jueves, abril 09, 2020

EL EXTRANJERO DE ALBERT CAMUS





EL EXTRANJERO DE ALBERT CAMUS





Nuestras opciones, nuestra elecciones, se mueven entre lo aprendido y lo deseado, el deseo viene dado por lo amado y lo odiado. Lo odiado viene dado por la vida, nuestras elecciones por lo tanto son la vida; la vida, el acontecer,  rige por tanto nuestra elecciones. Pequeño es el mundo por el que giramos, giramos como una peonza en un mundo que parece enorme, pero no va más allá de lo que peonza pueda moverse en el descansillo de un escalera que sube a ningún sitio o en un parque estrecho en el que nos vemos rodeador por miles de peonzas  que se golpean, caen y se paran. Nuestras relaciones con el mundo, con la gente , con los amigos , están encajonadas, presas, están como asomadas al balcón sin puerta de salida que es nuestra vida, se componen, apenas, de  20 o 30 personas que consideres que pasaron o están y fueron amigos o buena gente; y podrás viajar, podrás callar, podrás hablar por teléfonos, cables, aires, ventanas, podrás ver todo el mundo, podrás tener un millón de empleados a tu servicio , o serás parte del millón de empelados al servicio de alguien que nada te hará moverte de tus círculo de peonza, de la cuerda que da fuerza a tu mundo, a tu cajita de conocidos y conocimiento; hasta que un día ese círculo se rompe, hasta que un día te rompes, hasta que un día el cielo se oscurecerá o el movimiento de un astro se parará sobre ti, y no todo será lo mismo, pero ya estarás perdido.


Camus lleva a su protagonista, Meursault, por un camino recto, sin esquinas, sin curvas que lo hagan girar;  su vida será sobre la indiferencia sobre lo que hará, o lo que resultará de lo que haga, no importa lo que sucede, su camino no parece pasar por allí, y si pasa seguirá recto, sin tener un destino, sin tener horizonte, o con un horizonte tan lejano y tan indefinido que no sabrá a dónde se dirige, y tampoco sabe para qué o por qué. El mundo girara´ sobre él pero  Meursault no querrá párarlo, ni acarrearlo, no querrá que nadie cambie, y si lo hace él seguirá su camino ajeno a todo; solo  sentirá que lo que le rodea lo mira, lo amenaza,  o  parece apreciarlo, o querer amarlo, o querrá odiarlo, sentirá que el mundo se cansa o varía o se cae o que la gente llora o muere o ríe o golpea o reduce su espacio a la nada, o toca, pero para él no tendrá importancia, no creerá que tenga importancia, no demostrará que lo tenga, no juzgará, no distinguirá si lo que se hace es justo o injusto para él, pero tampoco si lo que su actuación será de acuerdo con lo establecido, o que sea lo correcto, que tenga empatía para con otras personas; eso a él no le importa. Su elección es no tener elección, ser anónimo para el mundo, ser extranjero, ser de otra parte, de donde no vienen los demás, de dónde no se es. Y saber y poder  no distinguir o actuar más allá de lo que necesita para cubrir sus necesidades básicas, para seguir un camino, para distinguir que parece ser alguien amable con él o que lo ama, pero no es una elección suya, es de otro, solo lo aceptará, solo dejará que el camino siga, tiene que hacerlo a fin de cuentas, nada parece parase y sigue un camino como pudo seguir otro, pero en este está. en este camino a la nada,


