jueves, marzo 26, 2020

PAPELES ÍNTIMOS DE CLARA Y ROBERTO SCHUMANN

























PAPELES ÍNTIMOS DE CLARA Y ROBERTO SCHUMANN

Editorial Horizontes

Selección, traducción y notas de F. Izquierdo



Es un viejo libro de hace, supongo, más de 80 años; su cubierta es  de un verde apagado por los años, y sus hojas amarillentas en las que, de cuando en cuando, entre hojas apartadas,  aparecen manchas de humedad y óxido; son las señas de tiempos en almacenes más que en una biblioteca al uso. En la portada Robert Schumann, (Roberto para el traductor) y de Clara Schumann miran como encajados en esos pequeños colgantes en las que los enamorados del siglo XIX guardaban dibujos o pequeños recuerdos de sus seres más queridos. Y supongo que eso es el libro, un guardapelo, un relicario de palabras, de verbos y recuerdos, de declaraciones de amor y de tristeza, un contenedor de desdichas y alegrías, de triunfos y de notas musicales. que muestran la vida del matrimonio Schumann. Y lo muestran a través de las cartas que se cruzaban entre ellos desde el principio de la relación, hasta los diarios de la propia Clara, o el diario conjunto que escribieron toda su vida juntos. Además, aparecen cartas de amigos y a amigos o familiares. Todas, supongo exceptuando las primeras en las que aún su fama, su mundo, su futuro, estaba por nacer y crecer; todas, escritas con esa sensación de ser para la posterioridad, para un público posible, para una necesidad de mostrar al mundo los sentimientos; cosas acaso ajenas ahora, incluso extrañas, pero que eran comunes en un mundo en el que la  publicación de correspondencias o epistolarios era común y aceptada.



 






EL libro es, como dije, un recorrido por toda la vida conjunta de Roberto y Clara Schumann, y del mundo que los rodea, de sus opiniones sobre la historia que les tocó vivir, hablan sobre ellos mismos, sobre el amor, sobre otros músicos ahora famosos o no, sobre el arte, sobre los hijos…sobre todo. Pero en especial es la historia de Clara Schumann, por un lado, por que sobrevivió muchos años a su marido, por otro por la intensidad de la vida de ella, por su carácter, por sus luchas, por su defensa de su vida (hijos, marido, música, amigos…) ella, sin ser la que protagoniza la fama de ese matrimonio, no es el genio de la música que fue Roberto Schumann, sí es una mujer extremadamente interesante.

Todo gira, a pesar de ser sobre  músicos y música, o por ser música, alrededor de la vida, todo es vida en este libro, sus cartas de amor juvenil, sus amores escondidos del señor Wieck, padre de Clara, que rechazaba la unión, sus amorosos y decimonónicos desvelos y sufrimientos de separación y preocupación, sus huidas , sus encuentros furtivos, sus cartas a correos escondidos, desembocan en más vida, en el matrimonio con muchos hijos, y el desvelo por el dinero, y por el triunfo, por la compresión. Y Roberto luchando con su genio, con la composición, con la creación, con el continuo crear de música y sus necesidades económicas… Y ella, ya asentada como famosa pianista, como creadora de una fama que superaba a su marido en algunos momentos, hasta que él comienza a publicar y dirigir sus sinfonías, sus sonatas, sus sobras para piano,….pero, aun así , pasa a veces, que toda esa incesante creación y trabajo  no pueden acoplar y compensar, y pagar los gastos de  los 7 hijos que va a tener la pareja. Toda la vida se resume en el sufrimiento por la enfermedad de Roberto Schumann, que irá degenerando mentalmente, hasta su muerte.




Tras ello, tras la muerte de Schumann, la vida de Clara será la creación musical, pero sobre todo y ante todo los conciertos de piano con los que recorrerá toda Europa, con la doble necesidad, triple a veces, de sostener a su familia económicamente, exponer su arte y dar, más, a conocer la obra de su marido. Todas las cartas y todas las entradas del diario que aún escribe y que era el que compartía en vida con Roberto, son señales y expresiones de un temperamento extremadamente culto, inteligente y sensible. Sus cartas hablan, y hablaron, del amor por Roberto, antes y después de su muerte, pero, sobre todo, cuando sus vida fueron los conciertos, habla de arte, del arte de la música, del arte  de su marido, del piano, del mundo, de los públicos, y hablará , y es un documentos excepcional, de cómo se tomaba la música en aquella época, y el recorrido por los sentimientos musicales propios, pero también  de todos los públicos por los que pasa, por los  viajes extenuantes por las estepas rusas, o por pequeñas ciudades sin concomimientos, todo por ganar dinero y, enseñar su arte, ella era consciente de ser alguien especial que daba vida a la música.




