miércoles, junio 13, 2018

SEÑORES Y SIRVIENTES de PIERRE MICHON



 

















SEÑORES Y SIRVIENTES de PIERRE MICHON
“vie de joseph roulin (1988)”, “Maitres et serviteurs (1990)”” Le roi du bois (1996¨”
Anagrama 199Pág
Trad. María Teresa Gallego Urrutia.


Se puede ser el que está bajo el foco, la estrella, el héroe, el dueño de todo, el famoso; se puede dominar la vida o la historia iluminado por la luz del proscenio o por los focos desde el cielo; se puede ser el que es citado en los libros de historia o de arte o de música, incluso ser pie de página siempre; podríamos admirar su nacimiento, sus actos, su vida, sus casa, sus obscenidades , incluso su muerte; podríamos querer ser ellos y tener su don o su suerte; pero siempre, hay otro, una imagen al margen de ellos, de esos;  que no está debajo del foco, ni pisa el proscenio, ni se hablará nunca de él en ningún lado, bajo ninguna excusa; no lo admiraremos ni amaremos; quizá sea el que sujete el foco que ilumina a nuestros héroes; podrá ser, quizá, el que mira desde la penumbra. Él será el que los conoce, los soporta, los cuida o los revive; él conoce el lado que no conocemos de ellos, el de sus bajezas o pobrezas, o, simplemente, la dureza de su trabajo, o el desprecio por el mundo o desde el mundo; él sabrá que su muerte no fue admirable, y que sus pasos nunca son quedos por la noche, ni alegres sus borracheras, no nos contará sobre las noches en vela o los trabajos de sol a sol para ser algo que no nos creemos. Este es el trabajo de Pierre Michon, saber e de esto últimos, de las líneas paralelas de la vida de cinco pintores: Goya, Watteau, Van Gogh, Piero della Francesca y Claudio de Lorena, - quizá mejor decir que Michon se  aventura a crear una recreación   real o irreal de sus vidas-.



Sí, es así. Desde un lado de la escena, desde el lado del que mira el cuadro, Michon nos habla de una hipótesis, a veces; o una recreación, otras; una posibilidad manifiesta o un hecho que nunca pasó en la vida de aquellos pintores. Michon recoge hechos reales del pintor, acaso anécdotas, acaso pequeños detalles y los recrea como un punto de partida para desarrollar un cuento, -o casi un poema-, desde un centro, desde una idea, y lo hace como se haría una sinfonía que empezaría en una escala concreta que luego se desarrollaría en diferentes modos y se repetiría en diferentes tonos. De esa forma Michon parte de un hecho mínimo: de la cara de un cartero que pinta van Gogh; de las miradas de la gente, compasivas o de desprecio, que se posan en un Goya que busca reconocimiento y trabajo en la corte; el de un cura que acepta ser pintado por Watteau, o la pobreza de un antiguo discípulo de Della Francesca; o la mirada de un joven pastor que conoce, o donde se reconoce, a Claudio de Lorena. Todos los textos crean un estado de impaciencia por cruzar el camino entre el texto leído y la necesidad de ver imágenes, fotos, de los cuadros –existentes o no- de quienes habla; crean la necesidad de comparar historias ciertas con la fascinación de lo ficticio, de poder reconocer el juego de la creación, de la tormenta de palabras que empapa dentro de un texto que alude a momentos concretos -a situaciones que pasaron-.Como la muerte de Watteau de tuberculosis es recreada por un texto poético casi teatral, donde la belleza de la imagen del paisaje que lo rodea-en este caso literario que no pictórico- contrasta con la decadencia mortal de sus gestos y su aliento. O como Van Gogh se recrea entre amigos, entre sus compañeros lejanos de los libros de biográficos, pero sí que miran  al pintor a la cara, miran, y ven, a sus pasos difíciles por la vida. o como Michon elige crear una especie de pequeño cuadro, otra vez literario, que recrea los suburbios de la vida de Della Francesca, los caminos que lo llevan por detrás de su vida, su casa, para mostrar a su discípulo Lorentino, recorrer la vida que el maestro no previó para él ni para su mujer Diosa. O como hace con el dibujo metafórico de la vida de Claudio de Lorena, donde  recrea su mundo desde fuera, solo aparece su cara como en primer plano, pegada a las hojas, como como en una cámara que mira a los ojos, -Michon consigue acerca la vida de los pintores, con apenas un retazo, con un dibujo, con una decisión literaria un recuerdo a Diosa , la mujer de Lorentino , discípulo de Della Francesca, sirve para dibujarse a él mismo y a Lorentino..solo  una pregunta, un exceso literario poco usado…-. Y Goya… la recreación del mundo de Goya, casi emparentado a sus figuras grotescas, con su figura casi de figurante de sus cuadros más que su protagonista, un hombre que quiere ascender como sea, y que se pega a los hombres con poder, se casa con sus hija, se posa en sus sillones, se sienta con sus prostitutas, y llega a donde quiere, sino fuera por la vida que le tocó. 



