lunes, julio 27, 2015
ESPEJO ROTO de MERCÈ RODOREDA
ESPEJO ROTO de MERCÈ RODOREDA
mirall trencat 1974
Edtr. Debate 267 Pág.
Trad. Pere Gimferrer
Si fuera creyente iría a misa todos los domingos y fiestas de guardar, tendría fe en cosas impalpables, sostenidas todas en las palabras escritas en un libro. Todos los libros necesitan esa profesión de fe, de querer admitir que son cosas ciertas, para llegarte más allá del alma, a la imaginación. A esa parte del cerebro que necesita que se le apasione para crear y por ello creer. Así necesitas de textos e imágenes que alimenten el feroz apetito de la mente. Y un credo de verdades y mentiras cobran pulso y vida, y se convierten en un maná no sé si del espíritu pero sí de ese complacido y furioso lado que necesita saborear y saciarse de historias, vidas, fantasías, ideales, ideas... en definitiva, de palabras. Por ello, pregono, soy creyente de los libros de Mercè Rodoreda, de los verbos, adjetivos y sustantivos que se ordenan en sus frases, de las verdades mentidas y las mentiras ciertas que sustentan sus textos, de las historias sórdidas o bellas que abotonan sus capítulos, de esa especie de Génesis y Apocalipsis que contienen sus novelas: creaciones y muertes, muerte y vida, esplendor y muerte. Todos los escalones de la escalera vital bajados y subidos una y mil veces.
Y el “Espejo roto” es una novela donde la palabra y las imágenes que con ellas se crean son reflejo de un mundo fragmentado. El espejo se rompió y hasta el más diminuto fragmento dibujaba imágenes de todos los habitantes que vivieron en aquel palacio, pero también de las abejas que zumbaban entre los arbustos, y de todas las sirvientas que poblaron la casa, y de los pavos reales que gritaban su angustia, y de los árboles que brotaban salvajes, y de las ratas escondidas en los rincones y, más allá, de los fantasmas que poblaron el palacio. Y cada porción de cristal cuenta su historia, su manera de ver la vida: desde Teresa, la protagonista, que asusta con su belleza y su decadencia, o sus maridos, hijos, nietos, amantes, que muestran una vida dulce y trágica, amada y odiada, apasionada y traidora, digna de envidia y lástima. Porque desde la vida humilde de Teresa como hija de pescadora, su belleza le lleva a un primer matrimonio donde el interés y el amor están confundidos, y a un segundo donde ya no lo están, pero las traiciones, los engaños, los secretos, las palabras no dichas y los silencios complacidos son parte de sus vida, y de la de su hija, y la de el yerno y la de sus nietos. Todos recomponen la imagen en el espejo donde la ascensión y decadencia de la estirpe, de los cuerpos, de la mente, de la belleza, de la propia casa, que elegante y satisfecha se erguía entre muros, rosas color carne, laureles, árboles, y botes de hojalata rotos, pero la vida va pasando y puede que ya apenas quede la solemne suciedad de la hojalata rota.
El libro avanza desde un discurrir sencillo, donde los sucesos pasan y así se reflejan, hasta llegar a un momento de belleza suprema donde las palabras y las imágenes a veces oníricas, otras de fantasía exacerbada, donde los fantasmas del pasado, los recuerdos y la muerte están tan presentes que se lamentan entre los muros, como espectros de un mundo que nunca quiso estar allí pero está, que no puede abandonar los muros de aquella casa y las mentes de sus pobladores. Pero no sería una belleza completa si las palabras no crearan una oración llena de poesía y ensueño, sustentando sólo con una pluma todo un universo narrativo planteado como creación, ascenso y decadencia de un estirpe y un modo de vivir tan cercano y lejano como lo son las de aquel libro donde los pequeños detalles son parte tan esencial como los grandes hechos.
¿Qué queda de la belleza juvenil? ¿qué quedan de los amores que iban a ser eternos? ¿qué queda de las riquezas que nos iban a salvar la vida? ¿qué queda de nada?
