NADIE NOS MIRA de JOSÉ LUIS PEIXOTO
Nenhum Olhar, 2000
Editorial HIRU, 212 Pág
Traducción, Bego Montorio
Si acaricias el lomo de un libro y
sientes que , suave , raspa el polvo en la yema de tus dedos, que al
acercarte a tus labios parecen secarte y dejarte ese sabor a antiguo,
a pasos de siglos , a piedras rotas por labradores de espaldas dobladas. Si rozas el lomo de un libro y notas que desprende calor,
que de sus páginas llega ese viento del sur que parece ahogarte, que
penetra en tus pulmones y los colapsa como fuentes de muerte, viudas
de manantial ; si miras un libro y de él se desprende tristeza, una
tristeza arrepentida y asumida. Si desde sus páginas nace lo
inevitable, y muere lo variable, donde todo está´establecido, la
vida y la muerte son caminos paralelos. Si ocurre todo eso estás
leyendo un libro que llena todos tus sentidos, manos, ojos, oídos,
voz, hasta el sabor de la sequedad, y eso es este libro; y , como a
mí, , se te ocurre pensar que estás leyendo una biblia pagana de
hojas cortas, donde el demonio rige el destino del destino, y se
aprovecha de la aspereza del comportamiento humano, de su falso
entendimiento, del aceptar lo que sucede porque no puede ser de otra
forma, porque son esclavos de sus mentes, de sus pasados, de sus
envidias, de sus quehaceres, de sus obligaciones morales rusticas y
anticuadas, de los siglos de ser siervos, de la falta de educación,
de no ser nada más que manos y espaldas y pechos y úteros, y ser
presos de las cosas que no comprenden. Una biblia, esta, donde el
Génesis es a la vez el Apocalipsis , y sus jinetes siempre cabalgan
con su espalda cargada de sol , polvo y muerte: allá se muere de
silencio, se muere de palabras no dichas, se muere de desdicha, en un
lugar, un universo seco y vació, donde todo parece parecer al
infierno, donde no nace nada más que luces para apagarse.
Lo curioso, lo que no puedes esperar de
esta descripción de un lugar siniestro, de este lugar donde la nada
permanece aún en los campos llenos de hierba, de baúles de los que
una voz habla sobre el destino de ese mundo, en este paraíso de
ancianos y perros casi eternos, -Un Matusalem de polvo y piedra-,
en los gigantes de muerte, en los siameses sujetos -presos y vivos
por la unión- por la mano, en los que la violencia se aposenta hasta
cerca de la muerte, donde se sabe lo que va a pasar porque es el
designio de la vida y del diablo, que es el dueño del destino del
destino.., sí, a pesar de todo... este libro habla de amor.
Y habla del amor, pero de todos los
amores, no sólo de un tipo de amor, ¿alguien se cree que hay un solo
amor, lleno y plácido que dura lo que dura el mirar comprensivo del
uno al otro? No, hay muchos amores: amores tristes, amores perdidos, amores filiales, amores
aprovechados, amores obligados, amores callados, amores que no saben
explicarse, amores de muerte, amores sin destino, amores para ser
mirados, amores desde niños, amores que no debieron ser, amores que
vencieron, amores que siempre son vencidos, y son estos últimos los
que rondan el libro. Un mundo refugiado entre valores de gente pobre
, de gente bajo el yugo de sus señores, aun ausentes, y del diablo
que controla sus acciones, el amor es siempre vencido, Sí es amor,
el amor de los humillados, el amor de los que sabe que existe entre
ellos, o el amor que se confundió de casa, vencido por el silencio,
Pero es amor.
Este libro también habla del
silencio, del silencio de las miradas, del silencio de lo que no es
comprendido, del silencio humillado, del silencio de la voz no oída,
del silencio de la derrota, del silencio para no protestar de esa
vida humillante y repetida que va y vuelve, inmutable todos los días.