                               Clara Schumann Piano Concerto Op.7 por Guoda Gedvilaitė




En todos los escritos, fueran cartas o el diario, sea con Clara o con Roberto, aparecen también expresiones de cómo debe entenderse la música, o cómo se entendía la música tanto para el que la componía como para la que la tocaba(y también compuso) hay una frase expresando , Clara , su crítica a los músicos ingleses, que decía que ellos entendía la música como un negocio, cuando la música es arte, la música era otra cosa a pesar de sus necesidades, ella era la expresión de un arte, de una forma de ver el mundo, el mundo musical. La expresión y la dedicación total por el piano, por la nota del libreto, por los sonidos del aire, por las notas, y la expresión, por comprender y expresar lo que está tocando sus manos en esas teclas de marfil,. Es, probablemente, en estos escritos y en las ideas de Clara, cuando más cerca he visto la poesía de la música.


En la expresión, también de esos escritos, salen la vida, la descripción cercana, casi vívida de la vida y le carácter y la forma, también de ver la música y la vida, de otros grandes compositores como Mendelsshon, o Brahms o Liszt o Wagner. Y las relaciones  que con el matrimonio o solo con Clara tuvieron, y la opinión que casi siempre da, ella, de ellos; desde la entrañable con Mendelsshon y Brahms, hasta la fiera relación Liszt del que alaba, a veces, y critica, las más,  su técnica pianística, y desprecia, por malas, sus composiciones; o hasta el amor por las composiciones de Brahms que cree, en principio, no entiende el público por novedosas, y el total desprecio por las óperas de Wagner,  de las que describe como un sonido de metales, y critica que Tristán esté 40 minutos muriéndose. Su forma de ver la música, la de Clara, es distinta, mira las cosas del otro lado, por el lado que poca gente mira. Su forma, también, de ver la vida es diferente, separada pronto de su marido con una terrible enfermedad, lucha y consigue sostener su familia y su arte, pero la vida la golpeará una y otra vez, pero como la música, ella seguirá tocando y sobreviviendo en el aire por el que vuela el sonido de las notas.

 Extrañas y conmovedoras variaciones, rara vez grabadas, que Schumann compuso en su delirio de locura.


sábado, diciembre 21, 2019

EL CHARLATÁN de LOUIS-RENÉ DES FORETS









 EL CHARLATÁN de LOUIS-RENÉ DES FORETS
ARENA LIBROS Pág 96
Traducción: José Antonio Guerrero Reyna



 "Y un gato de porcelana
Pa' que no maúlle el amor"  Carlos César Lenzi






Como las pisadas en el barro se quedan plasmadas hasta las siguientes lluvias, o las marcas de la marea quedan grabadas en las arenas o en los guijarros de la playa, con una marca de verdín, algas o suciedad en esos límites, allí donde llegó, donde  su esfuerzo de naturaleza desnuda pudo llegar.... hasta la siguiente tormenta , hasta que la siguiente agitación de  lunas, peces o vientos le lleve más allá, hasta el lugar dónde ya no tiene límites; de esa misma manera Des Forets nos muestra en papel una larga charla sin paradas blancas, sin hitos que marquen el camino ni de ida o vuelta, un largo monólogo que abarca días y acontecimientos de un personaje, un tipo cualquiera que habla: habla de él, habla de una mirada a su mundo, que no al mundo, no habla de lo que sucede sino de lo que le sucede, habla de sus pensamientos, habla de sus lectores, habla de suposiciones sobre lo que él habla, y de las suposiciones que tendrán sus lectores... sus lectores... yo,  -o sus oyentes-, que el que lee, oye.
Un patrón de movimiento de pluma o lengua que vira y gira en sus ideas, en sus pensamientos. Es una charla de charlatán, que vira cuando debía ir recto, y gira cuando no debía girar, girar o mover es cuestión no solo de movimiento corpóreo sino también de  las ideas; las ideas van y vuelven como el río o como esa marea del mar, que nos lleva y lleva botellas, ramas o el pañuelo que  te llevó el viento. Él, el charlatán, no quiere ser como es, o sí,  supongo que quiere decir que no era un charlatán, pero lo era;  pero lo era porque un día necesitó serlo; él y las vueltas del mundo lo llevaron,  otro día, a ser hablador-un día en un acantilado solo, sin nadie a quien hablar, con nadie alrededor, entonces se hizo charlatán sin remedio- O cualquier otro día de los que cuenta, a dejar, de nuevo, de ser él, para que en una discoteca ser como no era, y bailar con una bella española que no lo entendía y con ella habló sobre lo que quiso, sobre lo que necesitaba, habló  y habló pero… no debía hacerlo, o , como mínimo habló  lo que no debía decir, ...ella no entendía, ella no sabía descifrar ese farfullar alocado de palabras que no ereconocía, el hablar solo tiene el fin de entender, solo ese fi, sin emabrgo, sí, el resto de la discoteca lo entendía,  sí así que.. ¿Qué es lo cierto, lo que se dice al que te escucha, al que hablas o lo que tiende el resto al que no te diriges? No sé..