Wineruda
miércoles, julio 22, 2015
EL REGRESO de ALISTAIR MACLEOD
EL REGRESO de ALISTAIR MACLEOD
the lost salt gift of
blood 1976
Edtarl. RBA 182 Pág
Tradct.Miguel
Martínez-Lage
¿Cuándo un cuento es
bueno? Supongo que hay tantas respuestas como lectores existen, y la
sensibilidad amasada entre las diferentes harinas literarias y aguas
genéticas corresponde a una sola persona y a sus universos
fantásticos. Pero todos hemos nacido unánimemente con Perrault o
Andersen o los hermanos Grimm y luego separamos los caminos para
adentrarnos algunos en caminos clásicos, otros postmodernos o quizá
los olvidamos, simplemente, para siempre, o -espera- acaso nos gustan
todos.
Daré mi opinión sobre
cuál es el cuento bueno, al menos el que me gusta a mí:
Yo lo concibo como el
concierto de una banda de Jazz; uno de esas grandes Big Band de los
principios de los años cuarenta del siglo XX, donde Benny Goodman,
Count Basie o Duke Ellington dirigían grupos rítmicos donde el
swing o el boogie era ritmo e improvisación. Y la melodía surgía
de los instrumentos de viento, los bajos y la batería imprimían
ritmo, la flauta la suavidad que apenas se oye pero existe y es
imprescindible y el clarinete la estridencia irrepetible de lo bello.
Y... Billie Holiday daba sentido a la música, dándole palabra,
sensibilidad, gesto y sentido. Así el cuento es la conjunción de todos
esos factores, efectivamente, iguales que el jazz. Sobre el ritmo de
las historias donde la vida en calma o salvaje, reprime o incita a
sus actores, nacidos o eternos, y es improvisación y melodía a la
vez; los paisajes y las historias paralelas son como el sonido de la
flauta. Y el cantante, el escritor, rellena de personalidad, de
dulzura o acidez, de tristeza o alegría, de pasado o de futuro, de
abrazos o de golpes, las páginas de esos libros. Pues eso es “El
regreso” de Alistair Macleod. Un concierto sintonizado en una radio
de válvulas de aquellas que recogían en directo inolvidables
sonidos. Lleno de la complicada simplicidad del que se apropian las
grandes obras; donde los colores, los olores, las miradas, los
sentidos, las pequeñas cosas o las grandes tragedias se empastan de
tal manera que esos diferentes elementos son uno sólo. La
elasticidad de las palabras abarca todos los extremos del cuento,
cada pequeño elemento es parte del conjunto, y todo el conjunto es
ese pequeño elemento, desde un perro que mira triste o una ladera
helada, o una caricia con la mano sucia de carbón o, lo que es mas
difícil, una palabra no dicha.
En el estrecho paisaje de
Cabo Bretón, una isla de Nueva Escocia en Canadá, donde el carbón
y la pesca es la única forma de supervivencia, y sólo eso,
supervivencia, viven hombres y mujeres duros, de mirada fuerte y
limpia, atada a sus costumbres y a su forma de vida, por dura que
sea. El libro son las historias de alguno de sus habitantes: hombres
viejos que no dan su brazo a torcer, que avanzan porque tras un paso
saben que debe venir otro, orgullosos de su pasado y torcidos bajo
los techos sucios de las minas de carbón o alzados en la popa de un
mar bravío; mujeres fuertes que sostiene el mundo sin ningún punto
de apoyo, que aman, paren, luchan y mueren defendiendo a su prole,
limpias de mente y abrasadas del frío de las soledades de las viudas
del mar o de la mina. Pero también son historias de jóvenes que
quieren huir de la negrura del carbón y de la blancura de la espuma
del mar, buscando un futuro mejor, llevándose las esperanzas y las
lágrimas gastadas de sus padres, es la crónica de gente que va y no
quiere irse, y de gente que vuelve y quiere irse. Y , también, son
el testimonio de aquellas islas de sus paisajes y sus rocas toscas y
graves, de su nieve sucia por el carbón, de niños que juegan en las
playas, de barcos que no se hunden, de las níveas gaviotas
chillonas, de las vacas de ojos grandes y de los coches de asmática
respiración. Todos envueltos en la bruma no sólo atmosférica, de
historias que van acabando, que van cambiando, donde aunque algunos
se resisten, el tiempo no se para y avanza lento e intransigente.
