jueves, junio 22, 2017

EL MIRÓN de ALAIN ROBBE GRILLET






















EL MIRÓN de ALAIN ROBBE GRILLET

le voyeur 1956

SEIX BARRAL 252 Pág.

Trad., Juan Petit



La próxima vez que hable de literatura  seguro que hablo de otra cosa, de otra manera de verla de lo que lo haré esta vez porque me dejo influir por mis últimas lecturas, y las tomo como lo más esencial que haya leído en mi vida de lector a saltos: saltos cortos, saltos enfadados, saltos de poco nivel, saltos de algún nivel; y será distinta porque leer a mí me parece que es el ejemplo más claro de inmiscuirte en una mundo y nadar en él hasta ahogarte en sus letras, morirte entre sus textos, sin poder de escapatoria, preso de sus ramas que te agarran de los tobillos, y de sus bosques de ideas que te confunden, y terminas azul, tenebroso y gris, tumbado,  en la calma de una ensenada donde acaba el texto; muerto , por las heridas y las imágenes y los verbos y los adjetivos, y las intenciones... sobre todo por las intenciones que tiene el libro; es el texto que te ha vencido. “ El mirón” -creo, por experiencia- es un libro al que a la mayoría les produciría rechazo, por el simple hecho de ser un texto en el que lo mínimo es esencial, llamando esencial a lo repetitivo, a la búsqueda de lo exacto, es ello en sustancia, o casi, lo que mueve el lenguaje y el texto; es lo ínfimo, la mirada a lo sencillo o lo poco importante en apariencia, y a  la historia lineal o casi...La historia es un viaje a un lugar cerrado, a una isla, en la que un viajante, un vendedor de relojes a domicilio, que conoce la isla porque vivió allí hace muchos años, llega para ejercer su oficio. Sus cálculos de ventas y su intención de visitas, vueltas y de recorridos, son un itinerario preciso por la isla, por sus encuentros, por sus personajes, sus paisajes, sus calles, sus veredas, sus encuentros; itinerario que intenta crear, y lo consigue, que el texto sea una compleja red de verdades, verdades exactas, o casi exactas, porque siempre puede aparecer la intención de cambiarlas, o puede aparecer el simple azar, o un sucedido extraño, pongamos una muerte, la muerte de una niña que todo el mundo desprecia , casi odia, por razones que nadie acaba de decirlas, o acaso las dice pero el autor no quiere contarnoslas; acaso porque son mentira o quizá sean verdad. Yo sé que todo lo que dice la literatura es tan inexacto como mi entendimiento y la intención del escritor, y del día que has tenido, y de la fuerza del viento en aquel preciso instante, y de tus recuerdos y de tantas cosas que influyen en algo tan vital como leer.. Así que todo lo que dice la literatura, es verdad y es mentira. Lo que nos cuentan los libros son trampas del lenguaje, trampas de la imaginación, trampas de lo que se cuenta, trampas del autor; lo que se narra:¿Fue?¿Está siendo? ; el autor es un tramposo, es un receptor que deja entrar noticias y solo deja, como una radio estropeada, que salga alguna, clara o evidente no sé si lo son, solo es cuestión del lector...

Lo cierro es que sé, y si me pongo a hacer un pequeño esfuerzo sabría recitar los preceptos y la teoría de la NOUVEAU ROMAN, de la que Robbe Grillet, es su ¿maestro? Pero lo cierto es que me importa muy poco, digamos que un bledo, lo que sería contar y recordarme esa teoría,-hacer una lista, o un hermoso y directo enlace a la wikipedia o algún lugar similar-No, eso no quiero, no me interesa para nada, no sabré nunca más lo que es eso, lo olvidaré...Yo he leído una novela, y la interpreto como eso que es: un ejemplar único, -viejo y arrugado por cierto- de una novela que me explica algo; así que no quiero que me expliquen qué plan tenía, qué teoría seguiría; no me importa, ni aunque hubiera sido entregado el texto por una zarza ardiente en la cima del Mont Ventoux, nacida de la nada. Para mí este libro nació en el instante que lo abrí, y crece o ha crecido en cada una de sus páginas, nuevo, virgen, suelto como una de esas viejas cometas que ya nadie usa, o como un yo-yo al que se ha roto una cuerda y rueda por una cuesta hacia un final desconocido ¿Destruido? ¿Reconstruido?

El mirón, el voyeur, como denominación fetichista en el lenguaje castellano es la esencia del libro,, pero no desde el punto de vista sexual, ni acomplejado, no, lo que señala es   la exactitud de la mirada de las cosas que pasan, o  las mínimas consecuencias de pequeños actos, o la simple precisión de una estancia o el mirar fijo de una niña que observa al viajante, o el golpeteo de las olas contra las piedras de la isla. Pero también la fijación en un objeto, en un espacio, en un tiempo exacto deja un agujero, enorme, a la ambigüedad, a lo que queda fuera de lo que el narrador cuenta, de lo que te dice el libro, de lo  que te oculta.. Pero tras toda esa figura espesa, casi agobiante, repetitiva a veces, que sujeta todo un entramado  de horas, minutos, kilómetros, metros, pasados y presentes; existe un recoveco que deja pasar otra cosa, un dictado extraño que no encaja ¿o sí lo hace? ¿Lo hace en el fraseo del redactor o en el eco del sonido de las palabras del lector? ¿Qué es? ¿Qué trampa esconde el libro?, Evidentemente, si has leído este texto con algún interés o si has llegado aquí, es evidente que la única cosa que puede alterar un mecánico, aburrido en apariencia, repetido y pensado recorrido de un vendedor de relojes por una pequeña isla , en la que quiere estar un día, pero pierde el barco de vuelta, lo único, es la muerte de una niña que repele hasta a su familia.


