domingo, junio 25, 2006

ONCE TIPOS DE SOLEDAD de Richard Yates


ONCE TIPOS DE SOLEDAD de Richard Yates
“Eleven kinds of loneliness” 1957
Emecé editores 2001
253 páginas

11 relatos, como dice el título, sobre personas que no mirarías al pasar junto a ellos, esos que se confunden (nos confundimos) con los que cruzan un paso de cebra a hora punta, con los que salen del hospital, que se caen borrachos en un bar, de chiquillos que salen corriendo de una escuela, o esos que ríen borrachos en una despedida de solteros, de militares que saludan agrupados en la fuerza del grupo... Relatos de gente normal, transparente para el mundo que camina a su lado, pero que sus situaciones, sus vivencias son exactamente las mismas que las de las grandes pasiones, tristezas, alabanzas, caídas, que los grandes amores y odios de los personajes mas interesantes o de las literaturas más aplaudidas.

Opinión

El maestro oculto, o el olvidado, o quizás el de menos suerte, o, acaso, el de vida menos atractiva de los grandes escritores norteamericanos de mediados del siglo XX.
No tiene nada, absolutamente nada, que envidiar a los mi muy queridos Carver o Cheever, maestro reconocido de Richard Ford o Richard Russo. Richard Yates escribe sobre la vida, no importa que sea sobre perdedores, o sobre a los que les explotaron los sueños en la cara, o sobre gente que sobrevive nada más, podría haber sido sobre extraordinarias muestras de humanos literariamente apetecibles, pero nada hubiera variado la calidad de sus cuentos, de su forma de entender la literatura y por ello de enseñar la vida.
Yates es un gran escritor de situaciones, las tensa y destensa a placer, las remueve y las enfrenta sólo con una mirada o las envuelve con un olor, (ambos, el olor y las miradas pueblan sus páginas como elementos que unen la literatura con lo más cercano del vivir diario). En sus escritos las posturas, las formas, los gestos, el enfrentamiento con la vida de sus personajes son una forma de describir lo más nimio, pero no menos importante, de la postura corporal , incluso vital , en las situaciones en las que se encuentran. Al final la vida se reduce a una serie de gestos a veces privados, a veces públicos, que se hacen para demostrar que eres lo que no eres. Casi siempre con poses llenas de vitalidad y de individualismo, en donde falsean la realidad porque en realidad todo el mundo quiere ser como los demás, como la masa, no distinguirse... para que la soledad , la constante soledad de la vida moderna, rodeada de gentíos, de ciudades llenas de gentes y aislamiento, no acabe llenándolo todo; y por ello cada uno se enfrenta a ella como puede o como sabe, casi desde niño buscando ser aceptado, ser parte de ese grupo, pero casi nadie lo consigue, y si lo consigue, son solitarios en grupo...Toda vida se reduce a una rutina de hechos que te alteran si cambian, solo cambian para los triunfadores, al resto del mundo sólo desean que no cambie nada.
Richard Yates escribe desde la calle, desde la ventana de enfrente, no está en una torreón dorado, ni siquiera en un bar de lujo; mira las caras, las palabras de la gente, las miradas torvas o cariñosas, tiernas u odiosas, las describe mostrando el mundo como es, el que no quiera saberlo que no lea estos cuentos, que lea sobre aventuras amorosas con hermosas/os hombre y mujeres en hoteles idílicos con primavera eterna...

PEQUEÑOS REINOS de Steven Millhauser


PEQUEÑOS REINOS de Steven Millhauser
“Little Kingdom” 1993
Editorial Andres Bello 1998
281 Páginas

Argumento:

Tres cuentos:

“El pequeño reino de John Franklin Payne”
La historia de un dibujante de tiras de comics, al que sus historias y personajes van ganando terreno a su vida. Donde crear nuevas formas y vivencias, innovar y reflejar el mundo a través de figuras extrañas pero reales, son el fin casi único de su vida, lo demás va quedando a un lado, fuera, de los cuadrados rectilíneos donde se ubican sus viñetas en el papel.


“La princesa, el enano y la mazmorra”
Relato donde el narrador ve las historias, los sitios, las situaciones, pero las ve de manera borrosa, la que le da el conocer la historia a través de las leyendas que circulan por el pueblo desde donde ve el castillo, allí donde ocurrieron aquellos sucesos. Incluso deja ver dudas sobre la veracidad de la historia de la princesa que amaba a su esposo, pero que este presa de celos, le enviaba las pruebas más terribles e injustas, a través del enano, bufón de la corte.