Son las crónicas de un
mundo que ya no será, pero fue, y como las grandes melodías, parece
oírse aun en las ráfagas de viento que vienen de mañana cuando los
coches no obstaculizan su paso con sus bocinas estridentes o su
música de consumo.
wineruda
domingo, julio 19, 2015
DESVENTURAS DE UN FANÁTICO DEL DEPORTE de FREDERICK EXLEY
DESVENTURAS DE UN FANÁTICO DEL
DEPORTE de FREDERICK EXLEY
a fan`s note 1968Edtrl: Duomo Nefelibata 408 Pág.
Trdct-Antonio Prometeo Moya
Aunque el título elegido en la edición española pudiera dar a entender que es un libro sobre deportes y para aficionados al deporte no es así. El fútbol americano es parte de la lógica del libro pero no su sustento, y a pesar de que aparecen algunos nombres y algunos “tecnicismos” de dicho deporte no hace falta, ni mucho menos, entender sobre él. Así que no se asusten y léanlo, es un libro poderoso; de esos contundentes en lo que dice y cómo lo dice. Sobre sus páginas sin apenas conversaciones discurren, algunas veces con fiereza otras con ironía o con malevolencia, ideas, opiniones, sucedidos, pasajes de una vida rellena de desconcierto. El humor negro, sardónico, los pasajes hilarantes, las imágenes sagaces, tristes, desconcertantes o desabridas, las frases punzantes, bestiales o gruesas, pueblan todo el relato. El sexo, el alcohol, la locura, la desgana, el amor, la literatura, el fútbol, la sociedad norteamericana, el matrimonio, los complejos, el culto a la fama, la pura realidad, los trabajos basura, etc... son los temas que comprenden este libro. Y aunque nunca me ha gustado comparar un libro con otro, y no lo he hecho hasta ahora, no puedo dejar de decir -incluso para que les atrape la curiosidad por la lectura de este muy buen libro- que el protagonista -el propio Frederick Exley- es una suerte de Ignatius Really, pero a lo bestia...y más amargo...
La historia está contada en primera persona y es un especie de diario, más exactamente son unas notas, del propio Frederick Exley, en una falsa biografía que va y viene en el tiempo y en el espacio: de la niñez al matrimonio, volviendo a la niñez o a las diversas ciudades y situaciones que tiene o vive en el transcurrir del tiempo. Buscando la fama de deportista de su padre, el protagonista sigue los pasos que cree necesarios para serlo él mismo. En esa búsqueda sólo alcanza a verse reflejado, casi sustituido en el disfrute de la vida, por un futbolista famoso, al que idolatra y parece haberle donado su disfrute vital. El desconcierto de no alcanzar sus metas, la no tolerancia de la realidad, acaba con Exley en el alcohol, la inacción, el manicomio, la relaciones desastradas, la vida inoperante, la lucha por nada... Y de ahí, de esas situaciones, de su mente lúcida a pesar de todo, el protagonista analiza la sociedad estadounidense -aunque bien podría ser una análisis de cualquier sociedad de país avanzado- para con una fiereza inusitada destrozar el mundo bien-pensante, la aún no creada por aquella época idea de lo políticamente correcto, así como todas las ideas culturales, patrióticas, sexuales, políticas o literarias.
Desbordante de humor entre alocado y serio, desabastecido de cualquier rémora que pudiera coartar sus opiniones sobre el mundo que le rodea, describiendo sus contradicciones conscientes y constantes; donde el sexo, la falta de existir y sobre todo el alcohol aligeran sus formas de vivir; el libro es un especie de palimpsesto moderno, en el que pareces descubrir tras las lineas publicadas otro texto, el menos consciente pero real, lleno de rabia -¿acaso odio?-por una forma de vida en el que “el sueño americano” donde la gente alcanza todas las metas propuestas, altas por supuesto, no es más que una patraña para mentes retorcidas, para ilusos que creen que todo es posible, y que perdidos en las ganas de alcanzar metas imposibles descubren que el mundo es como es, y al final no queda más remedio que adaptarte a él o ser encerrado en el manicomio u olvidarlo todo haciendo que el deporte sea lo que te salve como en aquel viejo axioma de “pan y circo” convertido en “alcohol y fútbol” . Lo cierto es que Exley intenta ser del montón, dejar de buscar lo imposible, pero el pobre no puede llegar a ser ni el que quiso ser ni el que de verdad es. Pero así son las cosas...
