EL BARRIO de GONÇALO M. TAVARES
o bairro (2002-2010)
Ed. Seix Barral Pág 547
Trad. Florencia Garramuño
El otro día llovia, llovía mucho, pero me
decidí a pasear al lado del río, llevaba los auriculares
conectados al mp3 y oía, por milésima vez, el concierto para piano
opus 54 de Schumann. El fragor del rio no ocultaba el sonido del
concierto desde que entra como golpeando la puerta en sus primeros
compases y que, desde allí, se elevaba por encima de las caídas de
agua y el sonido de las piedras chocando entre ellas, y la furia
color crema que intentaba silenciar la melodía casi esférica, el
piano de teclas hechas del material de los ecos que vienen del
pasado, y de la orquesta tan circular y soberbia como para
entretenerse en decir cómo es. El otro día llovía, llovía mucho, y decidí
no salir a pasear al lado del río, así que me animé a abrír un
libro y oír el concierto para piano opus 54 de Schumann, mientras lo
leía. El fragor de la belleza del concierto para piano, no podía
compensar el estruendo que brotaba del libro, ese soberbio ruido de
caídas de verbos y adjetivos, el que se genera cuando la poesía se
choca con la prosa, el furioso sonido de las hojas blancas peleando
por mostrarte el texto, ser las primeras, entre el estruendo del piano que
se arremolinaba junto a dibujos que expresaban ideas casi filosóficas,
entre la algarabía del violín rasgando poemas que parecen surgir de
verbos, que parecen surgir de sustantivos, que parecen surgir de ideas,
que parecen surgir del ruido de una cascada que gotea, que parece
surgir de la pared donde nace la sensibilidad de un poeta; no podré
dejar de lado la algarabía del violonchelo que no podía con el jaleo
que generan los personajes que muestran su excentricidad a prueba de
disfraces, muestran su carácter instruido, destructor y corruptor de las
malas ideas, corrector de las buenas, su ironía a disgusto de
mercaderes de leyes; y que pueblan el libro; jaleo que se eleva del
libro tapando el ruido que hace el rio, la orquesta, el piano, y el
sonido que hace la obra al abrirse, pero no al cerrarse porque no se
puede.
“El barrio” son 10 cuentos largos o
novelas cortas, o libros sobre reflexiones largas y cortas de texto,
o un libro sobre dibujos que aleccionan textos, o textos que crean
dibujos, o minicuentos que se ensamblan para componer cuentos, o
cuentos que se encajan para componer minicuentos que, a su vez, se
dividen en micro-ideas luminosas, que se descomponen en todos los
colores del arco iris llenos de ideas. Ideas que tantean a oscuras
hasta encontrar la salida y unas veces salen por el rojo, otras por
el blanco o por el amarillo o... Todo depende si el Personaje al que
le toca salir de su casa del barrio, y nos muestra su vida y sus
pensamientos, sale de noche, o sale de día, o sale derecho o sale
tumbado, o sale borracho, o sale filósofo, o sale poeta o sale
periodista o sale argumentador, o sale inventor, o sale soñador, o
sale paciente, o sale displicente o sale hablador, bueno eso no,
habladores son todos. Desde el que vive en constante lucha con la
enciclopedia y la absenta, buscando la manera de que se hermanen en
el punto justo de inteligencia y actitud, y y mantener el estado de
equilibrio que todo buen enciclopedista debe tener en un bar. O podemos
ver que sale por algún agujero que han abierto las micro-ideas y que
se van convirtiendo en otra cosa, crecen como los cachorros de perro
de san bernardo, a una velocidad inusitada, y las buenas ideas se
convierten en grandes ideas en pocos pasos del calendario; y, como
decía, entre los cuentos, aparece un señor, -Breton creo recordar,
pero no es importante, lo descubrirán ustedes- que se entrevista a
sí mismo buscando razones de la poesía para ser así, modos de ver
la poesía, pero no se contesta, hoy está arisco. Hay un señor
Eliot que busca entretener y educar al barrio disertando sobre versos
de la historia de la poesía, y se sale de sus cauces y entra e
invade e imita y desenrolla y enrolla y es poco amistoso con algún
poeta al que critica, con denuedo, por ese verso. Y hay un señor
Calvino que es tan listo como su homónimo y busca equilibrar el
mundo equilibrando su mundo, es un tipo de frases
sentenciosas muy rectas similares, pero en distinto nivel claro, a las de
un juez a punto de jubilarse -pero no legales evidentemente-. Y hay un
tipo que pierde su casa en medio de una catástrofe de gremios, y
otro que dibuja en objetos circulares y cuadrados-entre otros- las
razones por las que el mundo funciona y los modos por los que debería
funcionar, con una idea esquemática y cruel para con los filósofos
de letra armada. Y hay un periodista que apostilla textos ácidos con
ideas crueles contra la estupidez---¡cuál? La política es
evidente... Y hay un señor Juarroz, que inventaba su mundo cada
día,. Y hay un señor...