“Catálogo de la exposición: el arte de Edmun Moorash 1810-1846”

La vida, toda la vida, del pintor Edmun Moorash; sus estados de ánimo, los malos y buenos momentos, sus amores, sus decaídas, la salud y el humor de su hermana, se ven en las formas, colores, figuras, sensaciones que aparecen en la exposición de sus cuadros. Cada uno de ellos son analizados como se haría en una exposición al uso, pero a diferencia de esta, aquí Millhauser analiza la vida (y la muerte) que se ve en los lienzos.


Opinión:

A nadie puede dejar indiferente Steven Millhauser, sus libros llenos de originalidad en los que busca una vuelta más de la tuerca en las formas de mirar la literatura, de enfocar a sus personajes y revelar sus historias. Pero no es una pose, no es un fuego de artificio para hacerte mirar al cielo deslumbrándote con explosiones efímeras, es la utilización de un marco diferente para mostrarte el mundo, diría mejor “su” mundo, ese que aparece desde su propia sensibilidad. Y he dicho “su” mundo porque Millhauser crea un sueño particular, donde le rondan fantasmas conocidos que van y vuelven, fijos o cambiantes, reconocibles o lejanos. Sus historias que alguien ha definido con muy diferentes adjetivos, desde oníricas pasando por la arquetípica y siempre disponible de góticas, incluso de realismo mágico, o de poéticas; aceptan todas y cada una de esas definiciones, claro que sí, pero siempre bajo el título de Historias de Steven Millhuaser, la única aceptable bajo mi punto de vista. La forma de los cuentos, común en “El pequeño reino de John Franklin Payne”; dividido en pequeños relatos diferenciados, casi con forma de libro de historia antiguo en “La princesa, el enano y la mazmorra” o en forma de catálogo de exposición, describiendo cada uno de los cuadros como dice el título de “Catálogo de la exposición: el arte de Edmun Moorash 1810-1846, son esas partes que mejor definen la originalidad de Millhauser, siguiendo el camino diferente que traza para contar sus relatos.
“Pequeños reinos” son historias fantásticas que vienen desde las leyendas, el arte, los sueños (esos sueños que se tienen en el momento de entrar en la cama y son las cosas que se desean, que se recrean, pero a las que Millhauser les da un fin, él acabó el sueño, lo vivió y vio que el fin no es siempre el que se desea, se escapa de las manos del autor, del soñador). Pequeños reinos son de la mente, son pequeños refugios de la imaginación, pequeños lugares propios donde la invención y las palabras son el paraguas que te separa del mundo. El título del libro, al menos para mí, cita más al autor que a las historias que cuenta, nombra más el lápiz que el papel.
Recrearme en los libros de Millhauser es uno de los mayores placeres que he encontrado en la literatura en los últimos años, oculto tras la sombra de grandes escritores mediáticos, aparece como el lugar oculto donde refugiarse ajeno a las multitudes , o ese pequeño rincón oscuro donde nadie te ve y no te moja la lluvia.

viernes, febrero 24, 2006

EL CINÉFILO de Walker Percy


EL CINÉFILO de Walker Percy
(The moviegoer) (1961)
Alfaguara, 1990, 312 pags.



Argumento:

En la Nueva Orleáns de los años de la posguerra, la mundial y la de Corea, Binx Bolling es un joven que tiene un trabajo cómodo, una familia pudiente y amigas o amantes cuando quiere. Su ocupación va desde los largos paseos nocturnos hasta el cine, donde pone toda su pasión. El resto de la vida sucede, sin más, y que tampoco le importa demasiado, sus quehaceres diarios pasan por apenas su oficina, su familia y algunas preocupaciones acerca de los carnavales o momentos puntuales del año.



Opinión:

No sé que me molesta más de esta novela si su título engañoso y más aparente que real, si la fama de la que cuenta ( en EEUU está considerada una de las mejores del siglo pasado) o la larga e inamovible monotonía que recorre todas y cada una de sus páginas.

