UN PINTOR DE HOY de JOHN BERGER
a painter of our time 1958
de. Alfaguara. 311 Pág.
Traducción: Pilar Vázquez
La existencia del pintor exiliado
húngaro Janos Lavin , ya cerca de los sesenta años, cambia el mismo
día que encuentra el éxito de su obra en una exposición ;
simplemente desaparece del Londres donde vive, abandona su vida
normal, su mujer , sus amigos, su taller de pintura y no queda
rastro de nada suyo por las calles, casas, brazos o voces cruzadas
entre las que sobrevivía. Aparentemente es el inicio de una reseña
de una novela de misterio: cierta intriga, un poquito de
investigación y unas gotas de suspense y se completa una novela
policíaca al uso. Nada más lejos de la realidad de este libro, es
la antítesis de una novela negra. Es el
diario de Janos con notas al margen explicativas del narrador de la
historia -su amigo John- sobre lo que sucedió en los costados de lo
que contaba, y, entre otras cosas, una apasionante clase magistral
sobre lo que es el arte en todas y cada una de sus facetas
-creativas, comerciales, morales, técnicas, pasionales...- una
reflexión sobre la creación y el artista, una descripción
meticulosa sobre cómo es el pintar un cuadro, un atlas sobre el
conocimiento teórico y práctico de la pintura.
Berger pinta un paisaje con figuras, en
él combina valores enfrentados: la conciencia de un autoexiliado en
un país extraño, la vida de un pintor comunista en pleno centro del
capitalismo burgués, el artista que crea para vivir pero que no
vende sus cuadros, la de un luchador que ha abandonado el ring de la
lucha, un creador que recrea el pasado en el mundo de hoy , compagina
el recuerdo y el futuro, el dibujo figurativo y el abstracto... Pero
el dibujo, las figuras centrales de la escena, habla sobre cómo
es el acto de crear un cuadro -el sufrimiento, el análisis, las
luchas internas, la indolencia o la obsesión alternativas del
pintor, la decepción, el sudor, las alegrías, las tristezas...- Y
el estudió filosófico de la vida y en concreto de la de ese
exiliado, y de la política y del amor y desamor...se combina aqui para componer, minuciosamente, una muestra de como era el
Londres de los años 50 del siglo pasado para un artista
obsesionado con su pasado luchador antifascista y con sus lienzos.
Es un libro sobre pintura pero que
va de la mano con la política. Janos vive de sus pinceles, ama sus pinturas y sus colores, existe por sus dibujos, pero en su mente, en
su ser, es parte de él , brota el comunismo. Añora su juventud,
se avergüenza de haber abandonado aquella lucha pero conserva
aquellos valores, suspendidos entre la ilusión pasada y la
decepción de cómo son las cosas ahora. La muerte de su amigo Lazlo le hará replantear todo lo que piensa... Podría pensarse, leyendo
lo anterior, que el libro, en sí, envejece con las historias de la
guerra fría de aquellos años del siglo XX, pero no, no es así, es
un reflejo de un tiempo y una forma de vivir que debe quedarse entre
escritos y hojas para que no se olvide nadie de cómo fueron y para
qué. Nada puede esconderse de los ojos de la gente, y menos el
pensamiento de las personas, la decisión personal de defender unas
ideas vehementemente.
En la historia aparecen, también,
una seria de personajes ajenos o adeptos a la “industria” del
arte, a los que Berger fulmina o adora, desdeña o admira, con los
que se va componiendo otra historia sobre personas, asuntos,
“marrullerias” comerciales, desdeñosos “snobs”; todo un mundo
de hombres y mujeres que rodean esa “industria” o aparecen aquellos que
sólo admiran al artista tal y como es, que no esperan nada de él ,
sólo que los haga felices con sus dibujos, que admiran un cuadro o al
autor por él mismo, no por lo que vende. Cuenta lo que se oculta
entre los sumideros y los palacios sobre los creadores, corredores
de arte, académicos, coleccionistas, galeristas y los descubre tal y
como son, desnudos como cualquier maja de Goya .
No acertaría en definir con una
palabra lo que me ha atraído de este libro, sólo una combinación
de formas de contar, estilos de combinar, modos de enseñar a mirar o
cómo compagina un diario con lo explicativo de una novela, lo
abrupto y contradictorio del pensamiento de Janos, la aparición de
una forma de poesía del color en precario equilibrio con la prosa
dura y precisa de la realidad cotidiana, la sensación de estar
sentado en una silla de la universidad oyendo una lección ejemplar
sobre la relación entre literatura y la pintura; todas podrían explicar la razón por la cual me ha seducido este libro.
wineruda