lunes, mayo 04, 2015

EL TIEMPO ES UN CANALLA de JENNIFER EGAN















EL TIEMPO ES UN CANALLA de JENNIFER EGAN
A visit from the goon squad 2010
Edt. Minúscula. 407 Pág.
Trdt. Carles Andreu.





Supongamos que existe un gran lago alimentado por caudalosos manantiales, con la salvedad de que dichos manantiales puedan estar intercomunicados entre ellos por intrincadas y, a veces, escondidas ramificaciones que han podido existir o que existen, o, en el colmo de la premonición, existirán. Dicho lago sería tan extenso que acaso pudiera abarcar desde Nueva York, hasta África, pasando por un sometido país de una Sudamérica virtual; en él existiría una vida compuesta por la suma de las memorias que traen las avenidas de los manantiales. Supongamos que los principales traigan entre sus aguas mensajes sobre un tal Bennie Salazar, un productor musical en la cresta de la ola, que otro traigan mensajes sobre Sasha su asistente cleptómana, otros sobre sus familias, sus amores, sobre antiguos amigos, sobre actrices venidas a menos, sobre publicistas olvidadas... Todos esos mensajes  se sumarán y compondrán una capa que cubrirá toda la superficie del lago, dándole un color y un olor especial, una sustancia propia que, vista en perspectiva, creará un paisaje completo, exclusivo y espléndido. Toda la belleza o la fealdad que trajeron aquellas aguas, todo lo cristalino o agitado, todo lo potable o lo insalubre, lo que saboreemos o gocemos, será lo que bebamos del lago en la lata golpeada que usamos de vaso. Supongamos, entonces, que regurgitemos un libro lleno de aquellos memorias, mensajes o historias...


Jennifer Egan escribe una novela de pequeñas historias conectadas por los personajes con conexiones evidentes o casi evidentes, pero separadas en lo espacial, en lo temporal y en lo temático. En lo temporal las historias variarán de el pasado al presente, para repetirlo, de nuevo, otra vez, incluso se atreverá con un futuro post-apocalíptico; en lo espacial variará de ciudades y países; en lo temático no habrá un punto único común, más allá de la conexión con la música de Bennie Salazar y sus amigos. Pero, todo, se adivinará completo, como una masa de escayola con la que vas rellenando huecos en la pared, hasta convertirla, en una espacio liso y completo; veras que cada paletada, en apariencia inconexa, va cubriéndolo todo y ya estará preparado para que la identifiques como una pared propia prepara para que la alises y veas la totalidad de su esplendor.

Pero...¿De qué habla el libro? A mí me ha producido un efecto melancólico, supongo que, por edad,  reconozco  alguno de los ambientes de los que habla -a otro nivel y en otro lugar por supuesto- he reconocido la música, el olor de los cigarrillos, los bailes, las épocas, los vestidos, los peinados, los pensamientos... Y he pensado, como la novela, que los tiempos van cambiando, que nada se para y que cada momento tiene su reflejo en el futuro, como lo ha tenido en el pasado, y que sientes como una herida en tu interior cuando notas el brusco movimiento que han causado los años, que nada puede detenerlo, y que muchas veces suele ser para mal, que nada de lo que habíamos previsto se suele cumplir, y que duele volver la vista y ver que todos aquellos cosas o personas que has querido, admirado o conocido no son lo que fueron o como pensaste que eran o iban a ser o, simplemente,  han desaparecido. Y es mal consejo revisar desde el presente lo pasado ya que no ganas, siempre pierdes. Hay un viejo dicho que dice: “no vuelvas a un sitio donde fuiste feliz” porque nada se mantiene en su sitio, ni en el espacio ni el tiempo y cada vez que lo quieres recordar te cae a la cabeza una bolsa de excrementos o te atizan un sonoro tortazo, para que aprendas a mirar al frente y para que hagas un ejercicio de olvido y no te reconcoma el alma esos amigos que has perdido, las cosas que has hecho o no has hecho, o los lugares que debiste ver o no ver. La solución, como en el libro, es esperar que el futuro sea mejor, aunque sólo sea un poco. Y así esperar que la vida dé algunas oportunidades aunque sean por efecto de una acción remendada o una apuesta alocada o, acaso, porque han nacido o crecido personas, quizá, mejores que tú o esperar que la suerte llegue por algún lado y puedas volver a los sitios que has sido feliz.



wineruda

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho este libro. Como en los mejores libros, uno se encariña con los personajes. La historia habla del paso del tiempo, y si, produce melancolía o algo parecido.
    Me gustó más que Stone Arabia de Dana Spiotta, un libro en alguna medida parecido.
    Saludos.

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  2. Hola Darío: a mí también me gustó, los personajes tienen ese algo por el que parecen necesitar ternura. Pero de todos modos lo que más me dejó poso de la lectura es el desasosiego de pensar que ciertamente el tiempo sí es un canalla.
    un saludo
    wineruda

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  3. Si, totalmente, el tiempo es un canalla. El pasado se presenta fragmentado y nosotros agarramos los pedazos que nos convienen, y, cuando los traemos al día a día del presente, nos provoca ese desasosiego.
    Otro elemento efectivo (o efectista) del libro es que está dispuesto en forma de relatos o cuentos (no termina siendo una novela) con lo cual los finales son más impactantes y ahí logran sensibilizarnos.
    Por cierto, muy buenas tus reseñas.
    Saludos.

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