La nada, la nada como elección: nada que llorar, nada que regir, nada que amar, nada que reprochar, nada que sospechar, nada que penar, nada que pensar; acaso solo elecciones primarias, gestos instintivos, sonrisas o risas, nada más; solo gestos para el mundo, un  mundo que tampoco quiere saber de él, están en la misma distancia uno del otro. Se filtran, se intercambian, sonidos, murmullos,  recuerdos, pero entre la vida y Meursault, entre el mundo y  Meursault, entre lo que sucede y Meursault, no pasa más allá de lo que sucede a cualquier ser humano: nace, crece,  trabaja, tiene un amante, se puede casar, se muere familia, conoce amigos y enemigos, y el destino puede llevarte para la esquina del que ha perdido el combate o alzar el brazo,; a fin de cuentas, Camus, solo dice que aún bajo la falta de elecciones, aún en el final siniestro que puede esperar a Meursault, o el final que pudo ser otro, entre un tipo que no elige, que deja que la ola del destino le lleve con su poca participación, con el escaso actuar de sus instintos y necesidades, de sus elecciones o partidos, de sus miradas o sus negaciones, aún en ese caso, a un tipo que no quiere nada a un tipo que no espera nada, que parece hacer nada, aún a ese tipo dice Camus, que al tipo contrarío: al tipo que espera todo del mundo, y hace todo para ser el que rige su vida y de lo que le rodea, de lo que le mueve , y que elige amigos, sitios , viajes, piso, estado y saber, aún a este tipo puede acabar igual. Los dos horizontes lejanos e indefinidos, para los dos, es el mismo, o puede serlo. 

Supongo que, al final, la no elección es también una elección. Dejar que el mundo pase te atropella igual estés parado o en movimiento.

viernes, abril 03, 2020

Todas las mañanas del mundo, de Pascal Quignard






Todas las mañanas del mundo, de Pascal Quignard


Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno” Todos los caminos terminan alguna mañana;  todos los mundos son lugares sin retorno, el mundo de mi vida o de la tuya, los mundos que creamos y recreamos solo tienen camino de ida. Las mañanas que creemos eternas llegan desde la oscuridad y acaban cegadas por la luz deslumbrante, en lo más alto, del sol, que no deja mirar más arriba; así que vienen de la nada y no dejan ir más allá.
 Todas las mañanas nacen en mi vida con el sonido de siete campanas en las torres que me rodean:  en mis recuerdos más amables, son las campanas, campanillas, cencerros, de ovejas y vacas que rompían las mañanas en el campo, temprano, siempre; en mi recuerdo, junto con el rocío, tanto que creo, aun recordar, los sonidos quedos de sus pasos en la hierba, el olor de la hierba mojada es música para mí; el heno, los pastos, los pequeños tréboles, si los miro, me traen cadencias de campanas o cencerros y pasos como caricias. La niebla, cuando llega, me trae sonidos de huidas, la gente huye en la niebla, por ello me trae recuerdos de carreras o pasos apresurados de zorros o de personas, de susurros rasgados de serpientes que huyen de miedo o de vértigo. Las cadenas que cortan el camino de los coches a los caseríos llevan sonido a paz, a seguro de hogar. En la ciudad los sonidos ya no son recuerdos, son recurrentes,  se quedan y se renuevan cada día. Sin embargo, hay algunos como los sonidos de las noches que son rumores cantarines de pasos en la oscuridad, taconeos a la nada; o el paso de los coches en la calle mojada, anunciando, pomposos como tubas,  días de brisa y frío. Las mañanas son de los pájaros, son música de trinos de pájaros que rompen el silencio, o en primavera los primeros gritos de las golondrinas rasgando la calma que luego arrasarán los camiones de pan o de ropa. El mediodía, todo el día, es un ruido intenso de prisa, de zapatos rotos, y gritos, y de ambulancias y sirenas remozadas para asustar a ancianos y niños sin prisa. El silencio es el ruido más querido y el más odiado, es el sitio donde nace el pensamiento, la reflexión de la vida y la muerte.