La muerte quiere transformar el libro en una novela negra, aunque no sé si es la mejor definición esa, podría llamarla  policial, pero es más o menos lo mismo, pero yo  elegiría policial, por el simple hecho de que no hay policía en la isla. Que son las palabras, los recorridos de las palabras, las inexactitudes atrapadas al vuelo o al tacto, o el simple descubrimiento que desaparece y aparece en el texto el que hace que el lector sea policía y el escritor  sea el mirón o el ejecutor. Cierto, ¡eso es! podría decirte que incluso podría acusar al escritor de ser el asesino o, ¡oh!, un  simple descriptor de un accidente; podría decir que el lector puede pensar que todo es cierto o que todo es mentira, que las cosas que  no sabes y lees puede que  las has soñado o puede que las has imaginado,o, piensas,  si las  estás  elucubrando, recordando,o, acaso, estás saltándote una página que se ha pegado por la humedad de la librería que la sostuvo.

No sabes si la historia te falsea en ese recorrido por el tiempo y el espacio, minucioso, exacto, cuidadoso hasta casi exasperar, hasta casi pensar que la literatura por un momento es más-debe ser- movida, más repartida en hechos sustanciales y no renunciables, pero descubres que no, que es mentira, que hay todo tipo de literatura que debes aceptar, que debes amar, que debes saber que existe, que son miradas casi poéticas sobre un pequeño cordón que se mece en movimiento de barco, o es una alga que recorre el mar por una ráfaga de viento, o una mujer que no es lo que aparenta, o es un recuerdo visto desde el pasado hacia el futuro y luego, sí, al revés: del presente al pasado, todo todo todo, es literatura, todo admite la literatura si es de calidad, si no te aposentas en lecturas que exijan tu estómago o tu hígado, solo tu imaginación. Además nadie me ha dicho que solo leeré en mi vida a Robbe Grillet aunque sea la segunda vez que leo ”El Mirón” y me sigue sorprendiendo, lo listo que es el autor. Y que la muerte pesa más que la espuma de letras que desprende el libro, y va hundiéndose, y no sabes si la encontrarás o la has encontrado.









8 comentarios:

  1. Sr. Wineruda, excelente.
    Y si esa es vuestra acometida presente de la acción de leer, debe (imperativo) zambullirse en la obra de Ernesto Sábato, empezando por El túnel. Tramas tenebrosas habitadas de personajes extraviados de valores morales que, a veces, bien pueden parecerse a nosotros mismos. Le aseguro que Sábato es un camino de ida.
    Feliz solsticio de verano!, feliz nit de Sant Joan!, Selva

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    1. Hola Selva, gracias por su elogio, no desdeñaré su idea ni su imperativo, y prometo comprar “El túnel” de Sábato, y leerlo, para que me pueda usted juzgar desde aquel lado del mar -el mismo que el de Ernesto- si he descubierto su pensar o su penar o no lo he hecho.
      cuídese Selva

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  2. Le diré en primer lugar que novela negra y policíaca no es lo mismo para nada... pero como no es el tema y a mi me gusta ceñirme al tema, lo dejo para otro rato.

    No he leído El Mirón ni conozco a Robbe Grillet, pero eso en este "Atlas de literatura" me pasa casi siempre, parece que llevemos caminos paralelos en nuestra principal afición que es la de leer y la de reflexionar sobre lo leído. No prometo leerla, tengo mucho recomendado por usted (por ti) y no es cuestión de que se haga inabarcable.

    Un abrazo (con la promesa de cuidarme, jajajaja).

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    1. Si usted se da cuenta, distingo negra y policial, De formaa qu digo:

      "La muerte quiere transformar el libro en una novela negra, aunque no sé si es la mejor definición esa, podría llamarla policial"

      de manera que hago distinción entre ambas definiciones,:)

      si usted leyera "la modificación" y pudiera atraerle , pudiera tener alguna opción de que le gustara está, si no fuera así... desista

      cuídese del calor

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  3. No se... me parece más interesante tu mirada sobre el texto que el propio libro; no creo que me atrape el argumento.
    Lo bueno es encontrar -siempre- en medio de tus líneas un momento para la reflexión. Me enfocaré en el libro de Butor, mejor.
    Cuídese del sol, Maestro; está bravo.

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    1. No es mala elección Butor, pero piensa qeu tu mirada sobre este libro sería lo importante, lo que daría sentido al libro, a los libros
      me cuido del sol, como los vampiros o más :) gracias

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  4. Disculpe. El libro lo compró o lo encontró para descargar en PDF?

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  5. Lo compré, es fácil encontrarlo en segunda mano.
    un saludo

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