia e invenciones de Felix Muriel de Rafael Dieste
La piqueta de Antonio Ferrés
El griffón alfredo conde
Escuela de mandarines de Miguel Espinosa
es el año que me toca releer el quijote de Cervantes y el de Avellaneda
Cuentos de H. Quiroga
Cuentos completos de Lidya Davis

domingo, abril 12, 2020

RÉQUIEM DE ZBIGNIEW PREISNER

Procuro no poner otra cosa que mis opiniones sobre libros que leo, y más que mis opiniones, la impresión que me han dejado, lo que me ha dejado la lluvia al irse. Pero hoy pongo otra cosa y creo que será la única vez que lo haga. Tengo una enorme colección de Réquiems, me gustan, leo mucho con sus notas, yo siempre leo con música, y el reqúiem es mi música favorita a pesar de que leo rápido.
Hoy pongo el que más oigo últimamente  Réquiem for my Friend de Zbigniew Preisner , dedicado a la muerte de su amigo el director del director de cine Krzystof Kieslowski En estos tiempos me pareció que debía ser así.

jueves, abril 09, 2020

RIMBAUD EL HIJO de PIERRE MICHON



RIMBAUD EL HIJO de PIERRE MICHON

De los muchos Rimbaud que hay: Rimbaud genio, Rimbaud joven, Rimbaud herido, Rimbaud huyendo, Rimbaud harto de escribir, Rimbaud amante, Rimbaud malhumorado, Rimbaud naciendo…Michon elige Rimbaud hijo, que no excluye a los demás, es más los incluye, pero hace un aparte, acentúa, una parte del poeta, la de su madre. Ella, dominante, viuda sin finado, la exigente, la rígida educadora, la que sostiene la familia, pero también es la que pone en el cielo el sol y en la tierra el mando de la familia Rimbaud. ¿Cuánto de ella hay en el carácter del poeta? o ¿Cuánto contra ella hay en su vida? No sé, tampoco importa, o ¿El peso de las almas no se compensa como plumas de grúa con los contrapesos?, ¿no se compensa el peso de las almas con los de la vida, con los conocimientos, los sufrimientos, con las vueltas las huidas? Saber más es como intentar recoger cosechas donde solo se plantaron soplidos, hálitos de respiración o de viento inocuo.


El libro es una región extraña, es el camino por el que Michon desvía a Rimbaud del camino oficial, del camino de las biblias, las vulgatas, que definen la vida del poeta, las que la sajan, y sacan sangre y supuestas verdades, y la vuelven a coser para ofrecer a los dioses de la historia o en su defecto a los institutos de enseñanza con ejemplares profesores que acaso harán amar u odiar a Rimbaud a sus alumnos. Michon va por el camino de al lado, ese que resulta cuando viajas en tren y te adelantan por la carretera justo al lado de las vías, coches y camiones sobrepasando la velocidad y la tranquilidad, para llegar a ninguna parte, y tú en el tren ves, por un momento, vidas pasar, otras vidas, como si fueran postes de luz arrancados de la tierra para huir a alguna parte, a alguna…


Pecaré de lo que suelo pecar cuando acabo un libro que voy a adorar toda la vida, la verdad es que me dejo pecar, me encanta decir que este es uno de los mejores libros que he leído nunca. Me permito decirlo porque, quizá, no llegarán otros y seré feliz al menos estos instantes, sí.  A nadie le importará, pero si lo hiciera, deben saber que pasear por estas hojas es un delicado movimiento de lectura, un pasear por un bosque con hojas que se rompen entre los pies y la niebla se eleva para taparlo todo: tú, lo verde y lo marrón de los árboles, lo gris de la niebla, el ruido suave del paso en las hojas que acarician y rompen a la vez, un lugar amniótico. En el caso del libro es el mismo paseo, es la belleza de lo escrito, los pasos que recorre, los pasillos estrechos y las grandes avenidas repletas de voces calladas, son las palabras, el montaje, la construcción del edificio, grande, opulento, que remite a todo, que lo añade todo, y el paso suave por las hojas ya muertas de Rimbaud (y con él el recuerdo que tengo de sus poemas que lo acompañan), todo hace un lugar que parece parir un mundo relleno de arte.