Supongo que todos nos hacemos preguntas o nos saltan dudas o , simplemente, reflexionamos sobre lo que leemos , al menos un momento después de pasar la última página del libro. A mí me asaltaron por docenas al acabar este libro, algunas me las respondí otras se quedaron en el aire, flotando, sin saber si caer al suelo o quedarse en el limbo de los pensamientos sobre cosas aburridas.
¿Por qué se llama “el cinéfilo” este libro? Puro marketing, pura estrategia, exageración , juventud, mala vista, , acaso último recurso; esas fueron mis respuestas, puesto que el cine , esa posible importancia del cine para el protagonista, apenas se queda en pequeñas citas al final de alguna que otra frase ( puso cara de John Wayne...???) o alguna visita a algún cine alejado, pero que en absoluto, reitero, en absoluto, tiene nada que ver en la trama, estructura, tema, discurrir, finalidad del libro; es una mera solución temática como pudiera haber sido la cría de gallinas (se me ocurre que si el libro se hubiera llamado “el criador de gallinas” no hubiera cambiado el discurrir de la novela demasiado. Aquí una gallina, allá un gallo, y unas cuantas visitas al corral y todo solucionado). La cita de actores aquí y allá, en las que presupone que conozcas quienes sin preocuparse en dar una definición a esa descripción (puse cara de duro como John Wayne) ya permite ver que apenas tiene sentido ese título, y lo que más me sorprende es la definición de las solapas del libro o de críticos que abundan en el tema, y que dan como parte más importante del libro ese amor por el cine que no importa lo más mínimo en el discurrir de l a historia , como ya he dicho. Así que o leí una versión resumida, o sólo leyeron las solapas, o hay unas elipsis tan monstruosas que me perdí en ellas.
Me siembra de dudas que haya críticos sesudos o no, que elijan , hablen, citen( asombren) a este libro como uno de los mejores del siglo; supongo, tendré que reconocerlo o decirlo, que me perdí algo, hay alguna cosa que no llegué a ver. Todo lector sabe que depende cómo empieces un libro o cómo estés de humor o ganas esa semana ,entenderás un libro mejor o peor ( Debo haber tenido una horrorosa semana , me disculparé ante mis amigos antes que sea tarde), pero no llego a ver la calidad del libro. Algunos comparan el libro con A. Camus, puede ser; hablan de literatura existencial, también puede ser; citan el libro como la visión de la vida sureña de EEUU en los años 50-60 del pasado siglo, pues bien. Yo lo cito para que lo sepáis, que puede que esta reseña sea engañosa, no puedo negarlo. Pero también diré que es probablemente el libro que más me ha defraudado en muchos años, en el que una buena idea literaria se ha quedado en una amago, en una sucesión de “latiguillos” sin sentido, en un poner cuatro cosas aquí y allá para que el título tenga sentido. ¿Fue antes el título o la novela?...a saber.
El libro es un plano discurrir de la vida, de aquí a allá, sin ningún objetivo concreto, que supongo es el objetivo del novelista, pero que muestra casi una sucesión de postales de la vida, casi fotos –daguerrotipos- que nacen , discurren lentamente y mueren.

lunes, febrero 20, 2006

EL HURGÓN MÁGICO de Robert Coover


EL HURGÓN MÁGICO de Robert Coover
(Pricksongs and descants) (1969)
Seix Barral 1978, 283 pag.




Colección de diecinueve relatos y dos prólogos, uno al libro y otro dedicado a Cervantes a modo de presentación de unas novelas ejemplares muy "sui géneris" del tamaño de un cuento corto.

Historias emparentadas con los juegos, con los cuentos infantiles (Hansel y Gretel o el cuento de la lechera), de irreverentes visiones de la religión; con miradas, entre juguetonas y malvadas, de la vida, de la simple vida, de la maldad cotidiana. Un humor malévolo sale de hasta los relatos más crueles y busca cierta complicidad con el lector, un guiño, “te estoy contando esto, exagero lo sé, pero lo hago a sabiendas” parece decir: “A veces olvido que ese arreglo es de mi propia invención” (pag. 33).

