miércoles, junio 13, 2018

SEÑORES Y SIRVIENTES de PIERRE MICHON



 

















SEÑORES Y SIRVIENTES de PIERRE MICHON
“vie de joseph roulin (1988)”, “Maitres et serviteurs (1990)”” Le roi du bois (1996¨”
Anagrama 199Pág
Trad. María Teresa Gallego Urrutia.


Se puede ser el que está bajo el foco, la estrella, el héroe, el dueño de todo, el famoso; se puede dominar la vida o la historia iluminado por la luz del proscenio o por los focos desde el cielo; se puede ser el que es citado en los libros de historia o de arte o de música, incluso ser pie de página siempre; podríamos admirar su nacimiento, sus actos, su vida, sus casa, sus obscenidades , incluso su muerte; podríamos querer ser ellos y tener su don o su suerte; pero siempre, hay otro, una imagen al margen de ellos, de esos;  que no está debajo del foco, ni pisa el proscenio, ni se hablará nunca de él en ningún lado, bajo ninguna excusa; no lo admiraremos ni amaremos; quizá sea el que sujete el foco que ilumina a nuestros héroes; podrá ser, quizá, el que mira desde la penumbra. Él será el que los conoce, los soporta, los cuida o los revive; él conoce el lado que no conocemos de ellos, el de sus bajezas o pobrezas, o, simplemente, la dureza de su trabajo, o el desprecio por el mundo o desde el mundo; él sabrá que su muerte no fue admirable, y que sus pasos nunca son quedos por la noche, ni alegres sus borracheras, no nos contará sobre las noches en vela o los trabajos de sol a sol para ser algo que no nos creemos. Este es el trabajo de Pierre Michon, saber e de esto últimos, de las líneas paralelas de la vida de cinco pintores: Goya, Watteau, Van Gogh, Piero della Francesca y Claudio de Lorena, - quizá mejor decir que Michon se  aventura a crear una recreación   real o irreal de sus vidas-.



Sí, es así. Desde un lado de la escena, desde el lado del que mira el cuadro, Michon nos habla de una hipótesis, a veces; o una recreación, otras; una posibilidad manifiesta o un hecho que nunca pasó en la vida de aquellos pintores. Michon recoge hechos reales del pintor, acaso anécdotas, acaso pequeños detalles y los recrea como un punto de partida para desarrollar un cuento, -o casi un poema-, desde un centro, desde una idea, y lo hace como se haría una sinfonía que empezaría en una escala concreta que luego se desarrollaría en diferentes modos y se repetiría en diferentes tonos. De esa forma Michon parte de un hecho mínimo: de la cara de un cartero que pinta van Gogh; de las miradas de la gente, compasivas o de desprecio, que se posan en un Goya que busca reconocimiento y trabajo en la corte; el de un cura que acepta ser pintado por Watteau, o la pobreza de un antiguo discípulo de Della Francesca; o la mirada de un joven pastor que conoce, o donde se reconoce, a Claudio de Lorena. Todos los textos crean un estado de impaciencia por cruzar el camino entre el texto leído y la necesidad de ver imágenes, fotos, de los cuadros –existentes o no- de quienes habla; crean la necesidad de comparar historias ciertas con la fascinación de lo ficticio, de poder reconocer el juego de la creación, de la tormenta de palabras que empapa dentro de un texto que alude a momentos concretos -a situaciones que pasaron-.Como la muerte de Watteau de tuberculosis es recreada por un texto poético casi teatral, donde la belleza de la imagen del paisaje que lo rodea-en este caso literario que no pictórico- contrasta con la decadencia mortal de sus gestos y su aliento. O como Van Gogh se recrea entre amigos, entre sus compañeros lejanos de los libros de biográficos, pero sí que miran  al pintor a la cara, miran, y ven, a sus pasos difíciles por la vida. o como Michon elige crear una especie de pequeño cuadro, otra vez literario, que recrea los suburbios de la vida de Della Francesca, los caminos que lo llevan por detrás de su vida, su casa, para mostrar a su discípulo Lorentino, recorrer la vida que el maestro no previó para él ni para su mujer Diosa. O como hace con el dibujo metafórico de la vida de Claudio de Lorena, donde  recrea su mundo desde fuera, solo aparece su cara como en primer plano, pegada a las hojas, como como en una cámara que mira a los ojos, -Michon consigue acerca la vida de los pintores, con apenas un retazo, con un dibujo, con una decisión literaria un recuerdo a Diosa , la mujer de Lorentino , discípulo de Della Francesca, sirve para dibujarse a él mismo y a Lorentino..solo  una pregunta, un exceso literario poco usado…-. Y Goya… la recreación del mundo de Goya, casi emparentado a sus figuras grotescas, con su figura casi de figurante de sus cuadros más que su protagonista, un hombre que quiere ascender como sea, y que se pega a los hombres con poder, se casa con sus hija, se posa en sus sillones, se sienta con sus prostitutas, y llega a donde quiere, sino fuera por la vida que le tocó. 