La vida de Rimbaud recorrida como si fuera un túnel en el que van apareciendo habitaciones, o mejor, ventanas enormes a paisajes y figuras que conforman y reconstruyen, paso a paso, la posible, vida de Rimbaud, otra vida. Por un parte son los profesores o los poetas que lo acompañaron en el cortísimos paso de su paso por la poesía, los que Michon utiliza desde su primera persona que describe todo que lo analiza , todo lo que juzga, el narrador es absolutamente  subjetivo (ama, odia, explica, se desdice, escupe, miente, exagera...) de la misma manera que lo es un tipo que ama lo que hace; que pregunta por las cosas que pasaron y las que pudieron pasar: el es el narrador, es Michon, es el fantasma de los poetas pasados, es el fantasma de los profesores de literatura que no fueron … no sé…es alguno de ellos… Él hace que deriven los personajes y hace que describa y se dirija  al lector y le pregunte, o, a veces,  esté en la cabeza de Rimbaud cuando se dirige a casa de Theodore de Banville, a enseñar,-infante nervioso-sus poemas, ¿Nervioso? acaso no. O , aparece, como Verlaine amenazando borrachos con sus pistola, o de repente es el hombre que ve subir al coche de caballos en Londres a pesar de la espesa niebla a los dos poetas enamorados. El narrador, Michon, los fantasmas... dan  una explicación a su amor y a su odio: alguien la da... si el fantasma de los escritores futuros lo dice... será así...

La forma de escribir de Michon, no deja de ser un camino con aristas, con dificultades, un lugar en el que sale y entra de temas, abre puertas que cierra, abre temas , la primera persona, el narrador omnisciente, pero también creador y matador, dios de letras tapizadas de plata, voz de los que no leen vulgatas, vulgar narrador de inventos.  Sí, él, el que reconstruye o recuerda personajes que debes conocer, pasea por precipicios, pasea por calles concurridas o por tejados sin cuerdas, pasea siempre pasea de la mano de ideas, rapidez de ideas, desbordante de ideas y formas, humor, saber… El presente del lector se une al pasado del poeta que es presente porque, el narrador,  todo  lo sabe, pero de Rimbaud todos sabemos, todos hemos entrado en sus escuelas como en sus versos, en sus poemas como en su casa, en su huida como en nuestras sorpresas.  Pero en los pasos del narrador, aquí, es presente: hay dos presentes, el presente que explica al lector y el presente de Rimbaud, siempre lo es, todo es realidad, todo es verdad, todo es como debe ser la literatura: juego, pasión, belleza y pasos estrechos por caminos de montañas, que llevan a nuevos valles.

EL EXTRANJERO DE ALBERT CAMUS





EL EXTRANJERO DE ALBERT CAMUS





Nuestras opciones, nuestra elecciones, se mueven entre lo aprendido y lo deseado, el deseo viene dado por lo amado y lo odiado. Lo odiado viene dado por la vida, nuestras elecciones por lo tanto son la vida; la vida, el acontecer,  rige por tanto nuestra elecciones. Pequeño es el mundo por el que giramos, giramos como una peonza en un mundo que parece enorme, pero no va más allá de lo que peonza pueda moverse en el descansillo de un escalera que sube a ningún sitio o en un parque estrecho en el que nos vemos rodeador por miles de peonzas  que se golpean, caen y se paran. Nuestras relaciones con el mundo, con la gente , con los amigos , están encajonadas, presas, están como asomadas al balcón sin puerta de salida que es nuestra vida, se componen, apenas, de  20 o 30 personas que consideres que pasaron o están y fueron amigos o buena gente; y podrás viajar, podrás callar, podrás hablar por teléfonos, cables, aires, ventanas, podrás ver todo el mundo, podrás tener un millón de empleados a tu servicio , o serás parte del millón de empelados al servicio de alguien que nada te hará moverte de tus círculo de peonza, de la cuerda que da fuerza a tu mundo, a tu cajita de conocidos y conocimiento; hasta que un día ese círculo se rompe, hasta que un día te rompes, hasta que un día el cielo se oscurecerá o el movimiento de un astro se parará sobre ti, y no todo será lo mismo, pero ya estarás perdido.