Entre dos puntos de la mente del hablador, entre dos ideas, no existe la recta, no tiene que ser el verbo más económico el lugar por el que debe transitar una conversación, sobre  todo una que tiene solo un origen, una boca, una lengua, una mente, una salida…Lleva el lenguaje hablado por dónde quiere el emisor, el cantante, el hablador, el charlatán… Él, el escritor –el charlatán- sabe que es el que domina estas hojas, sabe qué tienen, sabe lo que quiere, sabe él, lo que hay  al final de esos textos; tiene el poder de mentir o el de decir verdades, pero…no…no tiene el dominio...todo no, porque es cuestión de que se lo crea el lector, oyente, que este también se mienta o que lo entienda mal; este, yotiene el poder de dejar de oír , de leer,  dejar de saber de esas ideas descabelladas-o no-. El emisor y el remitente se necesitan, pero no se entienden, no tiene, al menos que hacerlo. Porque sí miramos al tipo, al charlatán del librito, que interpela en el libro  al lector(oyente) y le conmina a dejarlo, o a saber, le conmina a no pensar como piensa, le conmina a que identifique lo que explica –verdad, mentira, suposición creencia, saberlo todo-o que no deje que las cosas que piense sean las verdades. Parece que el libro, el texto le habla, es dominado por el escritor, por el hablador charlatán, es dominado por el que escribe, pero...el lector podrá pensar, podrá dejarlo, podrá examinar los textos, podrá pensar lo contrario del texto, podrá exagerar, podrá dejar que lo que diga el tipo sea aceptable, todo podrá ser así, podrá, incluso, que todo eso que piense o haga el lector sea la verdad, nadie podrá decir otra cosa,. El charlatán está indefenso solo protegido por sus historias, por lo que él cree que cuenta bien, que expresa lo que sucede o lo que piensa, pero nunca podrá dominar lo que piense el que está  enfrente, no sabrá si lo entiende, si lo que ha dicho es aceptable, si lo ha cambiado,  o si es necesario, podrá aquel creer que  la noche es más oscura que lo que ha dicho, o si lo persigue alguien o es una suposición, nadie y nada existe hasta que nace en el libro y lo cree el lector, todo es suposición, todo en el escritor  es suposición, y hasta que lo resuelve, hasta que busca la explicación al mundo, su mundo,  está al nivel de lector, y luego, es así, lástima, cuando lo hace, el lector  es de nuevo el nuevo dominador…No hay solución.


Solo, el charlatán, el escritor, el emisor, tiene un poder, el poder más oculto, el de acabar la novela,el libro, el poema, la charla, el saber, la mentira, la verdad, la obsesión, el viaje....tiene el poder  de tener la última palabra, el de identificar todos aquellos restos del mar en la playa, todas las marcas del agua y, como último ejemplo de poder, o de venganza, o de pequeño sátrapa de escoger un significa. Una explicación, decidir sobre la verdad o la mentira; y es un poder que acaso en ese escaso momento tiene por única vez. Pero ¿será verdad de nuevo? ¿o..?

