El poema perfecto podría ser el que pudiera reunir todos
los sentidos en una reunión perfecta de
versos que hacen estrofas que hacen poemas que hacen que el oído , la
vista, el olfato, el gusto y el tacto convergieran en un estado perfecto de
belleza que explote en la mente generando un cráter que haga mella en ti, que
explore todos los caminos por los que pueda discurrir la belleza, o la fealdad,
o la sensación, o el mundo, solo el mundo desnudo; que explique la vida, para
adelante y para atrás, con sus modos épicos y sus modos pedestres, sus modos
terrenales, que haga que una gota de lluvia escrita en un papel huela, moje,
manche, enfríe, que te rompa los tímpanos. Pero no existe el poema perfecto. Podemos
ver la belleza, la poesía, escondida en el tacto de una seda o de una piel;
podemos sentir el gusto de una cereza que nos transporte a mil meses atrás, en aquel
bosque….Podemos…todo… Pero no podemos hacerlo todo junto. Acaso solo podemos
leer un poema, sentir, su ritmo, sus imágenes, podemos dibujar un mundo en el
cerebro cuando leemos solo una verso, o dos estrofas o ver el universo en un
poema; a esos versos, le podemos sacar las entrañas y de una imagen sacar el
gusto amargo de una derrota o el sabor del tabaco en una noche de olvido.
Podría ese poema tener solo dos caminos: la vista, leemos; el oído, oímos su
ritmo, lo creamos y lo identificamos; hay ruido: puede ser blues, un piano, hay
dramatismo, hay comedia, hay sonatas, puede ser jazz, es un baile lento, es
swing, es vals, es tango, es vigor, es suavidad es… Si leo un poema la música me da el compás, la armonía,
si leo un libro, identifico su música, es un descarte mental; leo el libro, y
lo identifico, de forma que la segunda vez que lo leo he identificado su
orquesta acompañante, su banda sonora y lo acompaño siempre con música… su
música. Así lo he hecho desde pequeño, con aquellos viejos radiocasetes, no hay
otra manera, me da la cadencia, el sentido, me da el ambiente, me da el teatro
donde actúa el autor, me da los caminos donde debo andar, donde creerme metido
en el mundo del poema, como si allí viviera. Y siempre será así, siempre es
así, no falla, no puedo leer un poema sin su música, y solo con su música, con
la que encaja, no me vale otra solo una solo la que abre las puertas, los
abradacabras de corcheas y metáforas, los mendicantes del aire y el
papel y las notas.
FOTOGRAFíAS Y LA
ADMISIÓN
Debo admitir que en
el antagonismo
previsto entre el mar
y la tierra,
existe un nexo-la
arena-
y que ahí estoy yo.
De las fotografías
que hago,
unas se convertirán en bocetos mediocres
y las demás en pasto
de canícula.
Fotografío camellos, fotografío
palmeras,
fotografío por la noche
al río,
fotografío bañistas
albinos inventados
por mi mente a las
tres
y flotadores
verdaderos
Este libro me
encajó, perfecto, con un la música swing de un grupo llamado GIRLS OF MARS, su
ritmo, su compás, su tono alegre y desenfadado, pero con ese matiz de este tipo
de swing, jazz, que a mí siempre se me
adivina irónico, como con cierto complicidad para con el que oye, con el que
baila, estoy aquí y te canto para que me entiendas y me bailes, me leas o me
escuches, para que me identifiques cuando te cuento y te canto, para que sepas
que mis estrofas y mis canciones, mis versos, son para contarte qué soy y qué pienso. Sí,
este libro me suena como si alguien
diera pasos haciendo ruido, o mejor, pisando charcos, como en un baile de Gene
Kelly con punzón, sacando las tripas a los almohadones, a los sofás, sacando a
pasear la vida por los mundos de arena, que de eso va el libro, un paseo
inocente por las arenas de nuestro mundo: la playa, el desierto, el albero, la
arena de la lucha, la del reloj, hasta
la arena del gato. Elena Román esparce la arena por todos los lados, con
metáforas que nos manchan los helados, imágenes, granitos de cuarzo y vida, que nos
entran en los ojos, nos tapan la vista,
nos da regusto a la boca, los masticamos. Elena, su voz, muestra un lado que
malea la ironía, que la faculta para
morder, como la de algún personaje de
Quino que haya crecido y haya puesto en papel su día a día irónico, sagaz, sarcástico, con cierto
punto de final de jornada de verano
cuando empieza a caer una tormenta. Palabras de ida y de vuelta, palabras para
saltar y descubrir su mundo, palabras que hablan de su mundo e ideas, palabras para pisar y resbalar
, palabras, todo palabras…Arena, arena , arena, con olor a campo, a noche, a
niñez, a vacaciones, a olvido, a pelea, desengaño a amor, a casa; arena que es donde pisas, pero es , también
donde respiras, un mundo mudo de granos de arena, microscópicos y enormes, que
te acompañan, como lo hacen esas palabras que se reúnen para amamantar silos y
dunas y cargas y vidas, la vida de la voz del poema acaso su la vida de Elena o
solo su voz poética
MAR MENOR
Muevo la cabeza de una duna a otra,
con sugerente ardor en el pelo,
el color de la tierra en la piel
y en nueve de cada diez palabras.
Un banderín robado en un cumpleaños
surca las curvas como un velero
jalado por mis manos titiriteras.
Tengo taponados los oídos
por la intrusión de una tenia miope
y confundo grillos con teléfonos.
