EL MIRÓN de ALAIN ROBBE GRILLET
le voyeur 1956
SEIX BARRAL 252 Pág.
Trad., Juan Petit
La próxima vez que hable de literatura seguro que hablo de otra cosa, de otra manera de verla de lo que lo haré esta vez
porque me dejo influir por mis últimas lecturas, y las tomo como lo
más esencial que haya leído en mi vida de lector a saltos: saltos
cortos, saltos enfadados, saltos de poco nivel, saltos de algún
nivel; y será distinta porque leer a mí me parece que es el
ejemplo más claro de inmiscuirte en una mundo y nadar en él hasta
ahogarte en sus letras, morirte entre sus textos, sin poder de
escapatoria, preso de sus ramas que te agarran de los tobillos, y de
sus bosques de ideas que te confunden, y terminas azul, tenebroso y
gris, tumbado, en la calma de una ensenada donde acaba el texto; muerto , por
las heridas y las imágenes y los verbos y los adjetivos, y las
intenciones... sobre todo por las intenciones que tiene el libro; es el
texto que te ha vencido. “ El mirón” -creo, por experiencia- es un libro al que a la mayoría les produciría
rechazo, por el simple hecho de ser un texto en el que lo mínimo es
esencial, llamando esencial a lo repetitivo, a la búsqueda de lo
exacto, es ello en sustancia, o casi, lo que mueve el lenguaje y el
texto; es lo ínfimo, la mirada a lo sencillo o lo poco importante en apariencia, y a la historia lineal o casi...La historia es un viaje a un lugar cerrado, a
una isla, en la que un viajante, un vendedor de relojes a domicilio,
que conoce la isla porque vivió allí hace muchos años, llega para
ejercer su oficio. Sus cálculos de ventas y su intención de visitas, vueltas y de recorridos, son un itinerario preciso por la isla, por sus encuentros, por sus personajes, sus paisajes, sus calles, sus veredas, sus encuentros; itinerario que intenta crear, y lo consigue, que el texto sea
una compleja red de verdades, verdades exactas, o casi exactas,
porque siempre puede aparecer la intención de cambiarlas, o puede aparecer
el simple azar, o un sucedido extraño, pongamos una muerte, la
muerte de una niña que todo el mundo desprecia , casi odia, por
razones que nadie acaba de decirlas, o acaso las dice pero el autor
no quiere contarnoslas; acaso porque son mentira o quizá sean verdad. Yo sé que todo lo que dice la literatura es tan inexacto como mi
entendimiento y la intención del escritor, y del día que has
tenido, y de la fuerza del viento en aquel preciso instante, y de tus recuerdos y de
tantas cosas que influyen en algo tan vital como leer.. Así que todo
lo que dice la literatura, es verdad y es mentira. Lo que nos cuentan
los libros son trampas del lenguaje, trampas de la imaginación,
trampas de lo que se cuenta, trampas del autor; lo que se narra:¿Fue?¿Está siendo? ; el autor es un
tramposo, es un receptor que deja entrar noticias y solo deja, como
una radio estropeada, que salga alguna, clara o evidente no sé si lo son, solo es cuestión del lector...
Lo cierro es que sé, y si me pongo a
hacer un pequeño esfuerzo sabría recitar los preceptos y la teoría
de la NOUVEAU ROMAN, de la que Robbe Grillet, es su ¿maestro? Pero
lo cierto es que me importa muy poco, digamos que un bledo, lo que
sería contar y recordarme esa teoría,-hacer una lista, o un
hermoso y directo enlace a la wikipedia o algún lugar similar-No,
eso no quiero, no me interesa para nada, no sabré nunca más lo que es
eso, lo olvidaré...Yo he leído una novela, y la interpreto como
eso que es: un ejemplar único, -viejo y arrugado por cierto- de una
novela que me explica algo; así que no quiero que me expliquen qué
plan tenía, qué teoría seguiría; no me importa, ni aunque hubiera
sido entregado el texto por una zarza ardiente en la cima del Mont
Ventoux, nacida de la nada. Para mí este libro nació en el
instante que lo abrí, y crece o ha crecido en cada una de sus
páginas, nuevo, virgen, suelto como una de esas viejas cometas que ya
nadie usa, o como un yo-yo al que se ha roto una cuerda y rueda por
una cuesta hacia un final desconocido ¿Destruido? ¿Reconstruido?
El mirón, el voyeur, como denominación fetichista en el lenguaje castellano es la esencia del libro,, pero no desde el punto de vista sexual, ni acomplejado, no, lo que señala es la exactitud de la mirada de las cosas que pasan, o las mínimas consecuencias de pequeños actos, o la simple precisión de una estancia o el mirar fijo de una niña que observa al viajante, o el golpeteo de las olas contra las piedras de la isla. Pero también la fijación en un objeto, en un espacio, en un tiempo exacto deja un agujero, enorme, a la ambigüedad, a lo que queda fuera de lo que el narrador cuenta, de lo que te dice el libro, de lo que te oculta.. Pero tras toda esa figura espesa, casi agobiante, repetitiva a veces, que sujeta todo un entramado de horas, minutos, kilómetros, metros, pasados y presentes; existe un recoveco que deja pasar otra cosa, un dictado extraño que no encaja ¿o sí lo hace? ¿Lo hace en el fraseo del redactor o en el eco del sonido de las palabras del lector? ¿Qué es? ¿Qué trampa esconde el libro?, Evidentemente, si has leído este texto con algún interés o si has llegado aquí, es evidente que la única cosa que puede alterar un mecánico, aburrido en apariencia, repetido y pensado recorrido de un vendedor de relojes por una pequeña isla , en la que quiere estar un día, pero pierde el barco de vuelta, lo único, es la muerte de una niña que repele hasta a su familia.
