HOJAS DE HIERBA de WALT WHITMAN
Leaves of Grass 1855
Ed, Novaro 705 Pág.
Versión Francisco Alexander
Yo, tranquilo, serenamente plantado ante la naturaleza,
Amo de todo o señor de todo, sereno en medio de las cosas irracionales.
Imbuido como ellas, pasivo, receptivo, y silencioso, también como ellas,
Conocedor de que mi ocupación, mi pobreza, mi notoriedad
Y mis debilidades son menos importantes de lo que creía,
Hacia el mar mexicano, en el Manhattan o en el Tennessee, o lejos en el norte o tierra adentro,
Hombre de río u hombre de montes o de granjas de estos estados, ribereño del mar o de los lagos de Canadá,
Yo, dondequiera que viva mi vida, quiero hacer frente a las contingencias
Y encarar la noche, las tormentas, el hambre, el ridículo, los accidentes
Y los rechazos como lo hace el animal.
Bordeando los márgenes de las hojas,
dejando sus huellas de pájaro huido, de calandria expulsada del
paraíso de los fariseos, salpicando -juguetón- de agua limpia a
todo el que se encuentre a un paso de él, con sus pies embutidos en
botas hechas de raíces, me encuentro a Walt Whitman. Walt Whitman
el poeta del mundo moderno (guerras, tierras, barcos, fábricas, amores, texturas, ternuras, muertes sucias, labios blancos..), el poeta del barro y el amor, de los
horizontes verdes de llanuras y del sexo, el bardo de las barbas
blancas y el corazón azul como el cielo. Walt Whitman el que canta a
las cosas pequeñas y lo hace porque son grandes y hermosas y
desbordantes, que canta a las cosas grandes porque también son
pequeñas como para meterlas, aún las más grandes, por el gollete
de la botella más pequeña, o incrustarla en el ojo del relojero que
da cuerda al mundo.
Walt Whitman es el cantor, el de la voz
que mueve las nubes hacia el horizonte, que canta a Norteamérica, a
sus paisajes, gentes y tierras, y a través de ella canta a la tierra
que veo desde mi ventana, al mar que me rodea y él ni sintió: canta
a los hombres y mujeres que movieron el mundo antes que él y tras
él, y todavía lo están moviendo recios, seguros, discretos,
amables, alegres en su deber para con el mundo de Walt, presos de sus
hojas, presos en sus versos, libres en sus sentimientos, libres en
sus imágenes...
Y todos sus cantos, sus poemas, tienen
cadencia de letanía, de oración insistida a la naturaleza, al
hombre, al ser, al mundo; repiquetean sus palabras, repitiéndose
para darnos música de las campanas que devuelven el saludo. Letanía
que no solo da música, no solo da luz, no solo da abrigo, no solo
da alegría; da valor a los versos que parecen moverse y vibrar
entrechocando las palabras.
IMÁGENES (fragmento)
Conocí a un profeta
Que iba más allá de los matices y
de los objetos del mundo,
Del campo del arte y de la ciencia,
del placer, de los sentidos
Para espigar las imágenes.
Pon en tus cantos, dijo,
Ya no la hora o el día enigmáticos,
ni segmentos, ni partes;
pon,
Pon en primer término, como luz
para todos y como canto
inaugural de todos,
Las imágenes.
Siempre el comienzo impreciso,
Siempre el conocimiento, la
curvatura del circulo,
Siempre la cúspide y la unión sin
fin (para empezar otra vez),
¡Imágenes! ¡Imágenes!
Siempre lo mudable
Siempre la materia que cambia, que
se desmorona, que vuelve a unirse
Siempre los talleres, las fábricas
divinas,
Produciendo imágenes.
He aquí tú o yo,
O la mujer, hombre o estado,
conocidos y desconocidos,
Parece que construimos sólidas
riquezas fuerza, belleza, pero realmente
construimos imágenes.
EL portento que se desvanece,
la substancia del amor de un artista
o de los prolongados estudios del sabio.
