La imaginación, la creación, el generador de ideas y posiciones , nacen del pensamiento de una sola persona, -sola, individual, en silencio-, quizá de una persona que mira una vela que arde en su mesa, sentada delante de sus papeles en blanco, con su pluma, su estilográfica, su bolígrafo, su máquina de escribir, sentado sin luz, su nacimiento sin nada, sin nada que salga de su pantalla, es la persona que pudiera mirar fijamente a la llama de la vela para crear -o leer que también es crear-, esa ensoñación creadora, -recuerdos o sueños o imaginación- ese viaje al fondo del fuego, al fin del humo, al origen del calor; -a la soledad, al ensimismamiento- esa persona que mira, fija sus ojos en la llama ascendente para que de la nada surjan textos, palabras, imágenes, fantasmas, ecos, muertes y vidas - De la luz salen el destello y la ceguera, ( el cero y el infinito) y sale la sombra y la nada, el sitio de la nada de donde crecerá la imaginación-; sí, de la nada y de lo ciego sale la imaginación; de ahí nacerán cosas en el vacío, lo oscuro del fondo donde el absoluto vacío crece hasta que sale de la mente, el mundo de tu mente, de la vela que titila, de la mariposa que vuela hacia su muerte fulgurante de luz, el Ícaro de alas de cera que se funden para crear mitos, verdades y mentiras, y chorrear frases.
Bachelard habla de la Vela, -el fuego , la luz- como síntoma, símbolo y significado; juega con las imágenes y textos, juega con la Idea, -del mismo modo que se puede
cimbrear una llama u ofuscarse y apagar-, juega con la imagen de la vela, como
fuente de luz y de sombras; la vela como alumbrador de creación y lectura, la
llama como recuerdo, la luz del fuego como parte de la literatura-Boecio, Goethe, Novalis, Octavio Paz…- juega con
la poesía y con los textos de aquellos y nuestros; textos que se desprenden de la imagen de luz, de la llama que asciende; esa parte
de la literatura como descifradora del mundo.
La llama, que debe destruir para crearse, que se alimenta, como el árbol, en
las raíces de tierra, chispa y alimento, para ascender al mundo, para
nacer-generarse, regenerarse a cada instante-, para morirse.- Es la llama, es el fuego, los cuales son el oriente
y el occidente a la vez.
Crear para destruir, destruir para crear.
El poeta crea criaturas de los animado y lo inanimado, la
luz es quien las descubre y las oculta, es, por ello, quien las inventa y las
destruye, es el poeta quien acompañado,- como de antiguo, en la luz de las
velas, en la luz de donde nace todo, es el aceite de la lámpara o el petróleo o
la cera- es el patrón de las cosas que desaparecen, el que guía las velas del
barco para insuflar el aliento que las empuje hacia adelante y que apaga las lámparas.
El lector y el creador lee y descubre en soledad, bajo la
luz, bajo el fuego, bajo lo que será su luz y su fuego,- mi luz y mi fuego-, será
ese momento, y solo ese, el que dirigirá su entendimiento o su creación, será,
por lo tanto, lo que creen esas figuras de la llama o de las lámparas las que
crearan ese mundo –su o mi mundo-.. Y en
esa esfera de luz y de sombra serán parte, también, del recuerdo, de lo que
deja la vida de lo que deja la muerte.
Las ideas van y vienen, los pensamientos, los deseos, las
cosas de ese recuerdo que crees importantes ya no lo son y el mundo rueda y se
cae, el poder de creer en las cosas creo que es el único poder humano, el que
los hace pedazos de mundo diferentes a pesar de todo, lejos de esas tentaciones
de creerte diferente entre los que siempre serán tus iguales, el poder creer en
algo, en diferenciarlo, te hace nunca diferente, nunca otro ladrillo diferente
en el muro, nunca, pero sí dueño de tu destino o de tu
manera de pensar, de poder precipitarte en el fondo de un abismo, o todo lo
contrario, ser parte del grupo; a pesar de todo, -la decisión, el poder de tu
decisión, si eres consciente de ello, si
tu manera de ver cómo una llama de vela titila diferente, que un pedazo de vela
pequeña, sucia, que gotea su propia muerte, que define y crea su propia vida-,
es algo que te hace pensar que hay algo que lo define y que te define,
entonces, en ese breve espacio del mundo y del tiempo en el que reflexionas y
amas un llama, una vela, un reflejo, una luz apagada, un pasado, una sombra que
todo lo ilumina, solo entonces, sabes que tu decisión mala o buena, será solo tuya.
Será tuya del mismo modo que si juegas al juego de decir
palabras, simples palabras al azar: cielo, sobrero, tierra, marsupial,
estornudo, rupia, mecer…una palabra, una simple palabras te llevará a otro
mundo, al mundo del recuerdo, al sabor a chocolate con pan quemado, o al olor
de las maderas en el fuego, o al sabor de la sangre de tu labio partido. Una
palabra, un recuerdo, una decisión son capaces de crear pasados, recrearlos,
renacerlos y hacerlos de hoy; hacerlos
vivos, sacarlos de entre la muerte; del mismo modo una imagen reflexionada, un
imagen inventada por otros, un fogonazo de la nada, de esa misma manera te hará
ver el futuro de otra forma, reconocerlo, o creer reconocerlo, saber que de
entre esas reflexiones inventas tu nuevo mundo, o lo acabas, qué más da.
Supongo, creerán , que da igual creer en eso que en el último creador de autoayuda, que
dará igual. Pero no. Unos, los autoayuda, te manda a cielo alcanzable, a un lugar seráfico y
complementario; el otro, te mandará, al
cielo o al infierno, y dará igual, el cielo y el infierno, al final, son el
mismo sitio, y esa siempre será la gran diferencia entre los dos.
Oigo, ahora, el directo en Pompeya de Pink Floyd, y no dejo
de pensar en los sonidos que se elevan que crean ambiente, arriba, y abajo todo ese fuego –lava-destructor que destruyó
un mundo y creó otro. El continuo generar vida y muerte de la vida, de la
literatura, del pensamiento que al final es el paso del tiempo.
El fuego.
La llama.
La nada.
Todo.
Ya no apague la vela, el eclipse pasó (Sonnenfinsternis).
ResponderEliminarYa vendrá el lunar :)
EliminarBachelard tiene un pensamiento que desborda y fascina a la par, es su mezcla de científico, filósofo y poeta.
ResponderEliminarLeí mucho antes de abrir el blog uno de sus ensayos; "El agua y los sueños" un extraño y atrayente escrito sobre la imaginación poética que nos despiertan los cuatro elementos (en este caso el agua), pero confrontada con su naturaleza material.
Bueno, apreciado Wineruda, después de tu magnífico texto solo me queda desearte lo mejor para el año que entra. Y que este 2020 se vaya de una pu.. vez.
Cuídate mucho, amigo.
que tengas tú y tu familia un gran año que viene
Eliminarun abrazo
cuídate