Pero sobre todo las historias destacan por la forma, el estilo de Coover: la metaficción, esa palabra que aparece por todas las reseñas que últimamente el mundo literario ha visto (exagero, lo sé), sin embargo aquí es una definición necesaria y absoluta; así, por ejemplo, en el colmo de “ficción dentro de la ficción” Coover rectifica el nivel narrativo (él es el ser superior- por encima del narrador está el escritor-), cambia su línea narrativa, pero incluso el propio narrador cuenta como inventa lo que narra y, como así lo hace, puede escribir esa historia o ese suceso concreto o cambiarlo a su antojo. O directamente el narrador es un dios del relato que lo ha hecho a su antojo y por ello podría deshacerlo; " he traído estos dos hermanos a esta isla inventada" (pag 33); o habla directamente el narrador con el personajes, o se dirige directamente al lector para prevenirle que es lector ahora porque : “como te he inventado a ti querido lector” (pag 41) . Rompe absolutamente las historias desde el punto de vista del tiempo, la secuencia de actos van y vuelven del supuesto pasado al presente y viceversa, convirtiendo el relato en una sucesión de flahses que componen el conjunto (y los descomponen) y que van conformando la imagen cuando te vas alejando de él. También desbarata la estructura de los relatos, los despedaza a su gusto, para que busquen el final del laberinto. ¿Dónde está el final de una cuerda?

Lo absurdo resuena sobre sus historias, como en la vida misma por otra parte...

Parece adivinarse un juego con el lector para descubrir qué es sueño y qué es cierto; el relato amaga realidades y cuenta sueños ¿o es al revés ? Las certezas son como las posibilidades, pueden existir o no; pero al final, como toda la literatura es un engaño a los sentidos, un teatro escrito con personajes que montan su carpa en la mente y las palabras son las que los crean y como ellas son engañosas puedes hablar de comedia y ser un drama...o al revés.

Es difícil descubrir un patrón temático en los cuentos: el terror, el humor, la parodia, la vida, el juego... Todos sólo tienen en común la particular voz de Coover. Particular voz y particular estilo, donde puede combinar un preciso estilo puntuado y clasificado casi por número de letras a, en otro cuento, un estilo sin comas ni puntos, un cuento “sin resuello” que combina con el tema y la acción para dar la impresión de agobio y nerviosismo.


Emparentado con la novela postmoderna, su estilo enlaza y cose con todas las formas características de ella, pero Coover alejado de toda clasificación huye como de la peste de ellas, no concibe esa relación, creo que simplemente, Coover es Coover, sin más, inimitable ¿o sí? De cualquier forma un escritor que merece la pena, un libro que merece muy mucho ser leído.

miércoles, febrero 15, 2006

FERDYDURKE de Witold Gombrowicz


FERDYDURKE de Witold Gombrowicz
(FERDYDURKE) (1937) Seix Barral 2001, 317 pag.





Argumento


Un hombre a punto de cumplir los 30 años, piensa en los años pasados y en cómo es; y decide que ya es hora de madurar, de ser un adulto, de comportarse como tal. Sin embargo, al momento recibe la visita de un pedagogo amigo, que lo lleva a la escuela de nuevo. Allí, en un ambiente absurdo y surrealista, llevado por los impulsos vitales de los jóvenes verá como buscan ser adultos sin serlo, o querer ser aun inmaduros, porque sí. El pedagogo lo llevará a vivir a casa de un matrimonio de ideas avanzadas donde una jovencita colegiala le atraerá de forma incontrolable.
Hay tres “episodios” en el libro separados por una suerte de “prefacio a la manera de Gombrowicz” una larga digresión separada y que separa, pero que no son sino cuentos sobre la creación literaria, el arte, la filosofía y las formas de verlos por parte de la sociedad y “la cultura” reinante. Dos de esos episodios son los citados anteriormente, el tercero es un viaje hacia el campo donde se encontrará con las raices de lo antiguo, del mundo “idílico” encogido entre terratenientes desfasados y labradores atemorizados.


Opinión:

EL argumento es perfectamente eludible si se quiere saber de qué va el libro, no porque no muestre a gruesos trazos sobre lo que va, que lo hace, sino porque ahí no se ve qué es Gombrowicz. Es difícil explicarlo y no sé si lo conseguiré, pero lo intentaré.

¿Bajo la protección, la máscara, de lo grotesco se puede analizar de forma adecuada la vida? ¿se puede calibrar a una sociedad, a una forma de educación, al arte? ¿a el mundo? Gombrowicz esconde ¿esconde? bajo palabras risibles, extravagantes , incluso inventadas, una forma de ver el mundo que no desmerece a alguno de los mas sesudos estudios de verbos complejos y sustantivos serios y altivos que ruedan por el mundo entre manos diestras y eruditas.
Su prosa exagerada, repetitiva; sus ideas, la composición del libro, todo, muestra un libro en apariencia sencillo, optimista, pero que esconde un ataque frontal a las formas literarias al uso -no sólo sobre la época en que está escrito sino también sobre autores anteriores-y una crítica a las ideas sociales, culturales, pedagógicas de la época, ( sobre todo al concepto de arte, que para él debe ser expresión del yo del autor, puesto que lo demás, el gran artista, la gran obra de arte, es simplemente una convención social que cambia…) Es esa convención , idea admitida por la sociedad, la que crítica en todos los aspectos de la vida, tanto en ese artístico, como en las clases sociales, en la política, en las relaciones humanas.

