viernes, noviembre 15, 2019

UN POCO DE AZUL EN EL PAISAJE de PIERRE BERGOUNIOUX























UN POCO DE AZUL EN EL PAISAJE de PIERRE BERGOUNIOUX
Ed Minúscula Pág. 96
Traducción de David Stacey

Somos lo que fuimos, somos lo que fuimos pisando de niños y lo que fuimos viendo, y lo que fuimos viviendo, somos los paisajes que vimos y la peripecia de estar que libramos; somos lo que quisieron las calles que recorrimos que fuéramos, somos lo que hablamos en las conversaciones de noches de desasosiego o de amor que tuvimos.

Somos parte de la tierra que estamos y la que estuvimos, somos tan grandes como el horizonte que se veía desde nuestra ventana cuando amanecía, entonces, cuando había, solo,  que estudiar y vivir, sí solo eso; somos aún el niño de entonces, más aguerridos o más cobardes, pero el mismo que descubrió que lo era;  somos tan grandes o tan pequeños como nos dejaron ser; somos tan mentirosos como las mentiras que aguantamos entonces, somos tan duros como las veces que nuestras rodillas se ensangrentaron, entonces,  cuando el futuro no se necesitaba.

En las montañas pequeñas pero agrestes, en los bosques, en las hendiduras donde pudo habitar el diablo, en el pueblo donde el río moría en el último puente de la ciudad; allí en la Aquitania, en el Lemosín, en el lugar donde habitaban los guerreros de los álamos, donde los árboles, entonces,  parieron guerreros, allá donde los ejércitos de Cesar batieron a los últimos francos, allá nace Bergounioux. Allí donde  impone su terquedad el cielo azul en las montañas, entre zanjas, tierras baldías y piedras duras , y en el llano un cielo de hojas y ramas contrapone su fuerza en donde los bosques derraman su potencia por donde camina el escritor ahora, el niño entonces. Y sabe el hombre, el hombre escritor, que esos lugares, esas piedras, esos silencios, ese murmurar de pájaros escondidos, de ramas quebradas, sabe que esos gritos de piedras viejas ha hecho de él lo que es; sabe que han hecho no un gran hombre, han hecho un hombre cerrado, oscuro, sabe que es un tipo que será tan profundo y luchador  como sus bosques, será tan inalcanzable como sus montañas, como los cielos azules; y que será, a pesar de ser escritor o ser médico o ser versado en las verdades del universo, a pesar de ello sabe que solo podrá ser  un hombre de esa tierra de fríos y oscuridades, de lucha por sobrevivir, será un hombre agreste, que nadie podrá alcanzar, será un hombre que cultivará la piedra y la vida, será  tierra baldía entre terrones de tierra demasiado secos, demasiados muertos para sacar grandeza, y, al final, su mundo será la lucha por no ser... y perderá. Y  lo sabrá.

Sí,  ese lugar que conoce, donde nació, Lemosin, es un lugar donde el hombre entonces vivía para sobrevivir, aun hoy , abandonado las épocas de esplendor, es un lugar en el que los que viven sobreviven, ese lugar fiero, ese lugar inquieto y duro, ese lugar donde la agricultura era arrancada a la  piedra y a las tierra poco fértiles, esa tierra será invadida, más antes que tarde, no por las cohortes de Roma, sino por la naturaleza que espera su turno paciente, sapiente que vencerá , tarde o temprano recuperará su lugar de bosques y zarzas, y caerán casas, caerán iglesias, caerán los últimos hombres, y la tierra, los árboles recuperarán su lugar, quizá junto con aquellos guerreros de los álamos,  recuperarán ellos también sus lugares de supervivencia entre claros de bosque y  fieras montañas.
 El escritor-  y aquel niño de entonces- sabe que a pesar de la cárcel que creía ser su valle profundo y su oscuro bosque y su montaña agreste, sabe que su universo, tan pequeño, de niño, se rompió cuando cruzó aquel puente del fin del mundo, donde se escapaban las personas, pero, a pesar del tiempo,  queda la mente,   queda lo que respira, lo que sangraba con los espinos, lo que sonaba en el silencio y saltaba -salta todavía hoy- en la soledad de los caminos. Él  se fue y se llevó para siempre a los amigos, y los miedos y la vida dura, con él  se quedaron junto con lo que nos queda a todos, el futuro que no fue.

