LA MUERTE DE VIRGILIO DE HERMANN BROCH "Der tod des Vergil" 1958 Ed Alianza literaria, 2000 , 489 pág.
Broch inventa , imagina, los últimos momentos de la vida de Virgilio en aquel doloroso atardecer en Brindis, aquella alucinada noche, la madrugada entre ilusiones, la mañana fatídica de aquel día... Virgilio sueña, suspira, delira, imagina que toda su vida, su poesía, sus íntimos secretos, sus descaradas verdades, reviven por un momento entre las calenturas de la enfermedad y los últimos esfuerzos por vivir o dejar la vida como él hubiera querido. Y tales secretos, tales verdades, tales delirios, salen , en las páginas de Broch, como un volcán de imágenes, como un torrente poético que, casi como una declamación pública, acaso un último intimo recital, rebosa las páginas, las deslinda, para dibujar el cuadro de un ocaso grandioso. El crepúsculo de una vida destinada a sobrevivir a su propio dueño. La prosa poética de Broch describe apenas unas horas, el último suspiro del alma de Virgilio, los delirios de la enfermedad que van y vienen de entre la inconsciencia a la frágil realidad, y narra, en una mezcla de deslumbrado monologo interior y de postrero narrador omnipresente, el desvelo inquieto de la presencia de la muerte, y con ella el fin de sus sueños y el comienzo de sus preocupaciones por su obra, por su "Eneida" inacabada - imperfecta-. por Roma, por el arte, por la verdad... El momento en el que se cruza el presente doloroso y el pasado amable.
El libro es dividido por Broch en cuatro partes: Agua (el arribo): el último contacto de Virgilio con el pueblo, las calles de Brindis, los porteadores, los gritos de la gente, lo humano... Fuego (el descenso): la noche en el palacio del Cesar, la vigilia entre la vida y la muerte, lo humano y lo sobrehumano, lo real y lo irreal, el sueño y el delirio, el ser y el no ser. La Tierra (la espera): el último contacto con sus amigos, la postrera conversación con el Cesar Augusto, sobre Roma , sobre el arte, sobre la política, sobre su intención de destruir "la Eneida". Eter (el regreso) el fin. el ascenso al otro destino, acompañado de caras conocidas, de sitios reconocidos, por lugares sospechados, el "orto", por aguas aplacadas...
La intención superior de la obra de Broch, la clave que sostiene el arco de su creación, es la necesidad de describir la razón por la que Virgilio quería destruir " la Eneida": Sabiendo que iba a morir sin acabar su obra exige que desaparezca, que no muestre el arte imperfecto, que no le señalen como su autor. Duda sobre su propio arte, adivinado en sus horas más sombrías como algo falso, como algo inútil, lejano a la verdad, que se sostiene por amamantarse a sí mismo , " el arte por el arte". Y a ello no se inclina, no quiere dejar esa obra como legado al futuro o a la propia Roma. Consciente de su propia eternidad aún así no quiere que por ello deban recordarlo. Sólo Augusto puede exigirle que no destruya esa obra que es la propia historia de Roma y en realidad algo que ya no le pertenece. Esa última conversación entre los dos versará sobre lo que significa la obra y por ello Roma, y por lo tanto Augusto; y con él: el pueblo, la política, el estado, y la verdad de todo ello.
"La muerte de Virgilio" no es una obra fácil de leer. No es una novela al uso: el espacio y el tiempo solo cambian en las ensoñaciones poéticas de Virgilio, volando entre los recuerdos de infancia para volver al presente, saliendo de su vigilia para ver a viejos amigos apenas en un instante. Pero nada se mueve, nadie sale de las paredes de aquel palacio de Brindis, acaso algún fantasma del pasado, alguna alucinación corpórea. "La muerte de Virgilio" es para leerlo con pausa, abstraerte y concretar la procesión de imágenes e ideas que pueblan las páginas del libro. Donde aparecen tres realidades: lo escrito evidente -la prosa poética-, las ideas profundas del libro -lo abstracto-, la vida de Virgilio que acaba-el pasado-. Broch elabora un libro donde domina toda los aspectos históricos o ficticios de la época y del lugar, su obra -la poesía y su sentido- , los aspectos políticos, morales y sociales de aquel momento. Para entenderlo, también, hay que conocer dichos aspectos, pero no sólo, la novela como tal es una magnífica obra de arte, donde nada ha sido puesto al azar y donde aparecen momentos de excelencia de la literatura.
Yo leí ese libro, hace añares, ahí estaba en la biblioteca de mis padres. Poco sabía de Augusto y menos de sus encargos literarios y aun así retuvo mi interés. De grande Roma me cautivó. La cuestión de Augusto no es trivial, lo que nace a golpe de intuición e imposición por fuerza, ordenadamente va transmutando en ordenamiento jurídico, territorial, comercial, ..., certificando iso 9001 y afines. Muy bien. Y ahí Virgilio, la historia oficial, pero qué pluma, digna del elegido de JC. La macana es que si bien esa biblioteca está conmigo, ese libro no corrió igual suerte (por cierto, muy buena la de aquella). El atlas le coloca en el atril y es todo uno, extraído de mi memoria, faltaba más, imposible encontrarle en la comarca, naturalmente ni con candil. Para embarrarla aún más resulta que el librito está descatalogado, en amazon habría uno en una edición de 18x20cm y seiscientas y pocas hojas, edición de bolsillo y yo ni compro ni leo de bolsillo. Conclusión ese libro que ya no podré releer es muy especial, aun para aquellos que poco sepan de Augusto. En definitiva no deja de ser una crónica muy muy muy bien contada. Y Roma, hay que volver a Roma.
ResponderEliminarNo hay de qué, si hubiera querido allí hubiera estado el libro.
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