wineruda
lunes, julio 06, 2015
EL DIARIO DE HAMLET GARCÍA de PAULINO MASIP
EL DIARIO DE HAMLET GARCÍA de PAULINO
MASIP
1ª edición en 1944
Edtral: Círculo de lectores 324 pág.
Empezaré poniendo las cartas boca
arriba, toda la baraja, y así diré que éste es el mejor libro
escrito por un español en el siglo XX que he leído. Nada, nada de
nada, se acerca a la construcción total que se desprende en cada
una de sus páginas. Y me da rabia, que sea por su
condición de escritor republicano exiliado, sea porque no aparece
en los libros de texto, ni en los comentarios de sabios lectores y
críticos, sea porque la última edición de esa novela sea de hace años, sea por lo que sea, o por todo eso, su nombre y esta obra
pertenezcan sólo a no sé bien cuántos lectores, pocos supongo si
es correcta la pequeña encuesta que he hecho a mi alrededor y donde
he visto que nadie conocía a este autor -o se observa también
viendo una simple búsqueda en google-, hay pocos, y sobre todo en este tiempo, que hayamos tenido la suerte
de que cayera en nuestras manos.
Hamlet García es un filósofo, es un
profesor ambulante de metafísica, sin cátedra ni carrera, dueño
sólo de su mente y sus actos, los cuales están bajo el dominio
absoluto de sus reglas filosóficas. Nada debe escapar a lo que él
siente como la manera correcta de actuar, si ello pasa el mundo se
le viene abajo -al menos por unos instantes- y hasta el cuerpo se le
descompone cuando las cosas se alteran. Éste es el diario de los
días anteriores y posteriores al comienzo de la Guerra Civil en
Madrid, de las cuitas y los problemas que le provocó esta situación,
pero también de la vida y reacciones de las gentes en aquellos días.
Es el mural expresivo de unos momentos concretos de la historia de
España, mirados desde la mente de un filosofo que se aparta de
todo, que ve las cosas desde la distancia , sin tomar partido. La
política y sus reacciones, la guerra y sus contendientes son ajenos
a su lógica mental, los observa y analiza con un bisturí afilado
con neuronas. Pero de esa misma forma, esas cosas que tras pasar por
el filtro de su mente se convierten en actos y reacciones concretas,
se le vuelve ariscas o reaccionan en su contra para dejarle a veces
en ridículo -en una especie de jocosa reacción- y otras veces le
enturbian el alma y el cuerpo hasta convertirse en un disfraz de si
mismo, en una marioneta con cerebro, y algunas otras veces son
refuerzo para superar sus trances más oblicuos. Todas esas
situaciones, algunas veces políticas, otras bélicas, morales
filosóficas, mentales, o del discurrir cotidiano de la vida, o de su
relación con las mujeres, las escribe en su diario, las disecciona
y las analiza, hasta discute consigo mismo, se avergüenza, se
destruye y se reconstruye, se alivia y se sostiene, se levanta y cae,
ironiza y descarta, critica y despedaza, se lava y se hunde en la
basura. Todo aparece en sus textos para mostrar un río de cauce
amplio donde se encuentra el humor y la política, el desasosiego y
la esperanza, la pulcritud y la moral, lo querido y lo prohibido.
Pero es la guerra lo que predomina en
su diario y en sus pensamientos. Esa guerra que Hamlet la ve cerca
físicamente, pero mental y filosóficamente, lejos. Lejos toda la
crueldad, espanto y desconcierto que asoló aquellos días España y,
en este caso, Madrid. Él mira eso días, esos movimientos, el ir y venir de guerra y muerte, de luchas y muerte, los ve de manera casi científica, se
extraña de sus motivos, las actuaciones y sus resultados, pero los intenta comprender
no solo desde un punto visa ético sino que también personal.