Gombrowicz repite obsesivamente ciertas palabras, ideas o exclamaciones, quizás siguiendo la idea que él mismo da en este libro en boca de unos jóvenes: “repite! , repite!, por la repetición se crea la mitología”. Metáforas, surrealismo, autocrítica: “ esta obra ¿qué es? Novela, libelo, memorial, memorándum, parodia…?” Y sobre todo utilizade conceptos relacionados con la forma, con la estética del comportamiento, del gesto; para Gombrowicz la forma en que se hacen o dicen las cosas, la forma de situarse, posar, mirar, gesticular…es la parte más esencial del individuo, la forma con la que se circula por la vida, la “facha” según sus palabras, es esencial en el entendimiento humano, ella hace ser sincero o mentir. Pero también la simetría debe regir las cosas aunque sea para compensar (Filifor y Antifilifor baleando los dedos, las manos … de sus esposas para encontrar la simetría de las cosas es una imagen brillante y surrealista a la vez).

Concebido con la forma de unas memorias, la imagen que deja el libro es de un libro divertido en forma -entre absurdo, grotesco y surrealista- donde la lógica que impera es la de Gombrowicz (lo más grave del mundo es una pelea a muecas, y un dedo alzado vence al contrincante por la fuerza que ello conlleva). Donde el mundo pelea entre la madurez y la inmadurez –en lo sexual, en lo literario, en lo creativo, en las relaciones sociales- Donde lo anticuado y lo moderno se enfrentan pero no existen, -no pueden el uno sin el otro-; donde el mundo rural va disolviéndose por la autodestrucción propia de un mundo donde poderosos viven por existir poseídos ( y lo contrario) pero sólo y exclusivamente existen para eso .
El “nopodernimiento” es general en el mundo que no cambia y debe cambiar a pesar de todo.

Es difícil encontrar a alguien que siquiera se parezca un poco al autor polaco, tanto en esas formas , como en el mundo absolutamente propio con el que impregna toda su obra, y da cierto aire iniciático a los textos de sus libros.

miércoles, febrero 08, 2006

LOS RECONOCIMIENTOS de William Gaddis


LOS RECONOCIMIENTOS de William Gaddis
(The recognitions) (1955)

Editorial: Alfaguara
Año: 1987
Páginas: 1095
Traductor: Juan Antonio Santos




Argumento:

El reverendo Gwyon deja a su hijo, recién nacido, en Nueva Inglaterra y viaja a la católica España. En el viaje perderá a su esposa y en los años pasados en Europa perderá, también, su convencimiento religioso. A su vuelta educará a su hijo Wyatt Gwydon con una permanente contradicción entre su posición como reverendo del pueblo y su falta de fe tanto en su propia religión como en el hecho de que Wyatt estudiara para ser , él también, reverendo. Un atribulado Wyatt atraído por la pintura desde pequeño, decidirá ser pintor, pero su interés derivará a la restauración de cuadros antiguos y de ahí a la copia, exacta, de ellos. Lo bello del mundo no está en lo nuevo. La perfección y la realidad no se encuentra en lo inmediato, apareció y desapareció con los cuadros y los pintores antiguos. De la figura de Wyatt surgen un sinfín de personajes paralelos o tangentes que muestran la vida social y cultural de los Estados Unidos de los primeros 50 años del siglo XX. Wyatt es el reflejo de una estado moral , social o artístico donde definir la belleza es un mero entretenimiento social , en los que el snobismo , el desinterés, la falta de valor artístico o el obsceno comportamiento mercantilista del mundo del arte, reduce la capacidad de la creación propia y es la copia la única manera de crear una Obra de Arte. Sin embargo ello demuestra , en sí mismo, una bajeza moral y creativa, por las que , el propio Wyatt se mete en el mismo círculo de donde huye.