La recreación de sus imágenes, pasa por sus écfrasis que describen y recrean cuadros hasta la interpretación minúscula, hasta el recorrido por sus pinceladas, pero también pasa por crear la opción de saber la razón de la pintura, la recreación, o mejor la interpretación de la necesidad de pintar, de la razón última de todos estos pintores por buscar la pincelada, la expresión, el color, la luz: Saber de sus derrotas y sus vicios a través de sus pinturas, saber que no son los santos ni los demonios, al menos en estos relatos cortos, estos pedazos  de lienzos pegados en los papeles, Esta exposición de un cuadros y muchas vías en letras y papel  casi amarillo. La poesía de sus textos, la impronta poética que exudan sus páginas recrea la belleza de las imágenes que no aparecen: una pincela da una metáfora, un color un verbo, una luz    una comparación, una imagen, sí es una imagen... casi onírica










martes, junio 12, 2018

VIDA HOGAREÑA de MARILYNNE ROBINSON






















                VIDA HOGAREÑA de MARILYNNE ROBINSON
Housekeeping      1980
Galaxia Gutenberg,   217 Páginas
trad.: Vicente Campos González

Un sitio alejado en el tiempo y en el espacio, un sitio casi imposible, casi un cielo de horas muertas, o un infierno de vidas insensatamente felices;  y algunas veces lugar para siervos,; algunas veces triste, algunas veces un lugar  muerto;  algunas veces vive de los muertos que parecen salir del fondo del lago; algunas veces, sus gentes,  lloran por los vivos, algunas veces ríen, alegres, soñando,  en sus ideas de huir; otras veces nacen para morir, otras veces ya han muerto. Esta es la ciudad donde se inundan las calles y las casas flotan entre árboles y hierbas muertas, donde el tren es lo que conecta al mundo  más allá de su puente, el que cruza dos veces al día, no hay nada, como una Finisterrae que nadie observa, que todos temen, pero que todos desean ver , desean traspasar, ¡Ay! pero nadie  parece querer pasar por esa vía, solo aquellos que murieron en aquel accidente, cuando descarriló el tren entre nubes  de agua y cieno, y allí se quedaron aquellos cuerpos, aquellas almas, prendidas al lago, al fondo del lago, impresas sus caras en las olas o en el dibujo que hace la brisa en las hierbas de las orillas, o entre los muros de las casas derruidas de las islas, pronto nacerán entre cielos que nadie verá, allí murió el abuelo de Ruth y Lucille. Esta ciudad, este sitio,  es Fingerbone. Lugar donde viven ellas, Lucille y Ruth, y es su hogar ¿Su hogar?

