VIDA
HOGAREÑA de MARILYNNE ROBINSON
Housekeeping 1980
Galaxia Gutenberg,
217 Páginas
trad.: Vicente Campos González
Un sitio alejado en el tiempo y en el espacio, un sitio casi
imposible, casi un cielo de horas muertas, o un infierno de vidas insensatamente felices; y algunas veces lugar para siervos,; algunas
veces triste, algunas veces un lugar muerto; algunas veces vive de los muertos que parecen
salir del fondo del lago; algunas veces, sus gentes, lloran por los vivos, algunas veces ríen,
alegres, soñando, en sus ideas de huir;
otras veces nacen para morir, otras veces ya han muerto. Esta es la ciudad donde se
inundan las calles y las casas flotan entre árboles y hierbas muertas, donde el
tren es lo que conecta al mundo más allá de su puente, el que
cruza dos veces al día, no hay nada, como una Finisterrae que nadie observa, que
todos temen, pero que todos desean ver , desean traspasar, ¡Ay! pero nadie parece querer pasar por esa vía, solo aquellos
que murieron en aquel accidente, cuando descarriló el tren entre nubes de agua y cieno, y allí se quedaron aquellos cuerpos,
aquellas almas, prendidas al lago, al fondo del lago, impresas sus caras en las
olas o en el dibujo que hace la brisa en las hierbas de las orillas, o entre
los muros de las casas derruidas de las islas, pronto nacerán entre cielos que
nadie verá, allí murió el abuelo de Ruth y Lucille. Esta ciudad, este sitio, es Fingerbone. Lugar donde viven ellas, Lucille y Ruth, y es su hogar ¿Su hogar?
¿Hace la ciudad, hacen las casas, las habitaciones, las
camas, los recuerdos, los regalos perdidos, hacen los recuerdos un hogar? ¿La
vida te hace aferrarte a lo conocido para no arriesgarte, para que nada cambie,
para que nada sea diferente a la vida de tus padres, de tus abuelos? Cambiar, vivir,
¿Vivir para cambiar? ¿Cambiar para vivir?
Dos niñas, Ruth y Lucille, son dejadas en casa de su
abuela, allí serán cuidadas por ella y luego
por Sylvie, su tía, en un casa alejada de la ciudad, tan alejada como su manera,
-la de ellas, la de su abuela, la de Sylvie-, de ver las cosa, tan lejos del mundo como del
pueblo, tan cerca del lago, tan cerca de ser otra cosa de lo que todo el mundo quería que fueran; están tan lejos de
ese mundo, sí, que no parecían pertenecer al mismo cielo ni al mismo infierno: pero los caminos que toman las
personas no siempre coinciden con lo que esperan que fuera,-si lo piensas, tú
mismo, ni siquiera tu vida es la que esperabas, nunca reconocemos los lugares
que estamos pasando, ni lo haremos cuando pasemos los que nos trae el futuro-.
Así la vida de Ruth, de Lucille, de toda su familia, cambia como cambian los
días, y, como nunca puedes prever lo que va ocurrir, los caminos que pensaron
hacer cada una no tienen por qué coincidir con lo que les pasará, con lo que
buscarán o los impongan, las ideas, las familias, laos amigos, las vicisitudes,
lo impuesto en la escuela, en la religión, en la impronta del ADN. ¿Somos lo
que queremos ser, o lo que quieren otros que seamos, sean quienes sean esos
otros? Ser diferente, ¡bendita ambición para algunos!, ¡extraña mal crianza
para otros!, decido ir al abismo y me salvan los días, me salvan los dueños de
mis días, pero salvarte lo has hecho tú al decidir ser siervo de esos dueños,
aún no queriendo.
Ruth nos cuenta que ella y Lucille, ven que Sylvie, y su madre y
la abuela, incluso el abuelo muerto,
todos influyen en sus vidas, por eso, nos describe, ellas viven lejos, en
otra esfera, en otro universo de pasos y pensamientos, incluso en otro ritmo de
del sol y la luna; juntas, tan diferentes corporalmente, como lo serán mentalmente. Nos cuenta que
el amor no puede con todo, no puede con derrotas, ni con miradas, no puede con
un pueblo que suspira por vivir entre recuerdos y ganas de huir, suspira por sostener
el precario equilibrio que es vivir en la nada y de la nada, esperando que por las esquinas de
las ventanas nadie te vea ser diferente, nadie vea que quieres huir o quieres ser
amante o amada, ¿Quieren ser Ruth y Lucille llevadas al rebaño? ¿Son rebaño entre
llanuras o serán, preferirán ser, individuas, únicas, ser flores
raras en acantilados o despeñaderos?
