martes, julio 30, 2019

VILLA AMALIA de PASCAL QUIGNARD


VILLA AMALIA  de PASCAL QUIGNARD
- Ed Espasa 279 Pág.

 


















Ann Hidden descubre que su pareja la engaña. Ann Hidden quiere desaparecer, no dejar marca de dónde fue y lo qué fue de ella. Ann Hidden se va, conoce otras tierras, Ischia… Nápoles… Ann Hidden conocerá otras vidas. Pero Ann Hidden sabe o, quizá sabrá, que la vida te tiene presa no ya del pasado, sino presa de su selección de actos, de ese determinismo que parece que atrapa a sus actores entre telas de araña, y nadie puede escapar de esa pegajosa sensación de huir, como en los malos sueños, de andar de nada hacia la nada, de caminar pasos como flotando y solo te has movido de lado de la cama, y el sudor es lo que te hace despertar para reconocer que estás en la misma habitación de siempre, con la misma mirada  de siempre, y el  cuadro de Jack Vettriano te mira con el mismo gesto de indiferencia de siempre. Nada cambia a pesar de los intentos, y nada parece que va a dejar que pases de carril y al final todas las autopistas están llenas de coches vacíos con ruedas blancas a un lado, en los que nadie conduce ni te abrirá. Ann Hidden solo va a necesitar una cuerda que la una al presente, una pequeña escalera de entrada a su casa vieja, a su vida vieja, incluso al muy viejo pasado que es lo único que la une a esa vida; esa cuerda será un amigo que solo será su representante en la tierra, un pequeño confesor para obras impuras, terrenales, bancos, conversación y noticas, solo eso. Acaso un asa, solo un asa, para salvarse en caso de rotura, o un cristal para rajar en caso de incendio.

Ann Hidden no sabrá si el engaño de su pareja le ha hecho que cambie de vida o es que todo cambiaba desde siempre. Todo cambia y nada pertenece a nadie, eso es lo que debió aprender. Su madre que esperará siempre al marido que la abandonó, ella que espera a ese padre.  Ella que espera algo, ella que espera que todo sea ella, así que se refugia en un círculo de soledad en una casa de Ischia, Villa Amalia, y allí creará una bolsa amniótica con el mar y el espejo del aire y de la nada, ella y el mundo, hasta que algo y alguien hará cambiar su vida, hará romper esa bolsa amniótica. Villa Amalia es un parto y es un refugio, es un lugar para estar y convivir, es un lugar nuevo en un lugar viejo, Villa Amalia es donde siempre quiso esta . lejos de todo, hasta que se puebla de seres y de gritos y de luz y de música, de mucha luz; y solo hay luz si hay oscuridad, no existe una sin la otra.

Ann Hidden, pianista y compositora, de música que expresa, o quiere expresar; música que es solo un golpeo en la cabeza y en alma, una torcedura de notas y de sabios, solo una expresión de que ella es pura rabia, de que quiere no ser, que quiere, de nuevo , huir, porque también se huye delante de un papel, o se escapa delante de los teclados, de las notas que flotan; o se emerge del agua con la simple expresión de lo que sale de tu mente o de tu boca o de tus entrañas, supongo que eso es escapar, acaso el mejor escape, ese que nadie podrá quitarte, y que ella se expresa golpeando las teclas, atacándolas, sintiendo que lo que sale de las cuerdas del piano, es solo eso vida, sin pasado , acaso sin futuro, pero es eso… un presente,

¿Y el amor? EL amor, cualquier tipo de amor, es parte de la vida, y como todo lleno de fronteras y de pasadizos, y requiere esa misma atención que necesita Ann para vivir, y se irá y volverá a amores de padre de madre de amistad de pareja; en ellos todo acaba y nace, todo será construido y derruido porque la vida es el amor y el amor es la vida, por lo tanto, no somos lo que queremos ser, solo terminamos queriendo ser lo que somos. Perdemos y vencemos, pero siempre está el maldito destino que puede con todo, el determinismo aquel que nos caza y nos devuelve al mundo, al siniestro ser que habita en los días que no quisiéramos haber vivido. Oyendo ahora, cuando escribo en la pantalla, a Tom Waits, él canta sobre alguien que dice ser algo que no es, y tras ese mundo deseado, aparece el mundo que es, y con dos frases, Tom Waits, nos dice que el cielo, como siempre, se ha derrumbado y el sonido del piano solo acompaña belleza con derrota, amor que hubieras deseado con la botella rota de whisky junto a la cama. Y Quignard así lo ve, suspende de las hojas del libro una serie de hilos de palabras que quisiéramos haber escrito nosotros, y las ensalza con la infinita belleza de las islas, del Mediterráneo, que contrasta con la oscuridad de aquella Francia; y sabrá de lo que piensa Ann y lo que sorbe su alma y le engaña la mirada; sabrá, Quignard, sobre azules y negros; sabrá de amores y oídos, de relajación y tristeza, de besos y de odio; sabrá de lo que pasa en el mundo; sabrá ponerse como narrador y sabrá que, de repente, un personaje, otro , mirará lo que él miraba para adivinar otro mundo, como adentrándose en la cámara oscura de Ann, ese que se le ha escapado al autor, sabrá que hay un segundo narrador que buscará más que él; sabrá que el mundo se escribe en novelas, y las novelas hablan de ti y de mí, y que nada puede vencer al destino, solo la capacidad para seguir adelante, solo seguir adelante, como las nubes avanzan aún oscuras de tormenta, como las olas que barren el litoral, como la sonrisa de alguien que se fue pero que siempre estará en tu mente.
 Solo llueve si dejas la ventana abierta.


2 comentarios:

  1. Hola, Wine
    Qué envidia! Tengo apuntado este título desde tiempos inmemoriales, pero aquí está más que agotado, tanto como yo mismo de buscarlo.
    Creo haber visto la peli con Isabelle Huppert, aunque no estoy muy seguro...
    No hay lugar geográfico al que se pueda escapar, huir dejando todo atrás. Siempre una parte de eso a lo que renunciamos nos acompaña, y muchas veces se encarga de hacernos volver...
    En mi humilde opinión, Quignard se encuentra entre lo más granado de las letras francesas, junto con Michon. Da gusto tomar uno de sus libros; nunca los cierras sin que te deje pensando.
    Gracias por describirnos tan soberbiamente el contenido, como tus reflexiones acerca de él.
    Un fuerte abrazo, Maestro.

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    Respuestas
    1. Quignard es un genio, y tanto me ha gustado el libro, que además de leer dos nuevos que tengo, voy a releer 4 que había leído, pondré más atención.
      Cuídate

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