POESÍA CLÁSICA CHINA edición de
GUOJAN CHEN
cátedra 387 Pág
2001
Buscar, siempre buscar donde aparezca,
debajo de la mesa, en las aceras, entre los matorrales, en las
cloacas, en el cielo gris de contaminación, en la mesa con la pata
coja, en el mesón apartado del camino, entre nenúfares o maizales a
medio cultivar, entre madrigueras de tejones o en tejados rotos por
el viento del norte; algo que supere el mero pasatiempo, se aleje de la simple diversión, y no toque, siquiera,
esa ridicula exusa que clama por dejar pasar el tiempo entretenido; y llegar a un punto
más allá: el placer. Ese placer que no nace de algo que necesites,
pero una vez conocido es parte de tu vida, como un gancho, o mejor un
anzuelo, que se te ha enganchado en esa mísera porción del cerebro
que dedicamos a soportar mejor este universo de cosas rematadamente
egoístas en el que vivimos, donde nada está hecho sino para que sea
aplaudido por la masa, si no es así no parece merecer la pena. Así
algo tan simple como leer un libro de poesía clásica china es una
buena situación para que seas llamado raro, elitista, extraño, o
especial. Sin embargo, el agrado que me produce el leerlo supera hasta lo
inimaginable las miradas de soslayo que he recibido mientras lo leía. Vivir para disfrutar de las cosas que son agradables, que te
aportan sensaciones nuevas, experiencias, desde físicas hasta
visuales o intelectuales, o simplemente esas que te hacen quedarte en
un estado de dicha, que aunque solo dure medio segundo es suficiente
para disfrutar de un momento de ese placer. Aunque sea con poco vino
en mi vaso y sin compañía ¿qué importa? ...nada
EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD EN
PRIMAVERA
Cantando, bebo sólo,
en mi jardín vació.
Compongo unos poemas
en este hermoso día.
Las orquídeas invaden las estrechas
sendas.
Los sauces cubren el largo arroyo.
Ha terminado la lluvia
Las flores mojadas
brillas como perlas.
Calmado el viento, me parece
que hay menos hojas en los árboles.
Quiero embriagarme a gusto
como los ermitaños.
Sólo temo que en mi jarra
no haya suficiente vino.
(Wang Bo 650-676)
El placer es tan variable que puede
atraparte incluso en el momento de desdicha, en ese estado que te
reconforta hasta sufrir, porque el mundo , si sufres, parece que
quiere sufrir contigo: el simple hecho de contar o universalizar tu
tristeza es parte de los placeres que ocultamente disfrutan , y no
reconocen, los heridos de amor o de distancia...
LUNA ESPLENDOROSA
Luna esplendorosa.
Ilumina las cortinas ante mi lecho.
Triste, no puedo conciliar el sueño.
Me levanto y me paseo por la alcoba.
Aunque dicen que es feliz la senda del
viajero
prefiero verlo de regreso pronto.
Salgo a la puerta, sola, melancólica.
¿A quién voy a confiar mis tristezas?
Dirijo a la lejanía la última mirada
y vuelvo a mi aposento.
Las lágrimas mojan mi blusa y mi
falda.
Anónimo (siglo II)
EN EL BOSQUE DE BAMBÚES
Sentado solo entre silenciosos bambúes
taño mi laúd y silbo unas canciones.
Nadie sabe que estoy en el espejo
follaje.
Sólo la brillante luna acude a
acompañarme.
(Wang Fei 701-761)
NOSTALGIA
Río diáfano: Pájaros blancos.
Las montañas verdean,
y las flores lucen más frescas.
En estas contemplaciones
se irá la primavera.
¿Qué estación del año
me llevará a mi hogar,
hace tiempo abandonado?
(Du Fu 712-770)
Encontrarme con estos poemas chinos ha
sido una experiencia que atraviesa lo casual, para convertirse en un
previsto intento de buscar modos diferentes de mirar la vida. La
simpleza que buscan estos versos en los que destaca la descripción
de la naturaleza, de la amistad, de lo amores, de la vida que
trascurre normal y lenta por el tiempo, entre el espacio que se encuentra entre la eterna juventud y la
repentina vejez. Encontrándote con los ríos que siempre van atravesando el paisaje
y que parecen los mismos pero nunca dejan que los recuerdes como fueron,
porque cambian a cada instante para ser como la vida, inexpertos en
ser expertos, locuaces en silencios y tremendamente viejos para lo
jóvenes que son, porque aunque el rio ,como nosotros que parecemos
siempre los mismos, él parece el mismo pero nunca atraviesan la
mismas aguas su cauce. Así es eterno como lo somos nosotros porque
somos hijos de nuestros padres y aquellos de sus padres, y aquellos
de otros, y otros... Todo pasa y sólo los ingenuos parecen quedarse,
y los jóvenes que creen que se van a quedar.
