jueves, abril 16, 2015

LA CALLE DE LAS CAMELIAS de MERÇE RODOREDA


 
















 
LA CALLE DE LAS CAMELIAS de MERÇE RODOREDA
El carrer de las Camèlies 1966
Edt. Salvat 253 Pág.



¿Acaso no se escapan los pájaros de la comida y el agua segura de su jaula para encontrar su libertad, para encontrar su camino sea el que sea? ¿Acaso esos pájaros no lograrán marcharse cuando el frió e inerte invierno se desploma sobre los árboles y campiñas, sin comida ni calor que los satisfaga? ¿Acaso eso evita su fuga, sus ganas de salir de entre barrotes de hierro y comederos de plástico, palos que no son de madera y columpios de un sólo trayecto?


Cecilia fue encontrada, allá por las primeras décadas del siglo XX, a la puerta de unos señores acomodados, era un bebe de lloros forzados y risas fáciles. Acogida por aquellos señores fue educada en el estricto conocimiento de ser niña abandonada; vivió en su mundo de ensoñaciones, olores, flores, rocíos, sentimientos encontrados, sábanas de segunda mano, cariños controlados y ganas de ver el mundo lejos de los arriates del jardín de la casa. Así, un día, partió de casa para siempre sin ser niña pero tampoco madura, con su amigo de infantiles escapadas, ya convertidas en huidas sin retorno. Vivió, con él, entre maderas amontonadas de su refugio lleno de goteras, agujeros y vientos traidores. Acabado aquello, nada mantenía a Cecilia entre los abrazos, las miradas, las palabras de una persona única; y seguía escapando de todos sus amantes: los esporádicos de las calles de Las Ramblas o, más tarde, de los pisos de mantenida por hombres casados buscando su rutina de amor lejos del matrimonio. A pesar de que su descenso fue lo más lejos al infierno, su mente se perdía entre sueños-a veces pesadillas- y realidades que variaban entre lo pasado y su mundo interior lleno de recuerdos, ganas, futuros, flores, imágenes, ensoñaciones, miedos, engaños y la búsqueda de su propia supervivencia.

Rodoreda utiliza la primera persona, para contar tanto los hechos como las reflexiones, los sueños, las sensaciones; para describir la, a veces, errática mente de Cecilia. Eso le permite, a la autora, no juzgar al personaje; ni la condena ni la absuelve, sólo la describe tal cual es, con sus errores y sus triunfos, sus caídas a los abismos y sus vueltas a la superficie. Lo usa para describir y registrar una época en una ciudad -Barcelona-, un lado de la sociedad de aquella época, un comportamiento masculino, una forma de ver el mundo, un código moral y ético, una forma de vida,; donde una mujer sin oficio ni beneficio, no educada en nada, no consolada ni defendida por nadie, es pasto para amorales o impasibles hombres de mirada dura y comportamiento angustioso.


Es sencillamente admirable la facilidad de Rodoreda para lijar con lima de grano grueso lo que parece una superficie lisa y suave, para agriar con ácido lo que las palabras de su prosa agradable, natural y delicada, parecen indicar. Sobre las lineas de frases que no parecen advertir lo que va ocurrir o está ocurriendo, estalla una situación donde la zozobra y la angustia se apodera de la acción, de los gestos o las voces. Pero nada se inmuta en su discurso: ha sucedido y lo he contado. Como si fuera una visión de un carretera polvorienta que se dirige al horizonte con baches y trayectos lisos, donde un coche recorre esa carretera a pesar de todos los obstáculos y sigue recto, para perderse allá entre la podredumbre de la neblina sucia y la belleza de las flores silvestres que invaden la ruta. El recorrido a pesar de todo será fluido y sencillo sólo acomodado al color del cielo, al ruido suave del motor, a los jirones de niebla oscura y al olor de aquellas flores, acaso camelias.



wineruda

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...