Estudia, oye y comprende a las personas con las que habla, sean de un
bando o de otro, acepta o rechaza actos y palabras por no ser acordes
con la razón pero no por ser de una parte u otra. Por ello, no cae en
el fácil acto de tomar partido, solamente ve las situaciones y se
horroriza o las comprende como actos contra el mundo y contra España
en este caso. Pero de la misma forma esta novela no es, o no sólo
es, una novela sobre la Guerra Civil en España sino que es una
novela sobre todas las guerras y todas las victimas y todos los
combatientes, sobre todas las familias, gentes, víctimas, heridos, culpables, vencidos, sobre las ciudades, sobre las
políticas y las mentes que han estado y estarán en todas las
batallas que han habido y habrán.
Las líneas del diario se van rellenado
de personajes diversos: desde la mujer de Hamlet, hasta su criada, o
sus alumnos o cierta prostituta, o su primo militar sublevado, ademas
de los mas diversos personajes (porteros, camareros, soldados,
profesores,...) que va encontrando en sus peregrinajes por Madrid de
aquellos días ... Todo son analizados, inspeccionados, pensados y sentidos por su pluma. Y, bajo el abrigo de su escepticismo, se adivina una perplejidad por el
mundo y sus reacciones, pero sobre todo una comprensión ligada con
su moral y su alma filosófica, que los cubre a todos, para
entenderlos y por ello amarlos o criticarlos, pero desde su
inabarcable sentido ético. A veces un poco despistado...
No creo haber podido plasmar todo lo
que enseña el libro, no he abierto todos los cortinajes ni levantado
todas las persianas, para poder mostrarles un sentido del humor un
poco descabellado, una crítica a los sublevados y las reacciones de
los republicanos, o su extraña manera de relacionarse con las
mujeres, y muchas cosas más...Pero, sépanlo, éste es un libro
soberbio .
domingo, junio 28, 2015
LOS PEQUEÑOS MAESTROS de LUIGI MENEGHELLO
LOS PEQUEÑOS MAESTROS de LUIGI
MENEGHELLO
i piccoli maestri 1964
Edtar. Barataria 285 Pág.
Tradct. Elena de Grau
No deja de ser curioso encontrarte una
narración de un episodio sangriento de la historia del mundo, como
es la Segunda Guerra Mundial, narrado con el pudor que exhibe este
libro para con las acciones violentas durante la guerra de
guerrillas de los partisanos en la región del Véneto en Italia.
Meneghello a veces obvia, a veces pasa de puntillas y solamente
algunas veces narra lossucesos inevitables de manera sucinta, sin la
más mínima recreación en el duro tema. De alguna forma parece por su
parte, por la de su unidad, una guerra-de militares
antimilitaristas, de soldados sabios o de luchadores filosofos. A fin
de cuentas a esa unidad se la llamó como el libro: “los pequeños
maestros”. Y por ello es un libro diferente a todos los que cuentan
la guerra que haya leído, no por limitado en sus expresiones
militares sino por el tono, el mensaje y la ejecución de la novela.
En ella el autor utiliza la memoria para escribir los recuerdos de
aquella época sin rencor, sin apenas añoranza de los perdidos -como
si fueran un resultado natural del avance de la vida, no por una
accion violenta- sin olvidos pero con lagunas obligadas por ese pudor
que antes he citado. Pero lo que sí encuentras en el libro es la
ironia, el humor -algunas veces negro- y una vision del ese mundo que
nunca es paródica pero sí brutalmente natural y con un bruñido de
cierta melancolía por una Italia que debe tener remedio pero que no
la tiene, con ese franco hartazgo de lo irremediable que suelen tener
para con su pais los naturales que lo analizan desde un punto de
vista crítico.
