TODO COMO ANTES de KJELL ASKILDSEN
thomas f´s siste nedtegnelser til
almenheten (1983) En plutselig frigjørende tanke (1987) Et stort øde
landskap (1991) Hundene i Tessaloniki (1996)
Edtrl. Debolsillo 153 Pág.
Trd. Kirsti Baggethun y Asunción
Lorenzo
No quisiera criticar las decisiones de
una editorial, seguro que es lo correcto, tampoco debería decir nada
puesto que habrá lectores al que les guste que exista un prologo en
el que se explica las influencias en el autor así como sus temas,
los guiños que hace, sus ideas favoritas, una interpretación de sus
textos... Pero a mí me resulta odioso, me recuerdan mucho, pero es
que muchísimo, a las clases de literatura en secundaria en las que
una digna profesora nos explicaba, analizaba, sajaba, se inmiscuía
en cada uno de los versos de cada estrofa de, pongamos, García
Lorca. Que en este verso estaba deprimido, que en éste hablaba de su
viaje a Madrid, que en ésta estaba enamorado, que en aquel adjetivo
quería enseñar el amanecer en Granada, que en este verso copiaba a
Rubén Darío... ¡Por Dios! Me corría el sudor por las sienes en
sólo pensar leer un libro de Lorca; tener que comprarme una
biografía estricta, así como las de sus amigos más cercanos, un
enciclopedia de los fenómenos atmosféricos en España en aquella
época o de un diccionario de las metáforas del autor y, si había
suerte, encontrar un ejemplar con notas explicativas al margen que
había que leer cada vez que acabas una estrofa. Al final, por
suerte, creces y tienes ideas propias -no muchas- y comprendes que
los libros están escritos para hacerlos tuyos: admirar la
construcción, los temas, los colores, las imágenes, la técnica, la
prosa o los versos...todo. Pero la interpretación es mía,
unicamente mía. Y, la verdad, por quién ha sido influenciado me
importa muy poco, es irrelevante.
¿Cómo he interpretado este libro?
Parto de que son tres libros de cuentos en un sólo libro: “Últimas
notas de Thomas F. para la humanidad”, “ Un vasto y desierto
paisaje” y
“ Los perros de Tesalónica”.
Cada uno de ellos parece tener un tema diferente, único en el caso
del primer libro, un aire que asoma por cada una de ellas que parece
rolar de una dirección o de otra. Pero hay una cuerpo tanto técnico
como semántico común. Hay una cadencia en sus frases, una
simbología y una obsesión por ciertos momentos de la vida que
abastecen los textos de la mayoría de los cuentos.
Sus
frases cortas y directas, que parecen martillear al lector, como
golpes de una campana que anuncian que algo está pasando, que quizá
al siguiente golpe del badajo se rompa la campana, o al próximo, o
al próximo...La prosa de Askildsen me crea tensión, hay un
desasosiego hasta en el más lúdico de su textos, hasta en el más
amable, no pareces controlar lo que pasa, no sabes lo que va a
suceder, como un león tumbado que puede levantarse y atacarte o
echarse a dormitar. Deja los momentos, los pensamientos, las acciones
en el aire, pululando entre la corriente, sostenidas como una pluma,
que puede caer o no, pero que, si caen, caerán a plomo dañándote
en la caída. No te cuenta ni cuándo, ni cómo, ni desde donde será
la caída pero es posible que la haya, o la ha habido, o la habrá.
Ha habido veces que he apartado la mirada del texto, para descansar
de la atmósfera que crea, muchas veces opresiva, otras que da pena
por sus personajes, otra por el simple pesimismo de sus textos.
Pesimismo que se refleja en algunas de sus obsesiones; en esos temas
recurrentes a lo largo de sus cuentos: la vejez tomada como final de
la vida de seres siempre solitarios y casi siempre misántropos,
personas ancianas ariscas no sabes si porque son así o por que la
vida los ha hecho de ese modo. A los que las enfermedades y los años
los acercan a la muerte, otro de sus temas recurrentes, en los que
casi siempre hay olvido, incluso necesidad de ellos; en los que la
familia no deja de ser un lugar sin consuelo. Ahí encontramos otro
de los temas: la familia. Casi siempre lejana, olvidada, molesta, en
las que no hay amor, ni siquiera cariño. Incluso aparece el odio o
el deseo desnaturalizado. El sexo parece en alguno de sus textos,
pero más como un elemento solitario, en el que son los deseos los
que triunfan, más que los hechos, casi siempre lejanos y distantes.
Incluso en el matrimonio, otro de sus temas, aparece el deseo sexual
como lejano e inactivo, donde las parejas se enfrentan a un tedio y
una vida en común ya casi abandonada y casi siniestra, donde nada va
a ser igual. Otro tema es la obsesión todos los personajes funcionan
entre movimientos dictados por la obstinación de seguir sus reglas y
sus pensamientos, alejándose de tener un lugar común entre la
gente, queriendo siempre alejarse, distanciarse del mundo y de las
personas, sea por enfermedad, sea por propia decisión. Y la soledad... La soledad desolada, la soledad en pareja, en grupo, en la calle, en todo el mundo grande y complejo, soledad arrastrada o no perseguida de la que no se puede escapar.
Casi
todos los cuentos son narrados en primera persona, eso permite a
Askildsen dibujar a sus personajes desde un interior recóndito,
donde se asoman sus obsesiones, sus manías, sus pensamientos, sus
actos reflejos o condicionados. Nada parece casual y refleja un mundo
propio casi siempre balanceándose entre la inquietud, la manía -a
veces enfermiza-, y la sensación de que hay algo que nos está
ocultando y que influye en cada una de la acciones que describe, en
sus palabras y en sus gestos. Sólo sabemos su versión, su punto de
vista y nada deja entrever el del contrario. Todo es claramente
oscuro.
La
verdad es que me ha impresionado el libro. Cuando un libro te afecta
tanto en su lectura como para tener que dejar de leerlo para
reflexionar, pero a la vez te inocula la necesidad de seguir
haciéndolo, de saber el final, de conocer los pormenores de la
historia, su resolución y sus paréntesis, es que es un buen libro,
incluso muy bueno.
Wineruda