¿Hace la ciudad, hacen las casas, las habitaciones, las camas, los recuerdos, los regalos perdidos, hacen los recuerdos un hogar? ¿La vida te hace aferrarte a lo conocido para no arriesgarte, para que nada cambie, para que nada sea diferente a la vida de tus padres, de tus abuelos? Cambiar, vivir, ¿Vivir para cambiar? ¿Cambiar para vivir?
Dos niñas, Ruth y Lucille, son dejadas en casa de su abuela, allí serán cuidadas por ella  y luego por Sylvie, su tía, en un casa alejada de la ciudad, tan alejada como su manera, -la de ellas, la de su abuela, la de Sylvie-,  de ver las cosa, tan lejos del mundo como del pueblo, tan cerca del lago, tan cerca de ser otra cosa de lo que todo el  mundo quería que fueran; están tan lejos de ese mundo, sí, que no parecían pertenecer al mismo cielo ni al mismo  infierno: pero los caminos que toman las personas no siempre coinciden con lo que esperan que fuera,-si lo piensas, tú mismo, ni siquiera tu vida es la que esperabas, nunca reconocemos los lugares que estamos pasando, ni lo haremos cuando pasemos los que nos trae el futuro-. Así la vida de Ruth, de Lucille, de toda su familia, cambia como cambian los días, y, como nunca puedes prever lo que va ocurrir, los caminos que pensaron hacer cada una no tienen por qué coincidir con lo que les pasará, con lo que buscarán o los impongan, las ideas, las familias, laos amigos, las vicisitudes, lo impuesto en la escuela, en la religión, en la impronta del ADN. ¿Somos lo que queremos ser, o lo que quieren otros que seamos, sean quienes sean esos otros? Ser diferente, ¡bendita ambición para algunos!, ¡extraña mal crianza para otros!, decido ir al abismo y me salvan los días, me salvan los dueños de mis días, pero salvarte lo has hecho tú al decidir ser siervo de esos dueños, aún no queriendo.
Ruth nos cuenta que ella y Lucille, ven  que Sylvie, y su   madre y  la abuela, incluso el abuelo muerto, todos influyen en sus vidas, por eso, nos describe,  ellas viven lejos, en otra esfera, en otro universo de pasos y pensamientos, incluso en otro ritmo de del sol y la luna; juntas, tan diferentes corporalmente, como lo serán mentalmente. Nos cuenta que el amor no puede con todo, no puede con derrotas, ni con miradas, no puede con un pueblo que suspira por vivir entre recuerdos y ganas de huir, suspira por sostener  el precario equilibrio que es vivir en la nada y de  la nada, esperando que por las esquinas de las ventanas nadie te vea ser diferente, nadie vea que quieres huir o quieres ser amante o amada, ¿Quieren ser Ruth y Lucille llevadas al rebaño? ¿Son rebaño entre llanuras o serán, preferirán ser, individuas, únicas, ser flores raras en acantilados o despeñaderos?

 Sylvie hace de palanca, o, mejor, hace de contrapeso de la vida servida y la vida libre, hace que las cosas sean oscuras a la noche y plácidas durante el día, pisa por donde no pisa nadie, y no ve que la miran, o mira que la ven, es libre en sus zapatos y en su futuro. Solo los que nadie siente son los que la ven, o piensa ella que la ven, o …

Marylinne Robinson hace, y no suelo ser muy ducho en esto de los elogios, una hermosa novela, en ella acumula la belleza de sus textos, con la cuidada mirada a los gestos de la naturaleza y al devenir de esas mujeres , una mirada que detalla lo que necesitas saber sobre la vida de ellas.  Diría yo que es una manual de mirar la vida que no puede ni debe encajar en esas rutinas de lecturas rápidas y cortantes; porque esta es una lectura de fuego lento, suave, con un paso quedo de las hojas para que no se asuste el clima creado. Un clima, una creación, casi un libro sagrado, o, ¿Por qué no? Un libro sobre lo profano y lo sagrado, sobre la muerte y las almas que migran o se quedan, pero también sobre los cuerpos, las ideas que cambia; lo profano que resucita entre diarios y fuegos que quiere ser accidente:  lo accidental en la vida, la sorpresa, el cambio, el no quedarse entre flores y buscar tréboles en las campas, para ser, como dijo Atahualpa, pájaro corsario. O, por el contrario, ser lo divino que quiere permanecer en la tierra para ser eterno, sujeto por las raíces de los zapatos y las telas, sujeto por los muertos y sus estelas de tumbas. Marylline Robinson habla de vida y de religión entre flores, y de muerte y de amor entre aguas, habla de quedarse y huir, habla de nada y de todo, habla, sí, de mí.






lunes, mayo 14, 2018

PROVOCACIÓN de STANISLAW LEM





















PROVOCACIÓN de STANISLAW LEM
Provokationen 1982
Funambulista 155 pag
Trad. Joanna Bardzinska y Kasia Dubla