“Los pequeños maestros” es la
crónica de los recuerdos de unos años duros contada en primera
persona por el propio Meneghello, desde su salida de la escuela de
oficiales alpinos de Merano tras el armisticio y la toma del poder en
Italia por los alemanes hasta la liberación de Padua por los
partisanos y la llegada del ejercito británico. En el entreacto
discurre la llegada al Altiplano de Asiago donde crearán, él y sus
amigos, un grupo partisano de ideas liberales que luego conformaran
fundando el Partito d'Azione y luego mas tarde sus acciones de
contacto y organización en Milán o Padua.. La Narración
discurrirá entre acciones guerrilleras, las batidas de los fascistas
y los alemanes, las huidas, las acciones fallidas, el frió, el
hambre, el cansancio, papeles falsos, la confraternización con la
gente de los pueblos, las escaramuzas, las peleas internas, las
reflexiones, el paso de las estaciones y del tiempo.
De entre todos esos actos y situaciones
Meneghello destacará el análisis de las personas aquellas que lo
rodearon durante aquellos años: desde el que odiaba la violencia
hasta el más duro, desde el jovencito cobarde hasta el veterano de
mil batallas, desde el filósofo hasta el inculto, desde el torpe
hasta el mas avezado, desde el católico más acérrimo hasta el comunistas más convencido. Toda una galería de caracteres que completan
un mundo de personas falibles pero conscientes del momento en el que
vivían y lo que se jugaban -la vida-. Pero es su grupo -su unidad- la que, es evidente, más aparecerá en el l ibro, entre ellos aparecen muchos tipos de personas pero todos cortados bajo casi el mismo patrón: la mayoria cultas, religiosas -hasta el punto del pudor para con los insultos o con la muerte del contrario- que muestran -sobre todos en sus incios una parquedad de ideas militares y una sobreabundancia de ideas políticas, sociales e incluso filosóficas. Pero todo cambia, las personas no siempre permanecen.
El libro destaca por las reflexiones
del autor sobre lo que le rodea: a veces son la admiración por el
paisaje inmenso que lo rodea -sus descripciones son bellísimas-
otras veces por el análisis político, o incluso cultural, de la
sociedad y el país en el que están y, por otro lado, en el que esperan estar tras
la guerra; otras veces se decanta por contrastar los momentos casi
idílicos en los momentos de paz entre los maizales del valle y las
casonas rurales y sus pobladores que sustentan a los partisanos, con
los momentos duros en el que el pellejo de él y sus compañeros no
valdría la chaqueta raída que sustenta. No piensen que son la
narración de “las batallitas” del veterano de sus años de
guerra, no, es la crónica verídica, con sus momentos malos y sus
momentos no tan malos de una época y unas vidas que merecían el
respeto de ser contadas.
wineruda
lunes, junio 22, 2015
EL CAMINO DE LA CAPILLITA de LOUIS PAUL BOON
EL CAMINO DE LA CAPILLITA de LOUIS
PAUL BOON
de kapellekensbaan 1953
Edtra. DESTINO 469 Pág.
tradt. Francisco Carrasquer
Quisiera empezar esta critica con lo
obvio: que si este libro hubiera sido escrito en inglés estaría
entre los más nombrados y admirados de la historia de la literatura
del siglo XX sin ningún lugar a la duda. Los críticos y los
académicos de la literatura -a los que, por cierto, Boon fustiga, o
incluso alancea, sin piedad en la novela- tienden a olvidar las
literaturas periféricas al mercado tradicional literario: así la
literatura flamenca es un lugar a donde no se llega por ningún
camino fácil, además diría que si no se tiene un corpus crítico
en el que apoyarse casi ninguno de los antes citados se suele atrever
a incluir una novela “extraña” entre los libros “elegidos”;
esos que deben recomendarse por sabe Dios qué razones.
“El camino a la capillita” no es
una novela al uso, podría alguien incluirla en lo que se ha llamado
“novela experimental”, pero ese termino suele asustar a los
lectores puesto que ese sobrenombre parece llamar a novelas
extrañas, pesadas o ininteligibles. Nada más lejos de la realidad
en este caso que se resume en decir que es un libro que no asume
viejos cánones establecidos sobre la novela para componer una
narración donde aparecen desde la metaficción, a neologismos, alteraciones de la escritura o un
extraño narrador que se dirige a sí mismo en segunda persona, o, simplemente, la propia
historia que se divide en otras tres: una novela dentro de la novela,
una fábula sobre un lobo y un zorro y los comentarios de varios
personajes -entre ellos el autor- a la propia novela o a los
aconteceres políticos, sociales, culturales... Todo ello hábilmente
trazado, conformando tres grandes avenidas paralelas, anchas y
diáfanas, donde todo va por su cauce y se enlaza de manera clara por
caminos perpendiculares hábilmente dispuestos.