O de los trabajos del guerrero, del
mártir, del héroe,
Para modelar su imagen.
De todas las vidas humanas
(Acumulados los elementos,
registrados, sin omitir ni un pensamiento, ni
una emoción, ni un acto)
El todo, grande o pequeño,
resumido, aumentado,
En su imagen.
El viejo, viejo impulso,
Basado en los antiguos pináculos ,
he aquí nuevo y más altos pináculos,
Impelidos aún por la ciencia y lo
moderno,
El viejo, viejo impulso, la
imagen....
…
El anciano barbudo que se nos presenta
en las imágenes, el señor de ojos listos que me mira desde el
dibujo del libro, el abuelo del mundo, el amante de los amantes, el
enamorado de las mujeres y los hombres, el adorador de su cuerpo y de
todos los cuerpos (todos eran bellos, todos eran hermosos porque eran
humanos y divinos), de los pobres y de los marineros, el protector de
los soldados, el escanciador de vinos para granjeros, mozos y padres,
para canteros y feriantes; el soñador de libertades y desnudos. Él,
Walt, vendedor de sueños y verdades. Él, Whitman, trovador y poeta
del amor por lo humano...
Canto a las ocupaciones
(fragmento)
(….)
EL sol y las estrellas que flotan en
el aire libre,
la tierra de forma de manzana y
nosotros sobre ella, su rumo
es sin duda grandioso,
No sé cuál sea, solo sé que es
grandioso y que es la felicidad
Y que el designio que nos envuelve
aquí no es una especulación
o una broma o una exploración,
Y que no es una cosa que pueda
resultarnos buena por azar,
y que puede ser también un fracaso.
Ni algo que pueda ser retractado pro
una contingencia.
La luz y la sombra, la sensación
extraña del cuerpo y de la
identidad, la codicia que devora
todas las cosas con
perfecta afabilidad.
La expansión y orgullos infinitos
del hombre, alegrías y dolores inefables,
El milagro que todos ven en los
demás, y los milagros
que llenan todos los minutos del
tiempo eternamente.
¿En cuánto los has estimado,
camarada?
¿Los has estimado en lo mismo que
tu oficio o trabajo del
campo? ¿O que en las ganancias de
tu almacén?
¿o para alcanzar tu posición?¿o
para ocupar los ratos de
ocio de un caballero o una dama?
¿has considerado que le paisaje ha
tomado substancia y forma
a fin de ser representado en un
cuadro?
¿O los hombres y mujeres para que
sobre ellos se escriba y se cante?
¿O la atracción de la gravedad, y
las grandes leyes y combinaciones
armoniosas, y los fluidos del aire,
para ser temas de los sabios?
¿O la tierra parda y el mar azul
para mapas y cartas?
¿ o las estrellas para ser
agrupadas en constelaciones y recibir
nombres fantásticos'
¿O que desarrollo de las semillas
es para las tablas agrícolas o la agricultura?
A las instituciones viejas, a esta
artes, biblioteca, leyendas, colecciones
y a la experiencia transmitida e las
industrias ¿les concederemos tan alto valor?
¿concederemos tan alto valor a
nuestro dinero y negocios?
No me opongo a ello,
Les concedo el valor más alto -por
lo tanto, a un niño nacido, de una mujer y de un hombre, le concedo
un valor incalculable.
Hemos creído que nuestra Unión y
nuestra Constitución son grandes,
No digo que no sea grande y buenas,
pues lo son,
La amo hoy día tanto como las amas
tú,
Por eso, te amo a TI y a todos mis
compañeros sorbe al tierra
Consideramos que las biblias y las
religiones son divinas -no digo
que no sean divinas,
Digo que todas ellas han brotado de
ti y pueden aún brotar de ti,
No son ellas quienes dan la vida,
eres tú quien da la vida,
Las hojas nacen de los árboles, y
los árboles de la tierra, tanto como de ti.