Sylvie hace de palanca, o, mejor, hace de contrapeso de la vida servida y la vida libre, hace que las cosas sean oscuras a la noche y plácidas durante el día, pisa por donde no pisa nadie, y no ve que la miran, o mira que la ven, es libre en sus zapatos y en su futuro. Solo los que nadie siente son los que la ven, o piensa ella que la ven, o …
Sylvie hace de palanca, o, mejor, hace de contrapeso de la vida servida y la vida libre, hace que las cosas sean oscuras a la noche y plácidas durante el día, pisa por donde no pisa nadie, y no ve que la miran, o mira que la ven, es libre en sus zapatos y en su futuro. Solo los que nadie siente son los que la ven, o piensa ella que la ven, o …
Marylinne Robinson hace, y no suelo ser muy ducho en esto de
los elogios, una hermosa novela, en ella acumula la belleza de sus textos, con la cuidada mirada a los gestos de la naturaleza y al devenir de esas mujeres , una mirada que detalla lo que necesitas saber sobre la vida de ellas. Diría yo que es una manual de mirar la vida que
no puede ni debe encajar en esas rutinas de lecturas rápidas y cortantes; porque esta
es una lectura de fuego lento, suave, con un paso quedo de las hojas para que
no se asuste el clima creado. Un clima, una creación, casi un libro sagrado, o,
¿Por qué no? Un libro sobre lo profano y lo sagrado, sobre la muerte y las
almas que migran o se quedan, pero también sobre los cuerpos, las ideas que
cambia; lo profano que resucita entre diarios y fuegos que quiere ser accidente:
lo accidental en la vida, la sorpresa,
el cambio, el no quedarse entre flores y buscar tréboles en las campas, para
ser, como dijo Atahualpa, pájaro corsario. O, por el contrario, ser lo divino
que quiere permanecer en la tierra para ser eterno, sujeto por las raíces de
los zapatos y las telas, sujeto por los muertos y sus estelas de tumbas.
Marylline Robinson habla de vida y de religión entre flores, y de muerte y de
amor entre aguas, habla de quedarse y huir, habla de nada y de todo, habla, sí,
de mí.
Me gusta el título del libro, "Vida hogareña", si lo hubiese visto siendo adolescente... lo repudiaría, jaja.
ResponderEliminarLo había visto comentado en otros blogs que visito, y ya me atrajo mucho los elogios que vertían hacia una forma de narrar cautivadora. Tu visión siempre añade elementos inusitados, que permiten intuir la naturaleza del libro desde ángulos desconocidos, por eso disfruto leyendo tus impresiones, siempre.
La vida es como un camino de tierra que siempre acaba borrando el viento, todo es contingencia, un desafío continuo a la vida previsible que intentamos llevar. Un libro sobre lo profano y lo sagrado... me gusta ese intercambio de mundos plausibles, y con esta buena escritora, tendré que leerlo.
Gracias, Wineruda, cuídate.
Lo profano y lo sagrado, entendido tambíen, como lo lo sorbenatural y lo cercano, o lo terrenal, pero tambíén como los ensueños y la realidad. EL mundo siempre se divide entre los que quieren estar donde están y los que queiren estar en cualquier otra parte, y no solo en lo físico.
ResponderEliminarUn abrazo Paco
cuídaos
Paco y tú me han recordado que Tiziano algo dijo acerca de lo sacro y lo profano. Lo tengo en versión digital esperando desde hace casi un año -junto a otros títulos de Robinson-.
ResponderEliminarMe pregunto en cuántas cosas nos quedaremos dando vueltas como fantasmas el día que ya no estemos. Encarnados como pájaros corsarios, como decía Atahualpa.
Me gusta tu desmesura; esa asimetría de no publicar nada durante un mes y llenarnos el box de avisos de todas tus últimas lecturas, que se acumulan. Debe ser mi forma implícita de reconocer que lo habitual es lo irregular.
Un abrazo, Wine. Cuídate mucho.
Hola Marcelo
EliminarAthaualpa dice algo más hermoso aún "Yo soy pájaro corsario que no conoce el alpiste", pero no encajaba :)
Mi desmesura: Lo que algunas veces hemos hablado, el blog a nuestro servicio, no al revés.jajaja o eso creo...
cuídate mucho