Pero Bergounioux sabe que a pesar de estar preso de una personalidad agreste, pueblerina, intratable, fiera, sabe que  ello no hace ocultar que no puede apartar de ella, de ser como es, y en su penitencia de palabras tambien aparece, y está, su imposibilidad de cambio y su saber dónde está cada uno de sus sentimientos, y cada uno de sus maneras diferentes de ver el mundo , de ser, de saber que es diferente. Y y sabe que no podrá cambiar nunca, es parte de él. Y lo es por lo aprendido en su infancia y porque le ha sido impuesto por todo lo que le rodeaba aun casi antes de nacer: porque le rodeaban piedras, las  vieja casas por derrumbar, le rodeaban lugares que luchaban para no ser conquistados, le rodeaban espacios que no querian ser pisados por el hombre, le rodeaban amigos derrotados pero vencedores, le rodeaban personas que , a veces, rompían con los moldes y se regían por su propia voluntad por encima de las costumbres  y las imposiciones del pasado ,  aún hoy le rodean personas que demuestran, incluso por encima del escritor y lo escrito, que no es lo mismo la apariencia que la realidad, que hay que identificar,  y casi nunca pasa,  lo real de  lo creído: la costumbre, la habitualidad, lo pensado… sí incluso lo pensado… por la mayoría del pueblo, de la vida, ello solo es un lugar común que no puede, y no suele ser cierto. El vulgo es más vulgo cuando se cree invencible, en poder de la verdad absoluta.

Bergounioux, al final, pasea por sus viejos paisajes pasados los años, rememora viejas historias, intenta invadir viejos lugares que aún hoy se  resisten, intenta que no lo invadan a él todas aquellas historias, todos aquellos caminos, aquellos bosques que dominaban su infancia y dominan cada momento, aún ocultamente, de su vida, siempre presentes en la oscuridad de su mente, en los lugares profundos en los que se crea la luz y se apaga, y de las  lunas y de los soles. Aún hoy cuando pasea por altos, por riberas o entre árboles, sabe que los murmullos que oye, los que el espacio sonsaca a la quietud, al silencio, no son vientos, no son aguas saltarinas, no son viejos pájaros, son, lo sabe, murmullos de todos los que pasaron por aquellas tierras y han dejado su huella, fija, en el viento y en el humus creador y salvaje de sus bosques .

lunes, noviembre 11, 2019

EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS de ANTÓNIO LOBO ANTUNES


 

















EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS de ANTÓNIO LOBO ANTUNES
SIRUELA 311 Pág.
Traduc. Mario Merlino

Mientras lo leía, un amigo me preguntó lo que pregunta por educación  todo el que encuentra a alguien conocido leyendo: ¿De qué va, está bien? Y me quedé pensando a ver cómo le explico a mi amigo, -que sé que nunca le gustará, ni por asomo, Lobo Antunes ni nada que se le parezca-, que el libro habla -la verdad es que habla de lo que siempre habla Don António-: del pasado, de la soledad, de la muerte, de la añoranza, habla de la tristeza,  del hombre y la mujer desnudos sin espacio para ocultar nada, habla de lo real, del pensamiento último de las personas, su naturaleza descarnada, habla de la maldad, y del amor, habla de la vida pura y dura sin ocultar nada, y, me preguntaba ante mi amigo, a ver cómo le iba a decir que iba de eso… y que es un libro tremendamente bello. 