Leer su versos, todos sus versos sin
dejar uno, es la misma experiencia que ocurre cuando escuchas algo
elevado, algo que te levanta por encima, no ya de tus ojos, sino por
encima de tu mente y de tus sueños, como si fuera un elemento que
difumina la frontera entre lo bello y lo infinito, esa frontera que
parece querer mostrarnos-se empecina- que lo bello es efímero, que
dura pequeños segundos de gozo, de emoción artística, de
adrenalina sabia; pero, ya lo sabeis, eso es mentira: la belleza
sobrevive, no solo al paso de los años sino a la continua lectura,
al trasvase de textos entre el papel y la mente, esos que te golpean
entre viejas películas y nuevas endorfinas para equilibrar el dolor
de la curiosidad en el cerebro.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!
Terminó nuestro
espantoso viaje,
El navío ha salvado todos los escollos, hemos ganado
el premio codiciado,
Ya llegamos a puerto, ya oigo las campanas, ya el
pueblo acude gozoso,
Los ojos siguen la firme quilla del navío resuelto y audaz;
Más; ¡oh, corazón, corazón, corazón!
¡Oh, las rojas gotas sangrantes!
Ved, mi Capitán en la cubierta
Yace frío y muerto.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las
campanas;
Levántate, para ti flamea la bandera, para ti suena el
clarín,
Para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas, para
ti la multitud se agolpa en la playa,
A ti te llama la masa móvil del pueblo, a ti vuelve sus
rostros anhelantes;
¡Ea, Capitán!¡Padre Querido!
¡Que tu cabeza descanse en mi brazo!
Esto es un sueño: en la cubierta
Yace frío y muerto.
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos e
inmóviles,
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso, ni
voluntad,
El navío ha anclado sano y salvo; su viaje, acabado y
concluido,
Del horrible viaje el navío victorioso llega con su
trofeo;
¡Exultad, oh, playas, y sonad, oh, campanas!
Mas yo con pasos fúnebres,
Recorro la cubierta donde mi Capitán
Yace frío y muerto.
espantoso viaje,
El navío ha salvado todos los escollos, hemos ganado
el premio codiciado,
Ya llegamos a puerto, ya oigo las campanas, ya el
pueblo acude gozoso,
Los ojos siguen la firme quilla del navío resuelto y audaz;
Más; ¡oh, corazón, corazón, corazón!
¡Oh, las rojas gotas sangrantes!
Ved, mi Capitán en la cubierta
Yace frío y muerto.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las
campanas;
Levántate, para ti flamea la bandera, para ti suena el
clarín,
Para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas, para
ti la multitud se agolpa en la playa,
A ti te llama la masa móvil del pueblo, a ti vuelve sus
rostros anhelantes;
¡Ea, Capitán!¡Padre Querido!
¡Que tu cabeza descanse en mi brazo!
Esto es un sueño: en la cubierta
Yace frío y muerto.
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos e
inmóviles,
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso, ni
voluntad,
El navío ha anclado sano y salvo; su viaje, acabado y
concluido,
Del horrible viaje el navío victorioso llega con su
trofeo;
¡Exultad, oh, playas, y sonad, oh, campanas!
Mas yo con pasos fúnebres,
Recorro la cubierta donde mi Capitán
Yace frío y muerto.
Y los cantos, los versos poderosos,
llanos y agrestes, cálidos y altivos, amorosos y tiernos, se alzan
sobre todo lo mediocre del mundo, pero los campos de hierba, las
campanillas, los tréboles se agostan; la brújula comienza a señalar
el destino, los bordes amarillos de las hojas destacan sobre el
verdor de los campos, la barba ya ralea y lo blanco se convierte en
gris, nada queda entre los panales de las abejas, acaso ni reserva
para el invierno porque ya no habrá invierno, y se despiden de las
flores, de las lluvias del cielo y la tierra, nada quedará excepto
los frutos del trabajo, si este subsiste a las lágrimas de los
observantes.