La novela dentro de la novela es la
historia de una niña, en un pequeño pueblo allá por el siglo XIX,
que irá creciendo y usando todas sus armas, leales o no, rentables o
no, éticas o no, para escapar de la pobreza de ese pueblo dominado
por los dueños de la fábrica que les da de comer bajo condiciones
de explotación, y que está sumido en las convenciones sociales y
religiosas de esa época. Pero Ondine, la protagonista, solo quiere
convertirse en el dueño explotador y en mantener esas convenciones
como están. Sus pensamientos y sus actos, sumados a los de su
familia y vecinos, así como los actos de la clase poderosa y del
clero que domina el pueblo son los que compondrán la novela,
mientras va apareciendo el socialismo y con él el cambio social. Así
el miedo a los cambios , el sexo, las traiciones, las venganzas...
aparecerán por toda la narración en un tono a veces humorístico, a
veces acre, incluso irónico, pero siempre lúcido y atrevido.
La anterior parte se ve cortada a
menudo con los comentarios y reflexiones de los amigos del autor y
del propio autor a la propia novela o sobre diferentes temas que
surgirán a colación de los sucedidos de la trama, o simplemente por
que sí. Los personajes que aparecerán serán de variado pelaje y
situación: desde Johan Janssens -poeta y escritor- o Monsieur Colson
-del ministerio-, o el profesor de música, o Tippetotje – la
pintora-. En sus conversaciones se deja ver el pensamiento de Boon
sobre el su mundo: hablarán de música, de la guerra mundial recién
terminada -de los ricos colaboracionistas con los nazis-, de
literatura, de la vida, de la muerte, de la propia novela, pero sobre
todo, y es lo que subyace en todo el libro, serán una feroz crítica
política y social donde el clero, la burguesía, y el
socialismo son destruidos de manera sistemática. El reproche más
fiero será al socialismo, desde posturas de descreimiento,
denunciando la traición a los valores que lo crearon, hasta llegar a
ser lo que quisieron destruir, al lado mismo de los enemigos. Boon
desde posturas nihilistas -anarquistas- despedaza al socialismo y al
comunismo, como un ideología frustrada, cuadrada en sus
planteamientos y que desprecia a sus mejores seguidores para ser
solamente parte del problema que ellos quieren resolver. No deja
títere con cabeza.
La tercera “parte”es una serie de
fábulas sobre un zorro y un lobo escritas por Johan Janssens
-poeta y escritor-. Unas aventuras donde la traición, el robo, el
engaño, la religión, el poder, el hambre... será lo que domine en
el suceder de los escritos, Donde, de nuevo, Boon levantará acta de
manera simbólica, sobre la necedaz humana dentro de la política y
la sociedad.
Sólo puedo decir que esta novela es
espléndida, de esas que dejan huella en la mente del lector. Donde
todo lo que escribe tiene una razón, una diana a quien apuntar; y
así se adivina un descreimiento total, una absoluta falta de
confianza en la raza humana, una rabia que cae sobre el mundo, su
mundo, y escupe sobre todo lo que ve injusto y traidor, sobre los que
confió y lo engañaron, sobre los ricos y los políticos, sobre la
religión y los burgueses, sobre los literatos y la universidad;
sobre la estupidez que rige y ha regido el mundo.
Fantástica.