Debajo de la metaliteraura, debajo de autores falsos que hablan de libros falsos que hablan de historias verdaderas, debajo de reseñas de libros inventados se encuentra un autor que maneja texto e ideas para contar una historia o sus pensamientos o su modo de describir el mundo. El subterfugio literario no puede ni quiere ocultar la palabras dichas, el texto sagrado de la propia idea, que no quiere volver a contar sobre cosas o formas que nacen -y morirán- de la nada. Hay momentos en el que la ficción es un caso perdido y la realidad se afana en descubrir las vergüenzas  que algunos no quieren contar. Me gusta la fiereza en la defensa de las ideas, cuando estas son justas, y son justas porque así lo ha establecido la Historia y el discurrir del mundo; y son justas por encima de intereses vagos de ocultar cosas o de suavizarlas o de esa estúpida manera actual de proteger al mundo de imágenes crudas y duras como, por ejemplo, de todo el Holocausto. Oí , ayer, una horripilante frase de un presentador de documentales inglés, en el que elogiaba al jefe del comando de construcción del Nido del Águila nazi, lo llamó genio por su escrupulosidad y puntillismo en la construcción. No citaba, el tipo, a los esclavos que la construyeron, no citaba el tipo a los muertos, no citaba el tipo que el jefe se suicidó antes de ser condenado en Nuremberg por sus culpas. Elogiaba la escrupulosidad de la construcción, la repetición hasta llegar a su perfección;  semejante persona relata historias en documentales que aspiran a mostrar algo de aquello, pero nos ahorran, cuanto pueden, las imágenes del horror, ¿Por qué mostrarlos?¿Por qué´enseñar lo terrible? La respuesta es tan evidente que hasta ese tipo debería saberla. Simplemente por una palabra, por respeto, y añadiría por pedagogía.
Lem, no es un tipo cualquiera, eso sí, es un escritor de esos que desdeñan los grandes críticos como escritor de ciencia ficción, no saben esos críticos que sus obras desbordan inteligencia; son socarronas y son fieras, diestras y afiladas, son graciosas y cueles, son sonoras como un despertador de campanas viejas; y critica la mentira , pero también es un creador de las más fantasiosas mentiras sobre un mundo que muere: Lem no es el tipo que elogia a un nazi por su habilidad en reconstruir un edificio hasta que esté a su gusto, no es tan fatuo ni tan banal ni tan necio, no. Lem escribe este libro sobre una reseña de un libro sobre el holocausto y Alemania, habla sobre la muerte y los nazis, sobre los judíos y la culpa europea, sobre la barbarie y el perdón, el no perdón. 

Horst Aspernicus, es un historiador alemán que cuenta sus ideas y sus reflexiones sobre lo que sucedió en su país en, durante y con el Holocausto. Su análisis no deja escapar a nadie, no deja un camino de salida ni al perdón ni a la excusa. Doblega el espíritu nazi para dejar caer de sus bolsillo, con Alemania puesta boca abajo, la podrida inmundicia que pobló el país, las ciudades y las casas. Cierras las puertas para encerrar a los culpables y los mira a la cara, y les enseña que su nación perfecta de arios era el ejercicio necio de un führer enfervorecido a los que una aristocracia aplaudió y un conjunto de arribistas y acomplejados apoyó para auparse en el poder al precio que fuera; les dice que fue un genocidio labrado a fuerza de mentiras y falsas ideas sobre los judíos, y sobre el que no pensaba como ellos; habla de voces llegadas del pasado y de la mentira como excusa para la muerte; habla de lo que fue la orgía de sangre de unos dirigentes que descubrieron a los judíos como excusa para limpiarse y buscar un chivo expiatorio, no ya religioso -los judíos que mataron a Cristo-, no ya con la culpabilidad hacia el rico que no lo era, no ya para ganar dinero...era solo crueldad, solo distancia, solo sadismo, solo fantasiosas y sangrientas ideas de poder, religión y muerte. Pueblo y organización y estado que organizó una industria de la muerte, y en el que la imposibilidad de la medida, la muerte de millones, dejó su mente en la excusa de lo incalculable de lo indecible, de lo inconmensurable de lo hecho, y con ello en la protección del deber al superior, de la culpa del superior, nadie sabia nada, nadie fue culpable, porque nadie soportaba el peso de la muerte en los hombros, solo los cadáveres y los ahorcados en Nuremberg. Y Aspernicus -Lem- acusa, no perdona a nadie, no conoce límites su mirada furiosa; así desnuda al filósofo Heidegger, al que ataca sin piedad, proclama que a pesar de que se separó de la militancia nazi,- él no le acusa de nazi-, sino que dice que si un filósofo no ha creído que debía criticar o citar o nombrar o socavar , los crímenes nazis, que si los ha tomado como algo no primordial en su pensamiento y siquiera anotación, quizá porque pudo haber pensado que un filósofo, él, no se centra en delitos comunes; si no vio que era una actuación supracriminal, si no vio que esto era execrable, entonces , dice Aspernicus - Lem- , que era o un embustero o un ciego o un estúpido ¿Y qué clase de filósofo es estúpido'? Y si calló por hipocresía es un cómplice. Y si un filósofo no ve la enfermedad en el mundo, la misma, la exacta, que él debería comprender y estudiar, ninguno de sus escritos, nada parido de esa mente, merece la pena...( Lo remarcable, digo yo, que muchos defienden que el pensamiento occidental actual se basa en sus ideas...)