Quignard utiliza personajes reales para inventar, o proponer, una vida, unas vidas, que pudieron serlo o acercarse a serlo… o no: el señor de Saint-Colombe queda viudo con dos hijas, queda amarrado a su viola y sus recuerdos, y se aferra a ellos; para él la música es síntoma de vida, será su recurso para vivir, su modo de existir, su exhalación en el espejo. La música no es su vida, la vida es su música. Sus hijas, Madeleine y Toinette, aprenderán de él que los días pasan con la música y, sobre todo, por la música, su niñez y juventud es un aprendizaje, a veces extremo de la viola. La viola es principio y fin de la educación y del ser. La llegada de Marin Marais como discípulo moverá la vida de la casa, y del amor y el sexo de las dos hermanas. Esto es en pocas palabras de lo que va la novela, de ahí salen senderos que no van a ningún lado y caminos largos que enseñan nuevas plazas y acumularan nuevas situaciones. Pero la novela no es eso, al menos no es solo eso: Quignard habla de otra cosa, habla de la música; Saint-Colombe es la música, vive para ella, inventa para ella, recoge y comprime el campo en sus escalas, discurre nuevas vidas para ella. Y la música le responde, desde ella llega el mundo mirado desde otro punto de vista, llega vida más allá de la vida, llega, con sus pasos, con su aires, con su tonos, a recrear a su esposa muerta, pero también hace nacer de todos los lugares los impulso que hacen de los sonidos de la viola,  como pudieran serlo del piano o del violín o de la guitarra, hace, pues, que los sonidos de la viola no se recreen, no nazcan para el hombre , sino que nazcan para ser música, simple y llanamente, el placer de la música, para ser ella solo, de ser ella misma, o de ser del que lo toca;  que nazcan, los sonidos de las cuerdas vibrando,  y mueran en ese instante o lo hagan  con el autor de las obras- Porque ella, la música,  nace, surge de las cuerdas del instrumento, de la mente apasionada del creador, del dios de pequeña esfera,  no para ganar dinero, no para ser alabada, no para bailar, nace por el hecho de serlo, por ser bella o por ser fea o por reflejar algo,y con ella vivir, sobrevivir y morir como lo hace ella inquieta, moviendo, apenas, el aire: sin más necesidad por el mundo.
La música es vida y nace de la vida; así,  la viola reflejará en las manos de Saint-Colombe, recreará,  los pasos del saltamontes, o los golpes del  herrero, los gritos de las golondrinas, saltaran por las rompientes, o caerán desde los árboles hasta estrellarse en el suelo. La música es pasión, es pura pasión, que se vive para y por ella, sino no es música;   sonará como música, pero será otra cosa, será canción de amores perdidos que no se han perdido, o serán canciones de ordenador, o serán campanas rotas por el rayo que  suenan a hueco o será murmullo de gente en iglesia por cerrar, pero no será música, no será razón de vivir, y la música es lo que es porque es una razón de vivir, es una razón, también, de morir.

La pasión puede ser obscena o pude ser lo más hermoso del mundo;  el amor , algún tipo de amor, es parte de todo lo que puede remover y tocar las cuerdas de la viola, igual solas, puede ser la que creen callos en la punta de los dedos que toca las cuerdas; la pasión convierte un instante en el momento más bello del mundo;  la falta de ella, aunque quizá sea lo más cómodo, lo que apetece ver a la gente, ver personas sin altos ni bajos, es lo que hace un ejemplo de hermosura técnica en un alarde de vacuidad.

miércoles, abril 01, 2020

Vamos a contar canciones, de José María Conget







Vamos a contar canciones, de José María Conget



La música como telaraña pegajosa de recuerdos, que pueden pegarse  a la piel, a la cara, a los ojos y picarte y sentir deseos de huir; la música como lluvia que va empapando y va haciéndote suyo, va apagando tu cuerpo y haciendo que seas parte de ella como tus pasos en el chapoteo de los charcos, seas frio o calor, seas refresco, o estés triste; la música como recipiente, como habitación que te encierra y te deja rellena de notas y de sonidos, que no son apenas más que retazos de recuerdos, sean de hace un instante, sean de siempre, tan impalpables como inolvidables, tan oscuros como las noches que no has perdido debido a ella, o los días que refrescan con el sonido de la música. ¿Pero es la música o es el pasado? ¿Es la vida que da al sonido vida, o es el sonido el que da vida? Pasear junto a un río, una rompiente, recoge sonidos que me llevarán a cosas tan perdidas que pensé que nunca existieron y, de repente, están ahí, tan salvadas, tan naturales como el árbol que arrastra esta corriente; pero paseando junto a una fábrica perdida, es el silencio, el absoluto silencio el que rememora la vida, los golpes de la prensa, de la vida sucia, del olor a hierro y madera rota; el silencio, el sonido, no son nada si junto a una mesa vacía, una barra olvidada, un paseo vacío, un atardecer luminoso, se te viene a la cabeza los sonidos acaso de música , acaso de una voz ya casi olvidada, incluso el sonido de los pasos de … de cualquiera que pretendiste querer.