Wineruda
jueves, junio 11, 2015
LAS LUMINARIAS de ELEANOR CATTON
LAS LUMINARIAS de ELEANOR CATTON
the luminaries 2013
Edtr. Siruela 805 pág
Trdc. Celia Montolío
Olvidaré mencionar muchas cosas al
reseñar este libro. Es tan grande la exhibición de temas de los que
hablar sobre él que no puedo decir que acertaré en comentarlo
todos. Es de ese tipo de libros de los que disfrutas hablando,
discutiendo o cambiando opiniones con cualquier lector que haya
tenido la suerte de leerlo. Es el simple y delicioso placer de la
lectura. Ése que se encuentra en determinados libros repletos de
historias paralelas, tangentes e incluso perpendiculares que se
juntan o no en algún lugar allá en el infinito. Aparecen relatos
de aventuras, policíacos, de amor, de venganza, de odio, de codicia,
de barcos y hoteles, de prostitutas y mineros, de cárceles y lugares
paradisíacos, relatos de afrentas y suicidios, de hijos bastardos y
acaudalados hombres de negocios. Sí son muchos y variados pero que
están sumados en una delicada operación donde los sumandos deben
ser verificados y observados en sus más mínimos detalles ya que si
no es así perderías el hilo y la suma no daría el resultado que
debiera.
En los principios de la segunda mitad
del siglo XIX había explotado la fiebre del oro en Nueva Zelanda. A
la pequeña ciudad minera de Hokitika arriba, en un extraño barco,
un joven escocés en busca de fortuna. Al parecer en el bar del hotel
que se aloja se encontrará dentro de una reunión de hombres de
diversa procedencia y catadura, congregados por una causa que
explicarán al joven: ésta será una larga historia sobre las
sospechas acerca de un ermitaño muerto, un rico minero
desaparecido y una prostituta que ha intentado suicidarse. De esa
argamasa de la historia surgirán los temas y personajes que poblarán
el libro: el oro, el opio, un duro capitán de barco, un político
naviero, chinos traficantes, asesinatos, minas, mares, fraudes,
apariciones, robos, y un sinfín de cosas y nombres que se
multiplican y a los que, en principio, cuesta aprehender pero que
luego lo haces y así los persigues por su ruta a través del libro
que se expande, en el espacio y en el tiempo, desde esa primera
reunión explicativa para entender todos sus pormenores. El discurrir
de la historia va apareciendo bajo las miradas de diferentes
personajes, de sus opiniones, experiencias, palabras y situaciones.
Una especie de caleidoscopio que se recompone a cada giro de la lente
y en el cual las imágenes -las piezas- no se separan sino que se van
uniendo hasta conformar una figura clara y nítida del todo.
La novela, que podríamos llamar
histórica, pero también policíaca e incluso novela de aventuras,
está contada desde el punto de vista del narrador desde dos puntos
de vista que se unen: el del férreo y decimonónico narrador de
mirada rígida y pulcra, y el narrador que interpela al propio lector, que se relaciona con él, lo atrae hacía la historia, lo engatusa y le hace un guiño de
aceptación en la descripción del suceder de los acontecimientos y de los personajes,
ésos que son descritos de manera exhaustiva y escrupulosa tanto
desde el punto de vista físico como del moral y mental. Los
pensamientos, las palabras o las reacciones de los personajes del
libro tienen un porqué, una razón profunda en sus motivaciones y
Eleanor Catton las describe y las sustenta bajo diferentes razones
sabedora que la profusión de nombres y personajes alejaría al
lector del camino correcto del libro, por ello cada situación tiene
un referente y una explicación tanto en el suceder como en el
resultado, pero no por ello lesiona el libro sino que aporta calidez
y peso en la estructura y en el resultado. Es simple, la autora se
dedica a poner por escrito el número oculto en las incógnitas de la
ecuación.
Si algo me da lástima -he de decirlo- es que un
ignorante como yo en temas de astrología pierde la posibilidad de
enriquecer aún más la experiencia lectora de este libro, debido a que
cada capitulo está precedido de una carta astral de los personajes
en la que Catton añade y apunta motivaciones y posibilidades anexas
a la simple lectura lineal de la obra. Debería decir que esto no
empaña la lectura, no coarta ninguna expresión ni empequeñece las
posibilidades de entender el libro, pero si me ha supuesto una
pequeña basurilla en el ánimo saber que me he perdido algo con lo
que hubiera disfrutado aún más con la novela.
wineruda
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