EL CHARLATÁN de LOUIS-RENÉ DES FORETS
ARENA LIBROS Pág 96
Traducción: José Antonio Guerrero Reyna
"Y un gato de porcelana
Pa' que no maúlle el amor" Carlos César Lenzi
"Y un gato de porcelana
Pa' que no maúlle el amor" Carlos César Lenzi
Como las pisadas en el barro se quedan plasmadas hasta las
siguientes lluvias, o las marcas de la marea quedan grabadas en las arenas o
en los guijarros de la playa, con una marca de verdín, algas o suciedad en esos
límites, allí donde llegó, donde su
esfuerzo de naturaleza desnuda pudo llegar.... hasta la siguiente tormenta , hasta
que la siguiente agitación de lunas,
peces o vientos le lleve más allá, hasta el lugar dónde ya no tiene límites; de
esa misma manera Des Forets nos muestra en papel una larga charla sin paradas
blancas, sin hitos que marquen el camino ni de ida o vuelta, un largo monólogo
que abarca días y acontecimientos de un personaje, un tipo cualquiera que
habla: habla de él, habla de una mirada a su mundo, que no al mundo, no habla de
lo que sucede sino de lo que le sucede, habla de sus pensamientos, habla de sus
lectores, habla de suposiciones sobre lo que él habla, y de las suposiciones que
tendrán sus lectores... sus lectores... yo,
-o sus oyentes-, que el que lee, oye.
Un patrón de movimiento de pluma o lengua que vira y gira en
sus ideas, en sus pensamientos. Es una charla de charlatán, que vira cuando
debía ir recto, y gira cuando no debía girar, girar o mover es cuestión no solo
de movimiento corpóreo sino también de las ideas; las ideas van y vuelven como el río
o como esa marea del mar, que nos lleva y lleva botellas, ramas o el pañuelo
que te llevó el viento. Él, el
charlatán, no quiere ser como es, o sí, supongo
que quiere decir que no era un charlatán, pero lo era; pero lo era porque un día necesitó serlo; él y
las vueltas del mundo lo llevaron, otro día,
a ser hablador-un día en un acantilado solo, sin nadie a quien hablar, con nadie
alrededor, entonces se hizo charlatán sin remedio- O cualquier otro día de los
que cuenta, a dejar, de nuevo, de ser él, para que en una discoteca ser como no
era, y bailar con una bella española que no lo entendía y con ella habló sobre
lo que quiso, sobre lo que necesitaba, habló y habló pero… no debía hacerlo, o , como
mínimo habló lo que no debía decir, ...ella no entendía, ella no sabía descifrar ese farfullar alocado de palabras que no ereconocía, el hablar solo tiene el fin de entender, solo ese fi, sin emabrgo, sí, el resto de la discoteca lo entendía, sí así que.. ¿Qué es
lo cierto, lo que se dice al que te escucha, al que hablas o lo que tiende el
resto al que no te diriges? No sé..
Entre dos puntos de la mente del hablador, entre dos ideas, no
existe la recta, no tiene que ser el verbo más económico el lugar por el que
debe transitar una conversación, sobre
todo una que tiene solo un origen, una boca, una lengua, una mente, una
salida…Lleva el lenguaje hablado por dónde quiere el emisor, el cantante, el
hablador, el charlatán… Él, el escritor –el charlatán- sabe que es el que domina
estas hojas, sabe qué tienen, sabe lo que quiere, sabe él, lo que hay al final de esos textos; tiene el poder de mentir
o el de decir verdades, pero…no…no tiene el dominio...todo no, porque es cuestión de que se lo crea
el lector, oyente, que este también se mienta o que lo entienda mal; este,
yo, tiene el poder de dejar de oír , de leer, dejar de saber de esas ideas descabelladas-o
no-. El emisor y el remitente se necesitan, pero no se entienden, no tiene, al
menos que hacerlo. Porque sí miramos al tipo, al charlatán del librito, que
interpela en el libro al lector(oyente)
y le conmina a dejarlo, o a saber, le conmina a no pensar como piensa, le conmina
a que identifique lo que explica –verdad, mentira, suposición creencia, saberlo
todo-o que no deje que las cosas que piense sean las verdades. Parece que el
libro, el texto le habla, es dominado por el escritor, por el hablador charlatán,
es dominado por el que escribe, pero...el lector podrá pensar, podrá dejarlo,
podrá examinar los textos, podrá pensar lo contrario del texto, podrá exagerar,
podrá dejar que lo que diga el tipo sea aceptable, todo podrá ser así, podrá,
incluso, que todo eso que piense o haga el lector sea la verdad, nadie podrá
decir otra cosa,. El charlatán está indefenso solo protegido por sus historias,
por lo que él cree que cuenta bien, que expresa lo que sucede o lo que piensa,
pero nunca podrá dominar lo que piense el que está enfrente, no sabrá si lo
entiende, si lo que ha dicho es aceptable, si lo ha cambiado, o si es necesario, podrá aquel creer
que la noche es más oscura que lo que ha
dicho, o si lo persigue alguien o es una suposición, nadie y nada existe hasta
que nace en el libro y lo cree el lector, todo es suposición, todo en el
escritor es suposición, y hasta que lo resuelve, hasta que busca la explicación al mundo, su mundo,
está al nivel de lector, y luego, es así, lástima, cuando lo hace, el lector es de nuevo el nuevo dominador…No hay solución.
Solo, el charlatán, el escritor, el emisor, tiene un poder,
el poder más oculto, el de acabar la novela,el libro, el poema, la charla, el saber, la mentira, la verdad, la obsesión, el viaje....tiene el poder de tener la última palabra, el
de identificar todos aquellos restos del mar en la playa, todas las marcas del
agua y, como último ejemplo de poder, o de venganza, o de pequeño sátrapa de
escoger un significa. Una explicación, decidir sobre la verdad o la mentira; y
es un poder que acaso en ese escaso momento tiene por única vez. Pero ¿será
verdad de nuevo? ¿o..?