Conget atrapa sus recuerdos y los convierte en música, las cosas se mueven por empujones, todos tenemos necesidad de no dejar solo a la persona que fuiste antes, no dejar que se quede en la oscuridad olvidable de los sueños nocturnos, todos necesitamos comprender de dónde somos, cómo venimos, y los caminos que seguimos. En esos caminos, fuesen pequeños y estrechos pasadizos o anchas avenidas, sean acompañados o solitarios, siempre, en esos caminos, nos acompañan sonidos y músicas. Y ligas los sonidos de la radio con la merienda que tomabas de pequeño, y la merienda te lleva a tus abuelos, y tus abuelos al ruído del chapoteo en la bolsa de agua caliente al ponerla en la sábana fría de aquella época infantil. Y las voces que cantaste son voces que te acompañaron cuando te dabas ánimos en tu caminar por la calle solitaria, o te recuerdan las canciones en grupo o en el coro, o en la abarrotas, entonces, misas de mentira y clavo, te acompañan con su olor a incienso y vela quemada, relicario y cura batiente. Las canciones que cantabas en cenas y en compañía de amores y saltimbanquis, todo es recuerdo, todo es pasión o tristeza.
Conget, acompaña toda su vida de música, todo es música, todo hay que pese como una nota, y golpee como esa fina lluvia que te cubría y no hallabas la forma de separarte de ella, de radios, tocadiscos, sabores de tabaco, o de besos. El amor siempre suele ir ligado a música o ruidos que comparten, un paso que arrastra el pie, una canción que deja acariciar, un coche que arranca y se va…Un autobús que acompaña o un violín que acerca. Todos tenemos lugares donde refugiarnos al refugio de nuestros oídos y nuestras mentes, y nuestros escalofríos y nuestros intentos, imposibles, de olvido.
Conget crea un mundo en el que pasea sus recuerdos, los recibe y los sienta tras la máquina de escribir, los ata a la silla y los hace escribir, o los invita a beber mientras les hace contarle lo que fueron, o simplemente se sienta y mira y deja que ellos le hablen y hablen para ser como entonces.

martes, marzo 31, 2020

Tiziano: Ninfa y Pastor, de John Berger y Katya Berger




Tiziano: Ninfa y Pastor, de John Berger y Katya Berger

El trabajo en el arte de los hombres debe conocerse desde dos puntos de vista; desde el que lo hace y del que lo ve, del que lo construye y del que lo disfruta, del que lo describe y del que lo piensa, del que lo imagina y del que lo toca, del que lo sueña y del que se despierta con él.
La suciedad: lo manual, lo sensible, lo terrenal, la vida, se acumula en los sueños de los creadores, en el arte, en el artista, en la artimaña, en el palimpsesto, en el trampantojo, en  la vigilia de   los creadores, en  el  artefacto, en el artesonado del cielo y la catedral, en la arteria vital que une el arte con la realidad ;  pero no se acumulará en el sueño de los dueños,; porque unos  acarician el arte, lo artístico,  y otros lo golpean;  crear es golpear mirarlo es acariciar con los ojos, con la mano, con el pensamiento, crear es golpear con la fantasía, con el pensamiento , pensar, pensarlo, de nuevo una y mil veces. Las cosas se crean dos veces cuando se inventan y cuando se reinventan cada vez que alguien lo mira, y esas dos veces se multiplican por las veces que el arte es mirado, leído, acariciado, tentado, sentido, amado o soñado en cualquier noche de pesadillas de duelo.

