AGUA, PERRO, CABALLO, CABEZA de GONÇALO
M. TAVARES
agua, cao, cavalo, cabeça 2006
Edt Xordica 78 Pág
Trd. Florencia Garramuño
Si empuñas un cuchillo y marcas la
piel, la tuya o la de alguien, con una fina herida de la que brota
una pequeña gota alargada de sangre; si una mirada te atraviesa
llena de pánico o de odio, de estremecimiento o de amargura; si un
grito rompe el silencio de una sosegada madrugada y te crea una
vigilia de temor y presagio; si un repentino soplo de aire frio te
estremece, incómoda, la piel; si una pesadilla revienta en tu
cabeza con una solidez de verdad fermentada en miedo; si la boca,
enferma de miedo y sospecha, se ha vuelto tan seca que la saliva te
lima, áspera, la garganta... Entonces comprenderás este libro,
porque habrás conocido la sensación de advertencia, la horrible
sensación premonitoria de que algo horrible pasa, pasó o puede
pasar; si te ha ocurrido algo de eso o todo eso buscarás la huella
que ha quedado en ti de esa amenaza, creíble como los sueños que se
repiten como un deja vu afanoso por retarte y aprisionarte,
real como la sangre que gotea de tu mano y golpea el suelo con una
cadencia repugnante.
Si una voz, acre y presta a golpear, te
repitiera un salmo escrito con lágrimas y sangre derramada por
héroes caídos, suicidas, poetas del infierno, por ángeles
enterrados entre sábanas de un hospital, de cuerpos insepultos, de
ojos ensangrentados, de navajas amenazantes, de rosas clavadas en
el corazón, con el aullido triste de niños enterrados entre
escombros, de cisnes con cuellos cortados, de carne apaleada;
entonces, cuando esa voz haya llegado a ti, sabrás por donde
circula la sangre de este libro, por donde ha insuflado vida el
creador a su obra. Obra que te incomodará, como incomoda todo lo que
no es controlable, todo lo que te repele y prefieres tener en algún
rincón de la mente en la que no se pueda entrar si no es con el
beneplácito de tu apacible vida segura, con el parapeto que formas
con tu santa y adecuada existencia por el que el mal, o la intención
del mal, o la precocidad del mal, es controlado por un simple abrir o
cerrar de ojos, o por el sacudir de tu cabeza y una beatífica
sonrisa para con tus amados hijos que nada temen, ni temerán porque
la vida está controlada por ti y por tu simple y decisivo deseo.
Pero si tu deseo no puede controlar
todo, alrededor de este libro surgirá ese enemigo letal que es el
miedo, ese que rompe todas tus barreras, ese que te hace ocultar
debajo de tus pestañas, ese que no te perdona una flaqueza, ese que
no olvida con el tiempo, ese que se repite cada mañana cuando abres
la puerta, ese que se repite cada vez que pasa alguien, demasiado
cerca, a tu lado, ese que existe cuando alguien que amas cierra la
puerta a sus espaldas. Y en este libro conocerás, a golpe de frase
cortante, casi lacerante, el sonido seco de lo que sucede en el
mundo, o, quizás, solo en tu mente, y repetirá como aquel salmo de
ángeles enterrados, situaciones imposibles que esperas que lo sean y
que no despierten de su cuadrado de letras negras y papel blanco, porque
esperas que el salmo-pesadilla sólo exista en el momento que abres
el libro, en ese escaso y preciso instante, y que se acabe con el
soplo de aire de las páginas al cerrarse; pero no , como todo buen
libro, te apretará las sienes y te escupirá en la cara esa saliva
seca del miedo diciéndote que todas esas cosas estaban en ti, en tu
memoria personal o en la propiedad comunal que es el recelo, la
desconfianza, el asombro, el desasosiego, y, en fin, la cobardía.
Y si hay momentos que el libro te
produce esa sensación de inquietud, casi de temor reverencial
por lo innombrable, por lo feo, por lo oscuro, por lo que el mundo
parece despreciar, por lo que nadie parece querer que se diga, que se
vea, que se escuche; entonces sabrás que de verdad eres un cobarde,
porque todo lo que se dice en este libro existe, existió y existirá;
como una plegaría existió en la boca de los oprimidos sin más
esperanza. En estos cuentos cortos, muy cortos, tú tendrás tu
oración maldita, tu grito insepulto por el cual la literatura se
viste con sudarios fríos y se tumba en carreteras heladas entre
gatos negros muertos y ojos vidriosos de miedo y desconcierto.
Wineruda
Hola, Wineruda.
ResponderEliminarReconozco que al llegar a la última palabra de tu escrito casi me falta el aliento.
Si este libro, como parece evidente, rezuma desasosiego, tus líneas han hecho un trabajo impresionante en ese sentido. Tus palabras tienen un reflejo de terror gótico inquietante y seductor a la vez.
Parece que Tavares nos invita a un viaje hacia la oscuridad... Lo bueno de ese viaje es ampliar los confines de nuestra mente.
Un desafío, me estimula la litetatura como desafío.
Un buen viaje, tu escrito.
Abrazo!
Hola Paco
EliminarEs un libro, como poco, inquietante, desasosegante, incomodo, podría decir descarnado, casi antipático, pero decir esto seria tan real como irreal, porque a fin de cuentas la literatura se construye de sensaciones, aceptarlas, acapararlas, pelearte con ellas, y , sobre todo, admitirlas en tu mente, en tu cultura, en esa parte de la mente en la que vas comprendiendo el mundo desde los ojos no ya de escritores sino de gente que importa y que te aporta como, por ejemplo tú, o tanta gente que sabe de lo que habla y habla de lo que sabe, hasta enseñarte sus mundos, sean bellos o feos, pero son los suyos y sus puntos de vista, y siempre serán ganancia para tus sentidos, tu sensibilidad y tus conocimientos de lo que va quedando de lo que te rodea
un fuerte abrazo
Uauuu, Wineruda... que reseñaza... Se me ha encogido el estómago. Ando inquieta últimamente, y me inquietan también algunas lecturas, las que me atraviesan porque me dejan indefensa, y las que no porque me dejan decepcionada. No he leído nada de Tavares, pero este pasa ahora mismo a la sección "en búsqueda y captura".
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Ana
ResponderEliminarGracias por el elogio, me encanta que te guste: Pues sí, no es una lectura fácil, si eres de los que te involucras en la lectura, como tú, si no es así, es una lectura rara sin más, pero para leerlo así es mejor no leerlo, que te remueva las entrañas es para lo que está escrito, y lo ha conseguido.
un abrazo