Aspernicus -Lem-, cierra el círculo, o la soga o la mirada certera sobre los nazis queriendo dilucidar las razones de sus comportamientos, de su sadismo, del componente religioso y deslavazado de su pensamiento y actitud; busca la razón de la muerte de personas inocentes, de niños, mujeres ancianos, jóvenes, hombres adultos, de todos, de cada uno de ellos; mira la razón de aquellos comportamientos indecentes , extraños y soezmente rutinarios, que él descubre alucinados y alucinantes. Reconoce en ellos el componente absurdo de querer la muerte de Dios, destapa la ausencia de inteligencia , la crueldad por la crueldad, el falso pudor de los ojos cerrados. Nada escapa a su análisis, de lo repetido por inmoral y poco inteligente,. Y puede ser que haya otro examen, pudiera ser que sus ideas sobre lo que sucedió no sean acertadas y den en el objetivo, puede que el mundo sucio y cruel no pueda ser analizado nunca, o al menos comprendido, puede que la podredumbre tapara las cloacas y allí murieron las razones de las cosas; y solo quedara muerte y dolor, y los ojos descoloridos de los culpables sin cerebro. Pero la visión de Aspernicus Lem- destapa un mundo que hay que leer, que hay que mirar una y otra vez, por respeto a los asesinados, por coherencia, por, como he dicho, pedagogía.


Compara la muerte nazi, las ideas decapitadoras, los comportamientos sin excusa de los nazis con los movientes terroristas de los años 60, y calcula sus semejanzas, y las descubre a pesar de la distancia ideológica y vital. La muerte es la muerte desde arriba y desde abajo, desde la izquierda y la derecha. En los 60 no murieron judíos, pero murieron personas,. Cuando muere la vida, mueren inocentes, y mueren siempre,ahora están muriendo... Y de la misma forma que ataca a los grupos de izquierda terrorista, degrada al grado mínimo de la condición humana y de la inteligencia a los neo nazis. No hay perdón.


El libro consta de dos artículos, de dos estudios, es la reseña de dos libros; y puede que el segundo pareciera que no tiene nada que ver con el primero, pudiera parecer que los temas y los estudios son ajenos uno al otro, pareciera que la segunda reseña ficticia sobre un libro de J.Johson y S. Jonhson, “One human minute” en el que trata, por métodos estadísticos, descubrir lo que pasa en un minuto en el mundo, lo que hace la gente, las cosas que producen, excretan , esparcen;  la cantidad de personas que mueren y sus razones, las que se suicidan o son amadas, las que saltan o caen, las que descubre o se pierden o los latidos de los corazones, si, las que nacen , las que aman, cuántas personas están haciendo el amor, o comiendo y qué, las razones de los silbidos, o los coches que se compran en un minuto, el vida comprimida en un libro, tú en el libro, la explicación del mundo en un libro, la sociedad en un libro, el pensamiento en un papel, lo que somos en un libro, lo que no somos en unas palabras...Lo que dura el lamento de una torturada, lo que gasta el gobierno en elementos de tortura, lo que pensamos de los libros,...Todo ahora está calculado y medido, y perdemos la medida de las cosas y el deseo y el control y la posibilidad de rectificarlas. Lem relaciona los dos textos, los casa y los cose, porque él dice ...que Aquello, ahora, puede repetirse...Porque, ahora, nos da igual el mundo, y olvidamos, y la perspectiva no es dada por otra gente que quiere pensar por nosotros, porque damos importancia a lo que otros quieren que demos, como pasa con muchos los conocimientos y la mirada hacia la vida. Porque el análisis que debería surgir de nosotros, sí, nos lo imponen y lo aceptamos, ¿Hay diferencia con...? Imponer es imponer ahora o hace 80 años...