La recreación de sus imágenes, pasa por sus écfrasis que describen y recrean cuadros hasta la interpretación minúscula, hasta el recorrido por sus pinceladas, pero también pasa por crear la opción de saber la razón de la pintura, la recreación, o mejor la interpretación de la necesidad de pintar, de la razón última de todos estos pintores por buscar la pincelada, la expresión, el color, la luz: Saber de sus derrotas y sus vicios a través de sus pinturas, saber que no son los santos ni los demonios, al menos en estos relatos cortos, estos pedazos  de lienzos pegados en los papeles, Esta exposición de un cuadros y muchas vías en letras y papel  casi amarillo. La poesía de sus textos, la impronta poética que exudan sus páginas recrea la belleza de las imágenes que no aparecen: una pincela da una metáfora, un color un verbo, una luz    una comparación, una imagen, sí es una imagen... casi onírica










martes, junio 12, 2018

VIDA HOGAREÑA de MARILYNNE ROBINSON






















                VIDA HOGAREÑA de MARILYNNE ROBINSON
Housekeeping      1980
Galaxia Gutenberg,   217 Páginas
trad.: Vicente Campos González

Un sitio alejado en el tiempo y en el espacio, un sitio casi imposible, casi un cielo de horas muertas, o un infierno de vidas insensatamente felices;  y algunas veces lugar para siervos,; algunas veces triste, algunas veces un lugar  muerto;  algunas veces vive de los muertos que parecen salir del fondo del lago; algunas veces, sus gentes,  lloran por los vivos, algunas veces ríen, alegres, soñando,  en sus ideas de huir; otras veces nacen para morir, otras veces ya han muerto. Esta es la ciudad donde se inundan las calles y las casas flotan entre árboles y hierbas muertas, donde el tren es lo que conecta al mundo  más allá de su puente, el que cruza dos veces al día, no hay nada, como una Finisterrae que nadie observa, que todos temen, pero que todos desean ver , desean traspasar, ¡Ay! pero nadie  parece querer pasar por esa vía, solo aquellos que murieron en aquel accidente, cuando descarriló el tren entre nubes  de agua y cieno, y allí se quedaron aquellos cuerpos, aquellas almas, prendidas al lago, al fondo del lago, impresas sus caras en las olas o en el dibujo que hace la brisa en las hierbas de las orillas, o entre los muros de las casas derruidas de las islas, pronto nacerán entre cielos que nadie verá, allí murió el abuelo de Ruth y Lucille. Esta ciudad, este sitio,  es Fingerbone. Lugar donde viven ellas, Lucille y Ruth, y es su hogar ¿Su hogar?