Silencio de muerte, que solo rompe los soliloquios que aparecen en el
texto, en el que los personajes dicen al libro, por lo tanto a sí
mismos, lo que no saben decir al mundo, los celos atávicos, al hijo, al amado, a la
amada, al dueño, al mundo. Palabras que van desgranando un mundo
interior que explota en su contención preso de este lugar de vida
rasgadas, de sol de muerte, de calor de tumba., de rabias contenidas,
de voces que no pueden escapar de su bocas, que no se atreven , de
miradas que debieron hacerse, y susurros que debieron perderse, de
vidas que debieron unirse, de sitios que debieron ser palacios, y
palacios que debieron derruirse y.. La mirada del escritor y las
voces de los protagonistas se cruzan para explicarse la razón de las
cosas. Si la tienen.... si pueden ser sentidas o comprendidas es cuestión de miradas y silencios propios.
Este libro habla de la historia de
José y su mujer, trabajadores de los dueños ausentes del pueblo, y
habla del pueblo, y de un gigante que violó a la mujer de José, y
del Diablo que hace de José un preso de sus de sospechas sobre su
mujer, Este libro habla del hijo de ambos, que repite, más tarde,
sus historia – como un círculo de fuego, de aire caliente que
ciega los ojos y seca las bocas y que vuelve y vuelve, para cegar
también las mentes-, pero siendo él -el hijo de José-, el acusado
de poseer a la mujer de su amigo. Y habla de un pueblo de personajes
extraños, bíblicos por eternos, eternos por silenciosos,
silenciosos por herencia, Es el infierno triste donde el diablo aposentó
sus dominios, entre Caínes pobres y desgraciados, entre un Moisés
que dirige sus pueblo con mano seca y llena de callos, donde una
María Magdalena que sostiene los mundos de aquellos desgraciados
que a ella llegan, de un tullido Job que no puede soportar el
mundo, de madres que lloran el fin de su mundo, Una biblia blasfema
dictada por un diablo que ejerce de cura en los entierros y en las
bodas, un dios entre súbditos que no conocen otro mundo.
Diablo, sequedad, silencio, muerte,
amor, destino, inmutable destino, aceptación, verdad, mentira...Todo
encaja en este libro en el que las palabras van tejiendo un complejo
poema de versos secos como pechos de madres sin hijos, versos en los
que la prosa va desgastando los poemas y los va esparciendo por las
hojas, llenándolas de frases que aparecen dictadas por la lluvia, la
lluvia que falta en ese paisaje, parece que solo el autor quiere
salvar el pueblo a través de sus palabras, pero sus personajes están
presos del hechizo de ese maldito lugar, de la tristeza que lo impregna todo, que ni las palabras hermosas,
ni los pensamientos acuciantes de sabiduría, ni las miradas que
dicen cosas que , aun entendidas,, no sirven sino para saber que el
futuro no existe, saben ellos que hagas lo que hagas , ames a quien
ames, sepas la verdad y no la quieres aceptar, eres preso del
silencio de tu boca, de tu mirada, de tus manos, el maldito silencio
que solo lo rompen en las páginas del libro, y expresan sus
sentimientos a la nada, al viento, a la paginas en blanco que es lo
que es un libro, lineas negras que unen espacios en blanco; porque
nosotros los lectores solo servimos para ser testigos, para callarnos
como los personajes, para acariciar una perdida, para no salvar lo
salvable, para llorar una pena, no servimos para nada, solo para
saber que el mundo de las palabras es el mundo del silencio, la
contradicción eterna de que mientras más leemos, más comprendemos
que somos como lo que leemos: presos de nuestras propias prisiones,
de esas que no escapas nunca, de los diablos que nos enseñan,
inevitables el camino que tomaremos, somos presos de todos los
demonios que rigen nuestro comportamiento, sean dioses o demonios,
nadie es libre, somos lo que alguien ha querido que seamos, o que
hagamos, no somos nada.
Los libros son, a veces, espejos.
Los libros son, a veces, espejos.
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