viernes, diciembre 20, 2019

LAS SOLIDARIDADES MISTERIOSAS de PASCAL QUIGNARD





LAS SOLIDARIDADES MISTERIOSAS de PASCAL QUIGNARD
ED GALAXIA GUTENBERG 2012 202 pÁG
Trad. I. Vidal Foch

" A la  sombra de mi sombra le estoy haciendo un sombrero..." Manolo Chinato



Lo leí ya hace un mes, pero no quería escribir sobre él, quizá no podía: leer, pensar, acabar preguntarme lo que he leído, lo que me ha dicho el libro. Saber qué pisadas sigo para comenzar el camino, saber que no sabes más que lo que te dice tu experiencia, saber que el mundo con la edad se va reduciendo a lo que sabes de él por tu propia vida-nada-. Quignard  escribió ¿Me escribió?? Me escribió solo a mí... supongo que sí… este camino es mío, no necesito guías, no necesito saber qué paso por las rutas paralelas, ¿Para qué? Importa el camino, no la compañía, es tu aventura. Lo leí hace un mes, y hay algo en ese lado del libro que me explica que la soledad hace solidaridades misteriosas, soledades intensas o soledades de un momento concreto de la vida, solidaridades que explican que ames un lugar que no visitas, o beses puertas que no hubieras querido abrir en cualquier otro momento; solidaridades misteriosas que no encajan en el paisaje total de tu vida, no aparecen en el cuadro de tu vida hasta entonces; solidaridades que no sabrán explicarse más allá de la soledad, pero entiendo que la soledad solo es una espera, la esperanza que sobreviene que acompaña a  una espera, de  encontrar algo, de saber qué camino podrá tomar el futuro y estar sentado al final de él, o esperar en el puente que cruza de un lado al otro de las lagunas, junto  a la última esquina; esa espera de saber qué es lo que queda, o, a lo mejor,  de esperar que algo cambie, o, sí,   que exista una explosión milagrosa que pueda salvarte de tu espacio vacío. La espera… todo es espera en este libro, todo fue espera, todo fue el deseo de querer que algo cambie, de derrotar enemigos o cambiar mentes, cambiar momentos, espera de cambiar pasados…cambiar, ¡sí, es cambiar, por dios! Cambia, cambiar el espacio por la masa, lo vacío por la piedra. Cambiar el presente., cambiar el pasado…

Claire vuelve al pueblo de su infancia en una Bretaña que inunda su espacio con espacios vacíos en el paisaje, y lugares vacíos en el pasado de ella en ese pueblo, donde paso su niñez, con la compañía de su hermano y de un amigo, Simón, viviendo en casa de una familia que no quería, que no los querían ni a ella ni a su hermano,  tras desaparecer su padres. Pero en aquel espacio desnudo, en aquel tiempo opaco, ella deja el pueblo, deja esa vida, deja a su  hermano, deja apenas jirones en aquel pueblo, en aquel tiempo, en aquella verde impaciencia, deja, en aquella huida, a  Simón, su amor abandonado: cuando vuelva él estará casado, y , a pesar de ello, reinventarán el amor pasado. Pero la vuelta supondrá encontrarlo y perderlo, la vida no es como esperas: el fin de la relación, el abandono, la imposibilidad, la nada, el olvido cansado, el olvido no necesario supondrá el inicio de la eterna  espera por él: ella mirando tras las esquinas esperando que él aparezca, ella mirando el mar desde las colinas verdes y húmedas esperando que aparezca en su barco, todo por un pequeño instante,  por una ráfaga de su figura, por su gabardina marina saliendo de la cabina del barco, por el instante de  saber que está vivo, de que exista, de explicarse a sí misma que está viva por eso, de que nada se olvida, -de que se vive para esperar que hoy , sí hoy, cambie el  mundo, tu mundo-,  porque él  está. Que su vida es esperar que se cruce en su camino, de verse en las entrañas del pueblo, de mirarse un instante en la cristalera de la farmacia que él regenta, de que la vida sigue hasta que no lo hace, hasta que las rutinas sustituyen a la vida, y la espera es la única rutina, aun sin vista, aun sin figura que ver.

 La vida de ella en la soledad de un casa en el páramo que subee desde el acantilado, acompañada de su hermano y el amante de él, solo se reduce a moverse por el mundo, a saciar su esperanza: esperanza, espero, esperar,la espera no tiene desesperanza, pero la desesperanza si tiene espera …  despedir a…desesperanza, amar, vivir, amar, morir, amar, saber del mundo, saber que nada queda, nada queda solo el verde las colinas, el mar es verdad que existe, solo el mar y el horizonte que no tiene fin, nada tiene fin….todo,  todo es saber que el mundo gira y todo existe por un pequeño  instante, por una fugaz mirada , por un deseo posible, por una potencia, porque puede ser probable, pero que aunque no ocurra la espera  hace merecer la pena, la esperanza de todos los días, de poder ver, de pensar que este otro día será el que cambie este monótono discurrir de los días…¿Queda algo?


El verde de los paisajes rodea las letras, mezclado con la bruma que asciende del mar y de la tierra, los paseos reducen el mundo a unas botas llenas de rocío o escarcha, las estrellas son pasos hacia el mundo que no se irá, el sol solo es un semáforo  de entrada al día, a la mirada, al sentarse a ver el mundo: el mar, un mar con figuras, con barcas llenas de una sola persona, ¿el habla se reduce si no hablamos? Amanece y las puertas de la tierra y el mar se abren y cierran por solo una razón, saber que podrá ser diferente al anterior, solo esa probabilidad abre el mundo, como los mares del medio oriente rojo, solo se abren para esperar que sea diferente.

Sumido en la prosa esférica de Quignard, esa que rodea el mundo con pasos cortos, con frases detenidas y definidas hasta mostrarte todo el globo terráqueo, redondo y verde, de hierba finísima que parece que oliera cuando lees su libros.

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...