John Berger y su hija, Katya, hablan a través de un intercambio de cartas, sobre la vida y el arte:  la vida en Atenas, allá donde vive ella, y el arte, que es el impulso vital de ambos, en el que recrean esa vida que antes describen y su mundo, rodeado de creación y sueños. Tiziano será la  clave del arco que soportará la reflexión sobre el arte, sobre la pintura y la vida, será la dovela que soportará el dique de sus pensamientos. La pintura de Tiziano como expresión de simultaneidad entre creación y vida, como nacimiento de lo artístico dentro de lo humano, y de lo humano dentro del arte, la vida conseguida por los pinceles, por las pinturas, el aceite,  por los movimientos leves de los dedos, pero sobre todo de la mente. La creación no es técnica, dicen ambos, la creación nace del impulso, de la relación entre los visto y lo pintado, entre el reflejo el espejo, o la matrona que sale en las pinturas o la ninfa, o la modelo que enseña los pasos por donde debe seguir el pincel y la pintura, el tono del color, la textura que da a las manos, a la caricias, a los ojos, a los pechos que serán voluptuosos ; la vida salida bien de las raíces de lo real, bien nacida en el cuadro, como podría  nacer en los ojos; sí, nacidos en los cuadros para los ojos, nacidos en los ojos para los cuadros. El mundo real, una mano, sale del cuadro y su pelo, sus uñas, su impulso de acariciar o matar, solo puede pararlo la pared invisible que separa el sueño del arte;  la vida solo refleja, impresiona si es real, lo real nace del amor y del impulso del creador, el dios que está detrás de Dios, el Dios que está detrás del dios.  El Tiziano que dominará el mundo, que nacerá para ser el creador, el nuevo creador que desde la costilla de las paletas, de la carne por la carne, creador desde las pinturas para y desde  la carne; pinturas que  rezuman sueño y vida  que rezuman sangre y potencia;  potencia de poder existir. Existir para nacer en los ojos, en los sueños, la cara, en los ojos; y muerto después de nacer, nacido tras la muerte, el sueño de los hombres el sueño solo cumplido por los dioses, cumplido por Tiziano. Lo pintado, el arte, solo está vivo si nace del impulso de crear más allá de  reflejar, impersonalmente o maravillosamente una figura o un paisaje o una vida o una muerte, no, el arte es arte si nace desde el impulso vital de crear, desde la obsesión, desde la explicación de lo reflejado, desde la explicación del sentido de lo hecho; no hay más, el arte es arte si hay vida en él.

Katya habla de Atenas, habla de una vida nacida para ser enseñada, la gente se mueve porque se conoce;  las olas, como los vencejos, se mueven bajo el impulso de la naturaleza, los hombres, Atenas o los pintores comoTiziano se mueven bajo el impulso de lo vivido, de la naturaleza, viven porque le da vida lo que le rodea.


Los sueños expiran cuando se enciende la luz, cuando nace el día, solo los que saben de la vida, la verdadera vida, son los que se mueven en el día como en la noche, creando cosas que son reales más allá de sus movimientos internos, más allá de los giros dela sangre, del bombeo de los corazones, más allá de lo que pensamos sobre la vida, que  solo es lo que surge tras las cadenas que nos atan al suelo. La lucha es la vida porque es la verdad, y siempre estará tras las puertas que abrimos cada día, la oscuridad detrás de ella solo se ilumina, si alguien, o tú, has creído que eso es real, has creado vida tras esa puerta, tras todas las puertas que tengas en tu vida.
Tiziano será, en sus palabras- en las de Katya y John- el pintor, el hombre, el dios, que acariciará los mundos con sus manos que traspasan marcos y habitaciones, será el pastor que lleva a los que lo miran hacia su propio mundo, en el que la vida será feliz o infeliz, será terrible o no lo será, estará viva o no, según su mano, su decisión, su voluntad de crear, de crear pintura y de crear vida, lo decida.