DE NOCHE , VISPERA DEL AÑO NUEVO
En la posada, solo, permanezco
desvelado ante una lámpara gélida.
Está mi corazón de viajero
en honda melancólica inmerso.
Mi pensamiento atraviesa mil leguas
para llegar a mi tierra natal.
Mañana van a encontrar
más blanca mi cabellera.
(Gao Shi (702-765)
LA ALDEA JIANG
II
En mi vejez me veo obligado
a vegetar en casa
sumergido en la melancolía.
Mi pequeño hijo
no se separa de mí ni un minuto
temiendo que vuelva a abandonarlo.
El año pasado solía dar paseos
por el estanque para tomar el fresco.
Ahora, el viento del norte, sopla con
ira.
Mil reflexiones embargan mi mente.
Por suerte vamos a tener una buena
cosecha
y ya veo las bodegas llenas.
Verteré vino en mi copa
para aliviar el crepúsculo de mi vida.
(Du Fu 712-770)
Y aunque los poemas clásicos chinos
son para ser cantados o para ser leídos, poco importa, lo cierto que
dejas pasear los ojos por sus versos, en las que a pesar de que la
traducción ha hecho perder mucha de belleza, esta es tan alta que
deja que sientas el arrobo de sus aires, de sus olores, de sus
perdidas, el trastorno de sus huidas y destierros, la maravilla de
sus ríos, bambúes, árboles, cielos, mujeres, hombres, ancianos y
niños que parten de su páginas para, a pesar de lo siglos pasados,
entrar por tus ventanas y pasear entre el aire de tus pulmones y
dejan oír la cadencia del sonido de sus corazones o el rugido de
sus riadas, o el sonido del lento crecimiento de sus tallos o el
destructivo sonido de alguna batalla perdida o de alguna amada que no
quisimos olvidar y aun resuenan sus pasos por el aire que rodea tu
mente mientras lees el libro.
A LA ORILLA DEL LAGO
A la fresca sombra de los bambúes,
dos monjes de la montaña, sentados
se enfrascan en su juego de ajedrez.
Nadie los ve a través e la espesura,.
Pero de vez en cuando se percibe
el ruido de una pieza que se mueve.
(Bai Juyi 772-846)
EL CREPÚSCULO
Han vuelto a los establos ovejas y
vacas.
Todos han cerrado su puerta de leño.
Brisa. Luna. Noche plateada,
Ríos y montañas pintorescos, más
ajenos.
El sosegado arroyo murmura entre las
peñas.
El rocío perla las hierbas de otoño..
La luz del candil baña mi blanca
cabeza,
¿Por qué parpadeas con tanto gozo?
(Gao Shi 702-765)
SENTADO; SOLO; EN LA MONTAÑA DE
JINGTING
Los pájaros han vuelto a sus ruidos en
bandadas.
Perezosa, la última nube se aleja.
Oh montaña, eres mi única compañera.
Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa.
(Li Bai 701-762)
Pero al final todo ejercicio de lectura
busca un único fin, el gusto de leer cosas que lleguen un poco más
allá de lo que llega el resto de las cosas que haces a lo largo de
un día: frenar y pararse del todo para desviar el timón con el que
te conduces por lugares que se desvían de la estúpida rutina
diaria, pero no con ese desvió de un entretenimiento inocuo y
febril, sino ese que busca una pausada y directa mirada al lado
oculto de la luna, ese que dicen los mayores que esconde riquezas y
bellezas sin cuento, solo se te exige una cosa, que el encontrarlo
sea un esfuerzo mayor que el de mirar una lectura de la nada o una
serie repetida de televisión, o unas noticias teledirigidas...
EL OCASO
El sol poniente cuelga
de los ganchos de una cortina.
El crepúsculo envuelve
El crepúsculo envuelve
el arroyo de primavera.
Fragantes flores visten
el jardín de la orilla.
Sobre las lentas barcas,
el humo de fogones.
Gorriones charlatanes
se disputan las ramas.
En todo el patio, errantes.
los insectos vuelan.
Una sola copa basta
para disolver infinitas tristezas.
(Gao Shi 702-765)
Y en estos tiempos en los que la poesía
es pasto de las llamas de los hogueras que arrasan este siglo con prisa y
de búsqueda de la lectura útil y fácil, época de las de pensamiento
rápido y busca de la brillante idea que nos haga ricos de
repente; donde la lotería es el medio para hacerse mejor persona y la fama
rápida es la forma de ser alguien importante; leer este libro de versos antiguos, de letras
pausadas e ideas sencillas y pensamientos bellos, es una forma de
rebelarse contra todo y contra todos, Leo, pienso y hago lo que me place, y me place lo que
leo, hago y pienso...
wineruda