¿De qué va, está bien? Era entonces algo que me hizo plantearme la razón por la que me gusta Lobo Antunes. Supongo, pensé, que decir que este libro con sus crudezas y sus sucesos terribles, y sus señales de soledad y de olvido, era hermoso, era algo atrevido, o supongo que sería más correcto decir, que era algo que no lo comprendería demasiada gente bajo estándares tópicos de la literatura actual; pero, pensé,  es inevitable que lo diga porque es cierto. Se confrontan entonces en estas novelas dos mundos enfrentados y en apariencia contradictorios, el mundo de los temas duros y no bellos, y de la expresión, la explicación, la exposición que sí es bella, hasta tremendamente bella. Sin embargo lo diferencia la clave para distinguir esa separación creo que es que  el mundo de Lobo Antunes, su territorio, como lo es Macondo para Márquez o Obaba para Atxaga o Yoknapatawpha para Faulkner, es la escritura, es su prosa, es su estilo; allá donde otros configuran un espacio o una manera de ver el mundo o de comportarse, él descubre en su prosa el mundo común en el que viven sus figuras y sus paisajes; él, desde la poesía, crea un lugar donde van dibujando, casi siempre en primera persona, un lugar y una vida que parecen un lugar común para muchas de sus novelas(las 12 que he leído). Poesía, o prosa poética, que empieza en la primera línea y acaba en el sucinto final –que casi siempre , ese final , pudiera acabar de otra manera que no importaría, los libros de Lobo Antunes no van de eso, de sorpresivos y tremendos finales- Y esa poesía va creando su propio ritmo interno, muchas veces como si fuera una letanía religiosa, que repite ideas o frases, o renueva personajes, o crea un sucesión de imágenes que van dando un ritmo de corazón viviente, como una sístole y diástole de verbos y adjetivos que van generando una corriente eléctrica –a veces como una descarga-  que engendra una novela. La poesía de sus libros no habla de cosas bellas, pero la propia poesía, la combinación de palabras e ideas son tan hermosas que superan las imágenes que a veces recrea. 

¿De qué va, está bien? También te hace pensar en que ese narrador en primera persona, ese descarnado recuento de suceso o sensaciones, o, simplemente, de pasados o ignorancias, sea una expresión última de un recuerdo, como el monólogo interior de una persona confesándose a sí misma. Pero no puedo dejar de pensar que en realidad todas esas primeras personas narradoras siempre están bajo el mismo patrón, ese territorio Lobo Antunes, y de forma que todas las primeras personas parecen salir del mismo árbol, o ser meandros del mismo río, y son sus experiencias las que diferencias la realidad de cada una de ellas. Sobre la persona narradora, entonces, está siempre, evidente, la voz de Don António.

¿De qué va, está bien? Me pregunté al acabarlo ý pensé que es probablemente, este, el mejor libro que había leído nunca. Pensé que este libro en el que la confesiones o explicaciones o declaraciones de amor, verdad, odio o sufrimiento  de cada uno de sus personajes en primera persona recomponiendo una historia desde sus puntos de vista (reales o falsos, soñados o recordados) era una creación literaria digna de decir que era lo mejor que había leído.  Luego lo repensé y me dije, que sí que era de los mejores libros que había leído, pero probablemente lo que estaba admirando es la totalidad de los libros que he leído de Lobo Antunes –cree recordar que 12- y que cada vez que lo leo voy sumando cosa al conocimiento de su forma de narrar, a la comprensión de sus textos, de sus guiños, de sus ritmos, de sus oraciones, de sus penas, de sus manías, de sus pasajes repetidos, de sus creencias, de sus tics, de sus nadas y sus todos; y  de las cosas que aún no he descubierto y tengo que descubrir o de las cosas que quiero entender y su “obra rio” irá completando; esas cosas que me faltan por saber, porque creo que todas las obras que he leído de él son parte de un conjunto superior, como un rio que va acogiendo afluentes y suman al río principal, y se ocultan en él, pero también lo muestran. Por eso creo que en realidad el lugar donde trascurren sus novelas es su escritura, es su prosa poética la que crea una uniformidad en su mundo,  la que hace que si lees a Lobo Antunes sabes perfectamente que es él, que no es nadie más , que aunque encuentre una hoja desgarrada en el suelo, sin título ni plan, sepas que es él, porque la literatura es más literatura cuando lo importante, o al menos tan importante como los sucesos contados, es el ´cómo están contados puesto que la literatura es, y no es otra cosa, que el arte de la expresión de la palabra.