El primer movimiento del concierto opus
54 de Schumann es el allegro affettuoso, no
sé italiano, pero es evidente su significado, creo. Encaja en el
libro, alegre porque el libro es un dispendio de humor sagaz, un
despilfarro de ironía, un desembolso de sentencias cortantes como
los filos de los folios A4; y es tanta, como digo, que desborda el
libro, se va por las páginas, arrastra letras que chocan entre sí,
y crean un estruendo de sonrisas, lógica pedestre y empatía que no deja oír que son las
4 de la mañana en la maldita campana de la iglesia que aun sigue
sonando, no sé la razón, y ya debo apagar la luz, y esperar que
este desbordamiento del libro continúe mañana, y que el señor
Henri, el señor Breton, el señor Calvino, el señor Valéry, el
señor Brecht, el señor Juarroz, el señor Walser, el señor Kraus,
el señor Swendenborg y el señor Eliot , (¿habrá algún señor Tavares?)sigan estando mañana -hoy-
en las hojas del libro y que la algarabía de la inundación tarde en
acabarse porque la belleza de la visión y de lo que lleva el agua,
es, como la del Nilo, la que alimentará las orillas fértiles de la imaginación y de la sensibilidad por los cuentos, o la poesía o la filosofía o el humor o la lógica extraña o la
ironía o el dibujo o lo que rayos sea esto...
Terminó
el libro y escucho a Schumann, parece que se echan de menos... ¿Será la belleza?...
Hola Wineruda.
ResponderEliminarEs curioso, ayer al escribir sobre un libro que he leído hace poco, comenzaba de una manera muy parecida a la tuya, haciendo alusión a un río, su discurrir por las rocas y su melodía, aunque en tu caso el río es real, lo tienes al ladito, y en el mío no.
Con tan peculiar y atractivo vecindario habitando ese "barrio" a uno le dan ganas de pasar unos días ahí, dejándose embaucar por la labia, lo que hacen o dicen estos vecinos. Me consta que Tavares ya apareció por aquí, y siempre irrumpiendo triunfal, tu entusiasmo es el mejor argumento que hay para detener el paso ante dicho autor.
Sirven buenos vinitos en ese barrio?
Te dejo con Schumann, sabes elegir muy bien tu compañía.
Un abrazo y magnífica reseña :)
Hola Paco
EliminarLo cierto que lo del río es más impresión escrita que real, porque mi pueblo, es una ciudad rodeada de montañas, plantada en el estrecho valle que dejas aquellas, así que el río apenas aparece durante 500 o 600 metros durante su recorrido por aquí, Pero ha mejorado mucho, ahora hay patos nadando por sus aguas, antes, hace años eran color naranja óxido, que, más allá de su belleza cromática ;). era una cloaca de sitio. Los tiempos cambian y ahora hay patos.
En el barrio de Tavares no hay vino, ni oporto siquiera, ni vinho verde, pero hay absenta, mucha absenta y toda para uno...:) Los demás bastante tienen con sostener el mundo como Atlas muy humanos...
un abrazo
cuídate
Estimado, por qué será que en el barrio de este escritor no vive ninguna vecina que merezca ser nombrada, circunscribiendo únicamente el caserío a moradas de escritores. Es cierto que a veces, a alguno de ellos le acompaña una fémina, incluso Toma forma de libro. Diria que sin dudas escribe bien pero ese barrio por demás masculino no termina de convencerme.