wineruda

viernes, mayo 11, 2018

CONCIERTO BARROCO de ALEJO CARPENTIER




























CONCIERTO BARROCO de ALEJO CARPENTIER
1974
Siglo XXI ED. 92 Pág



Como la filigrana de artista necesita el oro o la plata, las volutas de la madera buscan profundidad y vuelo, o las columnas salomónicas ascienden, retorciéndose, hacia un cielo inimaginable, o como las curvas, las espirales y las quebradas líneas rompen el orden simétrico o austero de las fachadas; también el barroco aparece, puede aparecer, en las argentinas  y quebradas y retorcidas y salomónicas palabras, en lo escrito en un papel -papel también ya envejecido por el paso del tiempo en alguna biblioteca o en algún rincón debajo de alguna lámpara que iluminaba con bombillas desnudas que ya están en desuso-. Como la mirada que observa las cosas que no buscan el camino recto, yo no espero que las lineas del libro rompan todos los canales ya creados, pero sí espero que, con el tiempo,  las aguas, que pudieran cruzar como las palabras esos canales, hagan remolinos y se recreen y alegren y salten por, por ejemplo, pequeñas represas formadas con papeles y maderitas escritas  con la punta de un cuchillo romo;  también espero que el agua -las palabras- expresen cosas que no vayan a dejar indiferente a un oído que espera – a veces- que ellas, cuando salgan de las bocas o de las manos, no sean esas rotundas que solo piden, por ejemplo, silencio, sol y agua; porque nadie quiere -creo- que el mundo -las palabras, lo dicho, lo expresado, lo que me cuentan- solo valga lo que vale un trozo de papel o de metal maleable. El valor de las cosa se mide, para mí, por lo que me hace elevar de este suelo seco y oscuro en el que solo se puede ver vacío.
Carpentier hace del lenguaje un suburbio de la música, o, diría mejor, del arte. El barroco de sus palabras pinta -describe- también la escala de notas que debió salir de las violas, violines, flautas, oboes u órganos; todos se elevan desde las páginas amarillentas, y un adjetivo es un oboe y un verbo un do sostenido o un suspiro es el abrazo del órgano. Alejo utiliza las palabras para contactar con un mundo lejano; y con la sonoridad de los tiempos y los espacios conecta con el fin de las historias y con el comienzo de nuevas épocas. Las palabras, danzarinas, puede que estén bailando un minué, un danzon,  o raspando las cuerdas de un viejo violonchelo, no lo sé, hoy, solo hoy,  creo que silban una vieja armonía de música sacra. Alejo conecta con lo antiguo, pero también con lo moderno, porque no queda lugar para que la música no traspase tiempos y lugares y nos lleve del pasado al futuro.
Hay tiempo para que, el escritor, nos escriba una hipótesis real para la mentirosa ficción; porque lo real puede ser un cuento contado a la manera de los viejos relatos que antes se recitaban en las viejas aldeas, pero puede ser que ahora ya no se cuenta solo una vida detrás de otra, ahora en esos cuentos recitados a la luz de las hogueras de titanio se cuentan vidas; futuras vidas, las vidas de todos los que lo leen y lo leerán; en ellas canta la viola de gamba tocada en un concierto de jazz junto a un millón de muertos de nuevas guerras y viejos odios. Nada cambia, solo las luces y los vestidos y los botones que ya no atan vestidos, desatascan guerras.