martes, octubre 22, 2019

ZARZARROSA de ROBERT COOVER






















ZARZARROSA de ROBERT COOVER
ANAGRAMA 100 pág.
Trad. J.A.  Masoliver Ródenas



Una marca de salida, un rodeo, una forma de retomar la literatura, recreando los alrededores, los probables o improbables lugares, donde pudo o no pudo pasar una historia paralela a la narración oficial, a la ficción que nos atrapó, que nos han contado, que hemos leído ¿Qué pudo pasar si hubiéramos mirado desde el otro lado del libro? ¿Qué rodeó el mundo del mundo donde pasaron todas esas cosas que nos cuentan los libros?¿Nacieron, murieron, volvieron a mirar, se separaron personajes, historias o lugares que conocimos allí? O… ¿Qué hubiera pasado si lo que nos cuentan no hubiera sucedido así? O… ¿ Qué hubiera pasado o, mejor, que ha pasado si lo que han contado no hubiera sido del todo parecido a lo que leímos? ¿Qué verdad o qué  mentira están detrás de las ficciones, mejor dicho, de mis ficciones?

La Bella Durmiente espera, el príncipe acude, el amor se rinde a la leyenda, sigue sus pasos, sigue, apocado sus términos de uso en las cláusulas del contrato oficial, de lo que nos han contado, el camino de siempre. EL príncipe no puede pasar, duda, sobre la realidad de aquel castillo desolado a la que debe acudir a besar a una mujer dormida hace 100 años, el mundo se supera, las trabas se superan, pero ¿Y el propio cuento? ¿Se supera? ¿Se supera el camino que le marcaron? ¿Y si su futuro es el futuro de todos los príncipes héroes, destinado a vivir otra historia que no es suya, a ser feliz siempre? ¿Y si es el mismo príncipe de todas las historias, abanderado de la vida regía, del héroe sin destino, o con destino tan fijado que no tiene destino, tiene EL destino?

¿Y si ella no sabe qué hace, y si ella duda, y si la que creó el cuento, el narrador, la bruja , el hada, que la hundió  en ese sueño insomne es el creador de los cuentos?  Con el derecho a alterarlos a placer, por gusto o disgusto de la princesa dormida o el príncipe alterado ¿Acaso son Dioses de pluma disfrazado de brujas, de  husos, de agujas, disfrazados de literatos muertos tras las ventanas los que mueven su mundo, hasta dormida, los que deciden el bien y el mal, los que no te dejarán saber si te besarán o seguirás mil años más dormida  o si estás ya tan vieja o viejo que no querrás volver a ese mundo moderno o… ? ¿Pero si el hada autor se aburre y cambia el cuento? ¿Y ocurre, se le ocurre, que ella, la princesa, sea maldecida todos los días?, ¿Y si ella siente que el príncipe viene pero se va, o si aparecen primero  unos ladrones de baja estofa y la atacan y la despiertan con un beso obsceno y un amor no buscado y un sexo obligado?¿Y si entonces nacen niños bastardos del príncipe? ¿Y si al hada-bruja-escritor se le ocurre que cambiar la historia es el lado más correcto, el único, para ver el cuento de otra manera? ¿Y si en realidad el castigo, la condena de la bruja, la venganza, no era dormirla sino cambiar la historia, amenazarla con mil finales diferentes, horrendos o solo diferentes a las perdices mil veces comidas o los besos de príncipes y principitos y princesas hasta el final de los tiempos?.
La realidad  es cambiante, todos conocen el cuento de la BELLA DURMIENTE y todo castigo, todo amor, pasa en algún lado, en alguna generación, en alguna jornada de noche han sido contado a niños y niñas de mil sitios de mil edades, pero  la realidad crecida, los años, van variando como varía la vida, como la literatura va creando nuevas formas de ver el mundo, y el mundo tiene mil formas de ver la literatura, y las leyendas y los mitos, todas las cosas van girando en el mundo y nosotros, como en una canción sicodélica,  giramos en el espacio viendo el mundo, el cuento, la vida, las opciones, los lados de  forma que nadie vio y probablemente ni nosotros volveremos a ver.

Alguien dijo, algún cantante en el jaleo de los días de feria, que nunca se puede  saber lo que va a ocurrir mañana, salvo que tras el fin de semana llega el lunes otra vez.

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...