¿Hace la ciudad, hacen las casas, las habitaciones, las camas, los recuerdos, los regalos perdidos, hacen los recuerdos un hogar? ¿La vida te hace aferrarte a lo conocido para no arriesgarte, para que nada cambie, para que nada sea diferente a la vida de tus padres, de tus abuelos? Cambiar, vivir, ¿Vivir para cambiar? ¿Cambiar para vivir?
Dos niñas, Ruth y Lucille, son dejadas en casa de su abuela, allí serán cuidadas por ella  y luego por Sylvie, su tía, en un casa alejada de la ciudad, tan alejada como su manera, -la de ellas, la de su abuela, la de Sylvie-,  de ver las cosa, tan lejos del mundo como del pueblo, tan cerca del lago, tan cerca de ser otra cosa de lo que todo el  mundo quería que fueran; están tan lejos de ese mundo, sí, que no parecían pertenecer al mismo cielo ni al mismo  infierno: pero los caminos que toman las personas no siempre coinciden con lo que esperan que fuera,-si lo piensas, tú mismo, ni siquiera tu vida es la que esperabas, nunca reconocemos los lugares que estamos pasando, ni lo haremos cuando pasemos los que nos trae el futuro-. Así la vida de Ruth, de Lucille, de toda su familia, cambia como cambian los días, y, como nunca puedes prever lo que va ocurrir, los caminos que pensaron hacer cada una no tienen por qué coincidir con lo que les pasará, con lo que buscarán o los impongan, las ideas, las familias, laos amigos, las vicisitudes, lo impuesto en la escuela, en la religión, en la impronta del ADN. ¿Somos lo que queremos ser, o lo que quieren otros que seamos, sean quienes sean esos otros? Ser diferente, ¡bendita ambición para algunos!, ¡extraña mal crianza para otros!, decido ir al abismo y me salvan los días, me salvan los dueños de mis días, pero salvarte lo has hecho tú al decidir ser siervo de esos dueños, aún no queriendo.
Ruth nos cuenta que ella y Lucille, ven  que Sylvie, y su   madre y  la abuela, incluso el abuelo muerto, todos influyen en sus vidas, por eso, nos describe,  ellas viven lejos, en otra esfera, en otro universo de pasos y pensamientos, incluso en otro ritmo de del sol y la luna; juntas, tan diferentes corporalmente, como lo serán mentalmente. Nos cuenta que el amor no puede con todo, no puede con derrotas, ni con miradas, no puede con un pueblo que suspira por vivir entre recuerdos y ganas de huir, suspira por sostener  el precario equilibrio que es vivir en la nada y de  la nada, esperando que por las esquinas de las ventanas nadie te vea ser diferente, nadie vea que quieres huir o quieres ser amante o amada, ¿Quieren ser Ruth y Lucille llevadas al rebaño? ¿Son rebaño entre llanuras o serán, preferirán ser, individuas, únicas, ser flores raras en acantilados o despeñaderos?

 Sylvie hace de palanca, o, mejor, hace de contrapeso de la vida servida y la vida libre, hace que las cosas sean oscuras a la noche y plácidas durante el día, pisa por donde no pisa nadie, y no ve que la miran, o mira que la ven, es libre en sus zapatos y en su futuro. Solo los que nadie siente son los que la ven, o piensa ella que la ven, o …

Marylinne Robinson hace, y no suelo ser muy ducho en esto de los elogios, una hermosa novela, en ella acumula la belleza de sus textos, con la cuidada mirada a los gestos de la naturaleza y al devenir de esas mujeres , una mirada que detalla lo que necesitas saber sobre la vida de ellas.  Diría yo que es una manual de mirar la vida que no puede ni debe encajar en esas rutinas de lecturas rápidas y cortantes; porque esta es una lectura de fuego lento, suave, con un paso quedo de las hojas para que no se asuste el clima creado. Un clima, una creación, casi un libro sagrado, o, ¿Por qué no? Un libro sobre lo profano y lo sagrado, sobre la muerte y las almas que migran o se quedan, pero también sobre los cuerpos, las ideas que cambia; lo profano que resucita entre diarios y fuegos que quiere ser accidente:  lo accidental en la vida, la sorpresa, el cambio, el no quedarse entre flores y buscar tréboles en las campas, para ser, como dijo Atahualpa, pájaro corsario. O, por el contrario, ser lo divino que quiere permanecer en la tierra para ser eterno, sujeto por las raíces de los zapatos y las telas, sujeto por los muertos y sus estelas de tumbas. Marylline Robinson habla de vida y de religión entre flores, y de muerte y de amor entre aguas, habla de quedarse y huir, habla de nada y de todo, habla, sí, de mí.






Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...