El Amo, el señor rico de una ciudad de México, la capital por ejemplo, decide dejar un tiempo su casa para visitar la vieja Europa, desde su nuevo mundo de aquellos años del barroco, digamos que las primera décadas del XVII, se llevará sus plata y sus riquezas con él en su viaje, Y su viaje llegará a Cuba, dónde la muerte visitará a su fámulo y, donde encontrará a su nuevo criado, Filómeno, nieto de un esclavo negro liberto, afilado en el romacero antiguo y ducho en la percusión, que lo acompañará, en voz y gesto, en su viaje por la vieja y escuálida España de aquellos años, y, huyendo de ella, buscando el lujo y la alegría, lo llevará a Venecia, al carnaval de alegría , sexo y música,. Al lugar donde nacen las músicas y lo imposible, y lo irreal y la alegría y lo respirable,. Allí entre máscaras, fieltros, luces y maravillas del texto y las notas, aparecerán Vivaldi, Haendel y Scarlatti, en una orgía de música y comida y sexo, en la que El Amo y Filomeno enseñaran las músicas y las historias del nuevo mundo, de América, a la nueva Europa, disfrazada de compositores y de abrazos beodos y musicales. De aquellas historias nacerá en las manos y ojos de Vivaldi la composición de su opera Motezuma; nacerá con sus mentiras y regalos, con sus aventuras desgraciadas y sus finales felices e irreales, con su modo de ver el mundo extraño lejano, último, del viejo al nuevo mundo, donde la verdad poco importa,. Quizá pienso, es verdad, es necesario, que al final importe la belleza de las música rellena de oro y las palabras rellenas de olvidos, de bellos olvidos,.



Alejo, escribe palabras alegres, al menos aparenta una profunda alegría o quizá sea. pienso,  ironía o  rojo buen humor,  quizá sea que lo pomposo que aparenta deja entrever la carga de pensamientos que orilla los mensajes, o sea que no hay mensajes y es un juego de ideas, palabras y sonidos, y se busca, busco, algo detrás de las palabras que no hay. El lector siempre está dispuesto a que el brillo, o la falta de él, de la luna, influya en su manera de leer algo, o que las horas del día hayan abierto o cerrado el grifo de las oportunidades perdidas y el mal humor se refleje en las hojas o en los ojos, depende las horas y de la luz, pero si leo, y me escribes para que lo lea, debes estar dispuesto a que tu mirada y la mía coincida en puntos y letras que tú no suponías y que yo quiero.
He oído música en este libro , da igual que fuera triste cuando es alegre o al revés, pero aún sale música del libro cerrado y huele a ese dulce olor del libro disponible desde que alguien lo leyó allá por el siglo XVIII por primera vez.


Wineruda

martes, abril 10, 2018

PREGÚNTALE AL POLVO de JOHN FANTE






















PREGÚNTALE AL POLVO de JOHN FANTE
ask the dust 1939
Anagrama 205 Pág
Trad. Antonio-Prometeo Moya


Las ciudades, los pueblos, son como cruces de caminos, solo que no las cruzan coches o motocicletas, ni quiera carros tirados por caballos, las cruzan seres humanos; hombres y mujeres que se miran sin verse, o que se ven sin pensarse. A menudo cuando cruzo un paso de cebra y me topo con unas figuras que me golpean con los hombros absortos en el suelo o en el teléfono que asoma bajo su abrigo abierto, muchas veces pienso en qué pensaran, en que no los volveré a ver, en que son como meteoritos que cruzan, que cruzamos, cielos particulares con un tenue resplandor que se apaga rápido, sin ni siquiera explosión. Son parte de hogares perdidos en ventanas que se cierran ocultando la luz que nos permitiría verlos, vernos; nadie se comparecerá de nosotros cuando no estemos, solo las personas que un día se pararon junto a un cruce y durante un momento miraron a nuestros ojos y vieron algo más que tierra negra o hielo fundido, solo ellas sabrán de hay algo más que pasos y olor a colonia o certezas descubiertas de reojo. Pequeñas esperanzas que se sostienen en el peligroso equilibrio de alguna victoria son las que permiten luchar cada día en el tedioso paso por esos caminos no hechos para la amistad o para el amor o para conquistar algún Everest de bolsillo. Leonard Cohen me decía ayer “buenas noches, buenas noches, estrella caída” y yo sonreía rodeado por el mundo. Fante habla de estrellas caídas, de todas las astros perdidos que cayeron en la época de “la gran depresión” en Estados Unidos, algunos quieren levantarse otros dan un gran rodeo como el remolino de agua antes de caer por el desagüe. Y habla de la gran ciudad, de Los Ángeles, que devora a sus habitantes, que van cruzándose y golpeándose como en un gran juego de bolos en los que uno golpea a otro hasta caer, aquí no querrán golpearse, pero la vida, la cruda vida, va rodando directo hacia ellos hasta chocar haciendo volar sus destinos a cada lado de la pista.

