EL LIBRO ANZUELO O CÓMO INTENTAR
ENCONTRAR EL CEBO PARA VOLVER A LEER
He leído, creo, unos 75 libros el año
pasado y, de repente, me quedo parado. Empiezo libros que son buenos,
pero que no arrancan. No es extraño, cada año pasa lo mismo.
Necesito un libroanzuelo, un señuelo que me atrape y me
arrastre para empezar de nuevo. Sí, todos los años me pasa lo
mismo, voy saltando de libro en libro, que a los meses devoraré con
gusto, pero en enero no encajan; quizá necesite que el anotador me
dé el pie de mis lecturas, o acaso necesite un juez
literario-deportivo que dispare, no sé, balas de ideas o me dé el
relevo que usan los atletas, incluso puede que necesite que me golpee con
él en la cabeza, todo debe ser estudiado. Lo que no sé es la razón
por la que me sucede en enero, quizá sea la presión de un nuevo año
a estrenar, un horizonte de lecturas a dirigir y coordinar; además,
como no tengo mucho sentido del orden, todos mis libros, os juro,
están manga por hombro, están diseminados por suelos, armarios,
bibliotecas abarrotadas, quizá sea que enero me dice que ya es hora
que me ordene, pero como me resisto, no me premian con una lectura
que sea sostenida en el tiempo.
Pero para responder al título de este
comentario, la forma de encontrar el cebo para volver a leer... Pues... Lo cierto es que os parecerá ridiculo, pero es mirar mi lista de
libros a buscar y mis obsesiones privadas que ya ni las apunto: -
Tunström, Manganelli, Hrabal, Fenoglio, Barthelme, Gaddis...-.Y mirar
por todos los buscadores de libros que conozco -muchos, sí, muchos-
para que algo aparezca donde no estaba, o algo me diga que estaba
pero no me fijé, y horas y horas después sigo sin saber qué leer.
Así que mi intento se acaba ahí, y procuro mirar en blogs
amigos-enemigos, -enemigos son en los que me corroe algo por razones
inconfesables razonablemente cercanas a la envidia lectora- Y pasan
los días, y se acaban las gafas y los colirios, incluso aprovecho mi
insomnio para sacar más horas al día, y el libro-cebo se ha
escurrido, parece, por el lavabo.
Releo a Richmal Crompton, porque se
deja leer, saludable e inocente, y como todos los años, revienta en
mi cerebro un nombre, los de los otros años no me acuerdo -lo
prometo- supongo que será el primero que aparece en enero en el blog
-cuando lo he escrito, evidentemente-. Y siempre es ese, el elegido ,
el que encaja, el que discurre fácil, inconfundible en la lectura, y
lo leo en un día o en dos o tres, tenga una o 1000 páginas. Este año me
ha sido más fácil de lo normal, estaba colgado sobre mi cabeza,
como esos muérdagos que cuelgan los americanos para provocar el
beso, y que aquí se marchitan excepto en casa de modernos navideños.
El título se me ha caído encima mientras oía alguna
sonata de Beethoven o Scarlatti, lo sé porque llevo varía semanas
oyendo solo eso -es enero...-, y, según ha caído , lo he pedido y espero su
llegada, con pasión. ¿Qué libro es?
“Barrio” de Gonçalo M.
Tavares. Investigad sobre él, y alguno tendrá la misma obsesión
que tengo ahora yo por él.
El cebo es..obsesionarse. Sana o
malsanamente: empecinarte, ofuscarte, obnubilarte... todos los
sinónimos que quieras, por un libro, ese libro: el bueno..
wineruda