BEL CANTO de ANN PATCHETT
bel canto 2001
Edtrl. Diagonal 381 Pág.
Trdct. Pablo Álvarez
En algún país desconocido de
Sudamérica la mejor soprano del mundo, Roxanne Coss, canta en la
fiesta de cumpleaños de un poderoso industrial japonés. Con ello el
país intenta convencerlo para que construya una factoría en su
territorio. Al finalizar la actuación serán sorprendidos por un
grupo terrorista que intenta secuestrar al presidente de la nación,
pero él no estará en la casa del vicepresidente donde se celebra el
evento, así que los terroristas tomarán como rehenes a todos los
que ocupan el edificio en ese momento.
Así de simple es el planteamiento de
Ann Patchett, ello le servirá para construir la novela a su antojo.
Que también es simple: recrear un microcosmos en un espacio reducido
y con participantes elegidos. Como si fuera una pecera de cemento y
aire, aparecerán nadando entres sus paredes ricos poderosos de
muchas nacionalidades, embajadores, curas pobres, muchachos y
muchachas terroristas, políticos, la propia cantante de opera, un
traductor... Todos verán cambiar sus vidas, y su modo de verla desde
el instante que se vean encerrados dentro de aquellos muros, con el
contacto físico, personal y emocional que no pueden evitar. El amor
o la amistad serán dos consecuencias extrañas para la situación,
pero lógicas para el discurrir de los acontecimientos. Entre ellos
no necesitarán hablar para enamorarse, no tendrán que compartir
ideas políticas, ni siquiera el no querer saber que no tienen
futuro, por ello sólo les valen las horas, días o meses que se
evaporan por el techo de esa pecera. Pero no habla sólo el libro de
amores, ni mucho menos, cuenta las relaciones entre terroristas y
secuestrados o entre los propios secuestrados, ellas serán de
amistad profunda, o incluso de amor filial. El encierro supondrá
para todos, también, una reflexión sobre sus vidas en ese
instante, pero también un análisis sobre cómo ha sido su vida, el
motivo y la forma que los ha llevado allí de ese modo.
Pero olvidaría algo importante -hasta
el título de la novela- si obviara la relación con la novela de la
música, y de la ópera más en concreto. Sobre toda la narración
sobrevuela, y se posa, la voz portentosa de Roxanne Coss, la soprano,
que invade todos los espacios de la casa y de los corazones de sus
ocupantes. La ópera será un elemento aglutinador de la novela ,
sobre ella se sustentará gran parte del pegamento que une los muros
de aquella pecera y de sus ocupantes sin escapatoria, y sobre ella
se soportará gran parte de la originalidad y posible belleza de la
construcción de las frases e ideas del libro. Acaso los peces
nadarían de otra manera sin la belleza de los sonidos o,
simplemente, sin la presencia ofuscadora de Roxanne.
Ann Patchett no busca explicar nada en
este libro, no hay ideas profundas, ni siquiera escondidas, no hay,
tampoco, mensaje; simplemente cuenta una historia de amores
imposibles entre el traductor japonés, Gen, y la terrorista, Carmen,
o de ricos japoneses o rusos rendidos a los pies de Roxanne, o de
embajadores ahogados también de amor por sus esposas, de
vicepresidentes amos de su casa, de curas amantes de la música, de
terroristas niños, de pianistas locos de cariño, de generales
enfermos, de tiempo que pasa como si el último segundo sea lo más
antiguo que les ha pasado en la vida. Todo ello, y algunas cosas más,
es todo lo que compone la novela; nada queda oculto, el lector
encuentra claro para sus ojos las cosas como son, sin sutilezas ni
parafernalia literaria, sólo patetismo y humor en cantidades
diferentes, para reflejar un mundo que pudiera ser como el de
aquellos peces que boquean fuera de su elemento y que a veces son
devueltos a él y, otras veces, se quedan secos sobre las baldosas
del suelo.
wineruda
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