Arturo Bandini, el protagonista y voz de esta novela,  escribió un cuento, “El perrito que reía” y viene a la gran ciudad a vencer al mundo, a conquistar dinero , fama, popularidad; a conquistar el derecho  de ser reconocido, viene a ganar para no ser el italiano de pueblo, el tipo sin futuro. Arturo Bandini es el tipo que no tiene con qué vivir si no son los pocos dólares que le manda su madre o los que gana con algún texto publicado. Arturo Bandini muchas veces vive de naranjas; de acuosas, jugosas y vomitivas naranjas. Artuto Bandini está solo, y busca amistad y sexo con mujeres que odia y admira, que le repelen y atraen, que las insulta y lo insultan, que desea y espanta, Arturo Bandini es virgen en el sexo y la vida, solo conoce y respeta la literatura y al editor que le editó su cuento, Cuento que nadie quiere, que a nadie interesa. Solo en la ciudad se rodea de sus pensamientos, que reparte por  esta novela contada en primera persona; con esa tentación del escritor de amar y odiar lo que hace, de ser un dios creador y un siervo de su ego, de sus ganas de gustar, de ser una estatua y ser el escultor, de nacer para morir escribiendo, de sentir que las palabras brotan pero, en un momento, se retienen en el filo del folio. Arturo Bandini ama a una camarera hispana a quien también odia, a la que necesita, es preso de sus necesidades y de su propias mentiras para justificarse, es racista porque lo es el mundo, porque lo han sido con él, se cree superior en su nimiedad, en su pobreza de victorias, en su poder partido. Arturo Bandini, si, se reinventa como persona, personaje y escritor, cada cosa que escribe sobre su vida , sobre él, sobre lo que le rodea y  afecta, lo hace  alguien diferente de lo que es; sí, en efecto,  se miente como buen escritor, y por ello se crea y se describe nuevo. La ficción de la ficción en la novela; donde el personaje escritor que se reescribe su papel para ser otro, pero termina siendo el mismo, siempre él mismo. Y sus lunas particulares que se acercan, esos personajes derrotados y por derrotar, fáciles de tumbar, no necesitan ni el viento del mar, ni necesitan que los empujes; lunas como personas que amaron y vivieron, que son como esas que cruzan junto a tí en el paso de cebra y que te golpean con el hombro y murmuran una disculpa, y los miras y están llorando, ¿Qué fue de ellas? ¿Qué les derrotó? ¿Salió un nuevo día para ellas? Para el mundo que rodea a Bandini, para su amante marcada por las vidas, o para el camarero sin fe, o para  Camilla su amor, la camarera a la que el mundo se le ha quedado corto,; para ellos , sí, los días pasan y la ciudad sigue igual, los cielos están azules, la luz entra como cada mañana por la ventanas pero ¿ Habrá alguien mirándola?

Fante habla de optimismo y del fracaso, habla de perdidas y de victorias, pequeñas o grandes, pero victorias, Habla de querer, habla de buscar lejos o cerca, pero buscar. Fante habla de él mismo buscando su lugar entre personas y los libros, de buscar su rincón en la gran ciudad en la que sentirse protegido del pasado y del futuro; habla, Fante, de amores , a veces ganados , a veces perdidos. Habla de todos esos seres que cruzan por la puerta del bar, delante tuyo y lo ves a través de la cristalera, con la cabeza gacha o con lo ojos alegres o confundidos, pero que no volverán a pasar; habla de perdedores, sí, vencidos, pero , a veces,  no vencidos, y habla, claro,  de él, sí, pero también de mucha gente que he conocido y casi los olvido.


Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...