La muerte quiere transformar el libro
en una novela negra, aunque no sé si es la mejor definición esa,
podría llamarla policial, pero es más o menos lo mismo, pero yo elegiría
policial, por el simple hecho de que no hay policía en la isla. Que
son las palabras, los recorridos de las palabras, las inexactitudes
atrapadas al vuelo o al tacto, o el simple descubrimiento que
desaparece y aparece en el texto el que hace que el lector sea
policía y el escritor sea el mirón o el ejecutor. Cierto, ¡eso es!
podría decirte que incluso podría acusar al escritor de ser el asesino o, ¡oh!, un simple descriptor de un accidente; podría decir que
el lector puede pensar que todo es cierto o que todo es mentira, que
las cosas que no sabes y lees puede que las has soñado o puede que las has imaginado,o, piensas, si las estás elucubrando, recordando,o, acaso, estás saltándote una página que se ha
pegado por la humedad de la librería que la sostuvo.
No sabes si la historia te falsea en
ese recorrido por el tiempo y el espacio, minucioso, exacto,
cuidadoso hasta casi exasperar, hasta casi pensar que la literatura
por un momento es más-debe ser- movida, más repartida en hechos sustanciales
y no renunciables, pero descubres que no, que es mentira, que hay
todo tipo de literatura que debes aceptar, que debes amar, que debes
saber que existe, que son miradas casi poéticas sobre un pequeño
cordón que se mece en movimiento de barco, o es una alga que recorre
el mar por una ráfaga de viento, o una mujer que no es lo que
aparenta, o es un recuerdo visto desde el pasado hacia el futuro y
luego, sí, al revés: del presente al pasado, todo todo todo, es
literatura, todo admite la literatura si es de calidad, si no te
aposentas en lecturas que exijan tu estómago o tu hígado, solo tu
imaginación. Además nadie me ha dicho que solo leeré en mi vida a
Robbe Grillet aunque sea la segunda vez que leo ”El Mirón” y me
sigue sorprendiendo, lo listo que es el autor. Y que la muerte pesa
más que la espuma de letras que desprende el libro, y va
hundiéndose, y no sabes si la encontrarás o la has encontrado.
Sr. Wineruda, excelente.
ResponderEliminarY si esa es vuestra acometida presente de la acción de leer, debe (imperativo) zambullirse en la obra de Ernesto Sábato, empezando por El túnel. Tramas tenebrosas habitadas de personajes extraviados de valores morales que, a veces, bien pueden parecerse a nosotros mismos. Le aseguro que Sábato es un camino de ida.
Feliz solsticio de verano!, feliz nit de Sant Joan!, Selva
Hola Selva, gracias por su elogio, no desdeñaré su idea ni su imperativo, y prometo comprar “El túnel” de Sábato, y leerlo, para que me pueda usted juzgar desde aquel lado del mar -el mismo que el de Ernesto- si he descubierto su pensar o su penar o no lo he hecho.
Eliminarcuídese Selva
Le diré en primer lugar que novela negra y policíaca no es lo mismo para nada... pero como no es el tema y a mi me gusta ceñirme al tema, lo dejo para otro rato.
ResponderEliminarNo he leído El Mirón ni conozco a Robbe Grillet, pero eso en este "Atlas de literatura" me pasa casi siempre, parece que llevemos caminos paralelos en nuestra principal afición que es la de leer y la de reflexionar sobre lo leído. No prometo leerla, tengo mucho recomendado por usted (por ti) y no es cuestión de que se haga inabarcable.
Un abrazo (con la promesa de cuidarme, jajajaja).
Si usted se da cuenta, distingo negra y policial, De formaa qu digo:
Eliminar"La muerte quiere transformar el libro en una novela negra, aunque no sé si es la mejor definición esa, podría llamarla policial"
de manera que hago distinción entre ambas definiciones,:)
si usted leyera "la modificación" y pudiera atraerle , pudiera tener alguna opción de que le gustara está, si no fuera así... desista
cuídese del calor
No se... me parece más interesante tu mirada sobre el texto que el propio libro; no creo que me atrape el argumento.
ResponderEliminarLo bueno es encontrar -siempre- en medio de tus líneas un momento para la reflexión. Me enfocaré en el libro de Butor, mejor.
Cuídese del sol, Maestro; está bravo.
No es mala elección Butor, pero piensa qeu tu mirada sobre este libro sería lo importante, lo que daría sentido al libro, a los libros
Eliminarme cuido del sol, como los vampiros o más :) gracias
Disculpe. El libro lo compró o lo encontró para descargar en PDF?
ResponderEliminarLo compré, es fácil encontrarlo en segunda mano.
ResponderEliminarun saludo