Sentada sobre la esterilla extendida
rebusco en una bolsa de mimbre
el bronceador y un poco de cordura
Los poemas me descubren una voz como la de un niño que
mira por primera vez en el microscopio y, por otro lado, como la de un
cirujano, acaso el mismo niño, con un bisturí en la mano, que corta, saja,
enseña, muestra. La mirada de un niño que descubre cosas pero las analiza una
voz a veces saltarina, a veces malhumorada, a veces…
Sin embargo… leía mientras oía la música de Girls of mars,
lo leía por 5 quinta, o sexta tal vez, vez
el libro, y el archivo de música que usaba se acabó, y comenzó otro grupo, pura
casualidad, que de repente encajó como un guante, como una vela en unos
maitines, como un ciclón en un cumpleaños. Dicho grupo se llama THE NATIONAL, y
el disco se titula “High violet”, cosa que no tendría mayor importancia, mayor
necesidad de contarlo aquí, si no fuera porque es un grupo cuya música podría
describirla como melancólica, justo lo contrario que el grupo de Swing. Me
pregunté la razón por la que este libro aceptaba esa música, me aceptaba, Y,
claro, la respuesta es obvia, detrás de las metáforas, juguetonas, hasta en
momentos cómicas o de un humor sarcástico o valiente, con ese componente de
“auto-descripción” que las voces de los poetas pueden convertirlas en bisturí
para sus mentes, para describirse o describir la vida, su vida, vía, vista,
visita…. Sí, creo que con THE NATIONAL vi, dejé que yo viera, descubrí, mirando
el otro lado de los poemas, que todas esas partes que muestran los poemas de
este libro como partes de un baile alegre, detrás, tienen un componente triste,
melancólico, o quizá, sin siempre ser algo tan serio, es solo a veces una regañina a la vida, como si la mesa de mezclas rayara el disco,
como sí las marchas del motor rugieran cuando vas rápido, cuando lees rápido el
libro, cuando te dejas confundir por asumir algo que puede que no sea así.
ECO
Esto no es eso que se dice.
No lo habita un silencio con eco,
un mudo forcejeo del agua con ella misma
en
la boca del grifo.
Aquí no se ralentiza nada;
simplemente, no hay nada.
Mis palabras se ahogan
en saliva
abundante.
Golpeo el cristal con ambas manos
y se me diluyen sustituyéndolas
dos saltamontes.
pero empieza a moverse la arena
y me cubre entera y me siento como
un
bebe antíguo.
AL poco, pensé que era cuestión de mi humor, que esa
visión era momentánea, nadie lee un
libro dos veces igual, como no te bañas en el mismo rio dos veces, no hay dos
lecturas iguales; lo pensé, pero no, ahí están, las miradas melancólicas, las
heridas, pequeñas o grandes, que asoman aquí y allá, que acaban el poema o lo
empiezan, que entre las arenas descubres juegos y saltos, y decepciones y
perdidas, y ves que en la playa se nubla, llega la tormenta, en el parque a los
ancianos o a las poetas en sus sábados; y la batalla por la vida levanta arena
que ciega los ojos, que el desierto está
detrás de tu ventana.
RISAS DESENLATADAS
Mi salida al exterior viene acompañada
de orín de payaso al que le falla un poco el
pulso
y la vista del todo. Se ríen los niños, se
ríen los focos,
Se ríe el ligre, ser ríe un libro y yo
también me río (¿se me oye?).
Vienen hacia mí ciento doce mil cuchillos,
un chorro de agua,.
tres cabras, una estampida de elefantes y
yo, también me río.
Desnudar imágenes, levanta ventanas en los pasillos de las
metáforas, salvar ritmos e ideas de entre el saco oscuro es función del lector,
del que lee un libro sobre el universo, sobre el universo propio de los poetas,
que de repente, porque sí, se convierte en tu
mundo, en su/tu cárcel de pastel o de acero, que los versos son escritos en la
arena que cada día se borra cuando cierras el libro, son tus poemas es tu voz, que
la belleza está donde mires con tus ojos de poeta, con oídos de músico, con
tacto de ciego, con olfato de serpiente, con gusto de papel.
Pisar por la arista de una montaña requiere que pongas un
pie en cada vertiente manteniendo el equilibrio en el centro, pisando cada
lado, salvando la vida en cada paso, mirando el abismo que en cada vertiente esconde
un tipo de belleza. Sea melancólica en un lado, sea alegre, juguetona en el
otro. La felicidad está en descubrirlo en pasear por dunas, hojas, playas,
músicas o versos, en arena que tare el cielo
y los libros.
LA AMPLITUD
Estoy tumbada sobre una toalla
tendida sobre una arena
revuelta de virutas de goma.
Canto bajito mis pensamientos.
Estoy a los pies de un castillo sin pies.
Hasta es posible que me anime a visitar
y
en él me pierda.
Las dunas se mueven, las playas van y vienen+-, los
parques se pasean, los relojes de arena se acaban, todo se acaba y empieza, son
los versos los que los detiene, fijos, en el tiempo y las retinas.
VARITA MÁGICA
Pero una nube de humo como anticipo
de una paloma o de unas pocas flores
tocadas por un varita cuando no eran nada,
eso
puede hacerme olvidar
que lo nacido en el humo es humo,
que yo estoy aquí de paso,
que ningún efecto óptico
me va a drogar los ojos,
que los bebederos son los bebederos
y
lo demás son mares.