ResponderEliminarUn saludo desde un estuario ancho como un mar, de aguas bravas y saladas las más de las veces, otrastambien río de aguas calmas y dulces, siempre de arenas blancas y muy disfrutables por estos días de verano, Selva
Hola Selva
ResponderEliminarEncantado de leerte
En cuanto a que no hay personajes femeninos es cierto, pero ten en cuenta que es una obra artística, una decisión personal, en la que no cabe lo políticamente correcto, aquí no debe aplicarse según mi opinión.
En cuanto a mi rio, es pequeño y furioso en invierno, y muy pequeño y tranquilo en verano, ya no caben los peces, pero hay algunos patos y algunas tortugas abandonadas; acaso vuelvan alguna vez los peces para ver las montañas verdes y los bosques... ojalá..
un saludo
Vaya texto tan hermoso te has marcado. Me encanta como has entremezclado los personajes de los cuentos que entran y salen de su barrio y que son todos nombres de grandes escritores con la música (ahí me pierdo porque no escucho música clásica, lo mío es el jazz y me parece que también podría funcionar con Louis Armstrong, Miles Davis, Chet Baker, Dizzy Gillespie o cualquier otro de mis favoritos) y el río, la lluvia, la naturaleza.
ResponderEliminarCuando leo cómo te emociona y cómo te llega Tavares estoy por ir corriendo a coger alguno que tengo pendiente de leer, pero tengo que buscar el momento oportuno. Llegará y entonces podremos compartir emociones.
Un abrazo!!
Seguro que encajarían esos en mi mp3, pero yo haría un huequito a Oscar Peterson ;)
EliminarEspero que compartamos ideas y opiniones sobre Tavares, un escritor que merece la pena.
abrazos
Hola, Wine.
ResponderEliminarDos cosas. Tengo un par de libros de Tavares para leer. Leí 'Agua...' y me pareció interesante el enfoque de esos relatos. Éste que nos traes me suena a una continuación de 'Los señores', del que he leído algo en la Red. Será cuestión de acercarse a él.
La otra. Me fueron gratas tus líneas sobre el Concierto para piano de Schumann. No se por qué habrías de desembarcar en el Romanticismo Alemán con semejante obra, pero lo respeto. Tengo tres versiones; dos, totalmente olvidables, pero la de Andreas Staier al frente de su pianoforte, con la Orchestre des Champes Elysées a cargo de Philippe Herreweghe, creo que no tiene desperdicio. Es la que más escucho a la hora de elegirla. Si puedes acercar alguna otra, se agradecerá.
Un gran abrazo.
Hola Marcelo
EliminarLo cierto es que en España están publicados varios libros que componen este tomo que es la unión de varias novelas cortas unidas en concepto y “ barrio”, se titulan como los nombres de los “habitantes” arriba citados, aunque no creo que todos hayan sido publicados. La unión es perfecta y completa unos a otros, y sale más barato (cosa importante) :)
Llegué al Romanticismo Alemán con Horotwitz y, sobre todo; Sviatoslav Richter, persiguiendo pianos, :) la primera que me encantó fue el quinteto para piano opus 34 de Brahms (Richter y el cuarteto Borodin), pasando por todas las pianos sonatas del mundo :) así que llegué al concierto para piano nº1 op,. 54 de Schumann
Lo cierto es que no sé nada de música, me gusta por instinto, o por razones que no tienen que ver con la técnica ni la capacidad de los interpretes. Así por ejemplo no me gusta -ahora- demasiado la versión por la que la conocí : Sviatoslav Richter/ Witold Rowicki , tampoco demasiado la de Maria Joao Pires/Abbado. Me va gustando más la versión de Lippati/Karajan, o la que hace poco escuché de Marta Argerich /Vedernikov : Pero las que más me gustan son las de Alfred Brendel/Abbado, y la de Murray Perahia/Abbado
Tengo grandes expectativas, por el que me los ha recomendado, y espero conseguirlas , las versiones de Alicia de la Rocha / Colin Davis y el Tokio Quartet y la de Geza Anda/ Kubelik, y ahora esa de Staier ;)
un abrazo
Vaya! Pues tengo la versión de Richter y Rowicki y jamás la escucho! Las otras, ni aparecen por aquí; ni la de Argerich, siendo local. Gracias por las recomendaciones.
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