Camus lleva a su protagonista, Meursault, por un camino recto, sin esquinas, sin curvas que lo hagan girar;  su vida será sobre la indiferencia sobre lo que hará, o lo que resultará de lo que haga, no importa lo que sucede, su camino no parece pasar por allí, y si pasa seguirá recto, sin tener un destino, sin tener horizonte, o con un horizonte tan lejano y tan indefinido que no sabrá a dónde se dirige, y tampoco sabe para qué o por qué. El mundo girara´ sobre él pero  Meursault no querrá párarlo, ni acarrearlo, no querrá que nadie cambie, y si lo hace él seguirá su camino ajeno a todo; solo  sentirá que lo que le rodea lo mira, lo amenaza,  o  parece apreciarlo, o querer amarlo, o querrá odiarlo, sentirá que el mundo se cansa o varía o se cae o que la gente llora o muere o ríe o golpea o reduce su espacio a la nada, o toca, pero para él no tendrá importancia, no creerá que tenga importancia, no demostrará que lo tenga, no juzgará, no distinguirá si lo que se hace es justo o injusto para él, pero tampoco si lo que su actuación será de acuerdo con lo establecido, o que sea lo correcto, que tenga empatía para con otras personas; eso a él no le importa. Su elección es no tener elección, ser anónimo para el mundo, ser extranjero, ser de otra parte, de donde no vienen los demás, de dónde no se es. Y saber y poder  no distinguir o actuar más allá de lo que necesita para cubrir sus necesidades básicas, para seguir un camino, para distinguir que parece ser alguien amable con él o que lo ama, pero no es una elección suya, es de otro, solo lo aceptará, solo dejará que el camino siga, tiene que hacerlo a fin de cuentas, nada parece parase y sigue un camino como pudo seguir otro, pero en este está. en este camino a la nada,


La nada, la nada como elección: nada que llorar, nada que regir, nada que amar, nada que reprochar, nada que sospechar, nada que penar, nada que pensar; acaso solo elecciones primarias, gestos instintivos, sonrisas o risas, nada más; solo gestos para el mundo, un  mundo que tampoco quiere saber de él, están en la misma distancia uno del otro. Se filtran, se intercambian, sonidos, murmullos,  recuerdos, pero entre la vida y Meursault, entre el mundo y  Meursault, entre lo que sucede y Meursault, no pasa más allá de lo que sucede a cualquier ser humano: nace, crece,  trabaja, tiene un amante, se puede casar, se muere familia, conoce amigos y enemigos, y el destino puede llevarte para la esquina del que ha perdido el combate o alzar el brazo,; a fin de cuentas, Camus, solo dice que aún bajo la falta de elecciones, aún en el final siniestro que puede esperar a Meursault, o el final que pudo ser otro, entre un tipo que no elige, que deja que la ola del destino le lleve con su poca participación, con el escaso actuar de sus instintos y necesidades, de sus elecciones o partidos, de sus miradas o sus negaciones, aún en ese caso, a un tipo que no quiere nada a un tipo que no espera nada, que parece hacer nada, aún a ese tipo dice Camus, que al tipo contrarío: al tipo que espera todo del mundo, y hace todo para ser el que rige su vida y de lo que le rodea, de lo que le mueve , y que elige amigos, sitios , viajes, piso, estado y saber, aún a este tipo puede acabar igual. Los dos horizontes lejanos e indefinidos, para los dos, es el mismo, o puede serlo. 

Supongo que, al final, la no elección es también una elección. Dejar que el mundo pase te atropella igual estés parado o en movimiento.

viernes, abril 03, 2020

Todas las mañanas del mundo, de Pascal Quignard






Todas las mañanas del mundo, de Pascal Quignard


Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno” Todos los caminos terminan alguna mañana;  todos los mundos son lugares sin retorno, el mundo de mi vida o de la tuya, los mundos que creamos y recreamos solo tienen camino de ida. Las mañanas que creemos eternas llegan desde la oscuridad y acaban cegadas por la luz deslumbrante, en lo más alto, del sol, que no deja mirar más arriba; así que vienen de la nada y no dejan ir más allá.
 Todas las mañanas nacen en mi vida con el sonido de siete campanas en las torres que me rodean:  en mis recuerdos más amables, son las campanas, campanillas, cencerros, de ovejas y vacas que rompían las mañanas en el campo, temprano, siempre; en mi recuerdo, junto con el rocío, tanto que creo, aun recordar, los sonidos quedos de sus pasos en la hierba, el olor de la hierba mojada es música para mí; el heno, los pastos, los pequeños tréboles, si los miro, me traen cadencias de campanas o cencerros y pasos como caricias. La niebla, cuando llega, me trae sonidos de huidas, la gente huye en la niebla, por ello me trae recuerdos de carreras o pasos apresurados de zorros o de personas, de susurros rasgados de serpientes que huyen de miedo o de vértigo. Las cadenas que cortan el camino de los coches a los caseríos llevan sonido a paz, a seguro de hogar. En la ciudad los sonidos ya no son recuerdos, son recurrentes,  se quedan y se renuevan cada día. Sin embargo, hay algunos como los sonidos de las noches que son rumores cantarines de pasos en la oscuridad, taconeos a la nada; o el paso de los coches en la calle mojada, anunciando, pomposos como tubas,  días de brisa y frío. Las mañanas son de los pájaros, son música de trinos de pájaros que rompen el silencio, o en primavera los primeros gritos de las golondrinas rasgando la calma que luego arrasarán los camiones de pan o de ropa. El mediodía, todo el día, es un ruido intenso de prisa, de zapatos rotos, y gritos, y de ambulancias y sirenas remozadas para asustar a ancianos y niños sin prisa. El silencio es el ruido más querido y el más odiado, es el sitio donde nace el pensamiento, la reflexión de la vida y la muerte.