Mi Legado (fragmentos)
EL hombre de negocios, el vasto
adquisidor
Después de años de asiduidad,
examinado los resultados
aprestándose para la partida,
Deja a su hijos sus casas y tierras,
lega sus valores, bienes
capitales para una escuela o un
hospital.
Distribuye dinero entre alguno de
sus compañeros para que
se compren, como prendas, como
recuerdos, piedras preciosas y oro.
Pero yo, al examinar mi vida que se
extingue.
No tengo anda que legar de mis años
ociosos,
Ni casas ni tierras, ni recuerdos de
piedras preciosas y oro para mis amigos.
Sin embargo, ciertas memorias de la
guerra para ti y para los que te sigan
y ciertos pequeños recuerdos de
campamentos y de los soldados con mi amor.
Recojo y os lo dejo en este
ramillete de canciones-
(…)
El acercarse su fin,
De lo que es la razón fundamental
de los poemas precedentes-de sus designios
De la simiente que he intentado
depositar en ellos,
De la alegría , de la dulce alegría
quien en ellos he tenido a través de los años.
(Por ellos, por ellos he vivido, en
ellos he cumplido mi obra)
De muchas aspiraciones queridas, de
muchos sueños y propósitos,
A través del Espacio y del Tiempo
confundidos en un canto,
y la fluida identidad eterna.
A la naturaleza que los encierra,
que encierra a Dios- al todo gozoso, eléctrico.
Al sentimiento de la Muerte y ,
aceptando con exultación la Muerte,
idéntica a su vez a la vida,
Cantar la aparición del hombre;
Unas vidas separadas y diversas,
Armonizar las montañas , roca y
ríos
Y los vientos del Norte, y los
bosques de encinas y de pinos,
Contigo, Oh , alma.
Así que con él se fueron armas,
soldados, tristes muertos y bellos vivos; se fueron montañas y
fraguas; se fueron fábricas y barracas,;se fueron luchas y
desvergüenzas; se fueron impudicias y sexo; se fueron tiernas
llamadas y gritos de dolor; se fueron cargas y barcos,;se fueron
esclavos huidos y guerra civiles; con él se fueron pájaros,
tiendas, fríos, condenas, llanuras fértiles, sabios irredentos, se
fueron vacas y terneros, se fueron amores prohibidos y leyendas, se
fueron los ríos que conducían al mar y mares que te llevaban lejo,s
al fin del mundo, al fin del universo. Pero se quedó un libro,
grande como un surtidor de mariposas. pequeño como una hoja de
hierba. Se fue algo bello y se quedó la belleza
Yo creo que una hoja de hierba no es
menos que el trabajo
realizado por las estrellas,
Y que la hormiga es igualmente
perfecta, y que un grano de arena
y el huevo de un reyezuelo,
y que la rana arbórea es una obra
maestra digna de los escogidos
y que al zarzamora podría adornar
los salones del cielo,
Y que la articulación más
insignificante de mi mano avergüenza
a todas las máquinas
Y que la vaca que pace con la cabeza
baja supera a todas las estatuas
Y que un ratoncillo es milagro
suficiente para hacer vacilar
a sextillones de incrédulos,
(...)
Entre todos los universos que dicen que
existen, en los que quizá sea hormiga en uno, alarma en otros,
soldado cobarde en otro, valiente en otro, rico y opulento en pocos,
ojo de aguja en alguno, aguja en un pajar en muchos, vertebrado en los demás, me quedo con aquel universo en el que
Whitman sea inmortal.
(…)
Ahora y en todo tiempo, esperad las
palabras de los verdaderos poemas,
Las palabras de los verdaderos poemas
no son simplemente agradables,
Los verdaderos poetas no son secuaces
de la belleza, sino
que son maestros augustos de la
belleza.
La grandeza de los hijos es la
exudación de la grandeza de los madres y los padres,
Las palabras de los verdaderos poemas
son el penacho y el aplauso
definitivo de la ciencia.
(...)
Wineruda