Opinión:


Una libro de semejante tamaño físico y artístico es difícil reducirlo a unas líneas de argumento o de opinión; cierto es que esa especie de “hórror vacui” que demuestra Gaddis tanto en lo estilístico como en lo temático, añade cierto punto de dificultad a cualquier intento de mostrar o siquiera de esquematizar la obra de modo que pueda seguir una línea argumental en la explicación de mi opinión sobre el libro. Poniendo la excusa por delante, dejo que mis recuerdos del libro , que acaso sean sueltos o dispersos muestren lo que me quedó de está monumental, difícil y magnífica obra.

Gaddis compone el libro de manera simple auque en apariencia complicada. Me explico, él utiliza un método simple : del personaje de Wyatt Gwydon salen todos los personajes del libro sea de manera anecdótica o sea de forma cercana; cada uno de ellos tiene relación con él aunque en algunos casos se “independicen”. Así el personaje de Wyatt es el río de la historia y de él parten, rozan, o desembocan historias y personas. También ese personaje sostiene el tema profundo del libro, la falta de originalidad; todo es copia hasta la vida se copia a sí misma.
Gaddis utiliza varios estilos dependiendo del personaje. El personaje de Wyatt y el de su mundo cercano ( un crítico pictórico, su padre, su tía, el marchante de la obra falsa) conllevan un prosa lenta , complicada, donde el tema de la religión, de la culpa, de la sensación artística, de la moral personal y pública son lo importante en el discurso, que está plagado de referencias bibliográficas, pictóricas , filosóficas y de citas en latín , alemán, francés o español( en el original). Por otro lado el estilo de la mayoría de los personajes de la historia (desde la esposa de Wyatt, a una yonkie que posa para Wyatt, un loco con cabeza metálica, un rácano y religioso músico, una pareja de sonbs, un escritor frustrado, una editora sin amor, un escultor si valía, un crítico sin futuro, un escritor acomodado...) es rápido, de lenguaje coloquial, a menudo con temas o frases obscenos y populares (alguien llamó a Gaddis el más beat de los no beat). Y ya por último Gaddis utiliza en las descripciones de sitios, escenas, personajes, (casi siempre a los comienzos de los capítulos) una prosa bellísima, donde a modo casi de flahses muestra una escena en su conjunto. Como si de una pintura impresionista se tratara, las frases sueltas, las ideas en el aire, una mirada, un suspiro, una calle solitaria... te muestran el paisaje social y moral del lugar o momento del que está escribiendo.
Pero es en los diálogos donde Gaddis destaca por encima de casi todos los escritores que haya leído. A veces absurdos o disparatados, otras veces se encabalgan unos sobre otros, o son disparatados, o son tres voces hablando por su cuenta...Pero todos brillantes y originales. Pocas veces unos diálogos descubren la calidad literaria de un autor como estos.

He leído hablar de esta obra en términos como tragedia (la propia reseña del libro la trae) o hablan de la belleza de la copia o cosas similares. Deberé haber leído otro libro...
“ Los reconocimientos” es una furiosa crítica, una vitriólica mirada, sobre un tiempo , una época artística, un determinado grupo social y sobre un país (Estados Unidos). No sabría que superlativo debiera encontrar para la palabra "sarcástico", si se les ocurre alguna en su propio diccionario vital , pónganla como definición de este libro .
Gaddis crítica, se ceba, con una sociedad encerrada en si misma, donde el comportamiento mimético, el escaso conocimiento, la copia de hasta los comportamientos morales es base de la relación, incluso en las formas más “grotescas” de vida no existe una actitud original. A mi manera de ver, el personaje de Wyatt es ,al contrario de lo que parece , el contrapunto real, sin copia, a esa sociedad sintética y simétrica. porque aunque él copia los cuadros lo hace desde el punto de vista (incluso vivencial , religioso...) de la época cuando fue dibujado el cuadro copiado (él es en principio restaurador) Gaddis usa el personaje para mostrar lo antiguo en contraposición tanto del propio mafioso marchante o del resto de los personajes que pueblan el libro, excepto el de su padre , el reverendo Gydown, ejemplo final de rotura con las normas, de vuelta al pasado, porque quiere ser él mismo.

Las puyas a todos los estratos o personajes de la sociedad que conoce son con el cuchillo entre los dientes, rebana personalidades, comportamientos, ideas establecidas, snobismos sociales, comportamientos públicos, creencias artísticas, críticos (sobre todo a los críticos) con la facilidad y fiereza con la que un cuchillo ardiente entraría en la carne. Gaddis es malévolo cuando está contenido, irónico cuando está sereno y un destructor cuando está enfadado.