Quignard utiliza personajes reales para inventar, o proponer, una vida, unas vidas, que pudieron serlo o acercarse a serlo… o no: el señor de Saint-Colombe queda viudo con dos hijas, queda amarrado a su viola y sus recuerdos, y se aferra a ellos; para él la música es síntoma de vida, será su recurso para vivir, su modo de existir, su exhalación en el espejo. La música no es su vida, la vida es su música. Sus hijas, Madeleine y Toinette, aprenderán de él que los días pasan con la música y, sobre todo, por la música, su niñez y juventud es un aprendizaje, a veces extremo de la viola. La viola es principio y fin de la educación y del ser. La llegada de Marin Marais como discípulo moverá la vida de la casa, y del amor y el sexo de las dos hermanas. Esto es en pocas palabras de lo que va la novela, de ahí salen senderos que no van a ningún lado y caminos largos que enseñan nuevas plazas y acumularan nuevas situaciones. Pero la novela no es eso, al menos no es solo eso: Quignard habla de otra cosa, habla de la música; Saint-Colombe es la música, vive para ella, inventa para ella, recoge y comprime el campo en sus escalas, discurre nuevas vidas para ella. Y la música le responde, desde ella llega el mundo mirado desde otro punto de vista, llega vida más allá de la vida, llega, con sus pasos, con su aires, con su tonos, a recrear a su esposa muerta, pero también hace nacer de todos los lugares los impulso que hacen de los sonidos de la viola,  como pudieran serlo del piano o del violín o de la guitarra, hace, pues, que los sonidos de la viola no se recreen, no nazcan para el hombre , sino que nazcan para ser música, simple y llanamente, el placer de la música, para ser ella solo, de ser ella misma, o de ser del que lo toca;  que nazcan, los sonidos de las cuerdas vibrando,  y mueran en ese instante o lo hagan  con el autor de las obras- Porque ella, la música,  nace, surge de las cuerdas del instrumento, de la mente apasionada del creador, del dios de pequeña esfera,  no para ganar dinero, no para ser alabada, no para bailar, nace por el hecho de serlo, por ser bella o por ser fea o por reflejar algo,y con ella vivir, sobrevivir y morir como lo hace ella inquieta, moviendo, apenas, el aire: sin más necesidad por el mundo.
La música es vida y nace de la vida; así,  la viola reflejará en las manos de Saint-Colombe, recreará,  los pasos del saltamontes, o los golpes del  herrero, los gritos de las golondrinas, saltaran por las rompientes, o caerán desde los árboles hasta estrellarse en el suelo. La música es pasión, es pura pasión, que se vive para y por ella, sino no es música;   sonará como música, pero será otra cosa, será canción de amores perdidos que no se han perdido, o serán canciones de ordenador, o serán campanas rotas por el rayo que  suenan a hueco o será murmullo de gente en iglesia por cerrar, pero no será música, no será razón de vivir, y la música es lo que es porque es una razón de vivir, es una razón, también, de morir.

La pasión puede ser obscena o pude ser lo más hermoso del mundo;  el amor , algún tipo de amor, es parte de todo lo que puede remover y tocar las cuerdas de la viola, igual solas, puede ser la que creen callos en la punta de los dedos que toca las cuerdas; la pasión convierte un instante en el momento más bello del mundo;  la falta de ella, aunque quizá sea lo más cómodo, lo que apetece ver a la gente, ver personas sin altos ni bajos, es lo que hace un ejemplo de hermosura técnica en un alarde de vacuidad.

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...