CUNA DE GATO DE KURT VONNEGUT





CUNA DE GATO DE KURT VONNEGUT

Siempre he pensado que el pensamiento crítico debe existir, un planteamiento vital sano no debe alejarse de tener una mirada crítica para lo que le rodea, un acento en las cosas despreciables, un dedo acusador que olvide la nariz y señale donde hay algo injusto, un desprecio para lo que no está en los valores que un ser humano debe tener en su concepto vital. Conceptos despreciables como: nacer para matar, nacer para despreciar, nacer para discriminar, crecer para odiar, crecer para despreciar, crecer para caer en las mismas honduras de seguir cómodamente al mundo y odiar por raza, por sexo, odiar por nacimiento odiar porque sí, porque soy mejor que ellos, odiar porque así soy, odiar porque …Y... odiar por creer tener la verdad, odiar porque te han enseñado a odiar los periódicos, las religiones, me es inconcebible una religión que patrocina el odio, que soflama, que levanta la mano para señalar, que da micrófono para odiar, por creer tener la verdad absoluta y sacrificar todo por ello.
La mirada crítica debe limpiar terrenos baldíos y nevados, debe secar neveros o inundar  desiertos, no importa, solo hay que tener un concepto de lo que es justo, la vida es justa, la supervivencia es justa, el amor es justo, la mirada limpia es justa, la mentira no es justa, mentir para ganar, el hambre no es justa, la guerra no es justa, el deprecio porque eres distinto tampoco. Enseñar a odiar o a temer porque eres distinto no es justo, es despreciable, el "cada día soy mas racista" que se dice en la calle es  estúpido, tú no puedes odiar a todo un pueblo, a mil pueblos, a 100 mil personas, no las conoces, ...es estúpido.. La mirada crítica de Vonnegut siempre es de defensa del más débil, la mirada del que quiere cambiar el mundo, pero no para que sea el mundo de ellos, de los fuertes de los que tiene más armas, de lo que tiene más periódicos o televisiones, de los que aman ser ellos solos. Se parece, Vonnegut, en la lejanía a la sincera inteligencia premonitoria de Twain. Vonnegut no tiene medidas tintas, no tiene acasos o peros, no mira si vienen los coches por la derecha o la izquierda, su fiera mirada no soporta ventanas ni muros, no va a pararla valores patrios o  políticas correctas que no existían pero que a Kurt le hubieran venido al pelo para machacarlas, políticas que en aparente soberbia liberal , son una trampa de mercaderes, de los de siempre para domesticar ideas, para domar idea, a fin de  cuentas eso políticamente correcto no deja de ser lo efecto de las enseñanzas que han dado, que han provocado desde televisiones,  desde prensas, desde los púlpitos o desde las escuelas, destino de pedagogos domesticados, de telefilmes para mentes para desmotar, triunfos dirigidos, princesas de Disney con el zapato de oro roto, o príncipes de Hollywood con la nariz quemada por la cocaína, nos hablan, nos muestran el camino para el buen vivir, el sueño americano no es no morir de hambre en las calles como harán muchos, sino que esos sintecho quieren ser ricos, muy ricos, sueño americano para regalar. Sueños para olvidar. Hollywood define el amor y Disney nos enseña el valror del capital, o viceversa.
Los niños afroamericanos no deben ser como yo, decía Kareen Abdul Jabbar, no deben querer ser deportistas o cantantes, solo llegaran dos o tres de cien mil, deben ser abogados, médicos, políticos que cambien que otros chicos quieran ser solo deportistas o cantantes que ganen millones de la nada, nadie regala nada, nadie.
Kurt Vonengutt, habla de la trampa del mundo, de la trampa de los pobres inocentes, de los científicos que quieren mejorar el mundo, simples piezas de un monstruo que arrolla todo, arrolla porque así ha sido siempre, y así será, y es de dementes pensar en otra cosa, pensar que n fluido para secar terrenos pantanosos, para mejora la vida de gente pobre en el mundo, no se convierta en un fluido para que los desembarcos de loa marines sean más fáciles. Hasta los más inteligente: científicos, ingenieros, profesores, catedráticos, filósofos... Nobles defensores de ideas que van acabando siempre en el arroyo de las ideas de todos, de lo que todos creen, y las rosas acaban al lado del caballo, el caballo al lado del patrón, y el patrón acaba llevando al caballo y a la flor al matadero y a la floristería, es el destino. Y así nunca será cierto, nunca lo ha sido, ni lo será:  una rosa es una rosa es una rosa.




Y el mundo gira, y la vida seguirá igual a fin de cuentas nada cambia, nada cambiará porque esa mariposa que aletea en algún lugar y provoca un huracán en algún otro lado, siempre, es curioso, aletea cuando se lo mandan. Será cosa de la pedagogía o ¿acaso es que la pedagogía estaba preparada para esto…? 

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...