Hasta los detalles más milimétricos son necesarios en este libro, a pesar de su longitud no puedes ni debes perder un detalle, porque cada cosa que cuenta, que describe, que analiza , es importante para el libro y para su comprensión.

No es un libro fácil. No sé si he conseguido siquiera describir lo que contiene, o si lo que he contado se ajusta a la realidad del escritor.. Lo que me basta es que refleja lo que yo leí, sentí, en ese libro. Un libro que es mucho más importante, aún, de lo que pesa.

sábado, enero 14, 2006

CIGARRILLOS de Harry Mathews


CIGARRILLOS de Harry Mathews
(Cigarettes )(1988)
Editorial: Circe
Año:1990
Páginas: 382
Traductor: Miguel Martínez-Lage


Argumento :

Recuento, visión, cirugía, de la vida de un grupo de personas de clase alta de la costa este de EEUU. Quince historias ( por parejas) que cuentan catorce relaciones personales: a veces de amantes , otras veces de padres a hijos, otras veces amistosas. La vida ,el amor, la enfermedad, la muerte , el arte, la traición... Todas se interrelacionan, todas muestran un paisaje común.
La figura de un mujer : Elizabeth , crea un nexo de unión, a veces puntual, entre todos los relatos. Los caballos y los cuadros , son los otros dos temas que dan cierta idea de unión temática, de cuerpo , a todos los relatos, unida a una atmósfera que pinta la alta sociedad de Nueva York de los años 60.



Opinión Personal


Puede pasar que ver cierto escritor, ciertamente desconocido por aquí como Harry Mathews, unido al nombre de uno de los más grandes magos de la literatura (el encantador de historias) como es George Perec , haga que lo leas por proximidad, por pertenecer al OULIPO, y puede pasar que no sea lo que esperas, y que sólo sea esa cercanía a esos otros escritores lo que le ha dado la fama. Pues no, no es el caso.
Harry Mathews escribe una novela que en principio, en los primeros pasos, no adivinas su parecido , su pertenencia al movimiento “oulipiano”: no parece haber juegos, ni búsquedas literarias, ni trampas para lectores pasivos (sin ganas). Poco a poco te va surgiendo un majestuoso libro, un libro con ramas (lectoras). Porque, por un lado, aparece un laberíntico tratado de relaciones humanas, donde surgen todos los estados de ánimo forzados algunas veces hasta su límite; donde la muerte, el sufrimiento, el amor, la soledad, el odio, la hipocresía...aparecen por las frases del libro para contar un tejido de vida . Pero por otro lado Mathews, engaña al lector mostrando la figura de Elizabeth para coser esa historia con su figura, sea en persona o la de su cuadro, que mantiene unida historias que parecen no estarlo; pero la figura de Elizabeth no es la unión real de las historias, sino que lo es un intrincado juego donde los personajes van saltando del segundo o incluso al plano de figuras de “atrezzo literario” al de protagonistas de la siguiente historia, Como en un juego de cartas, como un solitario donde descubres cartas , los rostros, que aquí desvelan sitios, momentos o personajes ; o como un crucigrama oculto donde las letras que faltan, son las que componen la totalidad de la historia, la complementan, la hacen real; porque las historias o personajes que en un relato son personajes secundarios (incluso meramente ornamentales) son los que cuando aparecen en la historia siguiente en primer plano completan la historia anterior, y los de la siguiente la de la anterior y así sucesivamente...Por lo tanto Mathews consigue un relato en el que no puedes dejar nada de lado, ni un solo personajes, ni una sola historia, pero también consigue una fantasía, una maravilla de la literatura: una especie de serpiente literaria que muerde su cola , se enrosca consiguiendo relacionar historias con historias con historias(la anterior completa a la siguiente y la siguiente a la primera...), como los laberintos de los jardines ingleses, circulares, sin fin ...

Mathews escribe un libro supuestamente de caracteres , de formas de vida, de hombres y mujeres, y de ahí compone una maravillosa obra de orfebrería literaria. No sé si a mucha gente le gustará, no lo sé, no me importa, para mí es una excelente obra de arte, para lectores que quieran leer, que busque entre líneas, que busque entre los personajes, más allá que la simple lectura lineal, mucho más allá...

15 cigarrillos que se consumen rápido, se van con el viento, desaparecen convertidos en humo y cenizas...

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...